Escuela transformista (1).
La teoría del organismo social se ha desnaturalizado de un modo extraño por los sociólogos de la Escuela transformista (2). De una analogía han hecho una realidad; de una vida moral, compuesta de actos libres que concurren a un fin común, han hecho un proceso físico o fisiológico de la competencia de la biología y de la histología. Algunas citas bastarán para dar a conocer, y al mismo tiempo refutar esas inverisímiles aberraciones del espíritu humano.
M. Fouillée (3) afirma seriamente que todos los cerebros de los ciudadanos de una nación constituyen la masa nerviosa de la misma; las familias son los ganglios;. las ciudades, las vísceras; la capital, el cerebro, que no es más que una vértebra que ha crecido y llegado a ser dominante; los pensadores y los sabios son las células perfeccionadas del cerebro.
Ahrens enseña que el derecho es la red nerviosa de la sociedad (4).
Herbert Spencer ha disecado el cuerpo social y encontrado en él un aparato productor o digestivo, un aparato de distribución o vascular y un aparato regulador o neuro-motor. El aparato nutritivo es la clase agrícola e industrial; el aparato vascular la clase mercantil; el aparato neuro-motor es el gobierno (5).
Scháffle, en su voluminosa obra sobre la estructura del cuerpo social, describe hasta en sus últimos detalles, los elementos histológicos, los cinco tejidos fundamentalesr la epidermis, el epitelio, las apófisis, las vértebras y los sistemas óseo, nervioso y vascular del cuerpo social (6).
Bluntschli ha concluido por descubrir el sexo del Estado; el Estado es masculino. «Sucede lo propio, dice, con el carácter masculino del Estado moderno, que se le ha reconocido, oponiéndolo al carácter preferentemente femenino de la Iglesia. Una comunidad religiosa puede tener todos los demás caracteres del Estado, y, sin embargo, no será ni querrá ser un Estado, porque no se gobierna conscia y virilmente a sí misma ni se apodera libremente de las cosas de la vida externa; no quiere más que servir a Dios y cumplir sus deberes religiosos» (7). El autor añade en una nota: «He mostrado con más detenimiento en mis estudios psicológicos el carácter másculo del Estado. La expresión francesa L'Etat c'est l'homme no significa sólo que el Estado es el hombre (horno, Mensch) en general, sino también que el Estado representa la naturaleza masculina (vir, Man) en general como la Iglesia la naturaleza femenina.»
En cuanto al origen de las sociedades, se halla sometido a las inmutables leyes de la biología.
«Las sociedades, dice Spencer (8), como los demás cuerpos vivientes, comienzan en forma de gérmenes, y tienen, como punto de partida, masas sumamente tenues en comparación con aquellas a que concluyen porllegar.» M. Fouillée ha descubierto el tránsito de los gérmenes al estado de sociedad. «Los gérmenes de los mixomicetas viven, como todo el mundo sabe, al principio en estado de mónadas ciliadas de forma amboidal que se mueven, se nutren, crecen y se multiplican por esciparidad. He ahí, pues, individuos desde luego independientes; los individuos se unen en seguida para constituir grupos, los grupos se unen a otros y concluyen por constituir un cuerpo variable, de forma que se mueve y se arrastra lentamente. ¿No es eso un tránsito de la independencia a la dependencia mutua, de la vida aislada a la vida colectiva? Y este tránsito ¿no se asemeja a la formación de las sociedades animales y humanas? (9)». Según Bluntschli, «el nacimiento del Estado se opera mediante una especie de generación espontánea, bajo la influencia de un Staatstrieb (instinto para el Estado) congénito en los individuos» (10). En fin, para M. Tarde la sociedad se forma por una influencia de imitación con sugestión recíproca, un hipnotismo mutuo, una especie de sonambulismo simpático (11).
Y, sin embargo, aún presentaba la biología social un vacío: el estudio de los microbios sociales, vacío que acaba de llenarse con un trabajo reciente de Van der Velde y Massart, sobre el parasitismo social. El cuerpo social nutre saprofitos que viven de detritus; tales son, por ejemplo, los que recogen colas de cigarros. Algunos parásitos sociales producen el fenómeno del mimetismo, que consiste en tomar la librea de otro, como, por ejemplo, los falsos mendigos, las sociedades comerciales que se titulan sociedades cooperativas, etc. ¿Queréis conocer la evaluación del parasitismo social? Se os dirá que se ha verificado mediante la dulcificación del predatismo. Tal es el caso de los ladrones de ganado entre los árabes o de los bandoleros de la Edad Media que se convierten en usureros, banqueros, ladrones tras el mostrador o también, por perversión del mutualismo, como el señor con sus compañeros de la Edad Media, convertido en el sweater de Londres con sus miserables explotados, etcétera (12).
Tales son algunas de las conclusiones de la nueva escuela en sociología. Creemos que bastan para su plena reputación las consideraciones que se han desarrollado en este y en los capítulos precedentes.
(1) Las obras de Gumplowicz y de Lubbock. Kidd. IaEvolución social. Lilienfeld . la Patologie sociale . - Mismer,. Príncipes sociologiques. Tarde, Lois de l'imitation, l'opposition Universelle. Vaccaro, Bases sociologiques du droil (*). Worans, Organisme et Société. Combes de Lestrade, Elements de sociologie. Balicki, l'Etat comme organisation coercitiva. -- Espinas, los Oriqines de la technologie. Giddins,, Principios de Sociología (**).
(2) De Vareilles-Sommiéres, Principes fondamentaux, ch. XXV. Beudant, Droit individuel, ch. III, § 5. --Claudio Jannet, Socialisme d'Etat, p. 141.
(3) La Ciencia social contemporánea, lib. II (*).
(4) Enciclopedia jurídica o Exposición orgánica.
(5) Inducciones de la Sociología (**).
(6) Bau und Leben des socialen Kórper, Bd. I.
(7) Teoría general del Estado.
(8) Inducciones de la Sociología.
(9) La Ciencia social contemporánea, lib. II, cap. VI (*).
(10) Teoría general del Estado.
(11) Diversos artículos en la Revue philosophique, 1884, 1890 y 1891.
(12) Parasitisme organique et Parasitisme sociale, por M. M. Van der Velde et Massart. - - De Greef, le Transformisme social.
CAPITULO QUINTO: Justicia y caridad.
La sociedad civil presenta analogías notables con los cuerpos vivientes. Por esta razón puede a justo título considerarse como un organismo moral. En el capítulo precedente hemos aislado las diversas partes orgánicas del cuerpo social: la familia, las asociaciones, las clases, el municipio, el departamento y la provincia. ¿Qué falta en nuestra investigación? Hemos disecado la sociedad, pero se nos ha escapado el principio vital. ¿Cuál es, pues, la fuerza que une las partes de la sociedad en un cuerpo social, que suelde esos elementos esparcidos en un todo organizado y les dé un fin, una acción común distinta de la de los miembros aislados? Este principio de unidad es la justicia legal. Para establecer esta verdad es indispensable recordar las nociones fundamentales de la justicia y de la caridad. Dividiremos, pues, la materia de esta lección de la manera siguiente:
1.° La justicia en general; 2.°, las diferentes especies de justicia; 3.°, la justicia legal, lazo de la sociedad; 4.°, la caridad, y 5.°, justicia y caridad.