Si consideramos, preliminarmente, que el objetivo de la tutoría es reducir los índices de reprobación, deserción y eficiencia terminal (entendida ésta como el concluir los estudios en el tiempo previsto en los programas), es evidente que una investigación de este tipo se justifica en los siguientes términos :
1.2.1.- INSTITUCIONAL
Los recursos humanos, materiales, técnicos y financieros que se aplican a la formación de profesionales deben ser productivos en términos de que su utilización no sea deficiente.
1.2.2.- SOCIAL
La gran demanda existente entre la juventud por conseguir un lugar en una institución pública de educación superior no se satisface, entre otras causas, por las limitaciones presupuestales y estructurales; por ello, no es razonable que los espacios estudiantiles sean restringidos por recursamientos derivados de la reprobación, los que no permiten el que nuevos alumnos sean admitidos.
1.2.3.- ACADÉMICA
Los fracasos en la acreditación de asignaturas generan distorsiones en el desarrollo uniforme de los programas de estudio derivados principalmente de seriaciones de materias.
El estudiante como eje de la educación superior es afectado por frustraciones derivadas de reprobaciones causadas por causas colaterales al aprendizaje, lo que se refleja en una incorporación tardía al mercado laboral.
1.2.4.- ORGANIZACIONAL.
La investigación es un área poco desarrollada y, en el estudio de tutorías, lo es aún menos, particularmente por que, siendo niveles de licenciatura profesionalizantes, el enfoque se orienta principalmente a la aplicación de conocimientos disciplinarios en áreas empresariales y no se orienta hacia estos aspectos académicos.
1.2.5.- PERSONAL
Desde mis tiempos de estudiante de secundaria (en secundaria oficial), consideré que, aun cuando se tuviera una relación comunicativa con los padres y aun con los amigos, era necesario tener una relación intermedia, alguien que, sin ser el padre de uno y tampoco el amigo, pudiera orientarnos, transmitirnos un poco de su experiencia, de sus vivencias, de ser un amigo sin serlo y de ser un padre sin serlo. Por ello, en la madurez del doctorado, creo que es necesario establecer los mecanismos tutoriales que ofrezcan el servicio con sentido humano y académico que pueda ser un puente entre el existir y el deber, entre el deber hacer y el tener que hacer, que sea alguien extraño pero a la vez confiable, en una palabra, que sea un tutor.