II.3. Escuelas o Corrientes Teóricas del Desarrollo Local
Con base en la revisión y análisis de las diferentes definiciones, enfoques e investigaciones realizadas en los últimos 30 años en torno a la temática del desarrollo local, es posible identificar tres enfoques o corrientes entre los autores que realizan investigaciones teóricas y empíricas acerca de este tema. Cabe agregar que, si bien no existe una teoría propiamente definida para el desarrollo local, son ya numerosas las iniciativas y políticas de desarrollo local llevadas a cabo en diferentes áreas del mundo, no solo en países desarrollados sino también (de forma creciente) se han aplicado en países de Asia y América Latina, lo que demuestra el dinamismo de la cuestión regional y local como espacio para el logro de las ventajas competitivas (Scott y Garofoli, 2007).
En el marco de este proyecto de investigación, se reconocen tres tipos de escuelas o corrientes teóricas respecto del desarrollo local:
A continuación se presenta una breve descripción de las mismas, con la finalidad de ampliar la visión de estas escuelas y destacar las principales características y enfoques que les dan sustento.
II.3.1. Precursores del Desarrollo Local.
Esta corriente del desarrollo local se enfoca hacia la teoría de la organización industrial, analiza los aspectos teóricos y empíricos de la organización de las empresas, las condiciones bajo las cuales se articulan los sistemas productivos al territorio en la forma de lo que denominan “distritos industriales”, mismos que se componen por empresas especializadas en las diferentes fases del proceso de producción y que consiguen coordinar un sistema integrado y viable, mediante una mezcla de colaboración y competencia.
El concepto de distrito industrial fue acuñado por el economista británico A. Marshall en sus escritos de finales del siglo pasado y principios de este; el más significativo de los cuales cuenta con una edición española (Marshall, 1963), pero no tuvo mucho impacto en el contexto de la teoría económica hasta que fue recuperado en los años 70´s por el economista Giacomo Becattini.
Esta corriente centra su atención en la interacción economía - sociedad- territorio y en las formas de organización productivas mismas que se sustentan en tres áreas de análisis:
El concepto de “Distrito Industrial Marshalliano” fue reincorporado al debate sobre desarrollo regional y política local por Giacomo Becattini (1979, 1986, 1990, 1992). Según Becattini, la pequeña empresa localizada en determinadas ciudades de antigua tradición manufacturera, demuestra tener capacidad para incorporar los cambios e innovaciones técnicas, al igual que las grandes empresas.
De acuerdo a Becattini, Costa, y Trullen (2002), para que un distrito industrial pueda considerarse como tal, no basta con que se concentren un cierto número de empresas en un lugar concreto, sino que -a decir del autor- deben cumplirse tres condiciones:
Sin embargo esta conceptualización no es aceptada del todo por los investigadores de esta corriente temática, existiendo discrepancia entre Scott y Garofoli (2007) ya que este último plantea al respecto que existe dificultad al precisar –en términos operativos- las características de un distrito industrial definido teóricamente y plantea las siguientes interrogantes:
No obstante, es preciso señalar que quienes integran esta escuela o corriente teórica del desarrollo local, otorgan un importante papel al empresario y a la industria en el proceso de desarrollo económico, considerándolos el motor principal del crecimiento y cambio estructural de una economía local.
Las características estructurales del enfoque del modelo de distritos industriales son las siguientes (Garofoli, 2009):
Finalmente, un aspecto que caracteriza a este enfoque teórico resulta en el hecho de que la experiencia y la investigación aplicada de los distritos industriales permiten una explicación teórica-analítica de la posibilidad de un modelo de producción descentralizado, basado en pequeñas empresas, ya que los resultados obtenidos en la economía italiana, permiten demostrar que las pequeñas empresas pueden ser económicamente eficientes e innovadoras, especialmente cuando trabajan en red y con división del trabajo. Lo anterior es un punto crucial, porque permite explorar la posibilidad (en un sentido analítico y pragmático) de nuevas perspectivas para generar modelos de desarrollo local.
La escuela del desarrollo local, centrada en la organización industrial, ha generado en las últimas cinco décadas tres enfoques para su investigación, análisis y transmisión del modelo: el enfoque de los distritos industriales de la escuela italiana; el enfoque del medio innovador de la escuela francesa y el enfoque de la organización e integración de clúster de la escuela americana.
Dentro de los principales conceptos de los teóricos que integran esta corriente del desarrollo local, se pueden señalar los siguientes:
II.3.2. Enfoque teórico del Desarrollo Local endógeno
La dimensión territorial del desarrollo co bra importancia a partir de las crisis económicas de los 70´s, que es cuando se redefine el papel que registra la dimensión local en el contexto de los sistemas productivos, de tal forma que las propuestas de la teoría territorial del desarrollo, la teoría del desarrollo local o “desde abajo”, surgen como una reacción al agotamiento del modelo de desarrollo “desde afuera”. “A principios de los 80´s, se produce la confluencia de dos líneas de investigación que van a dar lugar a la formación del paradigma que se conoce como “desarrollo endógeno”: una de carácter teórico, que nace como consecuencia del intento de encontrar una noción de desarrollo que permitiera la acción pública para el desarrollo de localidades y regiones atrasadas; y otra de carácter empírico, que surge como consecuencia de la interpretación de los procesos de desarrollo industrial en localidades y regiones del sur de Europa” (Vázquez Barquero, 2005).
Este enfoque aborda el análisis de los elementos y mecanismos que impulsan el crecimiento local, reconoce que los sistemas productivos locales son una de las diferentes formas de organización de la producción que permiten mejorar la competitividad de las empresas y territorios; parte del supuesto que la industrialización endógena constituye una de las sendas posibles del modo de producción capitalista. El enfoque parte del supuesto de que las localidades y territorios disponen de recursos económicos, humanos, institucionales y culturales que constituyen su potencial de desarrollo, pero requieren de un sistema productivo capaz de generar rendimientos crecientes, mediante la utilización de los recursos disponibles y la introducción de innovaciones que garanticen la creación de riqueza y el mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes de esa localidad.
De acuerdo a Rodríguez-Pose (2001), el fracaso de las políticas tradicionales “desde arriba”, junto con los retos generados por la globalización llevó a los expertos a generar un replanteamiento de los modelos tradicionales de desarrollo, el resultado de esto ha sido que partir de los 90´s se han generado una serie de medidas innovadoras de desarrollo “de abajo – arriba”, las cuales se han agrupado bajo el término de desarrollo económico local. El autor indica que, si bien el cambio de las políticas centralizadas “de arriba – abajo” al enfoque “de abajo – arriba” del desarrollo económico local (DEL) no se han basado en un modelo teórico claramente definido, los planteamientos del desarrollo económico local hechos a la medida de cada territorio han ido cobrando terreno a partir de las “buenas prácticas internacionales”, lo cual ha que permitido sentar las bases para generar políticas públicas tendientes a aplicar estrategias de desarrollo económico local.
La escuela del desarrollo endógeno o de industrialización endógena, presenta las siguientes características (Méndez, y Alonso, 2000, p. 149):
De acuerdo a la consulta bibliográfica realizada a diferentes especialistas en la materia, existe una serie de elementos que caracterizan este enfoque teórico:
En este enfoque el desarrollo local se sustenta, fundamentalmente, en fomentar el desarrollo a partir de las potencialidades y recursos que existen en las ciudades y regiones considerando, básicamente, los siguientes factores : estructura productiva local y tejido empresarial; mercado de trabajo; capacidad empresarial y tecnológica; recursos naturales y ambientales; estructura social y política; cultura local y cooperación institucional (Alburquerque, 2004).
Dentro de los principales conceptos de los teóricos que integran esta corriente del desarrollo local, se pueden señalar los siguientes:
II.3.3. Enfoque del Desarrollo Local a partir de la dimensión económica y buenas prácticas internacionales.
A partir de los años 90´s, en diversos países de América Latina se comienza a incorporar un enfoque de corte territorial en sus políticas de desarrollo productivo y de fomento a pequeñas empresas, las cuales –de acuerdo a diversos especialistas- (Madoery, 2005; Boisier, 2005; Gallicchio, 2004; Arocena, 2001) resultan más efectivas que los planteamientos de las políticas centralizadas y tradicionales, así pues en las últimas décadas se ha producido una convergencia hacia las políticas con enfoque en el desarrollo local, basadas en la valorización de los recursos endógenos, el fomento del tejido empresarial, el impulso a los sistemas productivos locales entre otros, los mencionados autores señalan también que la diversificación y fomento productivo puede presentar más ventajas si se organiza con una perspectiva local y está orientado de manera más cercana a la demanda de las empresas, asimismo tiene un mayor impacto si este desarrollo se promueve a partir de los sistemas locales y redes de empresas y no tanto hacia la empresa en particular o de manera individual.
El origen de las iniciativas de desarrollo local en América Latina no responde a una sola causa (a diferencia de las escuelas ya referidas), buena parte de dichas políticas e iniciativas han surgido como reacción a las situaciones de crisis económica local y la falta de políticas apropiadas desde el nivel central del estado para enfrentar dichas situaciones; igualmente, han debido enfrentar los problemas económicos del nivel municipal, que se traducen en crecientes demandas de las comunidades locales. Para el caso de esta corriente de desarrollo local, se reconocen dos tipos de factores que impulsan “desde abajo” las iniciativas del desarrollo económico:
Uno de los antecedentes del enfoque de las políticas de desarrollo local en América latina, lo podemos ubicar en la transformación de las políticas públicas fomentando la descentralización de las mismas, así como también transformando sus tradicionales políticas “cerradas” o “hacia adentro” (basadas en el modelo keynesiano) por un modelo de apertura comercial o “hacia afuera”, mismo que implicaba medidas como desregulación de las actividades económicas y financieras, privatización de empresas públicas, etc. Sin embargo, en las últimas dos décadas se ha comprobado que estas políticas no han sido suficientes para producir desarrollo económico de forma equilibrada, presentándose una reorientación de las mismas considerando (de manera cada vez más importante) el diseño de instrumentos y políticas públicas de gestión dirigidas al aprovechamiento de los recursos locales endógenos, a fin de impulsar nuevos estilos de desarrollo basados en las potencialidades de las economías locales, esto como complemento indispensable de las políticas nacionales de desarrollo (ILPES-CEPAL, 2011).
El desarrollo local es un proceso orientado por la acción de los actores, que rara vez se presenta de manera espontánea en un territorio (Barreiro, 2000). Si bien la teoría del desarrollo local no tiene una estructura monolítica y admite una variedad de enfoques, su corriente latinoamericana pone énfasis en los procesos endógenos referidos a la capacidad de los actores locales para definir sus políticas de desarrollo, aprovechando las oportunidades externas e internas del territorio. Desde un punto de vista económico, la creación de un entorno productivo que favorezca este proceso, es el objetivo fundamental de las iniciativas del DEL. Es por esto que necesariamente dichas iniciativas incluyen las políticas públicas relacionadas, poniendo mucho énfasis en el acuerdo entre el sector público y privado y la necesidad de liderazgos compartidos (Boisier, 2005).
Otros especialistas en el tema coinciden en resaltar la importancia que tienen los agentes locales en la formulación de las iniciativas para el desarrollo local. Madoery (2001) analiza tres tipos de politicas: las de primera generacion, que se caracterizan por el intento de mejorar el atractivo de la localidad (mejorar estructuras, captar inversiones, desarrollos de mega proyectos turísticos, etc.); las de segunda generación, que pretenden mejorar la capacidad emprendedora y movilizar los recursos exógenos y endógenos disponibles; y las de tercera generación que se orientan a generar procesos de asociacionismo y de colaboración para el desarrollo. Las políticas de desarrollo local cumplen una función muy importante en los procesos de desarrollo económico, ya que actúan como catalizador de los mecanismos de interacción a través de las iniciativas locales, otorgan un importante papel a las empresas, a las organizaciones, a las instituciones locales en los procesos de crecimiento y cambio estructural, en los que se trata de impulsar un proceso de desarrollo económico de “abajo hacia arriba”.
Finalmente Madoery (2005) señala algunos aspectos comunes de las experiencias de los modelos de DEL que se han aplicado en Europa y algunos países de América Latina, entre los que sobresalen los siguientes:
Se adoptan nuevos modelos de organización y gestión en las organizaciones competitivas, donde se impulsa la flexibilidad y la descentralización operativa, favoreciendo la constitución de “unidades estratégicas” de actuación y negocios. La concepción del desarrollo local para el caso de América latina mantiene a la dimensión económica como columna vertebral, y se entiende como un proceso económico, social, cultural y político que demanda un esfuerzo de articulación sinérgica, pero también que las condiciones sociales y culturales, así como la cooperación institucional acompañen a ese crecimiento y que los beneficios que se generen se distribuyan con equidad (Villar, 2007); aunque este autor –en su planteamiento- no refiere las estrategias conducentes a tal fin, lo cual es uno de los problemas que tiene toda la corriente de pensamiento del desarrollo en América Latina, reafirmando el hecho de que en América latina se trabaja sobre la base de las “buenas prácticas internacionales” y las investigaciones realizadas muestran experiencias que las iniciativas del desarrollo local son incipientes, reducidas y generalmente son institucionales (gobiernos, instituciones oficiales, organismos internacionales, etc.). Se ubica al desarrollo local como un elemento de transformación sociopolítica – económica y hace suyo el concepto del desarrollo “desde abajo – arriba”, pero siempre se enfatiza en la importancia o influencia del factor económico y de la organización del tejido empresarial como determinante del desarrollo local. En los países de América latina que han implementado políticas y estrategias sustentadas en el desarrollo local (tales como Chile, Argentina, Brasil, México, etc.), se caracterizan por que centran su atención en los aspectos metodológicos, en la formulación de planes programas y proyectos, etc. más que en la búsqueda del paradigma teórico que sustenten las referidas estrategias (por mencionar algunos autores se cita a Boisier, Madoery, Arocena, Cabrero, etc. e instituciones supranacionales como el ILPES, la CEPAL y la Organización Internacional del Trabajo). Finalmente, es conveniente destacar que esta escuela (la del desarrollo local en América latina) se fundamenta en las “buenas prácticas internacionales de desarrollo local” (derivadas principalmente de las experiencias de Italia y España), mismas que pretenden dinamizar los recursos locales y aprovechar de forma óptima los recursos externos con el objetivo de mejorar la calidad de vida de la población; sin embargo, de acuerdo a Madoery, esta tendencia puede caer en el riesgo (si no se realiza de forma sistemática) de limitarse a “compensar” los efectos excluyentes de la situación económica y social de la región y convertirse en políticas de corte asistencialistas.
Las experiencias europeas y latinoamericanas son diferentes en relación a la modalidad de ingreso al desarrollo local; de esta manera, América Latina ha “entrado” (como dice Gallicchio) al desarrollo económico local desde sus propias necesidades, pero también inducida por la cooperación al desarrollo. La visión ha sido, frecuentemente, de tipo economicista (clusters, agencias, competitividad, etc.) y se ha enfrentado con la debilidad de los actores y gobiernos locales para generar la cooperación institucional necesaria entre el sector público y el sector privado de la economía local (Gallicchio, 2004).
Dentro de los principales conceptos de los teóricos que integran esta corriente del desarrollo local, se pueden señalar los siguientes:
Algunas de las definiciones de desarrollo local entregadas por diversos autores, se concentran en el cuadro II.2.