Al analizar los fundamentos del modelo pedagógico que actualmente se aplica en todas las carreras de Cuba, se evidencia que se expresan las siguientes ideas rectoras:
1- La unidad entre la instrucción y educación.
2- El vínculo entre el estudio y el trabajo.
3- La sistematicidad.
De estas tres ideas, la unidad indisoluble entre los aspectos educativos e instructivos en el proceso de formación es la idea rectora esencial que preside la concepción pedagógica de la Educación Superior Cubana: "La comprensión del vínculo entre ambas dimensiones, así como la necesidad de poner en primer plano la segunda de ellas, conduce directamente a organizar el proceso de formación de modo que esa concepción se realice en la práctica pedagógica... se trata de lograr transformar el proceso de formación tradicionalmente centrado en los aspectos cognitivos." (42)
El modelo del "Perfil Amplio" concibe un profesional dotado de una profunda formación básica, capaz de resolver los problemas más generales y frecuentes que se presentan en las diferentes esferas de su actividad profesional. Sin embargo, al analizar el modelo del profesional de la carrera de Derecho, donde se expresa que..."las dinámicas docentes contribuyen al objetivo declarado y perseguido de obtener un jurista con irreprochable capacidad de comunicación profesional, tanto oral como escrita, que puede manejar la información científico-técnica actualizada”, (43) se evidencia que se le atribuye a las dinámicas docentes la misión de desarrollar habilidades comunicativas. A consideración de la autora se debía declarar que en esas dinámicas ocupan un lugar esencial las relaciones comunicativas profesor-alumnos y alumnos-alumnos. Tampoco se manifiesta cómo puede lograrse este objetivo, que en todas las carreras es importante.
En el modelo del profesional se omite la importancia que tiene para el jurista, el que se forme como un excelente comunicador. Esta habilidad de saberse comunicar eficientemente, es importante en la formación de cualquier profesional, pero en el caso del Licenciado en Derecho constituye una habilidad profesional sin el desarrollo de la cual se afecta sensiblemente la calidad del trabajo.
En calidad de métodos y técnicas para realizar la caracterización se emplearon las observaciones, entrevistas, composiciones y cuestionarios con el propósito de diagnosticar las posibles causas de las insuficiencias que se manifiestan en la comunicación educativa.
Los profesores de Derecho de la Universidad de Camagüey integran un colectivo que se caracteriza por su alto nivel científico-técnico y consagración a su labor. Sin embargo, con respecto a su superación en el área de la Psicología Educativa y la comunicación, se observa que existe una demanda especial al respecto.
Hasta el momento de realizar esta caracterización, doce profesores (36%) tenían entre 1 y 5 años de experiencia como docentes, es decir, que se consideran profesores jóvenes. Del total, siete (21,21%) han recibido cursos de Psicología Educativa y sólo 1 profesor (3,03%) ha recibido capacitación con respecto a la comunicación educativa. Como resultado del diagnóstico se refleja que la mayoría considera poseer una comunicación,” buena”, “adecuada”, ”niveles adecuados “, “bastante efectiva”, ”magnífica”. No obstante, al valorar los argumentos de tal afirmación, casi todos se inclinan a destacar solo lo informativo y la educación en valores, omitiéndose en este sentido la necesidad de la función afectiva y la reguladora en todo el proceso comunicativo. La comunicación se concibe como un proceso eminentemente lingüístico y no se aprecia en su magnitud necesaria los aspectos psicopedagógicos de la misma.
Es de destacar que están concientes de aspectos importantes como la necesidad de ser ejemplo, el respeto mutuo que debe existir entre profesor y alumno, que es necesario ser exigentes, dominar el tema que imparten y la necesidad de la retroalimentación en el proceso comunicativo.
En las respuestas dadas por los docentes a la pregunta referida a cómo perciben el propio proceso de comunicación educativa con sus alumnos, se observa que los mismos poseen muchas dificultades para comunicarse adecuadamente con sus estudiantes, manifiestan expresiones como: “puede mejorar mucho más”, “ no se nos prepara a través de cursos”, que “no está a la altura de lo que debe estar”, “se carece de herramientas para una comunicación efectiva” y que “en general en la facultad debe perfeccionarse este aspecto”. Una de las vías sugerentes es la capacitación mediante cursos. Existe coincidencia con los criterios de los estudiantes, los cuales en entrevistas realizadas expresaron que en ocasiones la comunicación debe ser más interactiva, ya que la comunicación se centra en el docente y ellos tienen un espacio insuficiente para opinar, discrepar, reflexionar.
Según se apreció en las observaciones realizadas (anexo 1),
en las composiciones escritas por los docentes y las escritas por los estudiantes, se denota un predominio de aspectos informativos en el intercambio comunicativo con los alumnos. Los aspectos afectivos y reguladores de la comunicación no se explotan lo suficientemente en función de la asimilación del aprendizaje y de la formación de la personalidad de los estudiantes.
Tanto docentes como estudiantes identifican la comunicación en clases con la función informativa, el componente afectivo de la comunicación lo relacionan con la educación en valores, con la ayuda que pueden dar los docentes a los estudiantes cuando presentan un problema. No se hace referencia a las potencialidades reguladoras de la comunicación y en todo caso se concibe el proceso docente-educativo como regulado por la autoridad impuesta del docente, no como un proceso de influencias recíprocas.
En sentido general se observa que la comunicación no muestra como regularidad una simetría funcional. Se reconoce por estudiantes y docentes que las tres funciones que la caracterizan son importantes, pero no alcanzan a comprender la interrelación que deben guardar las mismas.
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