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Ap�ndice I.- Una aproximaci�n etnogr�fica de tres comunidades de la Costa de Oaxaca

Los otros ingresos para sostenerse en la tierra


Como en la mayor�a de las comunidades ind�genas o rurales, en las comunidades en estudio la base de su alimentaci�n es el ma�z, producido para subsistir durante el a�o. Debido a esta tendencia, los comuneros han tenido que establecer una serie de estrategias para seguir manteni�ndose apegados a la tierra. Estas estrategias han tenido el fin de cubrir el "gasto de ma�z" que les falta para terminar el a�o, comprar medicinas u otros alimentos complementarios como aceite, sal, az�car, caf�, arroz, tomate y cebolla.

Una de las maneras de hacerse llegar un ingreso m�s es a trav�s de la venta de alimentos, dulces, refrescos, frutas y verduras en las casas, casi en cada colonia existe una familia que vende incipientemente refrescos, dulces, galletas y uno que otro producto perecedero; en algunos casos tambi�n venden cervezas y mezcal. Cada tarde, las ni�as recorren las casas ofreciendo tamales de venado, pollo o chepil � hierba comestible que crece como arbusto en las calles o dentro de los solares -, bolis, empanadas, paletas de hielo y pastel. En Xadani, adem�s del comercio que podr�a llamarse informal , existen tres establecimientos formales que ofrecen una gran gama de productos que va desde huaraches, zapatos, fruta, fertilizantes (tord�n, folidor, y gramoxone), cachuchas, sombreros, medicina y por supuesto ma�z, alimento b�sico e indispensable. Dos de estas tiendas sirven como intermediarias en la venta de caf�, a su establecimiento llegan los cafeticultores comunales a entregar, los dos o tres quintales de caf� cosechados; los intermediarios hacen el acopio de casi todo el grano que se produce en el pueblo para luego irlo a vender a Pochutla. Por supuesto, estos comerciantes cuentan con transporte adecuado para llevar el caf� a los lugares de compra, mientras que los comuneros no pueden hacerlo debido a su mermada capacidad para organizarse y para obtener medios de producci�n que les ayuden a trazar estrategias de intercambios justos con el resto de la sociedad.

La tercera gran tienda en Xadani no vende fertilizantes, ni es intermediaria en la comercializaci�n del caf�, pero si hace las veces de una peque�a farmacia porque vende las medicinas m�s solicitadas por los habitantes de Xadani y de los pueblos circunvecinos. Haciendo contrapeso a estas tres tiendas, se encuentra una tienda comunal que es reminiscencia de la Conasupo donde los precios de los productos suelen ser un poco m�s baratos, por ejemplo: el ma�z en los comercios se encuentra a $2.00 y en la Conasupo el precio del ma�z est� a $1.50. Los comuneros saben que el ma�z que se vende en la �Cona� no es ma�z criollo, sino ma�z tra�do del Norte �EEUU- y que no tiene nada que ver con el ma�z que se produce en sus terrenos, sin embargo lo tienen que comprar porque es el alimento principal.

En Petatengo no existen tiendas de abarrotes tan bien surtidas como en Xadani, pero en las casas de los ganaderos � a lo m�s llegan a tener 18 cabezas de ganado - existe un expendio de alimentos enlatados, galletas, dulces, refrescos y por supuesto cervezas. En la poblaci�n tambi�n existe una tienda que es un recuerdo de lo que fue la Conasupo donde se abastece casi todo el poblado. Tanto en un pueblo como en el otro, la Conasupo se abre a las 8 y se cierra a las 9 o 10 de la ma�ana para luego abrirse a las 4 y cerrarse a las 6 de la tarde. Estas tiendas no pertenecen a nadie en particular, sino que es una tienda comunal, atendida por alguien designado en asamblea, la persona encargada del expendio, est� haciendo un servicio a la comunidad.

Como estrategia para cuidar el ma�z que se cosech�, las familias acuden a la Conasupo a comprar para los primeros meses y guardan el ma�z cosechado en esa temporada para cuando se viene la cuaresma � �poca de secas. S�lo los campesinos que pierden su cosecha est�n constantemente comprando ma�z para comer, algunos se endeudan en las tiendas de abarrotes a nombre de su pr�xima cosecha, de agarrar un trabajito en La Crucecita, enrolarse como apagafuegos cuando los incendios proliferan, esperar la paga de Procampo � que llega dos meses despu�s de que se hicieron los gastos de la siembra -, mantenerse con el dinero raqu�tico de Progresa, irse a pizcar caf� a las fincas, o participar en los programas del Centro de Soporte Ecol�gico.

El tipo de alimentaci�n est� compuesto, principalmente, por tortillas, fr�jol, salsa de chile y un caf� despintado que sabe m�s a az�car que a caf�. Las tortillas y el caf� se sirven en grandes cantidades acompa�adas de un plato de fr�joles, algunas veces se logra comer huevo, pero no de manera individual, tres huevos los cocinan en torta o revueltos, los colocan en un plato; el plato va en el centro de la mesa de la mesa y de ese plato todos toman un pedazo, se pone en la tortilla unas gre�as de huevo, a manera de enga�o y se come el taco. Otras veces la suerte sonr�e cuando es posible comer carne de venado, tej�n o armadillo, esas son, las �nicas ocasiones en la que se comer carne, ocasionalmente se come puerco, pero es muy raro. Suele suceder cuando se celebra algo, para vender la carne o para salir de alg�n apuro econ�mico. La carne de pollo es consumida si se sabe que las gallinas y gallos han contra�do alguna enfermedad, mat�ndolos antes que los mate la enfermedad, nada se desperdicia sobre todo si se trata de carne.

En algunas casas tienen horno para pan que en su mayor�a es hecho para vender en el pueblo o en otras rancher�as, no es costumbre para los habitantes consumirlo diariamente aunque las ni�as salen los s�bados a vender pan de dulce o de sal. S�lo en una de las casas de Xadani � una de las familias m�s antiguas de la comunidad que, entre otros servicios anuncia los acontecimientos de la poblaci�n, con un costo de $10.00 por cada noticia o dedicatoria- una parte del pan que se hornea es para el consumo de la familia y la otra parte es para vender. La diferencia entre los que tienen la estrategia de la hornear pan para consumir y los que lo hacen para comercializarlo, puede verse reflejado en la complexi�n f�sica de las personas, las primeros son un poco m�s robustas que la mayor�a de la poblaci�n, mientras que las personas que buscan un ingreso a trav�s de la comercializaci�n son delgadas.

La Finca

Julio no recuerda haber hablado alguna vez �idioma�, tal vez los abuelos lo hicieron, pero no est� seguro. Entre sus pensamientos se cruza el recuerdo de su infancia, cuando tuvo que irse a la Finca de Montecarlo a trabajar, �l ten�a 12 a�os, parec�a tan lejano ese tiempo, el trabajo era duro pero le ense�� a ser buen campesino. Su pap� se enferm� de la vista y durante cinco a�os se qued� ciego, un patr�n se interes� en la cura de sus ojos y se lo llev� a M�xico para que lo operaran, ah� se qued� seis meses.

Don Manuel, padre de Julio al partir le dijo:

- Me van a echar la tierra encima porque ya me voy a ir y no regreso.

Julio se qued� con un dolor muy grande en su alma porque pens� que ya no volver�a a ver a su padre, aunque la angustia le corro�a el alma, �l sab�a que era necesario que se operara de los ojos, porque sin ellos ya no ser�a el mismo hombre lleno de entusiasmo y trabajador que siempre fue. Don Manuel no s�lo dejaba a Julio atr�s, se quedaba Juventino, Juan, Ernestina y su hijo On�simo; y una hija de crianza de su pap�, llamada Josefina. Al irse el padre todos se quedaron a la intemperie, sufriendo con muy poco en las manos, solo su fuerza para trabajar; la suerte no era tan mala porque el patr�n de la finca se compadeci�, les dio trabajo de campesino y entre los dos mayores � Juventino y Julio -ganaban $ 2.50 a la semana. El patr�n les daba �sus pedidos� jab�n, az�car, ma�z que despu�s pagaban, solo era para irla pasando, al poco tiempo ya no ten�an huaraches, ni ropa, solo trabajaban para comer.

Un d�a Juventino y �l decidieron visitar a su hermana que viv�a en un ranchito cerca de Petatengo. Su hermana les estaba preparando la comida cuando lleg� el finado Mart�n Zavaleta, quien les dijo que les acompa�aran a la Finca de Montecarlo para que cuidaran los animales, ese d�a se hizo largo porque la subida a la Finca es pesada, se llevaron sus animales; as� cuidando que los animales no se desperdigaran llegaron al anochecer a la finca. Al llegar a la finca Se�or Mart�n les ofreci� trabajo de campesinos para ir medio comiendo. A los seis meses lleg� Don Manuel de M�xico con la vista restablecida y se encontr� que todos estaban muy pobres, arruinados completamente con la esperanza de que �l regresara y as� lo hizo. Inmediatamente despu�s de su llegada se pusieron a trabajar como alba�iles para pagar los quinientos pesos que el patr�n hab�a gastado en la operaci�n de los ojos de Don Manuel, quemaban cal y les pagaba a $4.00 por fanega � 100 kilos -, en total la jornada era pagada a $400.00. Al ver el patr�n que realmente trabajaban mucho les regal� tres burritos: uno para Julio, otro para Juventino y el �ltimo para On�simo para cargar le�a. A partir de ah� la situaci�n cambi� poco a poco porque se pusieron a trabajar muy duro para ir adquiriendo sus cosas para sembrar y alg�n dinero fue utilizado para comprar tierras.

Julio se qued� a vivir permanentemente en Petatengo en 1955, cuando ten�a 17 a�os en ese a�o empez� a sembrar, �l recuerda que en esa �poca el ma�z se daba abundante, tanto que lo que sobraba lo llevaba a vender a la Merced del Potrero. Al ver su padre las ganas que le pon�a al trabajo, se lo confi�, as� con esa confianza �l decidi� sembrar fr�jol, calabaza, tomate, chile y todo lo que la tierra produc�a. Cuando ya tuvo algo que ofrecer, se cas� con Leonor a la edad de 24 a�os en 1962.
La situaci�n ling��stica.-

En la regi�n donde se ubican las tres comunidades se conoce poco de la situaci�n ling��stica contempor�nea, sin embargo, se sabe que el idioma zapoteco o una variante de ella, se ha estado sustituyendo por el castellano sobre todo en las cabeceras municipales y otros pueblos de reciente creaci�n, como Huatulco. En estas entidades se concentran los hispanohablantes que son, en su mayor�a, mestizos y en las agencias y rancher�as los zapotecos (Barabas, 1999:93).

Se presume que, una de las razones del abandono del idioma, se ha debido a las misiones educativas implantadas en la �poca en que se so�aba con hacer de todo habitante de la naci�n mexicana se convirtiera parte de la llamada raza c�smica por Vasconcelos (1948), trayendo como consecuencia la emisi�n de pol�ticas entre 1929 y 1940 que integraran al indio a la naci�n porque ser indio no redituaba a la econom�a del pa�s. La situaci�n se ha ido acrecentando con la llegada de poblaci�n no ind�gena. Esta es la situaci�n que prevalece en Xadani, Petatengo y El Achiote el idioma materno ha sido sustituido por el castellano, donde las comunidades est�n generalmente compuestas por gente que ha emigrado de otras regiones de las zonas costeras o de la sierra norte. Sin embargo, la p�rdida del idioma no ha hecho que los habitantes de estas localidades pierdan sus costumbres y algunos s� saben que pertenecen a alg�n grupo �tnico sin saber definir espec�ficamente a cual.

Existen familias que recuerdan que sus abuelos les contaron que los abuelos de estos �ltimos hablaban �idioma�, pero que decidieron no trasmitirlo porque el hablarlo les limitaba establecer comunicaci�n con los caciques, sacerdotes y los due�os de las fincas donde iban a trabajar en la pizca del caf�. Aunque los informantes, no pudieron ubicar las fechas exactas; pero de acuerdo a sus historias se infiere que hasta finales del siglo XIX, los habitantes se comunicaban entre los padres en zapoteco y con los hijos y gente del exterior en castellano. Otra de las razones por las que ellos creen que el idioma se perdi� fue porque se casaban con gente de otra regi�n por lo que decid�an abandonar tanto el idioma de uno y del otro para comunicarse solo en castellano, por lo que puede decirse, que este �ltimo empez� a ser la lengua dominante en los inicios del siglo XX, extendi�ndose su pr�ctica en la mayor�a de las poblaciones que estaban alrededor.

Sin embargo, la identificaci�n como ind�genas , aunque un poco desvanecida, la hacen patente cuando hacen alusi�n a su ascendencia geneal�gica e hist�rica de la localidad, al decir orgullosamente que al "arreglar sus tierras para la siembra" encuentran "gentiles" que dejaron sus ancestros, de tal manera que muchas familias utilizan los metates u otros utensilios hallados en sus terrenos de cultivo para realizar sus labores hogare�as. Algunos de ellos han pensado hacer una especie de museo dentro de la comunidad para mostrarlo a los visitantes, pero existe un poco de resistencia para hacerlo porque creen que los "caciques" se los llevar�an para venderlos a la ciudad y a�n no se deciden todav�a. Estos hallazgos dentro de sus terrenos los hace tener presente su memoria ind�gena es reforzada por la gran cantidad de palabras en zapoteco que utilizan para definir animales, �rboles, lugares o cosas. Por ejemplo, la palabra Xadani es zapoteca y significa al pie del cerro � xa, "al pie", dani, "cerro" � y la palabra Petatengo significa en la orilla de los petates � el nombre original es petlatenco; se compone de petlatl, "estera, petate"; de tentli, "orilla", y de co, "en" � (Bradomin, 1992), el nombre de El Achiote proviene de que en ese lugar prolifera esa planta.