Los índices suponen la agregación de variables agrupadas en un valor final unitario que nos da información sobre un estado determinado del sistema de estudio.
El Producto Interior Bruto (PIB) es un indicador agregado de carácter económico que suma los valores de la producción de los diferentes sectores de la economía. El PIB a precios de mercado, se define como el valor, a los precios de mercado, de todos los bienes y servicios finales producidos en un territorio durante un período determinado de tiempo, generalmente anual o trimestral (Requejo J, Iranzo J.E. at all, 2005).
EL Índice de Desarrollo Humano (IDH) pretende definir el desarrollo de un país agregando indicadores económicos y de calidad de vida. Está formado por la Esperanza de Vida al Nacer (años), la tasa de alfabetización de adultos (% de población mayor de 15 años) más la ratio bruta de matriculación primaria, secundaria y terciaria combinadas (%) y el PIB per cápita (dólares de EUA por habitante). En este caso “el estado del desarrollo humano” de cada nación se define mediante un valor del 0 al 1 extraído de la suma de estas variables a escala nacional (PNUD, 2003).
El elemento común de todos estos índices viene dado porque con pocas variables se pretende definir un “estado” del sistema. En el índice se utilizan variables de diversas clases para definir un estado concreto del sistema de estudio lo que posibilita la comparación entre países diversos, pero queda muy lejos de reflejar la complejidad del estado del sistema de estudio.
En el caso de los numerosos índices de sostenibilidad en los que se mezclan agregados de indicadores ambientales, económicos y sociales según diversos sistemas de agregación (Antequera J. Y González E., 2005), dichos índices son susceptibles de encubrir criterios engañosos de ponderación, ya que la selección de indicadores que forman el índice depende de los criterios definidos por sus creadores según sus valores ideológicos y sus intenciones. Y si asumimos sistemas de ponderación igualitarios para los diversos tipos de indicadores, puede darse la circunstancia de que el desarrollo de un proceso económico que atenta sobre la calidad y conservación de los ecosistemas naturales suponga un incremento de sostenibilidad en el índice agregado, ya que se da la misma ponderación para todos los valores (ver sostenibilidad débil Cap. 1).
En este sentido Ernest García nos ilustra, comparando dos índices diferentes, como el ranking de países puede variar, se incluyan en esos índices unos u otros indicadores. El autor compara los índices elaborados por los diseñadores del ESI (Environmental Sustainability Índex) del grupo Global Leaders of Tomorrow y otro índice ESI corregido publicado por The Ecologist, podemos ver cómo según el primero el país con el índice de sostenibilidad mayor es Finlandia y aplicando el segundo índice, es la República Centroafricana; y los EEUU ocupan en el primero el lugar 11 y en el segundo el 112 (García E. 2002).
Existen muchos documentos en los que se trata el concepto de índices ponderados de indicadores (Schuschny A. y Soto H. 2009 y Antequera J. y González E. 2005), pero no es el objeto de este trabajo y nos conformamos con hacer esta aproximación breve.
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