Uno de los autores a mencionar respecto de la discusión en torno a los aspectos económicos y sociales del uso del tiempo libre y recreación es el francés Roger Sue. En un pequeño libro, publicado por el Fondo de Cultura Económica, confronta el problema de la definición del concepto de ocio. La primera duda que debe ser aclarada, por ejemplo, es si la idea de ocio se refiere a distracción o bien sólo pérdida inútil de tiempo, mostrándose partidario de la primera acepción antes señalada pero de manera más general. Las distracciones serían aquellas actividades que las personas seleccionan en forma libre (hacer deportes, viajar, ver televisión, etc.), a las cuales habría que agregar actos que debe definir cada individuo. Esto debería ser así, interpretando a Roger Sue, pues la idea de qué es y qué no es entretenido dependerá, en último término de cada persona. Para algunos ciudadanos el hecho de trabajar en algo que le gusta puede ser hasta divertido, por lo que los límites de la idea de ocio son más bien difusos. 1
Pero al margen de las dificultades teóricas o técnicas que pueda contener el concepto de ocio, parece comprobarse que los trabajadores de cada sociedad tienden a valorar en mayor medida el tiempo libre, en desmedro de trabajar más por mayores ingresos. Esto ocurre cuando el nivel de rentas alcanzado por cada trabajador es suficientemente alto como para cubrir la mayoría de sus necesidades económicas, por lo que la valoración del tiempo libre se hace cada vez más relevante. De este modo, en caso de que una persona esté muy bien pagada y tenga la alternativa de escoger más horas de trabajo (y más ingresos), frente a menos horas de labor pero más tiempo para disfrutar, es muy probable que opte por esto último.
Una explicación de carácter técnico de lo anterior proviene de la economía: la denominada curva de oferta de trabajo, que relaciona salarios con horas trabajadas, tiene pendiente positiva en el tramo principal. A partir de cierto punto, sin embargo, cambia de sentido y su pendiente toma un valor negativo, lo que es señal de que a ciertos niveles de renta los individuos están dispuestos a sacrificar ingresos por horas libres para disfrutar de la vida. 2
El mismo autor mencionado, Roger Sue, ha señalado que el ocio cumple distintas funciones que la sociedad en general valora reconocidamente: (a) función descanso, tal vez la más valiosa para la recuperación física después del trabajo; (b) función de diversión, que complementa el descanso y le da un cariz de dinamismo; (c) función de desarrollo, la cual está orientada a potenciar los aspectos culturales de las personas; (en pintura, música, etc.); (d) función sociabilidad, la cual tiende a rescatar del deterioro a las relaciones humanas en un contexto de urbanización creciente y exceso de trabajo; (e) función simbólica, en la línea establecida por Torsthein Veblen, en el sentido de que el ocio también representa un signo de clase alta; (f) función terapéutica, pues algunas actividades, especialmente las deportivas, previenen de enfermedades como atrofias o pérdida de motricidad ante el envejecimiento natural y (g) función económica, debido a que en la actualidad se ha desarrollado una gigantesca industria de servicios asociada al uso del tiempo libre.3
Las actividades deportivas, por otra parte, complementan o incluso se relacionan directamente con algunas de las actividades culturales a que tiene acceso la población. Más aún, la práctica de los deportes en general es recomendable desde el punto de vista de la salud de las personas, incluso hasta edades avanzadas, por cuanto evita la atrofia de diversos músculos del cuerpo e incluso obliga, a los deportistas, a pensar con rapidez con relación a las opciones que representan los distintos movimientos según el tipo actividad deportiva o recreativa. Esto último, de paso, favorece la salud mental pues obliga al cerebro a evaluar y reflexionar sobre distintos cursos de acción en pro de alcanzar alguna meta determinada.
La edad determina, además, las posibilidades de cada individuo respecto a la práctica de un determinado deporte. Es posible encontrar aquí un nexo evidente entre dos temas de calidad de vida que hemos revisado por separado en gran medida, pero que a la vez a través de esta relación confirmamos las ideas del Premio Nobel Amartya Sen en el sentido de que el bienestar puede quedar determinado por múltiples variables y de manera tanto directa como indirecta.
En un estudio realizado en Costa Rica, en que se enfatiza la percepción subjetiva del propio individuo, se comprueba una vez más lo que dicta la intuición, esto es, la importancia del deporte en los adultos mayores para alcanzar un logro, en el lenguaje a Sen, en beneficio de una mejor calidad de vida. Este trabajo consideró una encuesta aplicada a adultos mayores de 60 a 75 años de edad de 21 centros diurnos a nivel nacional, y la perspectiva subjetiva de calidad de vida se determinó a través de cuatro variables: autonomía, soporte social, salud mental y actividad físico recreativa.4
Sus autores, en primer lugar y al inicio de este trabajo, establecen el concepto operacional de calidad de vida:
“Giusti (1991), define la calidad de vida como un estado de bienestar físico, social, emocional, espiritual, intelectual y ocupacional que le permite al individuo satisfacer apropiadamente sus necesidades individuales y colectivas.5
En segundo lugar, en cuanto al procedimiento, se efectuó una revisión y selección de posibles centros con los cuales trabajar, pidiendo los permisos correspondientes e informando de los propósitos de la investigación. La aplicación de los instrumentos de medición se realizó con la visita a terreno de la investigadora a cargo, dos colaboradores y la presencia de un coordinador de cada centro en cuestión. El proceso de recopilación de datos por cada entrevistado duró aproximadamente unos 20 minutos. El tratamiento estadístico de las variables en estudio se efectuó utilizando el paquete estadístico SPSS, aplicándose el promedio y la desviación estándar. 6
Por último, en tercer lugar, entre los resultados más significativos estuvieron para el caso de los hombres: (a) se presentó además una correlación significativa entre autonomía y actividad física semanal (r = 0,33; p<0,05; r2 = 10,89%); (b) se presentó una correlación positiva entre autonomía y frecuencia de la actividad física (r = 0,24; p<0,05; r2 = 5,76% de varianza compartida) y (c) entre estado mental y actividad física semanal (r = 0,23; p<0,05; r2 = 5,29%). En palabras simples, a mayor frecuencia en la actividad física, los adultos mayores presentaron mayores niveles de autonomía y salud mental. En el caso de las mujeres, en la matriz de correlaciones de las variables de calidad de vida y actividad física semanal, también se presentó una correlación significativa entre autonomía y soporte social (r = 0,24; p<0,05; r2 = 5,76 de varianza compartida).7
Es indudable que las Fuerzas Armadas latinoamericanas, en este aspecto de la calidad de vida de la población, mucho pueden y deben hacer contribuyendo a aumentar los nexos entre la sociedad civil y militar en materia tanto deportiva como recreativa, y no sólo para el caso de los adultos mayores. Estos temas se desarrollan con más detalle en los capítulos 2 y 4 de esta investigación.
1 Sue, Roger, El Ocio [1980, Francia], Fondo de Cultura Económica, colección Brevarios, pp. 7-9, segunda reimpresión, México, 1992.
2 Véanse por ejemplo: (a) Larroulet, C. y Mochón, F., Economía, pp. 287 y 288, McGraw Hill Interamericana de España S.A., Madrid, España, 1995 y (b) Maddala, G.S., y Miller, Ellen, Microeconomía, (Microeconomics: Theory and Aplications, U.S.A., MCMLXXXIX), Mc Graw Hill Interamericana de México S.A. de C.V., Gráfica Futura 2000 S.A., p. 460, México, diciembre de 1990.
3 Sue, Roger, op. cit., pp. 75-107.
4 Mora, Mónica; Villalobos, Delia; Araya, Gerardo y Ozols, Antonieta, Perspectiva subjetiva de la calidad de vida del adulto mayor, diferencias ligadas al género y a la práctica de la actividad físico recreativa, en Revista MHSalud, Vol. 1, Nº 1, s.p., Septiembre del 2004.
5 Mora, Mónica; Villalobos, Delia; Araya, Gerardo y Ozols, Antonieta, op. cit.. En este sentido estos autores concuerdan con la propuesta de Sen al considerar la perspectiva de cada individuo: Según Sen, “el Estado podría tener una mejor base al ofrecer apoyo a una persona para superar el hambre o las enfermedades que para ayudar a construir un monumento a su héroe, aunque dicha persona de más importancia al monumento que a la eliminación del hambre o la enfermedad”. Véase la discusión analítica en Sen Amartya, Nussbaum, Martha C. y Sen, Amartya, La calidad de vida, op. cit., pp. 49 y 50.
6 Ibid., s.p.
7 Mora, Mónica; Villalobos, Delia; Araya, Gerardo y Ozols, Antonieta, op. cit.. s.p.
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