La Dinámica de Sistemas es un nombre propio que designa una determinada herramienta científica de construcción de modelos de sistemas susceptibles de ser simulados por ordenador. El origen de esta técnica se remonta a finales de los años cincuenta y su implantación definitiva se produce durante la década de los sesenta. El desarrollo de esta herramienta se debe al trabajo de J. W. Forrester en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (Aracil J., 1983), el cual por primera vez utilizó técnicas pertenecientes a las disciplinas de ingeniería automática para el estudio de procesos sociales y económicos.
En la Dinámica de Sistemas se distinguen tres tipos de variables en función de su propio cometido en el modelo: variables de nivel, variables de flujo y variables auxiliares.
Los niveles (stocks) suponen la acumulación en el tiempo de una cierta magnitud. Son las variables de estado del sistema, en cuanto que los valores que toman determinan la situación en la que se encuentra el mismo.
Los flujos expresan de manera explícita la variación por unidad de tiempo de los niveles. El flujo alimenta o reduce el nivel. Pensar en un cierto nivel de agua y en un grifo que lo abastece es una buena metáfora para mejor comprender los significados respectivos de estos dos tipos de variables.
Las variables auxiliares son, como su nombre indica, variables de ayuda en el modelo. Su papel auxiliar consiste en colaborar en la definición de las variables de flujo y en documentar el modelo haciéndolo más comprensible. No es siempre inmediato decidir cuál de los tres tipos será el apropiado para representar a un elemento determinado del sistema real en estudio.
Además de las variables reseñadas, en todo modelo habrá también parámetros, o sea, variables que se mantienen constantes durante todo el horizonte temporal de ejecución del modelo.
Autores destacados en esta técnica, como Maani i Cavana (Maani K.E. i Cavana R.Y., 2000) plantean 5 fases para la construcción de este tipo de modelos:
Hay que decir que la Dinámica de Sistemas en la actualidad se usa en el análisis de cualquier fenómeno de la realidad, así como para desarrollar aplicaciones para cualquiera de los campos de las actividades humanas más diversas en las que la complejidad es una propiedad común, desde la organización de empresas, la pedagogía, los estudios sociales y biológicos, el desarrollo de tecnologías y comunicaciones y la gestión de organizaciones y gobiernos.
Creemos que esta herramienta, materializada en diversos softwares aplicables, comprime los logros conceptuales y pensamientos innovadores que toda la gente que ha participado en el progreso de la ciencia de la sistémica y de la complejidad ha ido aportando en estos años, y nos incrementa en gran medida la posibilidad de acercarnos a una mayor comprensión de la realidad que nos envuelve y nos forma.
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