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Conclusiones generales

El proceso de transformación – mantener, desechar, construir y/o reconstruir los patrones culturales, sociales, económicos y políticos - que sufren las comunidades rurales al apropiarse de un proceso productivo complementario inducido por un agente externo

 

El proceso de transformación – mantener, desechar, construir y/o reconstruir los patrones culturales, sociales, económicos y políticos - que sufren las comunidades rurales al apropiarse de un proceso productivo complementario inducido por un agente externo.

El significado de transformación tiene mucho que ver con el grado de apropiación que los habitantes tuvieron de la propuesta del Centro de Soporte Ecológico. Esta apropiación reestructura de manera sustancial cada uno de los espacios cotidianos que la localidad practica. Dependiendo del tipo de propuesta los habitantes actúan en consecuencia, como pudo verse durante la Revolución Verde; el uso de fertilizantes químicos es parte del proceso productivo tradicional en las comunidades rurales – sin mencionar que la fertilidad de la tierra disminuya. Sin embargo, los campesinos seguirán usándolo porque les asegura un número determinado de kilogramos de maíz anualmente.

El Centro de Soporte Ecológico, dentro de su programa de reforestación, les ofreció cambiar el uso de fertilizantes químicos por la siembra de frijol “nescafé”, a lo que los comuneros de Petatengo y El Achiote accedieron, a diferencia de los campesinos de Xadani. Los habitantes de los dos poblados empezaron a sembrar la semilla en una hectárea, sin dejar de utilizar el fertilizante químico en las restantes – no más de 10 – pero al término de la cosecha guardaron la semilla para utilizarla en la siguiente temporada. En este sentido, los comuneros van dejando paulatinamente una práctica que daña su territorio por otra que les permite obtener un número de kilogramos parecido al que obtienen con el fertilizante – 700 kilogramos por hectárea. La siembra del maíz nunca fue dejada por los comuneros de ambas localidades, para poder atender las tareas de la reforestación y la siembra tradicional llegaron a negociaciones por espacios de tiempo, dejando de sembrar arbolitos por dedicarse una semana al maíz. En otras palabras acordaban estrategias entre ellos que después daban a conocer al CSE. La característica de trabajar en red de UDCs les permitía muchas veces realizar la tarea en el menor tiempo posible, utilizaban toda la fuerza de trabajo que existía en cada familia o se turnaban para ayudarse entre sí: el que terminaba primero, ayudaba al vecino.
En el aspecto ecológico, se presentó un cambio de actitud. Ésto se pudo observar en la adopción de los arbolitos que nacían en las veredas; los llevaban a sus predios para sembrarlos, pensando que en un tiempo determinado les redituarían ganancias. Empezaron a hacer selección de los árboles, los de madera dura y los de madera blanda, en el recuento describían los posibles usos que podrían tener. Tenían mucha fe de que el programa de reforestación les llevaría a un cambio sustancial a sus vidas. Sin embargo, debido a recortes en la entrega económica y los fenómenos naturales el programa tuvo que abandonar la Costa de Oaxaca. Quizá la cortedad de tiempo que el Centro tuvo en esas comunidades no catalizó un cambio profundo en las estructuras socioeconómicas; pero si lo hizo en el ámbito político.

Continuando con lo anterior en Petatengo los campesinos lograron llevar un pleito de tierras a través de la vía legal, dejando de solucionarlo por los medios de violencia. Es importante hacer notar que esta comunidad es un ejemplo de solidaridad, como se comentó antes, ha tenido logros que los han beneficiado como es la obtención de su autonomía administrativa de Santa María Xadani y la construcción de las escuelas primaria y secundaria. Este aspecto fue aprovechado por el CSE para el establecimiento de la base de su proyecto. Desafortunadamente por carecer las características eléctricas necesarias para la maquinaría de transformación de ramas de árboles no se construyó la pequeña fabrica. La construcción se inició en un terreno de Xadani, pero fue un fracaso total porque la comunidad se negó a que empezara a laborar cuando ya las instalaciones estaban completadas, dando en consecuencia que el proyecto no floreciera como se tenía contemplado.

Petatengo fue la única comunidad que puso organizarse para conformar una Sociedad en Solidaridad Social, a partir de ella se concretaron varios proyectos como conformar un grupo musical. Un grupo de jóvenes integrantes de la triple S lograron comprar equipos musicales con los que amenizaban las fiestas patronales de la comunidad. Después de realizar sus labores campesinas practicaban canciones populares tarde con tarde hasta que lograban dominarlas. Ese fue un cambio significativo, la gente de Petatengo se sentía orgullosa de contar con un grupo que los representaría dentro y fuera del territorio. En sí, el abandono drástico de formas de expresión sociocultural no fue necesario porque el proyecto del Centro de Soporte Ecológico no logró ser concretado como para que impactara de sobre manera en este aspecto; es decir, nunca tuvieron actividades exhaustivas que el sistema productivo sustentable les demandara.

Sin embargo, en los aspectos políticos y económicos sí existió un impacto interesante ya que dejaron de vender su maíz a los intermediarios. El dinero que les llegaba por la reforestación y la elaboración de los alebrijes les permitía llevar su proyecto, todavía tradicional de una manera digna. Dejaron de ir a la pizca de café a las fincas ubicadas en la parte alta de sus territorios, tradición que les quitaba la posibilidad de convivir más tiempo con su familia porque tenían que irse a vivir durante el tiempo que durara la recolección de la semilla de café. También, dejaron de bajar a La Crucecita a trabajar como meseros o albañiles. La certidumbre de la entrada económica les permitió, mientras duró, la posibilidad de seguir manteniendo los lazos familiares y fortalecerlos.

Los comuneros empezaron a soñar, mientras el proyecto se mantenía a un ritmo ascendente. La oleada de beneficios económicos les empujó a pensar que podrían construir una pequeña empresa externa, pero armonizada a la reforestación. Un grupo de comuneros de la triple S pensaron en formar una sociedad para comprar terrenos donde sembrar árboles frutales y maderables para elaborar sillas, mesas o artículos necesarios en los centros urbanos. Iniciaron la conformación de esta asociación, pero la suspensión o retraso de los apoyos económicos hicieron que se detuviera y se dejara de lado. En este sentido, se puede decir que proyectos con buena intención fracasan debido a las inconsistencias que ocurren en el resto de la sociedad, en la parte de esa sociedad que se ha comprometido a apoyar este tipo de acciones sustentables.