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El desarrollo humano.
Este texto forma parte de la tesis doctoral
El cambio estructural del sistema
socioeconómico |
En 1990 el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) publicó Desarrollo Humano. Informe 1990; dicho documento, que recogía las ideas básicas del Ajuste con rostro humano, marcó el inicio de una nueva etapa en la estrategia de desarrollo de las Naciones Unidas.
Según del PNUD, el objetivo central del desarrollo humano sería el ser humano, ya que dicho desarrollo sería un proceso por el cual se ampliarían las oportunidades de éste. Dichas oportunidades, en principio podrían ser infinitas y cambiar con el tiempo; sin embargo, las tres oportunidades más esenciales serían disfrutar de una vida prolongada y saludable, adquirir conocimientos y tener acceso a los recursos necesarios para poder lograr un nivel de vida decente. Si no se poseen estas oportunidades esenciales, otras resultarían inaccesibles (PNUD, 1990-c, pp. 8-12).
Pero el desarrollo humano comprendería otras muchas dimensiones tales como la libertad política, económica y social, la posibilidad de ser creativo y productivo, respetarse a sí mismo y disfrutar de la garantía de los derechos humanos.
El desarrollo humano tendría además dos aspectos distintos, la formación de las capacidades humanas (mejor estado de salud, conocimiento y destreza) y el uso que la población hace de las capacidades adquiridas (descanso, producción y actividades culturales, sociales y políticas). Si el desarrollo humano no consiguiese equilibrar los dos aspectos podría generar una gran frustración humana.
El desarrollo humano iría más allá de la satisfacción de las necesidades básicas ya que compaginaría la producción y distribución de bienes de consumo con la expansión y uso de las capacidades humanas, incluyendo además un proceso dinámico de participación social, lo que lo convertiría en un concepto válido tanto para países desarrollados como subdesarrollados (PNUD, 1990-c, pp. 8-12).
El informe del noventa presentaba una serie de importantes conclusiones (PNUD, 1990-e, pp. 22-33):
a) Los países en desarrollo habrían realizado progresos significativos en materia de desarrollo humano durante las últimas tres décadas (aumentos significativos en esperanza de vida, alfabetización adulto, cobertura médica primaria, acceso a agua potable y producción de alimentos, y reducción de la tasa de mortalidad infantil).
b) La brecha Norte-Sur, en el campo del desarrollo humano básico, se habría reducido considerablemente durante las últimas tres décadas, a pesar de que la brecha de ingresos se habría ampliado; la brecha se habría estrechado en los componentes de la supervivencia básica (esperanza de vida, analfabetismo, mortalidad infantil) y continuaría ampliándose en los campos del ingreso y de los conocimientos avanzados y alta tecnología.
c) Los promedios de progreso, en cuanto a desarrollo humano, ocultarían grandes disparidades dentro de los propios países en desarrollo, entre zonas rurales y urbanas, entre hombres y mujeres, y entre ricos y pobres; el desarrollo humano sería sensiblemente menor cuando nos fijásemos en la población rural, femenina o pobre, por lo que la intervención pública, vía gasto social, sería ineficiente si no lograse llegar a estos grupos preferenciales.
d) Sería posible lograr niveles bastante respetables de desarrollo humano incluso con niveles de ingresos bastante modestos; habría países con mejor clasificación según el desarrollo humano que según los niveles de ingresos, lo que indicaría que habrían canalizado una mayor parte de sus recursos económicos hacia el progreso humano que aquellos otros países con mayores niveles de ingresos y menores niveles de desarrollo humano.
e) No existiría un vínculo automático en crecimiento económico y progreso humano; el camino más efectivo para el desarrollo humano sería el crecimiento económico acompañado de una distribución razonablemente equitativa del ingreso; sin embargo, a corto y medio plazo sería posible alcanzar un mayor desarrollo humano sin crecimiento, tan sólo con una distribución más equitativa de la riqueza.
f) Los subsidios sociales serían absolutamente necesarios para los grupos de menores ingresos; los mecanismos del mercado podrían ser muy importantes para una asignación eficiente de los recursos, pero no garantizarían una distribución justa, por lo que se haría necesaria una política compensatoria que diese oportunidades económicas a la población más pobre.
g) Los países en desarrollo no son tan pobres como para no poder pagar por el desarrollo humano y atender su crecimiento económico; los beneficios a medio y largo plazo de los gastos sociales sobre el desarrollo humano son muy importantes, por lo que resultaría muy conveniente una reestructuración de las prioridades presupuestarias de los países en desarrollo y mejora de la eficiencia pública.
h) Los costos sociales del ajuste suelen ser optativos y no coercitivos; ante una reducción de los recursos públicos disponibles, el ajuste presupuestario podría recaer sobre distintas partidas, permitiendo salvaguardar los programas de desarrollo humano a costa de otros sectores de la sociedad menos necesitados.
i) Sería indispensable contar con un entorno externo favorable que respaldase las estrategias de desarrollo humano; se haría necesaria una inversión de la transferencia neta de recursos Sur-Norte en Norte-Sur, lo que requeriría de una efectiva solución al problema de la deuda.
j) Algunos países en desarrollo, especialmente África, necesitarían más asistencia externa que otros; el alto grado de privación humana que padecen determinados países, sobre todo africanos, los convierte en prioritarios de la ayuda externa que contribuya a la reestructuración del desarrollo a largo plazo.
k) Si la cooperación técnica tiene como propósito ayudar a consolidar aptitudes humanas y capacidades nacionales en los países en desarrollo sería preciso someterla a un proceso de reestructuración; la cooperación técnica habría de medir su éxito por la velocidad de desmantelamiento de sus programas.
l) Un enfoque participativo, incluida la participación de las organizaciones no gubernamentales (ONGs), resultaría vital en cualquier estrategia tendente a lograr un desarrollo humano exitoso; el Estado habría de ceder competencias a la sociedad civil, donde destaca la labor de las ONGs, que suelen ser pequeñas, flexibles, eficientes, funcionan con costes reducidos y promueven un desarrollo autosuficiente.
m) Sería imperativo reducir drásticamente las tasas de crecimiento demográfico a fin de lograr mejoras apreciables en los niveles de desarrollo humano; las tasas de crecimiento de la población de los países en desarrollo desbordan la capacidad de estos países para satisfacer sus necesidades básicas y generan migraciones masivas, por lo que resultaría necesario fortalecer los programas de planificación familiar, alfabetización femenina, reducción de la fertilidad y atención médica materno-infantil.
n) El crecimiento acelerado de la población en los países en desarrollo se estaría concentrando en las ciudades; dada la inevitable urbanización de los países en desarrollo, los urbanistas habrían de solventar problemas como la descentralización del poder y los recursos, la movilización de los ingresos locales de origen local, la construcción de viviendas e infraestructuras (incluida la asistencia a los más débiles) y la mejora del entorno urbano con especial incidencia en los suburbios.
ñ) Las estrategias de desarrollo sostenido deberían satisfacer las necesidades de la presente generación sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones de satisfacer sus propios requerimientos; debería tenerse en cuenta que cualquier tipo de deuda (financiera, de negligencia humana o de deterioro medioambiental) afectaría a las generaciones futuras y que la pobreza es el primer contaminante.
Los informes posteriores han seguido utilizando la misma metodología que el de 1990, aunque se han centrado en temáticas concretas (1992, desigualdad; 1993, sociedad civil; 1994, Cumbre Social; 1995, género; 1996, crecimiento; 1997, pobreza; 1998, consumo; 1999, mundialización).
El informe de 1997 merecería una especial atención por cuanto identificaba el desarrollo humano como la negación de la pobreza, enlazando de forma inequívoca con el mensaje del Relatorio de Uppsala. Este informe definía la pobreza como la denegación de opciones y oportunidades básica para el desarrollo humano, vivir una vida larga, sana, creativa y disfrutar de un nivel decente de vida, libertad, dignidad y respeto por sí mismo y de los demás (PNUD, 1997, pp. 2-14). Además, señalaba la multidimensionalidad de la pobreza, destacando entre las principales dimensiones, la vida breve, el analfabetismo, la exclusión social y la falta de medios materiales.