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Estática y dinámica
Este texto forma parte de la tesis doctoral
El cambio estructural del sistema
socioeconómico |
A la hora de abordar el análisis estructural de un sistema socioeconómico podemos adoptar una perspectiva estática o dinámica[1]. En el primer caso, suponemos que la estructura socioeconómica por definición es invariante en el periodo objeto de estudio, por lo que podemos ignorar el tiempo en nuestro análisis. En el segundo caso, suponemos que la estructura sufre transformaciones durante el periodo de tiempo objeto de estudio, o bien sufre cambios más bien bruscos que suponen su desaparición y su sustitución por otra estructura socioeconómica diferente; aquí no sólo el tiempo en sí, sino también el concepto de tiempo que empleemos será relevante para nuestro estudio.
Pero antes de continuar debemos aclarar la aparente contradicción entre el supuesto de permanencia de la estructura y las transformaciones estructurales. A diferencia de las fluctuaciones cíclicas, que son fenómenos meramente funcionales, las transformaciones estructurales son variaciones orgánicas o constitucionales del sistema socioeconómico; es decir, el sistema socioeconómico no sólo funciona sino que evoluciona en el tiempo (Fernández Díaz et al. 1993 [1989], p. 89).
La estructura socioeconómica no ha de entenderse como inmutable o inalterable, sino como relativamente estable (Marchal), invariable a corto plazo (Akerman), de movimiento lento (Tinbergen) o de modificación débil (Perroux) (Viet, 1970 [1965], p. 185). En otras palabras, la estructura socioeconómica es estable a corto o medio plazo, pero al ser observada a largo plazo puede comprobarse cómo la misma sufre variaciones lentas y continuas (transformación estructural) y bruscas (cambio estructural). En el primer caso, ante variaciones estructurales continuas, basta con acortar el periodo de estudio para que la estructura socioeconómica se presente como estable y, por tanto, pueda ser estudiada desde una perspectiva estática; en el segundo caso, ante variaciones estructurales bruscas, es inevitable utilizar una perspectiva dinámica-evolutiva, ya que dichos cambios no pueden entenderse por medio de un simple ejercicio de estática comparativa.
En los análisis de dinámica-evolutiva estructural contemplaremos necesariamente el tiempo, distinguiendo aquí los análisis que se realizan entre dos cambios estructurales, centrados en las transformaciones y que tienen una visión de largo plazo, y los que se realizan específicamente sobre un cambio estructural, con una visión de medio o largo plazo.
En los análisis de las transformaciones estructurales lo que se transforman son los elementos de la estructura, en este caso socioeconómica, aunque no las leyes que rigen las interrelaciones, que permanecen invariables y que son las que dan sentido a dicha estructura (Berzosa, 1995, p. 38). En los análisis del cambio estructural, se alteran precisamente dichas leyes, por lo que la vieja estructura socioeconómica da paso a una estructura socioeconómica nueva.
Las leyes estructurales pueden ser universales, es decir, válidas para toda estructura socioeconómica, o parciales (relaciones típicas), es decir, válidas para un cierto grupo de sistemas socioeconómico (Sampedro y Martínez, 1975 [1969], p. 289). Nosotros consideramos que pueden definirse además leyes particulares de una determinada estructura en la medida en que determinadas relaciones entre los elementos de la estructura son permanentes mientras persiste dicha estructura; aunque tal vez su nombre más adecuado sea el de relaciones estructurales, creemos justificado denominarlas leyes. En este sentido, ante un cambio estructural, las que varían son siempre las leyes particulares y, en la mayoría de los casos, las leyes parciales, aunque las leyes universales permanecerían inmutables, por su propia naturaleza.
El funcionamiento del sistema socioeconómico entre dos cambios estructurales puede explicarse a partir de la identificación de la estructura socioeconómica existente en ese intervalo de tiempo. Así pues, la periodificación empírica de los intervalos de estabilidad del sistema socioeconómico será la primera fase del análisis de su estructura; es la periodificación la que define la estructura, en la medida en que buscamos en ella la permanencia, y no la permanencia de los elementos y relaciones estructurales la que define los intervalos (Viet, 1970 [1965], pp. 187-188).
Pero si hablamos de dinámica-evolutiva estamos hablando de tiempo y, por tanto, conviene definir claramente a que tiempo nos referimos. Aquí creemos útil la diferenciación de Granger (Viet, 1970 [1965], pp. 187-188) entre tiempo causal, tiempo histórico y tiempo estocástico; el tiempo causal sería el tiempo no fechado, el intervalo temporal entre la existencia de la causa y la existencia del efecto; el tiempo estocástico sería el intervalo de tiempo no fechado en el que pueden darse determinados fenómenos además de las relaciones causa-efecto; el tiempo histórico sería una variable plena y orientada, cuya estructura es tal que el contenido de cada instante depende del contenido de los instantes que le precedieron; en él se dan relaciones causales y fenómenos aleatorios. El tiempo histórico de Granger es el tiempo irreversible de la economía de la complejidad donde tienen lugar los fenómenos socioeconómicos; en él importa el instante además del intervalo y ello por dos motivos, porque en ese instante los fenómenos aleatorios no son los mismos que en cualquier otro instante y porque lo que ha ocurrido en instantes precedentes condiciona lo que puede suceder en el instante posterior. El tiempo irreversible es el tiempo relevante desde una perspectiva sistémica de multicausalidad, de causalidad no lineal, de azar y de autorregulación y, por tanto, el único tiempo útil a la hora de explicar la evolución estructural del sistema socioeconómico.
Para proceder al estudio del cambio estructural del sistema socioeconómico, dos son los pasos que debemos dar; el primero, la definición de la estructura destacando su permanencia y, el segundo, la aceptación del cambio estructural, en el sentido de que el sistema socioeconómico permita (o genere) una estructura alternativa. Así una vez superados los bloqueos que garantizan la permanencia de la estructura, que bien pueden estar vinculados con la autorregulación del sistema socioeconómico, éste puede moverse hacia una nueva caracterización estructural (Landesmann y Scazzieri, 1990, p. 97).
[1] El término dinámica puede entenderse como funcionamiento, en este caso el concepto de tiempo empleado será el de tiempo causal, o como evolución, en este caso el concepto de tiempo empleado será el de tiempo histórico. En adelante utilizaremos el término dinámica en este segunda acepción.