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Juan Carlos Martínez Coll
1 - EL ESTADO DE LA CUESTIÓN
1-c. La Biología y los Economistas Clásicos.
Ya W. Petty y Quesnay habían utilizado analogías biológicas para describir la estructura o el funcionamiento de la realidad económica. Pero con intención puramente pedagógica. Adam Smith es quizá el primero en prestar atención a los aspectos biológicos del ser humano como determinantes de su comportamiento económico. "(La división del trabajo) es la consecuencia gradual, necesaria aunque lenta, de una cierta propensión de la naturaleza humana que no aspira a una utilidad tan grande: la propensión a permutar, cambiar y negociar una cosa por otra". El capítulo II de La Riqueza de las Naciones no tiene realmente desperdicio para el tema que nos ocupa. En su tiempo no existían estudios serios sobre el comportamiento animal, por lo que no es de extrañar que A. Smith considere esa "propensión" como exclusiva de la naturaleza humana. "Es común a todos los hombres y no se encuentra en otras especies de animales, que desconocen ésta y otra clase de avenencias. Nadie ha visto tampoco que un animal dé a entender a otro, con sus ademanes o expresiones guturales, esto es mío, o tuyo, o estoy dispuesto a cambiarlo por aquello".
Esta actitud antropocentrista, lógica en Adam Smith, permanece aún en la mente de muchos economistas. Considero que el antropocentrismo resulta ser actualmente sólo un prejuicio acientifico y una barrera que dificulta la posiblemente provechosa conexión entre las disciplinas biológicas y económicas, por lo que le dedicaré un apartado más adelante. Pero al analizar las posibles diferencias existentes entre los seres humanos, Adam Smith mantiene una postura que podría ser hoy calificada de moderna y progresista: "La diferencia de talentos naturales en hombres diversos no es tan grande como vulgarmente se cree, y la gran variedad de talen tos que parece distinguir a los hombres de diferentes profesiones, cuando llegan a la madurez es, las más de las veces, efecto y no causa de la división del trabajo".
Malthus construye su teoría sobre las bases puramente biológicas de las necesidades humanas: "Creo que puedo atreverme a enunciar dos postulados. Primero, que los alimentos son necesarios para la existencia del hombre. En segundo lugar, que la pasión entre los sexos es necesaria y permanecerá aproximadamente en su estado actual". Y el principal problema económico es también biológico: "La población, cuando nada la frena, aumenta en una progresión geométrico. Los bienes de subsistencia sólo aumentan en una progresión aritmética". Como consecuencia de ello, o bien se establecen unos "controles preventivos" que reduzcan la natalidad, o bien aparecerán los "controles positivos": las placas, el hambre y las guerras. Tanto Darwin como Wallace reconocen el papel fundamental que jugó en el desarrollo de sus ideas la lectura del "Ensayo sobre la Población". Y lo que los biólogos actuales llaman "el parámetro malthusiano", la tasa exponencial a la que una población crecerá, determinada por el potencial genético y sujeta a las restricciones impuestas por el medio ambiente, sigue siendo una base fundamental de la teoría evolutiva moderna.
K. Marx y F. Enqels saludan la aparición de "El Origen de las Especies". Marx quiere dedicar a Darwin el segundo tomo de "El Capital". Ese aprecio provenía sin duda de considerar que el modelo evolutivo darwinista suponía una confirmación natural de sus análisis sobre la evolución histórica de las sociedades. En una carta a Engels (19 de diciembre de 1860) dice Marx: "He leído de todo; entre otras cosas, el libro de Darwin sobre la selección natural. A pesar de su inglesa pesadez, este libro encierra el fundamento biológico de nuestra teoría". Engels escribe que Marx, "cuando se esfuerza en demostrar que la sociedad actual lleva en su entraña otro tipo de sociedad que pugna por alumbrarse, no hace otra cosa que pretender proclamar como ley en el campo social el mismo proceso gradual de transformación que Darwin ha puesto de relieve en el campo de las ciencias naturales" (en "El Capital", FCE. México, 1946, p. 742). Pero el entusiasmo inicial se enfría con el tiempo. En efecto, el concepto de la "lucha por la vida" visto como una lucha de todos contra todos, entraba en contradicción con el análisis marxista de las clases sociales y de la lucha restringida al enfrentamiento entre clases. Aunque en este breve repaso no pretendo en absoluto ser exhaustivo es inevitable hacer un alto en Alfred Marshall. En sus Principios de Economía, Marshall demuestra ser un gran aficionado y conocedor de temas biológicos: utiliza terminología biológica, conoce la vida de Darwin, cita El Origen de las Especies y, en sus últimas ediciones, alude a las opiniones de los mendelianos, con lo que demuestra mantenerse al día en los avances biológicos ya que, aunque Mendel publica sus trabajos en revistas marginales en 1865, sus descubrimientos permanecieron ignorados hasta 19OO. Además Marshall se muestra repetidas veces partidario de la aplicación de los conceptos y métodos biológicos a la economía. Como ilustración anotaré algunas citas extraídas de la octava edición inglesa (1920. Aguilar. Madrid, 1957):
..La Meca del economista se halla en la biología económica más bien que en la dinámica económica". (P. XXIV).
"En casi todos los problemas de gran alcance e importancia deben tenerse en consideración las concepciones biológicas del crecimiento". (p.348).
"La Economía, como la Biología, trata de una materia cuya naturaleza y constitución interna, así como su forma externa, están cambiando constantemente". (p.635).
La Economía es una rama de la Biología ampliamente interpretada". (p.635).
Para Marshall la relación entre ambas ciencias es algo más que analogía superficial: existen unas leyes comunes a ambas ciencias. En el Apéndice Matemático XI, expone el teorema de Taylor que, dice, sirve para explicar la evolución de órganos biológicos (las membranas de las palmípedas) y económicos. Especialmente interesante para la problemática que abordará en esta tesis es la analogía que constata entre los conflictos entre empresas y la lucha por la supervivencia en la naturaleza (p.263). Aunque las empresas inicialmente victoriosas ven aumentar su tamaño, su fuerza y, por tanto, sus posibilidades de continuar venciendo en el futuro, llega siempre la senectud que las debilita y las hace susceptibles a la derrota en manos de otras más jóvenes. Y más adelante (p.269) afirma que lo mismo se puede decir de "la vida y decaimiento de un pueblo, de un método industrial o comercial, es decir, de lo que ahora hubiese llamado "tecnología" y "know how", Finalmente haré notar que el subtitulo de los Principios es un lema darwinista: "Natura non facit saltum" ,
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