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Autopoiesis

 

 

Este texto forma parte de la tesis doctoral

El cambio estructural del sistema socioeconómico
costarricense desde una perspectiva
compleja y evolutiva (1980-1998)

de Antonio Luis Hidalgo Capitán
a cuyo texto completo se puede acceder
desde este enlace

 

 

 

El segundo término que vamos a introducir es el de autopoiesis, también procedente de la biología y desarrollado por Varela, Maturana y Uribe (1974) y que puede definirse como la capacidad que tiene un sistema para, a pesar de no estar en equilibrio, mantener una estabilidad estructural absorbiendo energía del entorno o autorregulándose continuamente. Al igual que los seres vivos, los sistemas autopoiéticos son capaces de mantener su autonomía y una continuidad de sus pautas (Hodgson, 1995 [1993], pp. 365-366; Zolo, 1992, p. 14).

            La traslación del concepto de autopoiesis, propio de la biología, a las ciencias sociales, no puede hacerse de manera automática; distintos autores han presentado una serie de objeciones para que un sistema social pueda considerarse como autopoiético (Beyme, 1994 [1991], pp. 216-217):

a)         Sólo pueden denominarse autopoiéticos a los sistemas vivos; en este sentido cualquier sistema socioeconómico está compuesto por individuos y, por tanto, por elementos vivos.

b)         Los sistemas autopoiéticos-biológicos producen sus propios componentes, se autorreproducen; esto sólo es válido para algunos sistemas sociales, entre ellos el sistema socioeconómico nacional, capaz de producir sus propios agentes.

c)         Los sistemas autopoiéticos-biológicos pueden no tener cerebro; no todos los sistemas sociales poseen un órgano encargado de la toma de decisiones, el sistema socioeconómico nacional si lo posee, dicho órgano es lo que hemos denominado gobierno; no obstante, cabría considerar la existencia de sistemas socioeconómicos nacionales donde el poder estuviese tan repartido que no pueda identificarse que agente o agentes es realmente el gobierno o si éste existe.

d)         En los sistemas autopoiéticos-biológicos los componentes pertenecen a un sistema y sólo a uno; tal y como hemos entendido el sistema socioeconómico nacional, los componentes del mismo no pueden pertenecer a otro sistema socioeconómico nacional, aunque si cabrían enfoque a niveles distintos del nacional (mundial, regional, local...) donde podrían encontrarse sistemas sociales autopoiéticos, pero también esto sería discutible en función de la autonomía de su regulación; en este sentido, éste es un punto débil de la utilización del concepto de autopoiesis en relación con el sistema socioeconómico nacional.

e)         No todos los elementos de un sistema autopoiético-biológico tienen acceso al entorno de dicho sistema; en el caso del sistema socioeconómico nacional, esto sólo es cierto para el entorno socioeconómico sistémico, pero no para el entorno físico; por tanto, es éste otro punto débil de la utilización del concepto y en principio cabría cuestionar su utilidad en los estudios sobre las relaciones del sistema socioeconómico nacional con su entorno físico (medio ambiente).

            A pesar de estas consideraciones, creemos que el concepto de autopoiesis es útil para explicar el funcionamiento de los sistemas sociales y, en concreto, del sistema socioeconómico nacional; es más, si introducimos otro concepto, el de alopoiesis, la dimensión nacional de la autopoiesis quedará aun más clara.

            Un sistema alopoiético es aquel cuyos mecanismos de regulación no forman parte del mismo; suele considerarse como alopoiéticos a todos los sistemas que pueden identificarse en el interior de un sistema autopoiético, por ejemplo, el sistema socioeconómico de una ciudad que forma parte de un sistema socioeconómico nacional (Beyme, 1994 [1991], pp. 220-221). Si consideramos al sistema socioeconómico mundial como autopoiético, podríamos tratar al sistema socioeconómico nacional como alopoiético, de forma que, siguiendo un ejemplo de Maturana (recogido por Beyme, 1994 [1991], pp. 222-223), ningún país podría ser enteramente socialista porque el sistema mundial dominante es capitalista; no obstante, la existencia durante tres cuartos de siglo de países socialistas dentro de un sistema socioeconómico mundial capitalista, o la resistencia de Cuba a abandonar el socialismo, hacen pensar que estos sistemas socioeconómicos nacionales, son (Cuba) o han sido durante mucho tiempo (URSS) sistemas autopoiéticos. Sin embargo, nosotros consideramos que el sistema socioeconómico mundial, no puede ser entendido como un sistema autopoiético, pues la falta de un órgano de autorregulación deliberada, el cerebro, el gobierno mundial (en teoría no imprescindible), hace que tenga una capacidad de autorregulación inferior a la que tienen los sistemas socioeconómicos nacionales; el sistema de Naciones Unidas, al igual que el G-7, dista mucho de ser ese gobierno, por lo que el grado de autorregulación del sistema socioeconómico mundial es muy limitado, depositando la verdadera capacidad de autorregulación en el plano nacional. No obstante, el proceso de globalización y el aumento de la descentralización del poder al interior de los sistemas nacionales limita cada vez más la capacidad de autorregulación de los sistemas socioeconómicos nacionales; la conformación de órganos de decisión a diferentes niveles puede hacer que, en el futuro o en determinados casos ya en la actualidad, la dimensión nacional no sea la más adecuada para la identificación de un sistema socioeconómico autopoiético, sin embargo, consideramos que, de momento, es útil para nuestro objeto de estudio.

            En el sentido en que Sampedro y Martínez (1975 [1969], pp. 270-271) entienden el concepto de sistema económico, como una estructura con plena capacidad de autodecisión, sólo serían sistemas en sentido estricto los sistemas autopoiéticos, los sistemas alopoiéticos serían desde este punto de vista tan sólo estructuras.

            Por otro lado, la estabilidad estructural que garantiza la autopoiesis es compatible con la inestabilidad del sistema socioeconómico a nivel micro; con ello se rescatan, en primer lugar, la vieja idea de Peirce, de finales del siglo XIX, de que el azar engendra orden y de que puede surgir un macroorden a partir de un microcaos y, en segundo lugar, el principio de determinismo estratificado de Weiss (1969), que sostiene que existe una determinación de lo grande a pesar de la indeterminación de lo pequeño. Así un sistema autopoiético mostrará un cierto grado de orden a nivel macro a pesar de la variedad y el caos a nivel micro.

            El paso del microcaos al macroorden del sistema viene explicado en los años setenta y ochenta por los trabajos de Prigogine y la Escuela de Bruselas (Prigogine y Stengers, 1984), que demuestran cómo el orden puede surgir del caos a partir de los procesos de autorregulación; de hecho es precisamente la variedad y el desorden a nivel micro lo que permite amortiguar los efectos de realimentación acumulativa que podrían desestabilizar fácilmente un sistema en equilibrio (Hodgson, 1995 [1993], pp. 366-367). Existen múltiples aplicaciones de esta idea en economía, entre ellas destacan, por ejemplo, los estudios sobre el desarrollo y la expansión de ramas industriales a pesar de las continuas quiebras y nacimientos de empresas en un sector (Neghisi, 1990, pp. 55-57).

            Así pues, en los periodos de estabilidad del sistema socioeconómico es donde se produce el desarrollo creódico del genotipo político-ideológico; no son periodos de equilibrio, sino periodos autopoiéticos, donde la autorregulación del sistema hace compatible el microcaos con el macroorden. Dichos periodos se caracterizan por un cierto grado de estabilidad estructural, ya que durante los mismos la estructura socioeconómica se transforma muy lentamente o bien sufre cambios estructurales menores, en función de la citada autorregulación, para adaptarse al entorno y seguir siendo útil a la finalidad que persigue el sistema. La transformación lenta es una transformación de los elementos que conforman la estructura y obedece a múltiples factores (crecimiento de la población, desarrollo productivo de los distintos sectores, aplicaciones de políticas de gestión de la estabilidad, cambios en la demanda...). Un cambio estructural menor es una transformación tanto de los elementos como de las interrelaciones estructurales consecuencia de un cambio de un modelo de desarrollo agotado por otro nuevo, que también es compatible con el creodo político-institucional.