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Capítulo V.- El Centro de Soporte Ecológico y la participación de tres comunidades oaxaqueñas en su propuesta sustentable

La participación de la población local
Santa María Xadani


En Santa María Xadani se entrelazan los viejos y nuevos “redentores” con las redes de UDCs, creando y recreando relaciones fundamentadas en promesas de salvación espiritual o económica. En el primer caso, existen ciertas rutas que ayudan a alcanzar la salvación como podría ser: a) la entrega del diezmo, cada vez que se atiende a una ceremonia religiosa; b) la compra del material audiovisual – difusor de los “milagros” que la religión en cuestión concretiza; y c) el desdeñar los servicios médicos, ya que para los líderes espirituales, son sólo cuestiones humanas que no logran compararse con los hechos de la máxima autoridad espiritual: Dios. En el segundo, para entrar en el proceso de la “redención” económica hay que pagar la cuota para tener la “posibilidad” de inscribirse a un programa de apoyo al campo y afiliarse al partido que lo promueve.

Además de disminuirles la carga monetaria a través del diezmo o la cuota, la presencia cotidiana de los salvadores – económicos, políticos o espirituales – es una fuente de división continua que compite por la atención preferencial de los campesinos. Incitándolos muchas veces a que rechacen otras propuestas diferentes a las que ellos les urgen que abracen. Estas situaciones hacen que la llegada de nuevos extraños a la comunidad, levante olas de desconfianza entre la población - con mucha razón porque han sido presa del despojo y del engaño a través de los años por individuos provenientes de la sociedad dominante y, en otros casos, por sus mismos compañeros cuando regresan del exterior.

La llegada del CSE a las comunidades enclavadas dentro de las inmediaciones de la cuenca del Río Zimatán al principio causó alegría, porque para los campesinos significó la posibilidad de obtener un insumo “gratis”, porque son pobres -así piensan ellos. Los habitantes de la parte alta de la Costa de Oaxaca especularon que la invitación tenía el carácter similar a los programas que realiza el gobierno en periodo de elecciones. Muchos de los habitantes dejaron pasar la propuesta, pensaron que era algo imposible de realizar porque la reforestación incluía, árboles que tardan en alcanzar “su mayoría de edad” cerca de cincuenta años, como es la Ceiba. Sin embargo, cuando el CSE se fue estableciendo dentro de la región, un pequeño número de habitantes decidió afiliarse a él. Mientras, los demás veían en la estrategia una medida para arrancarles de las manos, la poca o mucha tierra fértil a la que tienen acceso. Estos pensamientos, fueron inducidos por las diferentes partes que desean obtener la privilegiada atención de la mayoría de los habitantes, y, también, como resultado de las experiencias vividas a raíz de la llegada del Desarrollo Turístico de Bahías de Huatulco.

Las nuevas fuentes de salvación, ávidas por la preferencia comunal, presentan al CSE como una fuente divisoria, detractora de la unión que existía. Sin embargo, la realidad es que así fue, el Centro fue una fuerza divisoria más dentro de las comunidades. Dos bandos son los que se formaron, los que veían en el programa de “forestación” – así le llaman los comuneros - una alternativa que los mantenía dentro de su espacio ambiental, con la oportunidad de cuidar sus milpas y sus animalitos. El otro sector, definía a la propuesta llevada por el CSE como una posible trampa para robarles las tierras, una vez que el pago por la reforestación cubriera su valor; una manera de crear sembradíos de estupefacientes entre el bosque, para luego llevarse la droga dentro de las ramas de los árboles; una estrategia para tomar especies exóticas y venderlas a precios descomunales; finalmente, algunas personas llegaron a decir que al director del Centro en realidad el gobierno le estaba dando mucho dinero que él se embolsaba, dejando a los campesinos sin el apoyo.

Sin embargo, existieron impactos positivos para los que se inscribieron en la “forestación” porque dejaron de ir a la pizca en las fincas cafetaleras, tarea que les toma semanas -regularmente dejan abandonadas a sus familias y a sus tierras. Algunas UDCs se llevan a todos los miembros para poder obtener más grano, por lo tanto un mayor ingreso que aumenta al entregar más kilos al finquero. En este sentido, los “líderes” tradicionales, empezaron a resentir la falta de manos que trabajaran en sus fincas cafetaleras y se tomaron la labor de convencer de los aspectos negativos que encerraba la propuesta del Centro, al mismo tiempo, mantenían una relación amistosa con la ONG. Sin embargo, para los campesinos no tener que caminar por cinco horas o más hasta las fincas, fue un alivio ya que la alternativa del CSE les permitía obtener un apoyo económico que no los aleja de sus terrenos de siembra, ni de sus animalitos. Pero el apoyo económico prometido por el gobierno central y las diferentes instancias involucradas en el proyecto, llegó tarde, erosionando de manera sustantiva el entusiasmo de los que decidieron participar . Las dudas de los jefes de familia sobre la lógica del programa de “forestación” fueron vertidas en las asambleas comunales, las opiniones encontradas sobre sí la comunidad debería mantenerse dentro del proyecto fueron incrementadas cuando otros personajes importantes de la comunidad empezaron a dar su punto de vista: a) dirigentes de las diferentes religiones, b) representantes de los programas gubernamentales, c) dirigentes de los partidos políticos y con más ahínco, d) los líderes tradicionales, quienes empezaron a resentir la ausencia de la mano de obra que les trabajaba en sus fincas

Un movimiento silencioso se difundió a través de los vínculos existentes en las redes de UDCs, y por supuesto en las asambleas, donde el tema de la “forestación” se convirtió en un tema candente. Después de un largo proceso de deliberación, como es típico en las asambleas campesinas, se llegó a la decisión que Santa María Xadani se abstendría de participar y que esperaría los resultados que se obtuvieran en las otras comunidades.

Después de esa ruptura entre el Centro y Xadani, se observó que cada comunidad tiene su específica manera de articular sus diferentes proyectos de vida a proyectos de corte sustentable, alternativo y complementario. Las comunidades toman su tiempo para reflexionar sobre la conveniencia de participar de manera activa en una propuesta. Sin embargo, participan entusiastamente, si el proyecto viene del gobierno y si no les pide “prestar” su tierra para recuperar y conservar los ecosistemas, específicamente sus terrenos de siembra y el “monte” – léase el bosque. También participan comprometidamente cuando construyen un proyecto propio, como pasó en la electrificación de El Achiote. Todos los varones trabajaron para llevar la energía eléctrica a su pueblo. Otro ejemplo es la pavimentación del camino principal de Xadani, donde mujeres y niños trabajaron. Es importante hacer notar que los campesinos se involucran a profundidad cuando un proyecto tiene sentido para sus vidas. Además, estos proyectos regularmente siempre son transparentes porque son financiados por ellos mismos.

Sin embargo, en los proyectos externos, cuando aceptan participar lo hacen de una manera mesurada, van observando el terreno, a la vez se van apropiando, inventando y reinventando las estrategias que les muestra el agente externo. Esto, hace que el proceso sea pausado y determinado por una serie de acoplamientos, definidos principalmente, por el deseo de añadir un ingreso que complemente sus magros ingresos. Los primeros que se unieron a la propuesta del CSE fueron las UDCs que tenían limitadas posibilidades para obtener medios de consumo y producción. Esta condición, los hizo mantenerse por un periodo más largo dentro del programa de reforestación, en comparación a los que ya tenían, de alguna manera, resuelto su problema alimentario. Además, tenían otras opciones para mantener la supervivencia de su familia.

El presupuesto prometido por las instancias gubernamentales y no gubernamentales llegó tarde, por lo que la preparación de los invernaderos no se empezó en el mes de Abril, sino casi al terminar Mayo . Esto, inició un proceso de desencanto, la ausencia del apoyo económico hizo mella en el ánimo de los campesinos. A lo anterior le sumaban su desconcierto porque estaban sembrando especies de arbolitos que tenían que esperar muchos años para ser árboles grandes. Sin embargo, algunas instancias allegadas al lugar, como la Tele Secundaria, apoyaron al programa y permitieron que en sus terrenos se sembraran árboles frutales. Las autoridades educativas promovieron entre los alumnos un programa de reforestación dentro de sus linderos, permitieron que los coordinadores del CSE dieran pláticas a los estudiantes, en los que explicaban el proceso de depredación que estaban sufriendo los ecosistemas de su territorio. Pero dentro de las filas de maestros, también existía gente no convencida de la bondad del programa y promovían posibles intenciones oscuras por parte del Centro.

En un intento de resolver la situación, el CSE se unió a la reunión convocada por Bienes Comunales. Ahí explicó a los comuneros la trascendencia del proyecto para el territorio y sus habitantes. Sin embargo, el peso de la opinión de las autoridades morales, políticas y económicas pesaron sobre todo y Xadani se promulgó en espera de resultados; los que obtuvieran las demás comunidades involucradas, particularmente Petatengo. Si la propuesta tenía éxito Xadani entraría de lleno al mismo.

Como se mencionó anteriormente la división representada por las diferentes corrientes conformadas por las tendencias políticas, económicas y religiosas prevalecen de manera más acentuada en Xadani. Cada una le ofrece la reconstrucción y preservación de su proyecto de vida , de la misma manera el CSE les ofrece otra. La diferencia es que al CSE lo ven como un invasor y a los líderes espirituales, económicos y políticos los conciben como parte del entorno, parte de su vida cotidiana, una presencia menos agresiva. Lo que no notan los comuneros es que, regularmente el control y el poder de estos líderes están articulados a los intereses de los que tienen un proyecto de vida conectado al mercado capitalista . El CSE también se relacionó con los habitantes pudientes, se apoyó de manera constante en ellos para poder tener acceso a territorio “libre” de posibles agresiones legales. Cuando el Centro invitaba a comuneros –pobres y pudientes – dejaba en claro los términos de lo que estaba promoviendo; pero nunca comentaba sobre la problemática ambiental que se vivía abajo. Ni el impacto que tendría reforestar la parte alta de la Costa de Oaxaca: sostener el megaproyecto Bahías de Huatulco.

El proyecto se manejaba en dos ámbitos: el comunal y el globalizado. La unión de dos intereses sería el pretexto para recuperar la diversidad ecológica perdida. Manejar esa complejidad social fue la premisa del CSE, tal vez es por eso la información sobre la estructura total del proyecto nunca fue conocida. Además, por palabras propias del director no se desplegaba toda la información porque había sufrido despojo intelectual por técnicos que había capacitado. Sin embargo, el Centro fue facultando a los comuneros en actividades específicas como: hacerse cargo del pago catorcenal a los campesinos involucrados en la reforestación.

Para que los campesinos se involucren en un proyecto deben tener cubiertas todas sus necesidades básicas. La necesidad de obtener medios para continuar con su producción tradicional no les deja margen para esperar con paciencia. El retorno de la inversión de su fuerza de trabajo, aunque este sea magro, debe de llegar en los tiempos del hoy de las UDCs, para cubrir el déficit alimentario –no cubierto por sus cosechas de maíz . El retraso del apoyo económico fue una razón importante para que los campesinos se sustrajeran del proyecto y regresaran a las alternativas donde obtenían de manera más mediata, los medios para continuar en su territorio -la Comisión Nacional Forestal les ofrece año con año trabajo de apaga fuegos, con una paga extraordinaria para ellos.

A pesar de que el Centro no les entregaba en apoyo económico de manera sostenida, los comuneros de Xadani se mantuvieron dentro del programa durante dos años. Poco a poco la urgencia de cubrir sus necesidades y la sectorización del pueblo fueron minando la confianza de los campesinos, disminuyendo su participación hasta abandonar el proyecto. Es importante, mencionar que quienes resintieron más la salida del CSE de Xadani – salida técnica, pero los integrantes del CSE seguían pernoctando en Xadani - fueron las mujeres. Ellas tuvieron una gran influencia en el tiempo que se mantuvo el proceso de reforestación; ayudaban a recolectar semilla, sembraban árboles frutales en los alrededores de sus casas, lo que se llaman su jardín . A las comuneras les hacia falta el ingreso para cubrir las demandas de las instituciones educativas: uniformes, cooperaciones, multas por llegar tarde y los artículos escolares. Sin dejar de mencionar la necesidad de cubrir los requerimientos básicos para poder mantener a la familia. La separación fue una tarea que tenía que ser resuelta por los hombres, ellas tuvieron que mantenerse al margen de dicha disposición.