Con la voluntad de establecer interrelaciones entre los indicadores, uno de los marcos de análisis de indicadores más utilizados en los países de la OCDE, y por esta propia organización es el de Presión-Estado-Respuesta (OCDE, 1994). En este sistema se ubican los indicadores bajo tres categorías: Indicadores de estado, de presión y de respuesta.
Los indicadores de estado, donde el “estado” haría de contenedor de los indicadores que definen el sistema. El concepto de estado se refiere a una parte del sistema o subsistema natural, como los bosques, la atmosfera, las aguas continentales, etc. Los indicadores definen estados de éste subsistema como la concentración de CO2 presente en la atmósfera.
Las presiones vendrían determinadas por fuerzas que influyen o impactan en dichos estados, como las emisiones de CO2 promovidas por las actividades económicas y sociales.
Las respuestas serían medidas que se toman para evitar el impacto de las presiones, como la legislación sobre emisiones o los protocolos entre países que pretenden reducir las emisiones de CO2 de los mismos.
Este modelo ha encontrado una gran difusión, debido mas a que se adapta bien a los elementos a tener en cuenta en el proceso de toma de decisiones y porque marca los límites de la sostenibilidad política y pública respecto a los problemas ambientales, que a sus posibilidades de definir los estados del sistema y poder prever así sus comportamientos futuros (Ministerio de Medio Ambiente, 1996).
Con estas bases analíticas encontramos los indicadores desarrollados por Eurostat, los cuales se han extraído de los indicadores elaborados per la Comisión Nacional sobre el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, que tienen como referencia los cuarenta capítulos de la Agenda 21 (Eurostat, 1998).
Otra batería de este tipo de marco son los Indicadores de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible, relacionados con los capítulos de la Agenda 21. Estos se encontraban en su inicio organizados en función de su pertenencia al capítulo de la Agenda y según los atributos P/E/R al que pertenecen. Aunque hay que decir que en los últimos desarrollos prácticos de esta batería de indicadores de Naciones Unidas aplicados a la Agenda 21, se ha abandonado la metodología del modelo PER, para sustituirla por indicadores relacionados por categorías de temas, subtemas y indicadores. El modelo PER se ha considerado como excesivamente “lineal”, que desarrolla cadenas causales entre problemas ambientales concretos, pero no analiza las relaciones que existen entre estos mismos problemas (Quiroga R., 2001).
Una versión más completa de este marco de presentación, que llamamos DPSIR, es una versión ampliada del modelo PER que incluye dos elementos más en la cadena: los Direccionadores Económicos o Fuerzas Motrices y los Impactos (Fig.1). Este modelo ha estado adoptado por la Agencia Europea para el Medio Ambiente para expresar su marco de indicadores, pero adolece de las mismos defectos del anterior que el propio ex director de la Agencia Domingo Jiménez Bertran (Jiménez Beltran D., 1997), destacaba en su momento afirmando que “los indicadores nada mas serán útiles si encajan en un modelo conceptual y pueden relacionarse entre sí. Por eso el paquete de indicadores de sostenibilidad tiene que proporcionar una buena cobertura de los indicadores y del rendimiento o resultados de la economía, mientras que sociedad y medio ambiente quedan vinculados mediante los indicadores de eficiencia de las actividades sectoriales asociadas”.
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