CONSIDERACIONES FINALES
Por la clandestinidad que implica, resulta taxativamente imposible precisar claramente la cuantía del mercado negro durante los años 40 en Cádiz. Sí se puede al menos estudiar su importancia, su diferenciación por zonas y concluir si ello llevó a alguna transformación.
Tras el estudio y las notas tomadas de la observación de 488 expedientes individuales de los años 45 y 46 que constan en el Archivo Histórico Provincial de Cádiz procedentes del Negociado de Abastecimientos, y de 300 expedientes del Tribunal de Contrabando, se ha desechado la idea (debido a lo inabarcable de esta tarea) de proseguir uno a uno cada caso. Se ha procedido no obstante a la comprobación de ciertos expedientes individuales, en los que podían existir ciertas dudas respecto a cantidades incluidas en las sanciones o de fechas, o para conocer el resultado final del procedimiento que se inició. No obstante, haber consultado estos expedientes ha proporcionado una visión más profunda de las circunstancias que estas personas que fueron sancionadas vivieron y un conocimiento sobre el funcionamiento administrativo de las instancias de control en materia alimentaria: cómo se abrían los expedientes, que documentos y copias incluían, las comprobaciones que se pedían y las autoridades a las que se pedían y en qué casos, qué abreviaturas se utilizaban para calificar los tipos de actas, cómo se concluían los procedimientos, etc.
Después del tiempo invertido en estas cuestiones, se decidió tomar como unidad de análisis el estudio de los registros de faltas en materias de sanción alimentaria, que se conservaba para la mayoría de los años.
Y ello a consta de perder la riqueza que aportaba el estudio individualizado de cada caso.
Se han transcrito fragmentos relacionados con los temas de estudio de un total de 40 personas en 38 entrevistas y se han comparado sus visiones de la economía y el estraperlo durante los 40 con los datos de archivo anteriormente citados y con un estudio sociológico de la época con el apoyo de otras fuentes documentales. El objeto era observar no solo como vivieron esos difíciles momento sino como explicaban el estraperlo. El contraste de ambas visiones, la oficial, y la vivida, además de describir la situación del momento más detalladamente, ha sugerido nuevos elementos para el análisis del fenómeno del estraperlo observándolo como una especie de economía sumergida que pudo iniciar ciertos cambios de carácter social y económico.
El estudio de las sanciones por circulación o venta de alimentos, por vías no oficiales ha confirmado la existencia de escasas multas de una cuantía muy elevada, así como la abundancia en multas de muy pequeña cuantía pero estas últimas a gran cantidad de personas. Aun intuyendo que tales hechos ocurrían, no se conocía en qué medida se daban.
El planteamiento de que el estraperlo es el recurso y la opción económica de la mayoría entre las familias menos favorecidas al término de la guerra, se confirma tanto en las entrevistas realizadas a los actores sociales que vivieron los hechos, como en el análisis de las sanciones.
Sin embargo sería muy arriesgado afirmar que es simplemente la actividad más utilizada por todos y cada uno de los ciudadanos, ya que este hecho es difícilmente medible y por tanto justificable. Pero de los datos disponibles se puede intuir, que era una actividad habitual, entre quienes tenían menores recursos en la economía de posguerra.
En cuanto al racionamiento proporcionaba recursos escasos en cuantía y de poca calidad.
Las respuestas sociales relacionadas con el estraperlo, no eran actividades cuyo fin fuese el lucro, sino más bien la subsistencia. La economía de autoabastecimiento consistía en esta posibilidad que las familias tenían de encontrar recursos de más calidad y de autoabastecerse. El estraperlo es una opción más de los consumidores. Es preciso preguntarse ¿qué oportunidades de elección tuvieron éstos dadas las circunstancias. La única opción que tenía la población más desfavorecida era la de abastecerse por sus propios medios.
No existían planes económicos por otro lado en el régimen: una política económica claramente planificada, sino medidas implantadas sobre la marcha una planificación económica más pensada, por sectores y con previsiones en periodos, hubiera obtenido unos resultados más favorecedores para la población.
Se podría plantear así mismo sugerir un segundo grupo de reflexiones en torno a los datos en materia de sanciones y a los testimonios orales:
Respecto a los primeros, se puede afirmar que se seguía un registro exhaustivo de las faltas menores; sin embargo el número de aprensiones por delitos mayores es baja. Contando con que existen expedientes no encontrados y que algunos de ellos no tienen resolución final, las multas mayores a 1000 ptas. se producen principalmente entre los años 38-40 (ambos incluidos). En los años analizados, alcanza un número más elevado el registro de los años 45 al 46 (aunque en este caso se incluyen también las del año 46). Pero las multas mayores a esa cuantía (que ya era elevada, abundan más en el 38-39 y en el año 45. En los registros del 38 y 39 existe una mayor uniformidad, pues las cifras pueden clasificarse en menores o menores y mayores a 2000 ptas. Para el resto de los años analizados para Cádiz las sanciones mayores oscilan entre uno y ocho expedientes con resoluciones finales.
Las multas de menor cuantía, que eran las de la población menos favorecida, no se pagaban exceptuando los dos años anteriores a los 40. Durante el 38, por ejemplo llegan a pagarse el total, exceptuando seis condonadas. Para otros años, existe un menor seguimiento de las multas pagadas, o bien son abonadas en fechas muy posteriores, cosa que no ocurre para el año 38. Por ejemplo, en el mismo libro de registro de los años 38 a 43, de mayo del 40 a julio del 43, no se señalan abonos, y para el 39, ni siquiera existe apartado de abonos.
Se ha analizado, a través de la cuantificación de sanciones, el cambio en las actividades por años relacionadas con la acaparación. Se ha observado la participación activa de las mujeres en el sustento de los hogares. En un principio y a raíz de las narraciones de historias de vida, se pensó que podrían haber sido las protagonistas de actividades económicas al margen de la economía oficial y del inicio de un impulso económico entre la población civil que promoviese las bases de un cambio económico. Se ha contabilizado lo que representaba en los años 42 y 43 las sanciones a mujeres en una de las estrategias más utilizadas. Los datos de sanciones (en las pérdidas de cartillas) y el estudio de expedientes, no han confirmado esta sospecha. Podría no obstante trabajarse más esta idea centrándose en el estudio de otros datos.
Los trabajos de las mujeres no se contabilizaban en la economía oficial, pero muchas de esas tareas diarias se concretaban en la búsqueda de los alimentos necesarios para el sustento de las familias y en este sentido, eran también otro tipo de producciones y otros consumos
Del estudio de las sanciones se concluye que era otro fin, el que motivaba el control pero que quizá los efectos del racionamiento no fueron tampoco los esperados. Si se atiende a este hecho, no era una acción a erradicar, sino que podría ser tan solo una medida de control de una economía basada solo en la distribución de recursos por un racionamiento impuesto y no sometido a unas normas de regulación fijas. Esto se produjo por dejadez o por dificultad del hecho a perseguir; un hecho al que recurría la mayoría y en el que las estrategias variaban. Variaba la acción a perseguir y el castigo. La variación introducía una dificultad más en el hecho a perseguir. Pero esto ocurría no por la falta de regulación homogénea (el intento de perseguir, controlar así como de homogeneizar los registros fue una constante), sino que más bien por el cambio de las estrategias de supervivencia entre la población respecto a las actividades de economía sumergida o relacionadas con el estraperlo. Sin embargo el objetivo del presente trabajo no es la reflexión sobre las causas de control sino que el estudio del estraperlo como un fenómeno social y las variaciones subsiguientes que pudo introducir en las circunstancias.
Las actividades perseguidas cambiaban en modos en las comidas y formas de acción diferentes. Respecto a estas últimas la población recurría a la modificación de conductas penadas. Siempre la economía sumergida adopta formas de acción diferentes, si es el único recurso y está castigado. El recurso a estas acciones, define grupos homogéneos de acción diferenciada.
No era una actividad planeada. En principio, las actividades al margen de la economía oficial se encaminaban a la consecución de un beneficio en especias o en negocios. Sin embargo las acciones de grupo encaminadas a la mejora de la distribución o al aumento de productos alimentarios, planteaba un incremento real de poder de las clases menos pudientes, que no tenía por qué traducirse en términos económicos. A pesar de las dificultades en lo más esencial, subsistieron. El fenómeno en sí del estraperlo suponía un incremento en especias con el que se podían conseguir escasos márgenes para invertirlos de nuevo en productos. Este poder relativo pudo influir en un cambio en la estructura de clases, pues sin plantearse el beneficio económico, supuso la supervivencia de las clases más bajas o bien un fortalecimiento inicial de las clases medias que influiría sobre la configuración social en los siguientes años.
En un principio, parecían no observarse novedades en el análisis, pero la reflexión año a año, de aquellos para los que se dispone de datos, ha dibujado la evolución y ha aportado datos sobre los cambios respecto a las acciones encaminadas a proveerse de alimentos. Cambios tal vez no pensados, pero sí ensayados y luego generalizados.
Los recursos utilizados por la población y las ideas para sobrellevar la situación han hecho pensar en la existencia de estrategias cambiantes para burlar en control de las autoridades entre el segundo grupo de los mencionados: el de la población más humilde.
Las ventas de cartillas, pérdidas de pastas de cartilla, venta a precios no oficiales, eran las medidas más adoptadas en los años más difíciles.
Respecto al segundo de los aspectos mencionados, las narraciones de personas que vivieron los hechos, se concluyen otras cuestiones:
Los documentos autobiográficos son un archivo de datos a desentrañar y un recurso excelente para la explicación social de los hechos. Muestran una fotografía de lo vivido a través de la narración de los hechos. La descripción hace que el lector se traslade a la situación que relatan. Sus actores nos hablan de comidas, costumbres y pensamientos; hablan de los acontecimientos políticos y de las condiciones materiales de subsistencia junto a anécdotas diarias; comentan otros muchos hechos que les marcaron descritos junto a la escasez y el hambre de la posguerra. Son informaciones muy valiosas, en la medida en que ayudan a comprender el fenómeno del estraperlo y a desentrañar y descomponer los hechos que se dan en éste. Se ha visto las condiciones laborales de los 40 a través de la descripción de los entrevistados.
Se ha observado el recurso a diversos y marginales tipos de trabajos entre las personas que relatan los hechos en Cádiz. Se ha analizado el recurso a la ayuda entre familiares y cercanos y como eso garantizaba la subsistencia diaria.
La variedad de empleos y estrategias adoptadas suponía un añadido, esencial en los ingresos y por tanto una forma de incrementarlos y mejorar la escasa calidad de vida que se tenía en los años 40.
Como se ha dicho, Las sanciones más comunes eran además de a comerciantes a productores e industrias principales, las mayores.
Pero se han detectado otras tantas a personas individuales y comerciantes conjuntamente o de allegados y grupos familiares. Se han localizado acciones de subsistencia, que se propagaban entre las familias, a modo de una red de apoyo o de información para sobrellevar la pobreza extrema. Sin embargo esto se concluye más claramente del estudio de las sanciones. Si las historias de vida hubiesen sido entrevistas semiestructuradas, quizá se hubiesen aportado datos más específicos que hubiesen permitido un estudio de redes, concretando así más específicamente los contactos entre personas y la difusión de las estrategias de subsistencia.
Se han descrito las condiciones de vida de los entrevistados: sus salarios, trabajos, actividades... Partiendo de la idea de que el Individuo pertenece al grupo, era preciso demostrar si quienes relatan los hechos conforman un grupo homogéneo. Esto es, profundizar en una cuestión clave en los análisis propios de las ciencias humanas: si el individuo posee los atributos del grupo y si existen condiciones comunes de acción entre los sujetos, además de las de situación.
Las personas entrevistadas conforman un grupo suficientemente representativo: es diverso pero les unen unas condiciones y unas formas de afrontar la subsistencia. Además no solo conviven en el mismo espacio, sino que coinciden en el relato de los hechos. De lo que comentan se puede inferir al menos algunos hechos del grupo y comprender así el estraperlo como un fenómeno social y admitido generalmente, con fines más o menos declarados.
Aprovechando la versatilidad de los informadores en su descripción de los hechos, se han recogido narraciones sobre los aspectos políticos, educativos, culturales y sobre la explosión de Cádiz. Prescindir de estas imágenes en el análisis de los hechos hubiese sido además de un error, evitar las relaciones entre los procesos económicos y los fenómenos sociales.
La descripción de la situación de escasez y penuria tras la guerra es coincidente en los entrevistados. Se hacen referencias constantes a los economatos o a la posibilidad de aumentar las raciones, incluso de poseer un plus para el intercambio o venta, en ocupaciones relacionadas con el ejército y los destinos en barco. Pero se muestra esto como una circunstancia especial, pues el estraperlo en el que participaba la mayoría era tan solo de subsistencia. En sus relatos confirman así mismo una admisión generalizada al estraperlo, pero autocensurando ciertas informaciones sobre su participación. Se ha observado como el recurso común al estraperlo no es solo descrito en las entrevistas, sino reflejado en los controles del momento. Si los sistemas de control varían, tal y como se ha visto, así como los procedimientos administrativos, es porque el recurso a este fenómeno varía también, adoptando formas diferentes muy ingeniosas.
Con el nivel de precios que alcanzaron los alimentos básicos, la alimentación que se proporcionaba a través de las cartillas y la gran especulación, la subsistencia de las familias menos favorecidas debió recurrir a los pequeños consumos extras al margen de los racionamientos. La subida de los precios de los consumos se establecía también a este nivel. El producto podía ser caro en el mercado negro, pero la venta o reventa en partes, lo hacía asequible, y como las condiciones no mejoraban las raciones o el abastecimiento elemental, la población se veía obligada a recurrir a la práctica de cuartear y dividir tanto cartillas como pesos. Los productos de las cartillas se revendían y se compraban otros de mejor calidad aunque más caros en el mercado negro.
Eran por tanto muy apreciados estas entradas extras de alimentos, que reunían unas condiciones más aceptables para el consumo. En este hecho habría también diferencias, pues algunas familias, las que poseían bienes restringidos en el mercado oficial o las procedentes del medio rural podrían recurrir más fácilmente a estos cambios.
El estraperlo es la economía sumergida del momento. Las estimaciones sobre producciones ocultas del momento, aún siendo a la baja, intuían un volumen alarmante para las autoridades.
Los propietarios, próximos al régimen y productores de un lado, incrementaban sus fortunas con escasos riesgos; comerciantes, familias y cercanos y cada persona individualmente producía con grandes riesgos al margen de la economía oficial para incrementar sus escasas raciones en unos momentos en que el racionamiento y la intervención no proveían de lo necesario para subsistir.
Los entrevistados hacen referencias constantes a los privilegios de los propietarios y a las diferencias entre ellos y el resto, que era la mayoría. Relatan el desprecio hacia los más humildes y el abuso de poder en sus relaciones. Relacionan la política e ideología con los más favorecidos económicamente y argumentan repetidamente que los humildes no poseían tampoco eso.
Es un hecho casi unánimemente aceptado como la consolidación de la clase media dejará de lado la estructura social enfrentada del año 36 y que el crecimiento de esa clase media se produce en España preferentemente a partir de los años 60 y con el establecimiento del pleno empleo.
Un método indirecto para estimar la estructura de la población en Cádiz durante el periodo analizado, sería la de contabilizar el número de cartillas de primera, segunda y tercera categoría que había (que se clasificaban según los ingresos familiares), comparando con la carestía del coste de vida. Sin embargo, la amplitud del trabajo aquí propuesto ha hecho imposible la búsqueda y el trabajo en este sentido.
De todas formas se presenta ésta como una tarea complicada. Entre los problemas se destacan: los cambios en materia de racionamiento a la población, las bajas en las cartillas, las dificultades para establecer un censo fiable de racionamiento o la falta de datos para todos los años.
Pero los datos que aquí se proporcionan sugieren otras cuestiones. Cabría preguntarse si existieron fenómenos que desencadenaron o fueron los antecedentes, cómo se iniciaron dichos cambios ya que ese proceso no irrumpe de repente. Cabría preguntarse si las actividades de acaparación, y si el fenómeno en sí del estraperlo produce un cambio en las estructuras sociales. Y esto es precisamente lo que sugiere el presente estudio, que debería ser analizado más profundamente el estraperlo como un fenómeno social y de masas que introduce ciertas transformaciones en las estructuras sociales. Es cierto que los más humildes, la gran mayoría de españoles y de gaditanos, subsistían tan solo, pero encontraron mecanismos para mantenerse, aún al margen de los controles y de los escasos racionamientos con los que contaban. A pesar de todo, los déficits se convirtieron en una forma de desarrollo de fortunas para unos pocos y en una forma de ensayar intercambios de carácter económico para otros.
Actividades poco lucrativas pero convenientes para el mantenimiento de las economías familiares.
La convertibilidad de las actividades al trabajo oculto conduce al incremento de la economía sumergida, no ya de industriales, productores, sino como forma de subsistencia admitida en las propias economías familiares. Es una forma de conseguir consumos que no existen pero que sin embargo se generan y por tanto un tipo de trabajo, no oficial, con riesgos, pero también con ciertos beneficios. No supone un enriquecimiento para las economías familiares, pues estas unidades de producción no pueden acumular grandes cantidades de bienes, pero sí supone una cierta consolidación de ciertas redes de aprovisionamiento y un incremento en sí de los consumos. No se trata claramente de incrementos en las producciones pero se trata de particiones, divisiones, o producciones de economía sumergida.
El análisis que aquí se realiza bien podría utilizarse como excusa para hacer referencia a otras tantas circunstancias y formas de subsistencia (incluso de hoy día que se dan entre sectores más humildes), que ofrecen quizá determinadas similitudes con algunas situaciones del pasado.
Se ha reflexionado sobre la extensión del fenómeno del estraperlo y la admisión social del mismo. También de la incidencia de las condiciones sociales de subsistencia en los modos de producción, y de cómo ello incide en las estructuras sociales.
No se puede hablar (faltan datos de que el origen sea el estraperlo, pero sí destacar la importancia que tuvo el empeoramiento de las condiciones de subsistencia en el inicio de otras transformaciones relacionadas con el consumo y la producción.
Como tendencia principal de formas de subsistencia, se debe hablar de un modo en el que se ven involucradas la mayor parte de las familias, o en la que el grado de participación es elevado; se debe considerar la posibilidad de otros tantos cambios en cuanto a las relaciones entre los grupos que lo practican. Y esta influencia derivaría indirectamente en el asentamiento y estabilidad futura de dichos grupos.