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BIOECONOMÍA

Juan Carlos Martínez Coll

 

1 - EL ESTADO DE LA CUESTIÓN

1-a. El Concepto de Bioeconomía.

La palabra Bioeconomía se puede utilizar con varios sentidos diferentes.

1.- Como "administración eficiente de recursos biológicos". Este es el sentido en que la utiliza Colin W. Clark (1.976) en su Mathematical Bioeconomics, en el que estudia problemas tales como cuál es el número de ballenas grises que conviene cazar para, teniendo en cuenta su número actual y su tasa de reproducción, maximizar a largo plazo las capturas.

2.- Como "explicación de la teoría económica mediante la utilización de analogías biológicas". La base teórica es la concepción orgánica de los sistemas económicos. Es el caso del excelente texto de Kenneth E. Boulding (1.950) Reconstrucción de la Economía. Pero las analogías biológicas son sospechosamente numerosas en nuestra ciencia. Desde el anatomismo de W. Petty y el fisiologismo de Quesnay hasta nuestros días. Hay efectivamente "algo" en los sistemas económicos que les hace muy "semejantes" a los biológicas. Descifrar que es ese "algo", analizar si se trata simplemente de una "semejanza" es una de las pretensiones de éste trabajo.

3.- Como "demostración de doctrinas económicas mediante analogías biológicas". Es el caso del darwinismo social. Evidentemente, mediante la analogía no es posible demostrar absolutamente nada. Y los darwinistas sociales no consiguieron demostrar más que sus insuficiencias metodol6gicas y el carácter reacciona rio de sus prejuicios. Pero nuevamente se puede plantear una inquietud. Las conclusiones que los darwinistas sociales defendian ¿Son las únicas que pueden deducirse de cualquier fusión de las ciencias biológicas y económicas?

4.- Como "estudio de la influencia en el comportamiento económico de condicionantes biológicos. Cuando decimos que uno de los fines de la economía es la satisfacción de necesidades sabemos que gran parte de esas necesidades tienen un carácter biológico. Cuando analizamos el comportamiento del consumidor y hablamos de maximización de la utilidad, nos estamos refiriendo a comportamientos determinados biológicamente y que compartimos con todos los seres vivos. Sólo muy recientemente los economistas hemos empezado a prestar atención a esta frontera inferior de nuestra ciencia. J. H. Kagel, R. C. Battalio y otros (1.975) han analizado en laboratorio las curvas de demanda de ratas. demostrando que su comportamiento era como el que los economistas llamamos racional, es decir, las ratas consumirán cantidades de un alimento determinado hasta que su utilidad marginal iguale a su coste siendo el coste el esfuerzo necesario para obtenerlo. Este y otros experimentos similares con pájaros, caracoles y unos animales microscópicos llamados rotíferos, son descritos en McKenzie y Tullock (1.978). Además, las necesidades biológicas que se citaban antes, no tienen por que ser entendidas sólo como necesidades físicas. Si la dotación genética de los animales les impulsa a luchar por el ascenso en la jerarquía social de sus grupos, o al adorno de sus cuerpos para exhibiciones sexuales, si hemos compartido con ellos millones de años de evolución y tenemos en común aran parte de nuestros genes, debemos deducir que nuestras necesidades de coches "de prestigio" 0 de corbatas, tienen también una base genética. No hemos heredado el deseo de usar corbatas, evidentemente, pero si los impulsos al ascenso jerárquico o al adorno y al exhibicionismo. Y esa herencia condiciona nuestro comportamiento como consumidores de forma aún poco estudiada.

Los etólogos han demostrado también el carácter hereditario de complejos comportamientos animales tales como las técnicas de caza o las sofisticadas estrategias de lucha que se manifiestan en los conflictos interespecíficos. Estas últimas nos merecen especial atención ya que es posible que los comportamientos que exhibimos los humanos en los numerosos conflictos de naturaleza económica. puedan tener el mismo carácter hereditario. Reciente mente se ha prestado especial atención al comportamiento altruista manifestado en muchas especies animales. Su determinación genética ha sido puesta en evidencia mediante la elaboración y contrastación de modelos matemáticos que miden el altruismo en función de la proporción de genes que tengan en común el "donante" y el "beneficiario" (Hamilton, 1964) Los términos "egoísmo" y "altruismo" tienen una larga, aunque no intensa, tradición en los textos de nuestros clásicos y el enfoque biológico nos permite ahora contemplarlos desde una nueva y clarificadora perspectiva.

Aún más inquietantes pueden resultar las consideraciones sobre la determinación genética de algunos fundamentos de nuestros sistemas económicos. El comportamiento territorial y xenófobo de los vertebrados, consiste en la demarcación física de unos recursos que el individuo o el grupo desean explotar con exclusividad. Por diversos medios se avisa a los extraños que esos recursos son "inviolables". Y a los que desatienden los avisos se les castiga con mayor o menor violencia. Todos esos comportamientos se manifiestan también entre los humanos (Wilson 1979). ¿No parece indicar eso que el régimen de propiedad priva da, base de todos los sistemas económicos, está también determinado genéticamente?

Estas son las hipótesis que manejan los sociobiólogos cuando aplican los métodos de análisis de¡ comportamiento social animal al comportamiento social humano. Es más, los sociobi6logos están interesados en el efecto que ejercen esos comportamientos sobre la eficacia ecol6gica de¡ grupo o especie. Y la eficacia de los sistemas, comportamientos y decisiones económicas es también una de las principales preocupaciones de nuestra ciencia.

5.- Finalmente, otro posible uso del concepto de bioeconomía puede ser como "análisis biológico de relaciones económicas". Los hechos y entidades de la realidad económica y biológica son cosas diferentes a los conceptos e imágenes que nos formamos de ellos en nuestras mentes. Los ordenamientos, estructuras, relaciones, etc. no tienen existencia real. Son sólo abstracciones mentales, elaboradas por nuestra capacidad de generalización, que nos facilitan la comprensión Y conocimiento de la naturaleza. La Teoría de Sistemas estudia aquellos ordenamientos, estructuras y relaciones que se repiten en nuestros análisis de distintos cuerpos de conocimiento.

La ciencia biológica ha elaborado un conjunto de esquemas de pensamiento especialmente útiles para el estudio de sistemas dinámicos. Aplicarlos al estudio de los sistemas y relaciones económicas es muy diferente a una mera generalización anal6qica. Es aplicar instrumentos de análisis intelectual a realidades distintas de aquellas para las que fueron creados pero cuya funcionamiento es similar. Los resultados de la aplicación de dichos instrumentos obtendrán su validación científica de la contrastación en el campo propio y no de la generalización ana lógica.

Aunque el interés por las anteriores concepciones estará siempre presente, en éste trabajo me limitaré a este ultimo enfoque: aplicaré modelos biológicos evolutivos al análisis de algunos procesos económicos dinámicos.

En mi opinión, la evolución económica no es el único sistema dinámico al que se puede aplicar un análisis biológico. Los hechos económicas no son ciertamente sino una parcela de los hechos culturales. Y la historia de la cultura se nos muestra como un proceso de transmisión, lucha, selección y adaptación de ideas. Partiré por tanto de ahí explicando el origen "genético" de las ideas y métodos que se utilizarán en el texto.  


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