Las externalidades, también conocidas como exterioridades o efectos difusión, corresponden a costos o beneficios que surgen en un proceso productivo y que afectan a terceros pero no son debidamente pagados. Las externalidades pueden ser negativas o positivas, según sean costos o beneficios respectivamente. El ejemplo clásico de externalidad negativa es la contaminación de un río por una fábrica que vierte deshechos o residuos industriales líquidos (riles), pues eventualmente genera un costo a quienes puedan utilizar las aguas más abajo y que, naturalmente, no es cancelado. 1
Las externalidades positivas, lamentablemente menos frecuentes que las primeras mencionadas, son aquellas que producen un beneficio a terceros, como las campañas de vacunación o de prevención de accidentes que efectúan los gobiernos. En este caso, si las personas son vacunadas o alertadas ante posibles accidentes, existirá un beneficio de difícil cuantificación por el hecho de que otras personas no se contagien o no sufran desgracias por alcance en caso de accidente. 2
La paradoja de la tragedia de los bienes comunes relaciona los dos temas que hemos examinado anteriormente. Por una parte la existencia de bienes comunes y la presencia de externalidades provoca una tendencia al agotamiento de un recurso renovable. En un interesante ejemplo analítico, Mankiw se refiere al caso de un pequeño pueblo medieval en el cual una actividad económica importante pudo haber sido la cría de ovejas. Estos animales pasaban la mayor parte del tiempo pastando en las tierras que rodeaban el pueblo, cuya propiedad era de carácter colectivo, es decir terrenos comunales. A medida que pasaba el tiempo, el número de habitantes y de ovejas iba en aumento, lo que generaba un crecimiento en la demanda por carne, lana y pastos para los animales. El exceso de cría de ovejas afectaba la fertilidad de las tierras, por lo que la próspera industria lanera desapareció y muchas familias perdieron su fuente de ingresos.3
La presencia de las Fuerzas Armadas resulta fundamental para aminorar e incluso detener completamente los daños causados por externalidades negativas, tanto en el medio ambiente marino como en zonas terrestres o incluso en espacios aéreos. En el mar existe el riesgo de que las naves a la gira, o en proceso de embarque y desembarque de mercaderías, provoquen serios daños por contaminación química, en particular por hidrocarburos líquidos.
Un antecedente sobre prevención de externalidades negativas en América Latina, entre otros muchos, es la labor que realiza la Armada de Uruguay. El Parlamento de aquel país aprobó, en el año 1994, la Ley Nº 16.688 sobre Régimen de Prevención y Vigilancia, a través de la cual se señalan las distintas funciones de carácter preventivo y punitivo que la Armada debe ejercer con relación a la contaminación hídrica en los puertos. 4
La contribución de las Fuerzas Armadas a resolver problemas relacionados con externalidades, por otra parte, también constituye una realidad en la actualidad. El Ejército de Chile, por ejemplo, desarrolló el seminario “El Ejército y el Medio Ambiente 2002” entre el 20 y el 22 de Noviembre de aquel año, al cual asistieron parlamentarios de la Comisión de Medio Ambiente de la Cámara de Diputados. El propósito de este encuentro fue evaluar los logros obtenidos en esta materia y tratar temas como el Sendero de Chile, la problemática y el sistema de gestión ambiental en las FF.AA.5
Las Fuerzas Armadas de Argentina, a fines de la década de los años 80, también se sumaron al desarrollo de diversas iniciativas en el campo de la protección ambiental. Si bien en sus inicios las cantidades de recursos asignadas en el presupuesto par atender los requerimientos necesarios en un plan efectivo habrían sido modestas, al menos la voluntad política de avanzar en esta materia ya constituía una realidad.
En una época de importantes cambios en el enfoque de las políticas de defensa de aquel país, en que el mundo en general avanzaba hacia una creciente cooperación y en el ámbito latinoamericano se consolidaban acciones que reforzaban la integración económica, la Ley de Defensa Nacional de 1988 establecía de hecho nuevas responsabilidades: “... Tiene por finalidad garantizar de modo permanente la soberanía e independencia de la Nación Argentina, su integridad territorial y su capacidad de autodeterminación; proteger la vida y la libertad de sus habitantes; preservar los recursos naturales; y coadyuvar al mantenimiento de la paz y seguridad internacional”.6
La relación entre Fuerzas Armadas y externalidades o impacto ambiental se manifiesta, sin embargo, en dos sentidos. El reverso de la medalla constituida por las acciones positivas antes descritas, en favor de la calidad de vida de la población, se encuentra en las actividades destructivas a gran escala que pueden provocar los ejércitos. Las acciones bélicas no sólo suelen dañan el medio ambiente por externalidades negativas visibles como muertes de animales y plantas, sino además graves heridas físicas y psicológicas a las personas en general, es decir externalidades negativas no visibles o apreciables a simple vista.
El Ministerio de Defensa de Colombia, por otra parte, ha denunciado y ha combatido las graves consecuencias ambientales derivadas de la producción y distribución de drogas por parte de los grupos guerrilleros narcotraficantes. El principal efecto nocivo en el medio ambiente, debido a los cultivos ilícitos, ha sido la deforestación en lugares como el Parque Nacional Natural La Paya, el Parque Nacional Natural Serranía de Chiribiquete y el Parque Nacional Catatumbo Barí. Estos tres parques cubren aproximadamente 1.860.125 hectáreas de terreno de reserva natural.7
El problema está en que los cultivos ilegales utilizan desproporcionadamente pesticidas como “Gramoxone”, que contiene el elemento tóxico “Paraquat”. Este tipo material afecta las fuentes de agua y esteriliza el suelo, provocando la extinción de cientos de especies de animales y vegetales. A ello se suma que el proceso de fabricación de cocaína genera millones de litros de desechos tóxicos que se vierten en el medio ambiente colombiano. La siembra y obtención de amapolas, por otra parte, es más eficiente en zonas conocidas como “bosques de niebla”.8
Las secuelas de bombardeos en ciudades, en zonas urbanas o costeras constituyen un ejemplo perfecto de destrucción de medio ambiente urbano o rural con participación de Fuerzas Armadas convencionales o no convencionales. El periodista y analista internacional Raúl Sohr refiere el hecho de que Estados Unidos, por ejemplo, fumigó nubes durante la guerra de Vietnam para destruir las cosechas arroceras de Vietnam del Norte.9
Con relación a este tema es que en el año 1976 se redactó un documento titulado “Convención sobre la prohibición de utilización de técnicas de modificación ambiental con fines militares u otros fines hostiles”, cuyos fundamentos estaban en la percepción de intelectuales de una serie de países, respecto a la probabilidad de que las acciones bélicas alteraban el clima.10
Las externalidades negativas visibles e invisibles que provocan las guerras como impacto negativo serio e importante en la calidad de vida de la población, especialmente en las mujeres, han sido descritas claramente por la Relatora Especial Radhika Coomaraswamy, en un informe sobre la mujer en tiempos de conflictos armados. El salvajismo que se comete con ellas incluye violencia sexual, violaciones sistemáticas o causales, prostitución forzada y hasta esclavitud de las mujeres del enemigo. La fecundación forzada es otra manera de humillar al enemigo, al obligar a la víctima a procrear un hijo del victimario.11
En América Latina algunas manifestaciones poco conocidas del impacto negativo en la calidad de vida de parte de la población, por causa de externalidades negativas visibles e invisibles, han sido la violencia física y el trauma psicológico de las mujeres que viven en medio del conflicto armado en Colombia.
La guerra en Colombia se ha manifestado de distintos modos según las regiones en las cuales se han producido los hechos, pero sus efectos, desde el punto de vista de la mujer, parecen haber sido parejos en todo el país. Entre otros es posible mencionar: la incorporación de los hijos a la guerra y el aumento del reclutamiento forzado de mujeres menores de edad; la negativa del derecho a enterrar a los hijos, pues reclamar el cadáver posibilita las represalias; la utilización del cuerpo de la mujer como instrumento de guerra y venganza; golpizas públicas a mujeres, paradójicamente acusadas de “conducta inmoral”, tras acusaciones de guerrilleros o paramilitares; tener que elegir entre desplazarse o morir asesinadas; genocidios y aculturación de pueblos indígenas que termina con las mujeres en condiciones de extrema pobreza y obligadas a mendigar en ciudades; incremento de la impunidad y violación al derecho del debido proceso, así como falta de garantías judiciales para mujeres encargadas de denunciar muertes de sus seres queridos.12
De acuerdo a la investigadora Clara Inés Mazo, con los desplazamientos de población forzada ocurren al menos los siguientes flagelos: (a) se destruyen vínculos afectivos, económicos, culturales y políticos; (b) aparecen las hambrunas y el desempleo en lugares en que no es posible vivir con dignidad; (c) masacres, muertes de seres queridos, violaciones de mujeres y reclutamiento forzado de niños; (d) empeoramiento de las condiciones de vida de las mujeres; (e) las personas integrantes de grupos de desplazados suelen ser marcados como “peligrosos” y se genera desconfianza hacia ellos; (f) aumento de la violencia intrafamiliar debido a mayores cargas emocionales y físicas de la mujer abandonada; (g) aumentan los índices de viudez, se trastocan los roles de los niños y jóvenes, al tener que asumir responsabilidades que no son propias de sus edades.13
La tragedia de los bienes comunes como es el caso de la pesca excesiva se resuelve a través de la definición de derechos de propiedad o mediante cupos de pesca en ciertas épocas y temporadas de veda en otras. En éste ámbito la Armada de cada país también juega un papel fundamental en hacer respetar la Ley y evitar, de este modo, la extinción del recurso.14
Las vedas y distribución de cupos que permiten evitar la tragedia de los bienes comunes presentan otra faceta que, de alguna manera, impacta en la calidad de vida de algunos grupos de población, en particular los pescadores artesanales. La opinión pública no suele estar muy informada al respecto, pero advierte a través de la prensa o televisión de los reclamos que, de cuando en cuando, se efectúan por parte de quienes ven afectados sus intereses laborales de subsistencia. Si bien este punto trasciende a los objetivos de esta investigación, cabe señalarlo como un asunto que también permite apreciar otra faceta del rol de las Fuerzas Armadas en el tema de los bienes comunales y en la que Carabineros debe controlar desmanes o protestas.
Las Fuerzas Armadas modernas, en particular las de toda América Latina, también cumplen importantes funciones que permiten elevar el bienestar social y que no son propias del libre mercado. Me refiero a diversas actividades preventivas conducentes a evitar que distintas personas pertenecientes a nuestras sociedades latinoamericanas desarrollen conductas inapropiadas desde el punto de vista de la ética, de la salud o de la seguridad pública.
Estas actividades preventivas recién mencionadas corresponden a bienes públicos propiamente tales. De acuerdo a lo planteado en un acápite anterior y en este mismo trabajo, se caracterizan básicamente porque todas las personas que integran una sociedad tienen acceso a ellos, como en el caso de la Defensa Nacional, las plazas y calles, etc. Es oportuno, además, mencionar que algunos servicios con carácter de bien público son a veces producidos por empresas privadas, como las transmisiones de radioemisoras o de televisión abierta. En este caso los consumidores tienen la opción de encender o bien apagar los aparatos electrónicos para escuchar y ver o no los programas emitidos. Por esta razón los servicios de emisión de programas a los radioescuchas o televidentes se conoce como un bien público opcional. 15
Los programas preventivos como campañas de vacunación, de educación e información sobre el consumo de drogas, así como la prevención de catástrofes tanto en tierra como en el aire y en el mar, corresponden a servicios con características de bienes públicos y en que incluso, una vez provistos adecuadamente, suelen evitar enormes costos que generan diferentes tipos de externalidades negativas difíciles de cuantificar.
La concepción de bien público, como lo entienden los economistas, también incluye la provisión de seguridad a la población. El término “Seguridad” es muy utilizado en el lenguaje militar.
Las Fuerzas Armadas modernas suelen contribuir con diversos programas preventivos y de salvamento en caso de ocurrido un siniestro imprevisto. Las catástrofes naturales en la actualidad han afectado y continúan afectando gravemente a numerosos grupos de población, en particular aquellos caracterizados por altos niveles de pobreza y que suelen construir sus viviendas en zonas de riesgo. Una vez ocurridos, suelen provocar una gran pérdida de vidas humanas y destrucción de bienes materiales, como es el caso de terremotos, ciclones, aluviones, maremotos y hasta erupción de volcanes.
Las actividades preventivas antes de una catástrofe, así como de salvamento y ayuda posterior a este tipo de acontecimientos corresponden a una valiosa contribución que suelen efectuar las Fuerzas Armadas de cualquier país del mundo. A manera de botón de muestra, es posible citar el apoyo brindado por el Ministerio de Defensa del Perú al Instituto Nacional de Defensa Civil (INDECI), con motivo de la campaña de prevención 2008 titulada “Ante el frío, mejor prevenidos”. Esta actividad consistió en donaciones recolectadas por las Fuerzas Armadas (Ejército, Marina de Guerra, Fuerza Aérea y Comando Operacional del Centro), consistentes en prendas de vestir, frazadas, calzado, alimentos, etc. con un peso de unas 9 toneladas. El traslado de esta ayuda fue dispuesto que lo realizara la Fuerza Aérea del Perú. La idea ha sido prevenir las consecuencias de las bajas temperaturas en zonas pobladas ubicadas por sobre los 3.800 m.s.n.m.16
La acción preventiva como la antes mencionada lleva inevitablemente a plantear una interrogante que cabe incluirla en el plano del análisis o la discusión: ¿cuál es el verdadero rol de las Fuerzas Armadas en el campo de la prevención y la acción ante un desastre natural. La revisión del material bibliográfico o de los hechos que relata la prensa latinoamericana, nos da cuenta que en este tipo de situaciones suelen intervenir una serie de organismos como la defensa civil de cada país, bomberos, la Cruz Roja y otras instituciones civiles mencionadas según las circunstancias y que salvan vidas.
1 Clement, Norris C., Pool, John C. y Carrillo, Mario M., Economía. Enfoque América Latina., McGraw Hill, Interamericana de México S.A. de C.V., tercera edición, p. 40, México, 1991.
2 Larroulet, Cristián y Mochón, Francisco, Economía, McGraw Hill Interamericana de España S.A., p. 251, Madrid, España, 1995.
3 Mankiw, Gregory, op. cit., p, 216.
4 Aguirre Ramírez, Gonzalo y Harán Urioste, Juan, Ley Nº 16.688, Régimen de Prevención y Vigilancia. Apruébase el mismo, ante posible contaminación de las aguas de jurisdicción nacional., Sala de Sesiones de la Cámara de Senadores, Montevideo, Uruguay, 13 de Diciembre de 1994.
5 Cheyre Espinosa, Juan Emilio, Memoria del Ejército de Chile. Estructura y desarrollo de la fuerza. Desafío para un salto cualitativo., p. 90, s.e., s.c., 2002.
6 Paz, José Gabriel, La protección del medio ambiente como misión complementaria de las Fuerzas Armadas Argentinas: ¿una misión de imposible cumplimiento?, Center for Hemispheric Defense Studies, Redes 2000, Research and Education in Defense and Security Studies, pp. 3 y 4, Brasilia, Brasil, Agosto 7-10 del 2002.
7 -------, Medio Ambiente, Ministerio del Medio Ambiente y Ministerio de Defensa, documento en archivo PDF del sitio web www.minambiente.gov.co , s.a., República de Colombia.
8 -------, Medio Ambiente, documento anterior citado.
9 Sohr, Raúl, El mundo y sus guerras, La Tercera Debate, p. 232, Random House Mondadori S.A., primera edición, Santiago de Chile, Diciembre del 2007.
10 Ibid., pp. 232-233.
11 Velásquez Toro, Magdalena, Reflexiones feministas en torno a la guerra, la paz y las mujeres, desde una perspectiva de género, en Reysoo, Fenneke (Compilador), Hommes armés, femmes aguerries. Rapports de genre en situations de conflit armé, Comisión nationale siusse peur L’UNESCO, Berne, DDC Direction du développement coopération, Departamente federal des affaires étrangeres, Berne, IUED, Institut universitaire détudes du dévleoppement, pp. 91 y 92, Genève, 2001.
12 Mazo, Clara Inés, Una mirada al conflicto armado colombiano desde la palabra, las acciones, las propuestas y los símbolos construidos por las mujeres, en Reysoo, Fenneke, ibid., pp. 196-198.
13 Mazo, Clara Inés, op. cit., pp. 199-200.
14 Aylwin Azócar, Patricio y Ominami Pascual, Carlos, (en la firma del documento), Fija el texto refundido, coordinado y sistematizado de la Ley Nº 18.892 y sus modificaciones, Ley General de Pesca y Acuicultura, Artículo 122, Valparaíso, Chile, 28 de septiembre de 1991.
15 Maddala, G.S. y Miller, Ellen, Microeconomía, (Microeconomics: Theory and Applications, U.S.A., MCMLXXXIX), McGraw Hill Interamericana de México S.A. de C.V., Gráfica Futura 2000 S.A., p. 555, México, 1991. Estos autores se refieren, además, al caso de bienes públicos provistos por el Estado y con la característica de ser opcionales, como instalaciones recreativas libres ubicadas en parques o paseos.
16 -------, Ministro de Defensa entregó donaciones de las FF.AA. en apoyo de las víctimas del friaje, Ministerio de Defensa del Perú, Archivo Histórico de Notas Institucionales, Perú, 4 de Agosto del 2008.
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