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Aproximación al concepto del Derecho desde la perspectiva triádica: Descripción de su estructura, su dinámica y su finalidad
Sebastiao Batista
Tercera Parte - Aplicación del paradigma triádico al campo del derecho
11. 2 Clasificación de los principios
Los principios se expresan por medio de enunciados del conocimiento. Por conocimiento se entiende la captación del objeto por parte del sujeto; y se distingue entre conocimiento sensible y conocimiento intelectual. El sensible se caracteriza por la simple recepción, mediante estímulos adecuados, de los datos objetivos, es decir, los datos sensoriales (sensibilidad); el intelectual, a su vez, se caracteriza por la composición del objeto mediante una imagen mental (idea, concepto, entendimiento). Así, la sensibilidad y el entendimiento constituyen fuentes del conocimiento, además de constituyeren también su proceso40. Por otra parte, el conocimiento se distingue también como directo, o inmediato, e indirecto o mediato. Es inmediato cuando el sujeto conoce sin cualquier mediación o conocimiento anterior. En éste caso se llama intuición, y se distingue también en sensible o intelectual41.
Con fundamento en los modos de conocimiento, los principios se clasifican conforme los tipos de verdades constantes de sus enunciados. Así, en primer lugar, están los enunciados de las verdades de razón, que son verdades necesarias, ya que su negación es lógicamente imposible. En segundo lugar, están los de las verdades de hecho, que son contingentes, puesto que su negación es lógicamente posible. Las primeras verdades fundan su necesidad en el principio de contradicción, o de identidad, y las segundas en el principio de razón suficiente (o causalidad)42. Kant, reflexionando sobre el tema, denomina al primer caso de juicio analítico; y al segundo de juicio sintético43. En la perspectiva del empirismo lógico o neopositivismo, el supuesto del enunciado debe ser analítico o sintético, y en ningún caso ambas cosas pueden ser a la vez. Para los enunciados analíticos, se determina su verdad por medios lógicos o matemáticos; para los demás, que se suponen sintéticos (informativos), se necesita de un criterio que determine la verdad acerca de la realidad o de la experiencia. A ese criterio se denomina principio de verificación, con lo cual se identifica la verificabilidad del enunciado.44 Por otro lado, están los fenómenos denominados intuición. Éstos no comportan comprobación, ya que constituyen un conocimiento inmediato, en el que el objeto conocido es captado directamente por la facultad correspondiente, la sensibilidad o el entendimiento.
Así, en cuanto al modo y naturaleza de los conocimientos, los principios se distinguen en tres categorías45:
40 Kant, I. Crítica de la razón pura, Madrid 1988, Alfaguara, 6ª ed., p. 93.
41 Según las tesis del empirismo, las cosas se conocen por experiencia (externa o interna) inmediata. Por medio de la intuición sensible, los datos de los sentidos se captan de modo inmediato sin ningún proceso intermedio. Para el racionalismo, el verdadero conocimiento supone la captación inmediata de las ideas o conceptos sobre las cosas. Sin embargo, el idealismo supone una cierta intuición intelectual; así, por ejemplo, ocurre en el idealismo alemán; también, entre muchos autores, se defiende la captación inmediata intelectual de diversas clases de valores: de sentimiento religioso, de los sentimientos y las emociones, de la intuición de la vida, de los objetos de la metafísica o de las esencias. Esas diversas formas de intuicionismo intelectual o vital son todas manifestaciones del irracionalismo.
42 Para Leibniz, los razonamientos se fundan en dos grandes principios. El primero es el de la contradicción, en virtud del cual se juzga falso lo que encierra contradicción, y verdadero lo que es opuesto a lo falso. El otro es el principio de la razón suficiente, en virtud del cual se considera que no puede hallarse ningún hecho verdadero o ninguna enunciación verdadera sin que exista una razón suficiente para que sea así y no de otro modo, aun cuando esas razones puedan resultar desconocidas. Por lo tanto, existen dos clases de verdades: las de razón y las de hecho” (Leibniz, G. W. Monadología, Oviedo 1981, Pentalfa Ediciones, p. 103).
43 En Kant,”los juicios analíticos (afirmativos), son, pues, aquellos en que se piensa el lazo entre predicado y sujeto mediante la identidad; aquellos en que se piensa dicho lazo sin identidad se llamarán sintéticos. Podríamos también denominar los primeros, juicios explicativos, y extensivos los segundos,...” (Kant, I. Crítica de la razón pura, Introducción, Madrid 1988, Alfaguara, 6ª ed., p. 47).
44 Conforme Ferrater Mora, “según los positivistas lógicos, los libros filosóficos y, ante todo, los libros metafísicos, se hallan atiborrados de enunciados sin sentido. ¿Qué es el ser? ¿Existe Dios? ¿Ha tenido el mundo un comienzo en el tiempo? ¿Cuál es el sentido de la vida? Ciertos filósofos habían ya concluido que esas cuestiones, y otras similares, son insolubles. Los positivistas lógicos declararon que carecen de significado. Sólo lo tienen los enunciados para los cuales podemos ingeniar un método de comprobación - de verificación. Pero como sólo los enunciados científicos pueden pasar con éxito esta prueba, todos los enunciados que no pertenezcan al dominio de las ciencias tendrán que ser descartados como pseudoproposiciones. En cuanto a los enunciados lógicos y matemáticos, que no son verificables, no plantean problema: tales enunciados son fórmulas analíticas, tautologías, cuya verdad - o, mejor dicho, validez, o acaso aplicabilidad - depende únicamente de su estructura formal” (Ferrater Mora, J. La filosofía actual, Alianza, Madrid 1973, p. 83-87).
45 En la percepción de Bunge, que afirma las diferencias de los conocimientos científicos de las creencias, al saber científico no basta que sea verdadero. Sin embargo, es necesario conocer cómo se ha llegado al saber, o a presumirse que el enunciado en cuestión es verdadero. Es decir, es necesario conocer, de manera objetiva, las operaciones, sean empíricas o sean racionales, con las que se confirman o no los enunciados. Así, con respecto a los conocimientos que no se sujetan a la verificabilidad, no son científicos. En realidad, son creencias, que pueden denominarse reveladas, evidentes, absolutas, vitales, necesarias para la salud del Estado, indispensables para la victoria del Partido, etc.(Bunge, M. La ciencia, su método y su filosofía, Siglo Veinte, Buenos Aires 1972, p. 60-62).
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