PROPUESTA METODOLÓGICA PARA EL ANÁLISIS DE LA SOSTENIBILIDAD REGIONAL

Josep Antequera Baiget

CAPITULO 2
TERRITORIO Y REGIÓN

1. El análisis histórico de la teoría de la región


La teoría sobre la región, el territorio y el desarrollo regional ha sido objeto de numerosas investigaciones desde diversas perspectivas en función de los paradigmas al uso. Según la revisión del tema de Jorge Isauro Rionda (Rionda 2005), que cita a Massiris en la clasificación de las regiones, éstas pueden ser:

Regiones de tipo político administrativo: las regiones se conciben en términos jurisprudenciales a la administración política de una entidad tal como un estado o un municipio.
Regiones territoriales son unidades autónomas que son parte de las regiones de orden político administrativo público y que presentan de alguna forma una unidad territorial definida tal como lo es una isla, o bien una localidad.
Regiones administrativas: son entidades territoriales bajo un orden político administrativo público básico, distinto a un municipio puede tratarse de delegaciones.
Regiones de planificación, plan o programa: son espacios territoriales  que funcionan como espacios de decisión, regulación o acción de gobierno.
Regiones internacionales, trasciende los límites político públicos de los países y se sustenta en una coordinación u acuerdo de tipo administrativo de tipo financiero. Comercial, diplomático, cultural, militar, principalmente, lo que conforma bloques bajo acuerdos de tipo internacional.
Regiones competitivas: son aquellas áreas que se conjugan o coordinan bajo proyectos productivos compartidos, del tipo del Plan Puebla Panamá, para con ello propiciar competitividad.

El mismo autor asegura que no fue hasta los años 60 que nace propiamente una ciencia regional, donde se dejan atrás las regionalizaciones descriptivas del territorio por una nueva teoría de relaciones espaciales donde se dan relaciones causales. Una década después, en los 70, se hacen fuertes críticas a este enfoque dado que no relaciona la concepción de región a sus causas sociales e históricas. Con este enfoque se hace hincapié en los procesos de acumulación del capital expresados en el territorio para de ahí tener una nueva visión de lo que se debe entender por región. En los 80 se plantea la necesidad de hablar de aspectos de singularidad de cada lugar, tratando de encontrar “in situ” las propias leyes de comportamiento.

La perspectiva económica también tiene un papel preponderante en el análisis regional, como la Teoría del lugar central, de la escuela alemana encabezada por Walter Christaller y August Lösch, (citados en Rionda 2005) quienes formulan la teoría con la finalidad de descubrir las leyes que explican la fenomenología social y económica que se da sobre el territorio y  que interpreta a la región como un sistema nodal de flujos, en donde la intensidad de flujos, depende de la magnitud de los nodos y la distancia que guardan entre ellos, la intensidad del flujo es directamente proporcional a la magnitud e inversamente proporcional a la distancia (ésta constituye un freno para los flujos).

Muchos de estos flujos pueden concebirse en relación a un proceso productivo y el territorio organizado como unidades espaciales especializadas en la específica organización social de un determinado proceso productivo o de los procesos de generación acumulativa de bienes públicos y activos empresariales.

A modo de síntesis de dicha concepción, José Luis Cividanes (Cividanes, 1999)  hace la siguiente definición de sistema productivo local, y por tanto del territorio como variable económica: unidad localizada de organización social endógena de los procesos de producción-reproducción de bienes públicos y activos empresariales especializados y específicos, articulada por estructuras en red y configurada por la evolutiva trayectoria histórica de asentamientos de un determinado sector industrial.

De dicho modelo economicista del territorio surgen diversas definiciones de área regional:

Hinterland: El área adyacente a un “trade center” (nodo urbano-centro de negocios) extendida e incluyendo a sus satélites, con actividades económica y culturales muy enfocadas hacia el centro primario. Se lee como el área o región dependiente (detrás de) generalmente, de una costa, de un puerto o de un río…en términos económicos el área que depende de este puerto…se denomina Hinterland al territorio que se comunica con un puerto importante que le sirve como vía comercial.

El hinterland es un territorio o área de influencia. Específicamente, según la doctrina del hinterland, este concepto se aplica a la región interna situada tras un puerto, donde se recogen las exportaciones y a través de la cual se distribuyen las importaciones. En un sentido más amplio al anterior, el término se refiere a la esfera de influencia de un asentamiento. Es el área para el cual el asentamiento central se constituye en un nexo comercial (Guzmán Loezar F. 2002).

Foreland: En contraste con el hinterland, el foreland se refiere a la zona comprendida desde el puerto hacia el exterior, y está definida por las vías de comunicación generadas por los tráficos marítimos vigentes y potenciales, incluyendo sus conexiones o puertos de transbordo. Para el Hinterland su potencia estará vinculada al foreland del puerto en cuestión, es decir, podemos concluir que el hinterland y el foreland se retroalimentan mutuamente, tanto para sus respectivos desarrollos como para su decadencia (Camprubí E.G. 2008).

Umlands: El área contigua a un trade center extendida e incluyendo sus suburbios o urblets (barrios periféricos) cuyas plenas economías y actividades culturales crean un todo con las del núcleo central (Van Cleef E. 1941).

Estas concepciones de conjunto de nodos productivos y áreas de influencia también se pueden contemplar cuando hablamos de un pueblo o una ciudad que no son entidades aisladas. Están inextricablemente ligadas a su entorno para operar como una unificada región funcional. La ciudad está influenciada por su entorno y a su vez afecta a la zona de los alrededores. El tamaño del pueblo o ciudad dependen de la naturaleza y función de la zona que lo rodea, mientras que la economía de la ciudad, a su vez, determina las actividades de las áreas circundantes.

La manifestación de esta relación ciudad-región se encuentra implícita en la estructura hexagonal de las áreas de servicio. Esta relación entre la ciudad y sus alrededores se desarrolla en las ciudades al extender sus servicios a las áreas rurales circundantes, esto permite a la población trabajadora de la ciudad vivir más allá de los límites de la ciudad y realizar los viajes al trabajo diario. Por lo tanto, la ciudad y el campo son económicamente interdependientes y cada ciudad ejerce cierta influencia sobre el área que lo rodea. Pero la influencia disminuye hacia fuera de la ciudad, es decir, dependiendo de la forma del núcleo de la zona (Rathold H.B. 2009).

Esta concepción de área de influencia dará lugar al concepto de área metropolitana que surge en EEUU, en 1950 analizando la organización de una ciudad central de más de 200.000 habitantes sin estar incluida en el radio de influencia de otra población, y se la considera como todo el territorio adyacente a unos 16 Km (10 millas) con una densidad mínima de 150 habitantes por metro cuadrado. Se basa en la relación entre lugar de residencia y lugar de trabajo entendiéndola como la zona geográfica, funcional y de influencia de un centro (de Esteban Alonso A. 1981).

Un concepto similar es el de City-región o ciudad región que se ha concebido desde 1950 por urbanistas, economistas y planificadores urbanos para significar no sólo el área administrativa de una ciudad reconocible como conurbación, sino también su hinterland que abarca un territorio mayor. También se usa para su delimitación las trayectorias comunes de desplazamiento por movilidad obligada  de las personas que viven en los núcleos rurales adyacentes a la ciudad central.

Fijándose en los lazos de comunicación un territorio determinado puede dividirse en Áreas de cohesión. Este concepto surge del análisis regional desde una perspectiva de relacionar la movilidad y la ocupación laboral. El modelo de cohesión está concebido desde su inicio como un método de análisis que permite aproximarnos a la delimitación de áreas funcionales urbanas y, en algunos casos, permite acercarnos a la delimitación de la ciudad real por encima de la administrativa. Según el grupo de Análisis y Planificación territorial y ambiental de la Universidad de Girona, el concepto de cohesión se basa en el valor relativo de los flujos de movilidad entre los diversos municipios considerando la población ocupada residente (POR) y los puestos de trabajo localizados (LTL) en cada uno de ellos. La cohesión se establece a partir de un valor umbral por debajo del cual quedan obviados los vínculos. El valor inicial mínimo que se tomó como umbral para establecer una relación de cohesión fue del 15%. Es decir, un área de cohesión se forma si al menos el 15% de la población activa de un municipio se desplaza a otro o si, al menos un 15% de los puestos de trabajo de un municipio están ocupados por activos residentes en otro. La determinación del valor umbral es muy significativa, ya que de ello depende el número y la extensión de las áreas de cohesión generadas. Aunque el valor inicialmente no se definió a través de un criterio analítico, sino por su utilización en estudios análogos, así se pudo permitir la comparación de los resultados obtenidos con este criterio en diferentes territorios (Castañer M. 2009).

Con el proceso globalizador y el crecimiento de los asentamientos urbanos que agrupan a millones de personas en ciudades regiones, los últimos estudios de Habitat (Habitat 2010) sobre asentamientos humanos, indican que las nuevas configuraciones urbanas están tomando diversas topologías territoriales, que se pueden sintetizar en tres tipos: megaregiones, corredores urbanos y regiones urbanas.

Las megaregiones son unidades naturales económicas que resultan del crecimiento y de la convergencia y del desarrollo espacial asociado a áreas metropolitanas y a otras aglomeraciones. Se constituyen como agrupaciones policéntricas urbanas rodeadas por conexiones territoriales de baja densidad y que crecen mucho más deprisa que el crecimiento de la población en las que se hallan localizadas. Estas megaregiones pueden contener 120 millones de personas en el caso de la megaregión de Hong Kong-Shenzen-Guangzhou, o 60 millones en el caso de Nagoya-Tokio-Osaka-Kyoto-Kobe o 43 en el caso de Sao Paulo-Rio de de Janeiro. Algunas investigaciones muestran que las 40 megaregiones más grandes del mundo acumulan más del 18% de la población del mundo y un 66% de la actividad económica global.

Los corredores urbanos se caracterizan por sistemas lineales de espacios urbanos relacionados mediante redes de transporte. Estas conexiones mejoran la conectividad entre las ciudades y crean nuevas formas de interdependencia.

Las regiones urbanas que se estructuran entorno a ciudades estratégicas que extienden su influencia en el entorno regional. Hábitat considera en este apartado a grandes ciudades que conforman grandes conurbaciones.

También puede considerarse desde este punto de vista la intermediación de un núcleo urbano de tamaño medio que ejerce influencia sobre una región determinada y sus núcleos rurales presentes, denominándose ciudades intermedias1 y su análisis que ha desarrollado en profundidad Josep Mª Llop en la Càtedra UNESCO de Ciudades Intermedias de la Universidad de Lleida en las que tras años de trabajo han definido el papel de las ciudades intermedias juegan en su territorio, a escala local/regional (Bellet C. y Llop J.M., 2000):

- Centros de interacción social, económica y cultural. Son “el corazón económico de amplias áreas rurales en las ciudades del Tercer Mundo”.
- Centros servidores de bienes y servicios, más o menos especializados, para la población del mismo municipio y de otros municipios (asentamientos urbanos y rurales), más o menos cercanos, sobre los que ejerce cierta influencia, su hinterland.
- Centros ligados a redes de infraestructuras que conectan las redes locales, regionales y nacionales e incluso, algunas, con fácil acceso a las internacionales (como en el caso de las ciudades medias de las periferias metropolitanas). Son nodos que articulan flujos, puntos de referencia y de acceso a otros niveles de la red.
- Centros que suelen alojar niveles de la administración de gobierno local y regional a través de los cuales se canalizan las demandas y necesidades de amplias capas de la población. La descentralización administrativa y gubernamental a estos niveles, a estas escalas, lleva consigo una mejor compresión del medio sobre el cual desarrollar proyectos y medidas más acordes con la realidad y necesidades del propio medio.

Estas diferentes perspectivas nos llevan a concebir y a entender que el concepto región no se puede construir con base a una sola delimitación, ni tampoco es un concepto inmutable, inamovible, sino que todo lo contrario se trata de un concepto con carácter y origen histórico y además intencional y subjetivo.

1 Las ciudades intermedias albergan la mayoría de la población urbana mundial, más de 1.300 millones de personas viven en ellas (Bellet C. y Llop J.M., 2000).

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