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Juan Carlos Martínez Coll
T E R C E R A P A R T E
A P L I C A C I Ó N D E L M O D E L O
9-d. Halcones y Serpientes.
A partir de ahora, procederé a analizar el comportamiento de las distintas estrategias dándole a cada una inicialmente la mayoría de la producción. En cada caso presentaré la evolución de los porcentajes en forma exponencial y la evolución de las EDE.
Los gráficos 9-10 y 9-11 muestran los resultados a largo plazo de una situación en la que las empresas Halcón producen el 40% del total mientras que los restantes tipos de empresa producen cada uno el 15%. Los gráficos 9-12 y 9-13 se realizan a partir de una configuración en la que las empresas Serpientes son las que producen el 40%.
En todos estos casos, los resultados son muy similares al analizado en el epígrafe anterior, cuando las empresas Gato empezaban en minoría. El elevado porcentaje inicial de las empresas Halcón y Serpiente produce como primer efecto una fuerte caída de la producción de las empresas Gato. Esta caída permite que las empresas Gallo y Halcón alcancen su configuración estable. Las empresas Gato tendrán que comenzar su recuperación a partir de porcentajes inferiores al 1% en ambos casos. Su victoria final es también inexorable, aunque lenta. El valor de incidencia es 900 y 1000 en cada uno de los casos. Sólo cuando las empresas Serpiente comienzan con una producción del 40%, consiguen las empresas Halcón que su EDE sea positiva en los dos o tres primeros procesos. Salvo en ese momento, los porcentajes de ambos tipos de empresa serán siempre decrecientes.
¿Por qué entonces considerar unas estrategias cuyo comportamiento es siempre tan deficiente? Un primer motivo nos lo ofrecen Von Neumann y Oskar Morgenstern.
En cualquier caso, nuestra formulación de los principios guía y la justificación objetiva del comportamiento racional, deberán estar condicionados para cada posible conducta de "los otros". Sólo de esta forma puede ser desarrollada una teoría satisfactoria y exhaustiva. Pero si se establece la superioridad del comportamiento racional sobre cualquier otro, su descripción debe incluir reglas de conducta para todas las situaciones concebibles incluyendo aquellas en la que "los otros" se comporten irracionalmente, en el sentido de las pautas que la teoría fije para ellos. (Neumann y Morgenstern, 1.944, p. 32).
De hecho, en sus últimos trabajos, Maynard Smilh ha abandonado la consideración de la estrategia Serpiente. A pesar de todo he decidido mantenerla aquí. Entre los seres humanos es muy habitual de que se acusen los unos a los otros de es lar desarrollando la estrategia Serpiente: "Ese enemigo nuestro, aparentemente es pacífico, pero si no le atacamos, nos atacará a nosotros". Y en la educación de los miembros jóvenes de nuestra especie se incluye la prevención de ese tipo de enemigos. Esa es la moraleja de la fábula en la que un caminante descubre una serpiente aletargada y a punto de perecer por el frío; la recoge y la guarda en su pecho para que reviva; pero cuando la serpiente despierte, morderá y matará a su protector. Ignoro si realmente puede existir alguna empresa u organismo social tan irracionalmente perverso. En cualquier caso, las previsiones del modelo dan muy pocas probabilidades de que ese tipo de comportamiento se generalice.
Por su parte la estrategia Halcón no ha sido bautizada así gratuitamente. Ese es el calificativo que se aplica habitualmente a cierto tipo de seres humanos que buscan una solución violenta a cualquier conflicto.
Otro argumento más para su consideración es que estas estrategias pueden resultar eficientes en ambientes distintos de los que aquí he abordado. En una población formada exclusivamente por elementos con la estrategia Paloma, las estrategias Serpiente o Halcón podrían prosperar. Nunca llegarían a ser mayoritarias, por los perjuicios que reciben en los conflictos internos, pero si podrían mantenerse en cierta proporción. Siempre y cuando, repito, no apareciera ningún "mutante" Gato.
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