4 LAS APORTACIONES DE LA TEORÍA DE JUEGOS  

4-e. El Contrato Social.

El problema que plantea Hobbes (1.651) en El Leviatán es un dilema del prisionero. En una sociedad primitiva en estado de anarquía, cuando un individuo desea algo de otro, será racional si trata de obtenerlo por cualquier medio, incluso violento. "En esta guerra de todos contra todos, se da una consecuencia, que nada puede ser injusto. (..) En la guerra, la fuerza y el fraude son las dos virtudes cardinales" (p. 137). Todos los individuos se comportan de forma similar de modo que a uno sólo no le conviene cambiar su forma de actuación " ... porque ello mas bien que disponerse a la paz significaría ofrecerse a si mismo como presa" (P. 140). Los costes sociales derivados de este ambiente son muy elevados. "En una situación semejante no existe oportunidad para la industria, ya que su fruto es incierto; por consiguiente no hay cultivo de la tierra, ni navegación (...) ni cómputo de tiempo, ni artes, ni letras, ni sociedad" (p. 136). El resultado más beneficioso en general seria en cambio que todos respetasen una serie de principios sociales. La solución que ofrece Hobbes es un pacto o contrato social. Cada individuo se compromete a respetar a un gobierno, pero con la condición de que todos los demás también lo respeten. Hobbes considera que son los principios morales los que conducen a esta solución. En el capítulo que dedico a la estabilidad evolutiva del derecho enfoco el mismo problema desde otro punto de vista. Como se verá, en mi modelo no es necesaria la intervención de los principios morales ni pacto consciente para alcanzar la situación de paz.

Los planteamientos éticos al estilo Hobbesiano son considorados por muchos como una solución general y necesaria al dilema del prisionero. Kant afirmaba que la forma de saber si un acto es moral consiste en comprobar el efecto que tendría el que todos los miembros de la sociedad actuasen de la misma forma. El especialista en teoría de juegos Anatol Rapoport (1.96O) afirma también que la única solución al dilema del prisionero consiste en que se tomen en cuenta otras consideraciones distintas al interés particular de cada jugador a la hora de escoger estrategia. Es decir, hay que cambiar el concepto de racionalidad del jugador.

Otra posible solución es el esquema de arbitraje de Nash (1.950). En ella los principios éticos no están en los jugadores sino en el juicio del árbitro. Nash diseña y cuantifica exactamente cuales deben ser los principios de ese arbitraje. El ejemplo de dilema del prisionero que utiliza es un juego de regateo. Un precio elevado supondrá un gran beneficio para el vendedor y muy pequeño para el comprador. El precio bajo aporta beneficios al comprador y perjuicios al vendedor. Si no se llega a un acuerdo el perjuicio es para ambos. El regateo describe todo tipo de negociaciones para fijar precios, salarios, los términos de un contrato entre empresas o entre países, etc. Las condiciones que debe cumplir la solución arbitrada son en la opinión de Nash las siguientes:

a) El resultado arbitrado debe ser independiente de la función de utilidad de los jugadores, ya que las funciones de utilidad son totalmente arbitrarias y la solución no debe depender de cuál sea la elegida.

b) El resultado arbitrado debe ser un óptimo paretiano, es decir, no debe existir otra posible solución en la que los resultados conjuntos puedan ser superiores. Tanto esta condición como la anterior se cumplirán en los resultados de los modelos que se analizan en este trabajo. Pero aquí se alcanzarán sin ninguna intervención arbitral exterior a los jugadores.

c) El resultado arbitrado debe ser independiente de alternativas de otros juegos, es decir, no debe haber pagos secundarios por los que un jugador acepta condiciones inferiores a las que podría obtener a cambio de condiciones más favorables en otra negociación.

d) En un juego simétrico el resultado arbitrado debe igualar las utilidades recibidas por ambos jugadores. Este es el punto más débil y criticable del esquema de Nash. El resultado arbitrado tiende a aumentar las desigualdades existentes entre los jugadores. En un juego entre un rico y un pobre, igualar la utilidad de ambos requiere dar más al rico que al pobre ya que la utilidad marginal del segundo es superior a la del primero.