Antes de 1980 poco se discute sobre la presencia de Instituciones de Educación Superior Privada en México. Su labor educativa es vista más bien como la amenaza a una tarea que ha sido desempeñada exclusivamente por el Estado. Sin embargo, la expansión institucional, los debates sobre la regulación de la Educación Superior Privada, la tardía respuesta del Estado hacia una gran población que demanda educación de este nivel son indicadores de una realidad que cambia rápidamente gracias al creciente papel de estas escuelas en México. (Kent y Ramírez: 2002)
Desde la década de los setenta, uno de los temas fuertes en América Latina es el de la expansión y el dominio de las universidades privadas. Para los años ochenta algunos países en los que la matrícula empieza a desplazarse hacia las universidades privadas son: Brasil, México, Chile, Argentina y Venezuela, entre otros (Altbach: 2002). El importante crecimiento demográfico que demanda el nivel superior propicia el surgimiento de diversas instituciones como los institutos tecnológicos, colegios universitarios y escuelas de corta duración.
En esta importante aparición de escuelas, las IES privadas juegan un papel primordial tanto en diversificación como en importancia. Por ejemplo, Chile pasa de ocho universidades a 180 entre 1989 y 1999, mientras que México pasa de 240 en 1980 a 450 en 1990. Venezuela vive una situación semejante al pasar de seis por ciento en 1970, al doble en 1980 y a 35% a principios de los noventa. En el caso de Brasil, la matrícula se duplica en los setenta, alcanzando el 58% del total en 1994.
En algunos países se dan restricciones para limitar el crecimiento de universidades privadas, como es el caso de Argentina, donde hay poca participación: el 43% de las instituciones, de un total de 760, otorgándole prioridad a la Educación Pública universitaria (Moura y Navarro: 2002). A pesar de la importante ola expansiva de universidades privadas en todos los países mencionados, la matrícula de la Educación Superior Pública mantiene el control de la población escolar.
Retomando el caso de México, obsérvese que, durante 1980 y 1989, el crecimiento de la matrícula pública y privada es significativo. No obstante el sector privado no logra concentrar el mayor porcentaje, tampoco sufre una disminución de la misma. En realidad, en los ochenta, ambos sectores mantienen cierto nivel de crecimiento, aunque poco significativo.
Es importante destacar que, aun cuando se da un aumento considerable de instituciones privadas de nivel superior, la Educación Superior Pública continúa absorbiendo el 82.9% y la universidad privada el 17.1% –aunque, en una década, ésta casi duplica el número de establecimientos, no así la matrícula, lo que significa la existencia de numerosos planteles, pero con escasa población estudiantil, rasgo que generalmente identifica a las IES privadas-.
En América Latina la expansión de la Educación Superior Privada no ha sido sinónimo de calidad. Según Javier Mendoza (1997), en su mayoría son instituciones incompletas que no ofrecen actividades de docencia e investigación en una importante gama de áreas del conocimiento; pocas son las que ofrecen estudios de posgrado y sólo en ciertas disciplinas, como ingenierías, administración y carreras comerciales. Aunque puede hablarse de la implementación de políticas para el apoyo a la educación superior en América Latina, desde la segunda mitad del siglo XX y con mayor énfasis en la década de los ochenta, para el caso concreto de México, las IES privadas aprovechan este espacio de crisis de la Educación Superior Pública para despegar con fuerza.
La expansión también se relaciona con la “ideología de privatización” (Altbach: 2002: 8), hecho que ha propiciado el aumento de universidades privadas y que éstas, a su vez, reproduzcan los intereses del mercado. En México, se percibe que, debido a la reducción de recursos importantes hacia la Educación Superior Pública y de una oferta educativa restringida en áreas como Humanidades y Ciencias Sociales, se propicia el surgimiento de universidades privadas, algunas con mayor prestigio académico que otras.
Existen diversas opiniones que explican cuáles son las razones que han motivado la presencia de IES privadas en este país:
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