CONCEPCIONES ACERCA DE LA REGIÓN EN LA PROBLEMÁTICA ACTUAL DE LA INTEGRACIÓN LATINOAMERICANA

CONCEPCIONES ACERCA DE LA REGIÓN EN LA PROBLEMÁTICA ACTUAL DE LA INTEGRACIÓN LATINOAMERICANA

Leonid Elsido Hernández Sánchez (CV)

2.2)- Concepciones sobre la región en el pensamiento latinoamericano.

Luego de siglos de explotación por parte de las potencias más desarrolladas a nivel global, en las décadas de los años 40, 50 y 60 del siglo XX, y como consecuencia del despertar de los movimientos liberadores de izquierda en el subcontinente, los teóricos latinoamericanos de las ciencias sociales se dieron a la tarea de reflexionar acerca de la organización estructural de las naciones en América Latina, el quehacer de los grupos sociales que integran el panorama subcontinental, el origen, agrupación y asociación entre  las diferentes culturas para el debate sobre la viabilidad en términos de integración de los actuales territorios que conforman las naciones de América Latina. 

Los estudios regionales toman auge en pos de replanteo de nuevas estructuras insertadas a  estados nacionales que, como se observa en el capitulo primero de la investigación, tuvieron su origen a partir de las guerras independentistas y, posteriormente, de  conflictos intestinos y exterritoriales que de alguna manera afectan el buen desarrollo las naciones subcontinentales.

El análisis de lo regional en el contexto latinoamericano se expande más allá de las fronteras político administrativas nacionales pues observa aquellas estructuras económicas, históricas y socioculturales que se desarrollan sin tomar en consideración los límites de demarcación nacional. Se apela así al estudio de construcciones sociales originadas a partir del desarrollo de procesos histórico culturales que no han sido, o han sido poco tomados en cuenta por parte de las estructuras centrales del estado nación latinoamericano.

Una de las características más importantes acerca de las concepciones sobre la región en América Latina por parte de los especialistas es el acendrado carácter autóctono. No se parte del análisis de realidades ajenas al contexto latinoamericano, sino que se toma en consideración primero el modelo en que se inscribe el objeto, y luego se establece la comparación entre este y sus semejantes con el fin de emitir una definición adecuada.

En 1973 Guillermo Bonfil, etnólogo y antropólogo mexicano, conceptúa la región sociocultural como elemento identificativo que constituye la base para el análisis regional:

“Una región sociocultural sería la expresión espacial de un proceso histórico particular, que ha determinado que la población del área esté organizada en un sistema de relaciones sociales que la sitúan en el contexto de la sociedad global en términos de  relaciones características particulares con el todo y con las demás regiones”1  

Bonfil parte del hecho de que una región es el producto de un proceso histórico, solo que, a juicio del investigador, el mismo no se constituye como expresión espacial sino como expresión de las sociedades que habitan dicho territorio.

A su vez José Luis  Coraggio,  economista argentino, en esta misma etapa  coordina en su conceptualización con Bonfil agregando que “una región es la forma espacial de un subsistema social históricamente determinado, entendiendo como forma espacial a una configuración territorial cuya lógica puede entenderse a partir de un proceso social concreto que acusa regularidad y recurrencia.”2

Coraggio no solo puntualiza en tiempo el modelo de región desde el punto de vista histórico al conceptuarla, sino que además se introduce por vez primera en el tema de deslindar lo que constituye el espacio y el territorio para inscribir el objeto en cuestión. Utiliza el espacio para describir las formas que adopta el territorio donde permanece la región y no para hacer converger la dimensión espacial con el objeto que esta contiene.

En términos de  desarrollo Coraggio no solo puntualiza temporalmente el modelo, sino que apunta que este se encuentra en constante evolución dado el cúmulo de regularidades que son verificables en el objeto y que hacen que este transite a formas superiores o inferiores.

Sin embargo Coraggio, al contrario de Bonfil, no conceptúa el objeto en su relación con otros de similares características como la localidad o la nación, ni lo enmarca atendiendo a su importancia en  ámbito global. A pesar de ser consecuente con el espacio que ocupa el objeto, realmente Coraggio no lo ubica en el contexto adecuado.

En los años 80 los historiadores mexicanos A. Moreno Toscazo y E. Florescano introducen en el concepto de región el criterio de las relaciones de poder que se establecen en el proceso de formación del objeto, definiendo el mismo como resultado de las diferentes etapas por las cuales transcurren las mismas en la historia de la región.

“la región se conceptúa como un espacio históricamente constituido que es producto de las relaciones sociales y de patrones de dominación imperantes en las sucesivas etapas históricas de su desarrollo.”3

En este sentido, los historiadores mexicanos apuntan solo a patrones de dominación internos sin destacar el papel de las clases sociales en el proceso de desarrollo regional, además de aquellos elementos de orden externo que en cierta medida influyen en la configuración social del contexto regional.

Aunque el aporte de Moreno Toscazo y E. Florescano al concepto de región introduce elementos de criterios acerca de la estructura clasista en la pirámide social del objeto, no puntualiza sobre el tema de las contradicciones que en este orden se pueden observar y, en qué medida estás son ineludibles a la hora de analizar el objeto, dejando la conceptualización del mismo en un término medio entre las generalidades que inciden en su conformación y las particularidades que ostentan las estructuras regionales.

Uno de los más destacados investigadores sobre el tema regional constituye Arturo Taracena Arriola, historiador y etnólogo guatemalteco, quien en las décadas de los años 80 y 90 establece una nueva metodología para los estudios regionales partiendo del proceso de conformación histórica de la región.

Taracena Arriola parte, para analizar la actualidad regional latinoamericana, de la contradicción entre estado nación y región a partir del surgimiento del primero,  plantea el autor  que  “las regiones representan un espacio y un territorio con características propias y su origen no está necesariamente supeditado al Estado nacional, pues la mayor parte de las veces suele antecederlo. De ahí que las regiones incidan en el desarrollo histórico de este a la vez que, en su proceso de consolidación, el Estado tienda a desestructurarlas”4 porque   “las fronteras de una región no tienen la precisión limítrofe de la de los Estados nacionales ni la de sus divisiones internas, pues están sujetas en el tiempo a la capacidad de territorialización de las elites regionales y los grupos sociales dominantes, así como a los efectos provocados por los movimientos de población y las lógicas particulares nacidas de procesos económicos internos. Son en sí linderos y no límites. Ello explica el fenómeno de expansión-contracción del espacio regional en el tiempo, según la fuerza y la intensidad de la experiencia regionalista y su consecuente planteamiento de autonomía en el tiempo largo.” 5      

Taracena Arriola explica efectivamente el origen de las regiones como antecesoras del estado nación moderno para América Latina, el caso de la contradicción entre ambos objetos radica en las relaciones de necesidades que se establecen entre uno y otro en términos económicos y político administrativos. Por lo general la región en Latinoamérica  es representativa de estructuras de producción que no se adecuan a las necesidades del estado nacional pues son anteriores a este y perviven en muchos casos en la tradición histórica y no en  las demandas foráneas, es por ello que muchos investigadores consideren a la región como un organismo económicamente autosuficiente aunque atrasada en términos de desarrollo, la misma por lo general  se inserta de manera más lenta a los procesos económicos circundantes pues tiende a conservar los modelos productivos tradicionales. El estado nación funciona casi siempre de manera contraria y, para cambiar la dinámica de desarrollo regional utiliza variantes derivadas de la política administrativa. Es en este sentido que se efectúa el proceso de intercambio entre región y estado nación y dentro del mismo aparece todo un cúmulo de contradicciones derivadas de la necesidad de expansión del estado nación y la necesidad de conservación de la región, lo cual resume Taracena al platear el  fenómeno de expansión-contracción del espacio regional.

Por otra parte, Taracena incluye un elemento básico para el análisis tanto histórico como económico de las regiones latinoamericanas, la permanencia en las mismas de una elite social regional y tradicionalista en contraposición de, una no mencionada por Taracena, otra elite social nacional. La primera por lo general se caracteriza por ser ultraconservadora y geófaga y, al estilo de los antiguos hidalgos conquistadores son los dueños de los mayores territorios a escala nacional y funcionan cual señores feudales; la segunda responde a intereses foráneos, detenta el poder político y como representantes del estado nación pertenecen a la clases burguesa en todas sus dimensiones.

Finalmente, y para conceptuar la región, Taracena apunta que  “la región en sí es una construcción social en la historia y no un determinismo de origen geográfico o administrativo.” 6 Los preceptos funcionalistas acerca de lo regional no son entonces válidos para el historiador y etnólogo, la región existe como un todo y, las miradas a partir del análisis estructural que se tengan de la misma solo constituyen formas para excluir elementos del contexto regional en toda su dimensión.

Contrario a lo que plantea este autor, Juan José Palacios L., geógrafo mexicano, en 1983 emite dos conceptos de región, el primero apunta a considerarla una “noción abstracta de un ámbito en cuyo interior se cumplen ciertos requisitos de semejanza u homogeneidad, ya sea que este se conciba en el mundo material que conocemos, o hasta en cualquier lugar del universo.” 7

Aunque Palacios pretende construir un concepto de región a partir de una abstracción del objeto, el mismo no cumple con los elementos esenciales para ello. Primeramente no sé conoce lo que puede suponer para autor el ámbito siempre que el mismo se conciba como lugar o espacio limitado de algo y, en este caso el hecho de que se cumplan requisitos de semejanza supone una abstracción un tanto absurda pues sería la denominación de una parte de un objeto que está constituida por elementos homogéneos, algo casi imposible de probar  en el universo.  

En segundo lugar no le parece al investigador que exista hasta el momento lugar, en el término estricto,  alguno en el universo que no pertenezca al mundo material, ya sea conocido o no.

El segundo criterio de Palacios presupone que: “El segundo significado se inscribe en un nivel más reducido de generalidad, para denotar ámbitos concretos de la realidad física y sus elementos. Concretamente, aquí el término se utiliza para identificar porciones determinadas de la superficie terrestre, definidas a partir de criterios específicos y objetivos preconcebidos, los cuales pueden provenir de las ciencias naturales o de las ciencias sociales. Menciono esta dicotomía para aclarar que las diferentes partes de un territorio pueden diferenciarse en función exclusivamente de factores naturales o geográficos, o con arreglo a determinaciones sociales: una región tiene sentido y existencia solo cuando en ella se asienta un conglomerado humano que es el que le otorga forma y extensión.” 8

Palacios delimita la conceptualización regional desde una óptica funcionalista, lo cual es el caso cuando la perspectiva no parte de análisis internos y cuando no son observadas las relaciones entre el objeto y sus partes y entre el objeto y sus homólogos. El hecho de que los criterios para conceptuar la región provengan de las ciencias naturales y/o sociales reduce la visión del objeto en sus generalidades, aunque la región es una construcción concebida desde visiones territorialistas y ambientales, la misma presenta un marcado carácter social, ya sea habitada o no por grupos humanos. Una región se define atendiendo a las estructuras internas para con un objetivo determinado y se conceptúa tomando en consideración las mismas estructuras y sus relaciones desde una visión funcional, lo cual, atañe a cada una de las ciencias de manera particular  y a todas  de manera general.

En 1994 el investigador social mexicano Gilberto Jiménez define en toda su magnitud lo que constituye una región sociocultural a partir de los elementos históricos que la forman: “Para acercarnos a la idea de región sociocultural, diremos que esta nace de la historia, es decir, de un pasado vivido en común por una comunidad asentada en una porción de territorio. La región cultural es la expresión espacial, en un momento dado, de un proceso histórico.”9

El pasado vivido en común por una o varias comunidades en un territorio acentúan las relaciones de convivencia proyectándolas hacia el exterior regional con elementos identificativos construidos a lo largo del tiempo, estos son los rasgos culturales auténticos de la región que no se deben observar como expresión espacial sino como formas de expresión social comunitaria.  

Andrés Barsky, geógrafo argentino, de la década del los años 90, realiza una serie de críticas al concepto de región emitido hasta la fecha por los especialistas. En primer lugar plantea que “la región no es una cosa sino una construcción analítica. No considerar esto es dar un salto conceptual al vacío.”10

La región de hecho no es “una cosa” en abstracto sino un objeto que existe en la realidad, y por ende, perfectamente conceptuable. Como todo objeto de la realidad pretende haber sido construido en el tiempo y el espacio, por lo que se puede denominar como construcción, el que se haga analítica depende de la visión que del objeto tengan los especialistas  y por lo tanto de la función que estos otorguen al objeto, a las estructuras que forman el mismo y a las relaciones que lo caracterizan.

La segunda crítica está determinada por la ubicación del objeto en el espacio y observa que “cada fenómeno tiene su propia espacialidad o distribución geográfica. Se debe regionalizar de acuerdo a un criterio: hay tantas regionalizaciones como criterios posibles.”11

El investigador desconoce lo que entiende Barsky por fenómeno, pero la región concebida como tal,  efectivamente no constituye uno de ellos. Lo que caracteriza el objeto en este caso, y según Barsky, es el criterio que se tiene del mismo y no la esencia estructural que deviene de sí, lo que constituye un enfoque estrictamente subjetivista de la región referido al plano contemplativo y no al práctico.

La tercera crítica redunda en lo absurdo, Barsky parte de que “no puede pensarse a las regiones como entidades únicas integradoras de lo social y lo físico. Las áreas económicas generalmente no coinciden con las unidades naturales.”12

La región no constituye una unidad estructural sino la integración relativa de estructuras socioeconómicas y medioambientales que la conforman como objeto identificativo desde el punto de vista cultural en su relación con otros objetos de similares características.

El segundo aspecto de la crítica de Barsky es también relativo, la historia de la humanidad demuestra que el medio natural influye, aunque no determina, en las formas económicas que adoptan las diversas sociedades. Ahí donde se asienta una comunidad humana, el proceso de relaciones productivas que la misma desarrolla se establece tomando en consideración en gran medida el medio natural en que se inscribe. La globalización ha relativizado aún más este criterio, pero a la larga permanece la relación entre economía y medio natural como variable en las relaciones de producción y el desarrollo de las fuerzas productivas.

La última crítica de Barsky es una vulgarización de los criterios escalares en la geografía, precisa el autor que “el concepto de región sufre de indeterminación escalar. Se pueden entender como “de escala regional” a múltiples fenómenos: desde acontecimientos locales hasta asociaciones comerciales entre países.”13

Si se toma en consideración que el radio de relaciones de todo tipo que se establece entre la región y la diáspora regional es infinito, las escalas tomadas como límites o marcas que establecen lugares de comienzo y fin de las relaciones es ilimitado, por lo que no se pude inscribir territorialmente la región desde la periferia, sino desde los puntos territoriales que protagonizan el entramado de relaciones estructurales que se conciben en el objeto.

Sergio Boisier, economista chileno, exdirector del grupo ILPES y uno de los más destacados investigadores economía regional en la actualidad establece tres denominaciones conceptuales de la región en pos de establecer una metodología adecuada para el análisis económico regional:

“Región pivotal – territorio en el cual sus habitantes se caracterizan por una fuerte identidad regional, es un territorio de una estructura históricamente formada.
Región asociativa territorio heterogéneo, creado en base a la unión (de buen grado) de unidades territoriales vecinas (administrativas o regiones), con objetivo económico y social.
Región virtual  territorio formado en base a una unión (de buen grado) de unidades territoriales (administrativas o regiones pivotales) alejadas de sí (no vecinas).”14

La primera denominación es la única referida al objeto región como estructura sociocultural históricamente formada, los otros dos conceptos solo se refieren a asociaciones económicas y/o sociales que no caracterizan en modo alguno la región y que por tanto, para estas, es solo utilizado el término de manera clasificatoria.

Uno de los conceptos más utilizados por Boisier al concebir el panorama regional es el de ciudad. Para el economista chileno “…no es posible concebir una región sin, por lo menos, una ciudad que funcione como centro de servicios y/o de crecimiento y en este sentido siempre existe una ciudad región, si es que la región existe propiamente y no solo como la denominación sin contenido de un recorte territorial. No obstante, la proposición inversa no es necesariamente cierta porque existen ciudades sin región, por lo menos en su sentido más obvio de un hinterland…”15  

Efectivamente, por lo general, la región concebida como estructura socioeconómica en el modelo tradicional  detenta como núcleo un centro urbano de servicios, pero esta no puede existir sin periferia. Es un error de Boisier creer que existen ciudades sin región, aunque siempre se concibió la ciudad como centro urbano y la periferia como área rural, el hecho de no existir esta última no exceptúa de la no posesión de una periferia de la cual se constituye como centro.

En la actualidad, las grandes regiones industriales padecen de la no existencia de áreas rurales o de complejos agrícolas, pero la periferia que rodea a los centros de estas existe en forma de áreas locales suburbanas que indiscutiblemente dependen del núcleo y viceversa. Si Boisier pretende  hacer ver que  existen ciudades independientes de las regiones, por tanto pude concebir a estas fuera también del entorno nacional, y al proyectarse como entidades globales, se expanden separándose del contexto local, cuestión esta que hasta el momento no parece posible.

No obstante Boisier aporta un nuevo concepto al panorama regional, que muestra como en el caso anterior todavía presenta determinadas dudas sobre la relación estructural regional  entre el centro y la periferia.

“…ciudad-región es un territorio que contiene en sí mismo, en forma real o latente, el conjunto de subsistemas de cuya articulación y direccionamiento surge una complejidad evolutiva capaz de general tanto crecimiento económico como  desarrollo societal y que tiene un lugar central que funciona como una ciudad-global de primera clase, que articula un sistema de ciudades secundarias y que actúa como nodo emisor y receptor de procesos de intercambio entre la región y el mundo.”16

Destáquese que Boisier no toma en consideración el papel de estado nación en el intercambio ciudad región-mundo, lo que deja un vacío conceptual en el enfoque económico regional.
 
En 1996 Milton Santos, geógrafo, economista e investigador brasileño, plantea la necesidad de la desaparición del concepto de región si se toma  en consideración la visión tradicional de los economistas y geógrafos. Observa el proceso de globalización como causa de la heterogeneidad de los elementos del espacio habitado por lo que la región como concepto que implica unidad desligada de otras entidades espaciales tradicionales ha quedado desterrado del acontecer contemporáneo.17   

En el análisis de la región, Milton Santos incluye esta como parte importante de la pluralidad global y del principio de  expansión-contracción regional:

“Cualquier parte del globo adquiere una nueva connotación cada vez más abierta, más vulnerable a las influencias exógenas. Las crecientes relaciones con áreas cada vez más alejadas, suprimen las veleidades de la autonomía. No se puede, pues, considerar la región como autónoma.

Comprender una región implica entender el funcionamiento de la economía a nivel mundial y su respuesta en el territorio de un país. Estudiar una región significa penetrar en un mar de relaciones, formas, funciones, organizaciones, estructuras, etc. con sus más diversos niveles de interacción y contradicción.
Si el espacio se unifica para entender las necesidades de una producción globalizada, las regiones aparecen como las distintas versiones de la mundialización. Esto no garantiza la homogeneidad, sino al contrario, instiga diferencias, las refuerza y hasta depende de ellas. Cuanto más se mundializan los lugares, más se vuelven singulares y específicos, es decir, únicos.” 18  Por lo que los estudios regionales son necesarios, aunque la metodología para el ejercicio del mismo y el conjunto de conceptos acerca de la región deben ser rediseñados en función del análisis de las particularidades globales.

Otro de los críticos del concepto de región es el investigador mexicano Arturo Yamasaky Cruz quien en 1997 “señala a región como un concepto sin teoría:

Analizado y aplicado según la teoría o la perspectiva científica de la que se parte, con diferencias interesantes entre lo que asumen las ciencias sociales, la economía, la política y otras.

Asociado a territorio, por tanto necesariamente definible por límites que se asumen interpretativamente  de  acuerdo a los criterios que se seleccionan. Puede ser funcional, homogéneo, interdependiente o unidad producto de relación dialéctica.

Término ambiguo con dificultades para aplicar a la práctica y facilitar la articulación entre los diferentes niveles que supuestamente la conforman. Nos referimos a lo local y lo internacional, lo endógeno y lo exógeno.”19

Gustavo Montañez Gómez y Ovidio Delgado Mahecha,  geógrafos colombianos en 1998 emiten otro concepto funcional de la región entendida desde el análisis territorial:
  
“… las regiones son subdivisiones del espacio geográfico planetario, del espacio nacional e inclusive del espacio local. Las regiones son subespacios de conveniencia, y, en algunos casos, espacios funcionales del espacio mayor. Hay que recordar que el todo social no tiene otra forma de existencia que la forma regional, ya sea intranacional o internacional.” 20  

Aunque el elemento social, en las formas de asumirse como tal,   no comprende solamente el contexto de lo regional sino también lo comunitario y lo local, y para la modernidad lo nacional, el panorama regional, en la confusión conceptual sobre los límites constituye un elemento intermedio entre estos contextos, por lo que Montañez Gómez y Delgado Mahecha sugieren a la región  como principio de toda formación social.

Más adelante suponen que “las regiones entendidas con esa doble dimensión de relaciones internas y externas, no ocurren por fuera del proyecto nacional, hacen parte esencial del mismo y a su vez se constituyen en instrumento para el desarrollo de la nación.” 21Ello para América Latina es en muchos casos inoperante, sobre todo cuando las regiones subcontinentales dependen de estados nacionales con problemas históricos en la formación y las fronteras de lo nacional no incluyen las relaciones estructurales de lo regional.    

 Edmundo A. Heredia, investigador  argentino, en  1999 emite un criterio de región desde una visión antropológica partiendo de que “el espacio es la idea de base a partir de la cual el hombre forma el concepto de región, es decir que es una creación del hombre elaborada a partir de una mirada contemplativa y por tanto subjetiva del medio circundante, esto es de aquel medio del cual cada hombre se siente eje y centro”22

El hombre tiende por naturaleza a limitar el espacio de  manera horizontal, ubicándose por lo general, en el centro del mismo, sin embargo, esta forma de conceptuar la región desde la mirada de A. Heredia aunque pretende ser inclusiva, excluye de sí al hombre como ser social y a la región como objeto limitado a existir en la subjetividad humana. 

A. Heredia no considera que la región no es del hombre sino al contrario, aunque puede constituirse como construcción social, la misma es en sí un objeto independiente de las visiones humanas que se tengan sobre ella, y en el proceso de construcción histórica del objeto, la sociedad, y no el hombre, lo trasforma, se adhiere al conjunto de relaciones estructurales que lo integran y se hace perteneciente al contexto regional como ente particular.

El concepto de A. Heredia posee un marcado componente biologicista que determina que el hombre establece los límites territoriales en función del espacio que le pueda pertenecer, marcando en este caso el territorio de acción individual.   

En 2006, la historiadora venezolana Elizabeth María Lezama Hernández define que “…una región tiene sentido y existencia solo cuando en ella se asienta un conglomerado humano que es el que le otorga forma y extensión, ya que es la sociedad la que constituye el espacio como escenario colectivo, lo delimita, lo marca y finalmente lo territorializa.”23

Aunque Lezama Hernández incluye el elemento social al concepto de región, el asentamiento territorial de una comunidad no otorga significado regional al territorio, e incluso, como ya se ha mencionado, una región puede existir sin la participación directa de la sociedad en el territorio que ocupa.

El concepto de  Lezama Hernández parte de la concepción histórico social de la región, presupone que esta existe solo y cuando en ella se han constituido estructuras de delimitación territorial que dan carácter histórico al objeto, cuando en realidad  estas estructuras no se originan a partir de límites previamente establecidos, sino de las formas económicas y socioculturales  que adoptan  las comunidades que habitan dicho territorio. 
 
Hans Fox Timmling, geógrafo social chileno  confirma esta tesis al definir que “el espacio regional es principalmente un concepto histórico y socio-cultural, por lo tanto es también un ente político-administrativo que organiza y define un conjunto de territorios regionales interiores. Son estos territorios interiores los que se ajustan tanto a causalidades geográfico-naturales como también a los juicios calóricos y a la lógica de la gestión del poder político-administrativo.” 24

Aunque los territorios interiores no son precisamente los que se ajustan de manera causal al entorno ambiental, sino que la sociedad también trasforma este entorno en función de las  necesidades socioeconómicas, lo que llama Fox Timmling territorios interiores son partes de la estructura regional general, dígase comunitaria o local.

Fox Timmling adiciona el complemento de las relaciones de poder, indispensable a la hora de conceptuar la región en general y la latinoamericana en particular. Ya se ha observado en el Capítulo I de esta investigación como influyen las estructuras político administrativas primeramente coloniales y posteriormente del estado nación en la  conformación y/o desarticulación del sistema regional latinoamericano.

Tadeo Humberto Sanabria Artunduaga investigador colombiano, en 2007, introduce la el criterio de la conceptualización regional paramétrica, que en investigadores anteriormente analizados en esta investigación se definen como funcionales, entiende Sanabria Artunduaga que “la región se puede entender como una construcción que se hace en torno a la comprensión o identificación de un patrón o parámetro de conducta de una variable de interés que se torna homogénea para el conjunto de elementos que la definen.”25

Por lo general ocurre que a la hora de conceptuar la región atendiendo a parámetros el investigador solo logra clasificar funcionalmente  una de las estructuras que integran el objeto y no conceptúa el mismo.

La conceptualización regional según parámetros o variables de interés solo es efectiva para la elaboración de políticas de intervención o para la clasificación de un conjunto de regiones en un ámbito más general, dígase nacional o macro territorial. La clasificación regional paramétrica por lo general obedece a estrategias de intervención externas y se origina  desde el estado nación o desde entidades ajenas al panorama sociocultural regional. 

Jorge Isauro Rionda Ramírez, cientista social guatemalteco, actualmente define la región también como construcción humana de criterios paramétricos. Para Rionda Ramírez constituye un instrumento para medir las particularidades y para separar y comparar las estructuras que componen objetos generales de la naturaleza.

Para Rionda Ramírez “la región es entonces una construcción del Hombre y tiene sentido antropológico. Se aplica a cuestiones de diversa naturaleza pero no obstante es un recurso mental, instrumento científico que permite la diferenciación en un plano de singularidad respecto a la generalidad. La región de antemano es un concepto paramétrico por que viene a responden a las necesidades de singularizar, tipificar, clasificar, distinguir una variable del resto, en este caso la variable es el territorio y el carácter de singularidad lo da la comunidad humana asentada en él.”26

El economista cubano Elier Jesús Méndez Delgado actualmente sostiene una serie de rasgos identificativos para las regiones económicas que, sin embargo, se enmarcan más allá de presupuestos puramente economicistas. Sostiene el investigador que las regiones “son históricas y por tanto cambiantes en el tiempo. Son subdivisiones de una unidad de orden superior, es decir las regiones que conforman un país, o digamos por ejemplo la Región latinoamericana con relación al continente Americano. Son relativamente autónomas. Están interrelacionadas entre sí, lo que se puede apreciar mediante la cooperación intra o interregional. Se definen a partir de características similares en lo geográfico y lo cultural, así como en las tradiciones y los aspectos de la identidad.

En esencia se puede asumir que la región económica es un espacio económico con estructura propia que le concede relativa autonomía y está formado por unidades geográficas que pueden ser contiguas y son producto del desarrollo histórico concreto del país o la unidad espacial que se tome de referencia.” 27

Méndez Delgado introduce entre los rasgos identificativos de las regiones el criterio de que el carácter homogéneo de las mismas deviene de los elementos socioculturales e identitarios, aunque el autor conceptúa la región como estructura económica, no deja de señalar que la misma es esencialmente una construcción histórica.

Sin embargo, el principal exponente del trabajo conceptual histórico regional en Cuba es el historiador Hernán Venegas Delgado.

Venegas Delgado parte del concepto de región entendiendo que es un “ente histórico-cultural asentado en una determinada comarca geográfica, cuya jerarquía como tal surge del propio desarrollo y explotación de sus potencialidades y que se manifiesta en la posterior consolidación de intereses clasistas definidos, o de otro tipo que, sin ser excluyentes de los intereses nacionales, marcan con un sello propio la vida regional. Este, a su vez, enriquece con sus peculiaridades y contribuye a las regularidades que conforman el corpus nacional.” 28 para luego conceptuar históricamente el objeto definiendo que “región histórica”, más que un ente natural, es concebida como resultado de la acción trasformadora del hombre sobre el espacio geográfico, de donde resulta que si bien su base inicial y permanente es el medio geográfico, sus límites se van estableciendo como resultado de esa acción del hombre sobre dicho medio, el cual, como es conocido, en la medida que se desarrolla es cada vez menos dependiente de la naturaleza.” 29

Ambos conceptos planteados por Venegas Delgado utilizan el  término de ente para designar el objeto en cuestión, otorgándole cualidades de existencia al mismo, sin embargo dicho término descontextualiza y subjetiviza el objeto al elevarlo al plano de lo abstracto no se concibe como modelo, sistema o construcción objetal de la realidad.

El otorgarle clasificación comarcal limita el sistema de relaciones económicas y socioculturales de la región y, a su vez la excluye del panorama foráneo. La región no se construye a partir de la relación exclusiva entre el medio natural y la sociedad que habita el mismo, deben participar en ese proceso una serie de factores externos que influyen decididamente en el sistema estructural regional a lo largo de la historia del objeto, así como internos para caracterizar el sistema de las relaciones económicas y sociales, como esenciales.

Por último, la región como cualquier objeto de la realidad, no adolece de una historia en el proceso de construcción estructural de sí. La región es histórica, como lo es la nación, la localidad y la sociedad que protagoniza la formación de dichos objetos, por lo que a juicio del investigador, conceptuar la región histórica sería redundante, ya que cada una de las estructuras que conforman la región son parte de la historia del objeto per se.


1 Bonfil Batalla Guillermo. La regionalización cultural de México: problemas y Criterios. Seminario sobre regiones y desarrollo en México. Instituto de Investigaciones Sociales. México. 1973. Pág. 177.

2 Citado por: Palacios L., Juan José. El concepto de región: la dimensión espacial de los procesos sociales. Revista Interamericana de Planificación. Vol. XVII, No. 66. México. Junio 1983. Pág. 64

3 Citado por: Palacios L., Juan José. El concepto de región: la dimensión espacial de los procesos sociales. Revista Interamericana de Planificación. Vol. XVII, No. 66. México. Junio 1983. Pág. 66

4 Taracena Arriola, Arturo. Revista de Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México. No. 35. Enero-Junio 2008. Pág. 188

5 Taracena Arriola, Arturo. Revista de Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México. No. 35. Enero-Junio 2008. Pág. 188-189

6 Taracena Arriola, Arturo. Región e Historia. Cuadernos Digitales: Publicación Electrónica en Historia, Archivística y Estudios Sociales. No.2.  Setiembre del 2000.  Universidad de Costa Rica. En: http://historia.fcs.ucr.ac.cr/cuadernos/c2-his.htm.

7 Palacios L., Juan José. El concepto de región: la dimensión espacial de los procesos sociales. Revista Interamericana de Planificación. Vol. XVII, No. 66. México. Junio 1983. Pág. 58

8 Palacios L., Juan José. El concepto de región: la dimensión espacial de los procesos sociales. Revista Interamericana de Planificación. Vol. XVII, No. 66. México. Junio 1983. Pág. 58  

9 Jiménez, Gilberto. Apuntes para una teoría de la región y de la identidad regional. Revista de Estudios sobre las Culturas Contemporáneas. Volumen VI, No. 018. Universidad de Colima. Colima. 1994. Pág. 165  http://www.redalyc.uaemex.mx

10 Barsky, Andrés. La  región  como  noción  operativa: Algunas  reflexiones  sobre  el  creciente abandono del enfoque regional en la geografía argentina. Disponible en:http://www.elistas.net/lista/encuentrohumboldt/archivo/indice/436/msg/469/

11 Barsky, Andrés. La  región  como  noción  operativa: Algunas  reflexiones  sobre  el  creciente abandono del enfoque regional en la geografía argentina. Disponible  en:http://www.elistas.net/lista/encuentrohumboldt/archivo/indice/436/msg/469/

12 Barsky, Andrés. La  región  como  noción  operativa: Algunas  reflexiones  sobre  el  creciente abandono del enfoque regional en la geografía argentina. Disponible en:http://www.elistas.net/lista/encuentrohumboldt/archivo/indice/436/msg/469/

13 Barsky, Andrés. La  región  como  noción  operativa: Algunas  reflexiones  sobre  el  creciente abandono del enfoque regional en la geografía argentina. Disponible en:http://www.elistas.net/lista/encuentrohumboldt/archivo/indice/436/msg/469/

14 Citado por: Dembicz, Katarzyna. Los conceptos de la región y el desarrollo regionalen el pensamiento socioeconómico de la CEPAL. Actas L. de V. Tomo 27. 2004. Pág. 163

15 Boisier Etcheverry, Sergio. Algunas reflexiones para aproximarse al concepto de ciudad-región. Revista  de Estudios Sociales. Volumen 15, No 28. Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo, A. C. Bogotá. Julio- Diciembre de 2006. Pág. 177-178

16 Boisier Etcheverry, Sergio. Algunas reflexiones para aproximarse al concepto de ciudad-región. Revista  de Estudios Sociales. Volumen 15, No 28. Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo, A. C. Bogotá. Julio- Diciembre de 2006. Pág. 178

17 Santos, Milton. Metamorfosis del espacio habitado. Editorial Oikos-Tau. Barcelona. 1995. Pp. 37-39

18 Santos, Milton. Metamorfosis del espacio habitado. Editorial Oikos-Tau. Barcelona. 1995. Pág. 46.

19 Yamasaky Cruz , Arturo. Región: Un concepto sin teoría. En S. Rodríguez (coord.), Teorías y metodologías en Ciencias Regionales y Urbanas, México, DF.1997.  Pp. 81-92

20 Montañez Gómez,  Gustavo y Ovidio Delgado Mahecha. Espacio, territorio y región. Conceptos básicos para un proyecto nacional. Cuadernos de Geografía. Revista del Departamento de Geografía de la Universidad Nacional de Colombia. Vol. VII. No. 1-2. Santa Fe de  Bogotá.1998. Pág. 131

21 Montañez Gómez,  Gustavo y Ovidio Delgado Mahecha. Espacio, territorio y región. Conceptos básicos para un proyecto nacional. Cuadernos de Geografía. Revista del Departamento de Geografía de la Universidad Nacional de Colombia. Vol. VII. No. 1-2. Santa Fe de  Bogotá.1998. Pág. 132

22 Heredia, Edmundo A. Espacios regionales y etnicidad. Alción Editora. Córdoba. 1999, págs. 46-47

23 Lezama Hernández, Elizabeth María. Lo global y lo local en Venezuela: el proceso modernizador y su impacto en Ciudad Guayana 1960-2000. Tesis Doctoral. Editorial de la Universidad de Granada.Universidad de Granada. Granada. 2006. Pág. 35

24 Fox Timmling, Hans. Reflexiones en torno al ordenamiento territorial regional. Revista Urbano. Volumen 5, No. 006. México. Agosto 2002. Pág. 50. http://www.redalyc.uaemex.mx

25 Sanabria Artunduaga, Tadeo Humberto. Los alcances del concepto de región. Revista Bitácora Urbano Territorial. Enero Diciembre Año/Vol. 1. No. 011. Universidad nacional de Colombia. Bogotá. 2007. Pág. 64

26 Rionda Ramírez, Jorge Isauro. Teorías de la región. En: http://www.eumed.net/libros/2006a/jirr-reg/index.htm

27 Méndez Delgado, Elier Jesús y otros. Elementos Para La Planificación Territorial En Cuba. En: http://www.eumed.net/libros/507/index.htm

28   Venegas Delgado, Hernán. Teoría y Método en la Historia Regional Cubana. Ediciones Capiro. Santa Clara. Cuba. 1994. Pág. 27

29 Venegas Delgado, Hernán. Teoría y Método en la Historia Regional Cubana. Ediciones Capiro. Santa Clara. Cuba. 1994. Pág. 69