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Aproximación al concepto del Derecho desde la perspectiva triádica: Descripción de su estructura, su dinámica y su finalidad
Sebastiao Batista
Tercera Parte - Aplicación del paradigma triádico al campo del derecho
Principios sintético-intuitivos
Toda percepción de la realidad o visión del mundo tiene un conjunto de principios como fundamento, unos demostrables otros indemostrables, en mayor o menor cantidad de unos u otros, según la cosmovisión imperante60. A lo largo de la historia, la supremacía de unos principios sobre otros va cambiando, lo que conlleva también al cambio de las visiones del mundo de los individuos y de la sociedad. En el Occidente, por ejemplo, de una cosmovisión con predominio de principios sintético-intuitivos procedentes de la religión en la Edad Media se cambió para una cosmovisión con predominio de principios científicos (analítico-lógicos) en la era moderna61. Sin embargo, se sabe que la ciencia no puede alcanzar y tampoco explicar todos los aspectos y dimensiones de la realidad. De ahí que siempre existieron, o bien existen, principios inverificables en una cosmovisión dada. Estos principios rigen diversos aspectos del cotidiano del hombre moderno62. En el campo del Derecho, se encuentran innumerables principios inverificables, dándole fundamento.
A estos principios, que no pasan por los métodos analítico-lógicos o de la comprobación, es decir, por los métodos de la ciencia, sino que se admiten teniendo en cuenta la tradición, el alto grado de probabilidad de que así sea o bien el estado de confianza y fe de los que los aceptan, de forma sintética, se denominan intuitivos, a priori, de conocimiento directo, inmediato, innatos, “revelados” etc.63 Según Lefebvre, en el lenguaje filosófico habitual, a todo conocimiento inmediato se le da el nombre de intuición. Así, se denomina “intuición sensible” a las sensaciones dadas por un objeto; “intuición psicológica” o “interior” a una especie de conocimiento inmediato y directo de aquello que pasa en el espíritu, o de los “estados psíquicos”; “intuición racional” al conocimiento inmediato y directo de la “ideas innatas”, de las “evidencias” propias a la razón, de las “nociones” o de los axiomas matemáticos; intuición “divinatoria” a la revelación de lo absoluto64. Según Keller, se trata de una afirmación sintética cuando “de algo que cae bajo una definición se predican unas notas que no se han utilizado para tal definición”65. Estos principios integran los acervos de las cosmovisiones, teorías, doctrinas, filosofías, ideologías, etc., que a su vez dan fundamento a las normas jurídicas. Son principios sintético-intuitivos, es decir, son principios que se explicitan independientemente de la razón, o bien se establecen fuera de los parámetros o métodos reconocidos por la ciencia. Se suelen basar en una creencia o en una fe, o bien se fundamenta en una cosmovisión o paradigma que lo justifica todo. Estos principios desde siempre están presentes en los ordenamientos de la vida social, en diferentes medias y combinaciones según la época y lugar.
En la compleja sociedad moderna, se debe reconocer que la gran mayoría de principios vigentes, que se imponen en el ordenamiento de la vida social, incluso principios ampliamente difundidos como científicos, adoptados como justificadores de arraigados modos de vivir, no están sujetos a la comprobación, puesto que, en realidad, no la comportan o bien la sociedad no dispone de los medios necesarios o de capacidad sea técnica sea analítica para hacerlo. Además, en una sociedad dada, incluso en las sociedades más desarrolladas del mundo contemporáneo, pocos tienen acceso al conocimiento científico o dominan la práctica científica, o no están habituados al rigor del pensamiento analítico-lógico66. En esas sociedades, también, se constituye privilegio que un ciudadano domine las técnicas e informaciones científicas. Estos temas son asequibles a pocos.
Por otro lado, en cualquier sociedad y en todos los tiempos se constató que muchos de los principios antes considerados científicos resultaron más tarde comprobadamente falsos. Pero, independientemente de demostrables o indemostrables, de verdaderos o falsos, estos principios siempre justifican un modo de pensar, de sentir y de actuar del hombre en la sociedad. El hombre los necesita como fundamento para orientarse en la vida y organizarse en la sociedad. Ellos le dan seguridad en su aventura existencial. Cuando la razón no consigue entender y formular los principios primeros y universales o los específicos derivados de ellos, por medio de la intuición se encarga de formularlos o sintetizarlos en alguna forma de creencia o de fe. Después, vuelve a la razón para sistematizarlos o bien para justificarlos y aclarar sus postulados en un lenguaje propio, e incluso teorizar y formular doctrinas sobre los mismos, como ocurre por ejemplo con los principios religiosos a través de la teología o de la filosofía, o los principios jurídicos a través de la teoría del derecho67.
Así que, toda concepción del mundo, aunque en cierta medida constituida por principios inverificables, es decir, por principios sintético-intuitivos, afirma verdadero todo un sistema de principios con lo cual propugna imponerse en el ordenamiento de la vida social. De ahí que, efectivamente, una cosmovisión vigente pasa a constituir el telón de fondo de un ordenamiento jurídico dado, puesto que toda norma jurídica, es decir, todo ordenamiento jurídico, lleva en sí un conjunto unitriádico de principio que le da fundamento.
60 Explicar algo, lo que sea, dar su por qué, según wolf, es remitirse a otra cosa. Sin embargo, remitirse infinitamente significa no llegar nunca a una respuesta, ya que siempre habrá otra explicación, antecedente, más fundamental, en una serie infinita de demostraciones. Así, los principios o enunciados demostrados, es decir, conocidos por otros principios, para en los principios indemostrables, aquellos que son conocidos por si mismos (Wolff, F. Dizer o mundo, São Paulo 1999, Discurso Editorial, ps. 83-84).
61 Sádaba, J. Qué es un sistema de creencias, o.c., p.20.
62 Mosterín, J. Racionalidad y acción humana, Madrid 1978, Alianza, p. 20-23.
63 En la lección de Sádaba, ser racional equivale a ser científico. Sin embargo, no hay una ciencia eterna, hecha y completa. Por lo tanto, imponer un lenguaje científico, uno más entre los diversos lenguajes, a toda actividad humana sería un error imperdonable. En la sociedad, se encuentran vigentes variados sistemas de creencias que constituyen diferentes ideologías, sistemas o entramados ideológicos que pugnan por imponerse en el ordenamiento de la vida social. Entre estos, se destaca especialmente el sistema de creencias religioso, que se interconecta con todos los demás (Sádaba, J. Qué es un sistema de creencias, o.c., p.74).
64 Lefebvre, H. “Lógica formal Lógica dialéctica”, Madrid 1975, Siglo XXI de España Editores. 5ª ed., p. 106; Aristóteles. Obras completas, Madrid 1973, Aguilar, p. 413; Descartes, R. Reglas para la dirección del espíritu, Madrid 1984, Alianza, p. 75-76; Kant, I. Crítica de la razón pura, Madrid 1988, 6ª ed., p. 65-67; Bergson, H. “Pensamiento y movimiento”, en Memoria y vida, Madrid 1977, Alianza, p. 35-37; Husserl E. “Ideas para una fenomenología pura y una fenomenología fenomenológica”, en Canals, F. Textos de los grandes filósofos: edad contemporánea, Barcelona 1990, Herder, p.189-194.
65 Keller, A. Teoría General del Conocimiento, Ibid.
66 Para Bunge, con respecto al conocimiento científico, debe saberse enumerar las operaciones (empíricas o racionales) cómo se ha llegado a saber, o a presumir, la verdad, de manera objetiva. Así, “quienes no deseen que se exija la verificabilidad del conocimiento deben abstenerse de llamar científicas a sus propias creencias, aun cuando lleven bonitos nombres compuestos con raíces griegas. Se les invita cortésmente a bautizarlas con nombres más impresionantes, tales como reveladas, evidentes, absolutas, vitales, necesarias para la salud del Estado, indispensables para la victoria del Partido, etc.” (Bunge, M. La ciencia, su método y su filosofía, Siglo Veinte, Buenos Aires 1972, p. 56).
67 Según los criterios positivos de la verdad, lo que es contradictorio no puede ser verdadero. Sin embargo, afirma Panikkar, “la verdad no está regida exclusivamente por la no contradicción” (Panikkar, R. La intuición cosmoteándrica, Madrid 1999, Editorial Trotta, 54).
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