IDENTIDAD Y CAMBIO SOCIAL EN UNA COMARCA DE CANTABRIA: EL CASO DE CAMPOO

IDENTIDAD Y CAMBIO SOCIAL EN UNA COMARCA DE CANTABRIA: EL CASO DE CAMPOO

Alfonso Muñoz Güemes (CV)

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2. Mujer y estructura ocupacional.

      Los datos de esta sección están basados en el trabajo de campo con un grupo de 14 mujeres. Todas ellas forman parte como esposas, madres o hijas, de los núcleos familiares antes referidos, resultando que viven tanto dentro de la comarca, como fuera de ella. Con estas mujeres se mantuvo una serie de entrevistas tendentes a la obtención de información sobre la estructura laboral y sobre la identidad de género en Campoo. A continuación se presenta el perfil sociológico de cada una de las mujeres con quienes se trabajó y a quienes se reconoce sólo por sus iniciales.

  1.  M.C. Médico. Madre soltera. 45 años. Reside en Santander, viaja todos los días desde Santander a la Costana, en Campoo de Yuso, en donde realiza su trabajo. Viaja en su coche propio. Ella es la única fuente de ingreso de su núcleo monoparental. Tiene una hija de 8 años.
  2.  N.T. Enfermera. Soltera. 26 años. Vive en Torrelavega con sus padres. Viaja todos los días hasta La Costana, Campoo de Yuso, en donde trabaja. Con su trabajo contribuye a los ingresos de la renta familiar.
  3.  T.B. Trabaja como ATS. Nació en Valdeolea y se casó con un hombre de Reinosa. Forma una familia nuclear neolocal. Casada. Dos hijas menores de edad. 37 años. Vive en Reinosa y trabaja en un hospital de Torrelavega. Su marido  de 42 años, está en paro desde hace casi 4 años. Él ya no percibe seguro de desempleo y ya se gastó el dinero de la liquidación; trabajaba en SIDENOR, en los talleres de laminación. Ella aporta todo el ingreso económico a su casa.
  4.  R.S. Nació en Corrales de Buelna. 38 años. Casada. Sin hijos. Su marido trabaja en Torrelavega en Solvay. Ella trabaja en la hostelería en Santander. Los dos viajan a sus centros de trabajo en tren a diario. Se ven por la noche y los fines de semana.
  5.  M.U. Soltera. 36 años. Vive con su madre en Reinosa. Su madre es pensionista por viudedad. Ella aporta su ingreso a la renta familiar. Trabaja camarera en la  hostelería en Santander. Viaja en tren todos los días a su trabajo.
  6.  C.M. Soltera. 28 años. Vive en Santander. Ganó una plaza por oposición en el Ayuntamiento de la Costana en Campoo de Yuso. Junto con la médico de este mismo sitio, es la única con estudios universitarios superiores. Viaja todos los días entre Santander y La Costana en su coche propio.
  7.  C.I. Casada. 42 años. Dos hijos. Vive en Nestares. Nació en Aguilar de Campoo en Palencia. Forma una familia nuclear neolocal. Su marido trabaja en Reinosa en ABB. Ella trabaja en Cuétara en Aguilar de Campoo, Palencia. Viaja en tren diario a su trabajo.
  8.  E.R. Casada. 42 años. Su marido trabaja en Reinosa en ABB. Ella trabaja en un comercio de Santander a donde viaja en tren de cercanías todos los días.
  9.  E.A. 45 años. Divorciada. Dos hijos mayores de edad que viven y trabajan en Madrid. Ella vive en Nestares, en donde nació. Hasta hace pocos años trabajaba en Cuétara, en Aguilar de Campoo, Palencia. Está jubilada por incapacidad médica. viajaba todos los días a Aguilar en tren.
  10. V.B. Soltera. 24 años. Vive en Reinosa con sus padres. Ella Trabaja en el Municipio de Campoo de Enmedio en una empresa que fabrica implementos para pesca. Se desplaza en coche propio o caminando a su trabajo. Su padre fue despedido de SIDENOR en los últimos recortes de empleados. Cobra un seguro de desempleo muy bajo, que no alcanza para los gastos familiares básicos. Su madre es ama de casa y no percibe salario alguno. Ella, V.B. y su hermana, son las únicas que han conseguido empleo y aportan el grueso del gasto familiar.
  11. M. Casada. 48 años. Tiene una hija. Su marido trabaja en SIDENOR. Ella es ama de casa. Su hija estudia instituto y quiere seguir una licenciatura en Santander. Su marido es el único que aporta el gasto familiar.
  12. B. Es hermana de M. Casada. 50 años.  Tres hijas. Su marido está prejubilado de SIDENOR; ahora trabaja para una empresa como chófer de camiones de carga. Ella es ama de casa. El padre de estas dos hermanas es ganadero en Villa Suso en Campoo de Yuso.
  13. A. 31 años. Soltera. vive en Santander. Sus padres son dueños de varias carnicerías de caballar. Su padre es productor de ganado en Campoo de Enmedio. En Santander atiende uno de los negocios familiares. Viaja en coche propio a Reinosa a ver a sus padres los fines de semana.
  14. C. Hermana de A. 29 años. Casada. Un hijo. Forma una familia nuclear con residencia hogar neolocal. Vive y atiende un local del negocio familiar en Torrelavega. Viaja en coche propio a Reinosa todos los fines de semana a ver a sus padres.

      En la actualidad, como se puede apreciar por los datos aportados, en muchos casos, es la mujer quien tiene la responsabilidad económica de los núcleos familiares que forma, o de los que ya formaba parte. Las condiciones de vida de los sujetos están en este sentido determinadas por la estructura económica comarcal, que ha generado una tasa de paro masculina muy alta.
      Es importante señalar, que no todas las mujeres están accediendo al mercado laboral urbano o rural, remunerado, fuera del trabajo doméstico de su núcleo familiar. Este proceso, se da principalmente, entre mujeres entre 18 y 45 años, casadas o solteras, que han accedido a una formación educacional más alta que sus madres y abuelas. Aunque en la comarca este proceso es significativo, no está cuantificado y en términos absolutos, la población femenina urbana, tiene más paro que la masculina, pero la femenina rural, está accediendo a más oportunidades en relación a su situación estructural de género anterior a la actual coyuntura económica comarcal. 1
      Cabe aclarar que el trabajo femenino doméstico, principalmente el de las mujeres que corresponden al corte de edad de entre 45 hasta 70 años2 , en el cuidado de los hijos y el mantenimiento y limpieza de la casa, es no remunerado al igual que su trabajo en la explotación agropecuaria familiar. Es decir, que el fruto del trabajo de la casa de labranza, aunque muchas veces sirve tanto para mantener cuentas bancarias familiares, como para sufragar los gastos del colectivo familiar, quien sale fuera de casa a socializar en bares, en peñas, y a hacer vida pública es el hombre, por lo que disfruta individualmente de la renta familiar; mientras que la mujer permanece en el espacio privado del hogar, y cuando sale a realizar actividades recreativas, lo hace en compañía de los demás miembros de su familia y nunca sola.
      Hasta hace unas décadas, en el espacio urbano de Reinosa, el hombre era quien aportaba el único ingreso económico a la familia, mientras que la mujer hacia el trabajo doméstico no remunerado, hoy en día los datos de campo obtenidos muestran que si el sector secundario está desmantelando su planta productiva en Campoo, es la mujer quien está accediendo a los puestos de trabajo que se crean en los servicios dentro y fuera de la comarca. En este sentido, tanto las mujeres que viven en núcleos de población rural, como las que viven en zonas urbanas, se ven obligadas a realizar un desplazamiento diario con el fin de acceder a su fuente de trabajo mientras que viven en otro sitio. Esta migración intracomunitaria es constante y moviliza a millones de personas anualmente. Pero, según los datos recabados, y por los testimonios de los propios sujetos entrevistados, es más una movilidad femenina que masculina.
      Este tipo de movilidad se explica porque las nuevas unidades familiares buscan vivir cerca de la casa paterna aprovechando, o bien la infraestructura familiar, o bien aprovechando la herencia a partes iguales, que en el caso de las familias con quienes se trabajó, se destinó a comprar pisos nuevos. Sin embargo las fuentes de empleo se generan en otras comarcas de la Comunidad Autónoma de Cantabria y de Palencia, por lo que los sujetos se desplazan en viajes de entre 40 minutos y dos horas, hacia los centros de atracción industrial y de servicios.
      La mujer joven, que va de los 15 a los 35 años, ha accedido a mayores niveles educativos, mientras que según los datos de población y educación de Reinosa que se recabaron, hasta la década de los años sesenta interrumpía antes que los hombres su formación escolar, para casarse y entrar a formar una nueva familia nuclear.
      En la actual coyuntura económica comarcal, la mujer va asumiendo un mayor protagonismo en la reactivación de las economías familiares que se vieron dañadas por los despidos en la industria local; por otra parte, existe la tendencia a que el trabajo femenino no especializado sea pagado con menores ingresos que el del hombre, por lo que es a las mujeres a quienes se contrata en el sector terciario de los núcleos urbanos.
      De todas las mujeres entrevistadas sistemáticamente, por lo menos dos tienen estudios de licenciatura, y dos estudios de Tercer nivel como ATS. Por otro lado, en el grupo de informantes masculinos, la tasa de profesionalización es inferior a la de sus esposas. Esto se debe a que ellos entraron a trabajar en las fábricas de Reinosa, justo después de concluir los estudios de Formación Profesional que estaban encaminados a formarlos como obreros técnicos especializados de SIDENOR Y ABB. Mientras, las mujeres han hecho carreras y han cursado estudios técnicos, que les permiten insertarse en el tejido productivo social con mayor facilidad que un obrero especializado.
      Uno de los argumentos que se escuchó con mayor frecuencia en el colectivo femenino entrevistado, es el de la baja estima que tienen hacia el trabajo rural agrícola o ganadero familiar porque no les reviste la posibilidad de acceder a salarios que les posibiliten optar por mayores niveles de consumo personal e independencia. Aquí hay que  aclarar que la mujer en las áreas de Campoo de Suso, Yuso, Enmedio y Reinosa fue la que peor valoró esta actividad, ya que se le considera como un trabajo “muy sufrido”3 , no remunerado que las aleja de las perspectivas de “mejoría” y “desarrollo de las inquietudes de una”.
      Las mujeres jóvenes de los dos ámbitos comarcales, el rural y el urbano, insistieron en recalcar la necesidad de prepararse profesionalmente para acceder a mejores niveles de renta, y sobre todo, a la independencia económica y moral respecto de sus maridos y familia de origen. La mayoría del colectivo femenino percibe la bajada en la calidad de vida, con la crisis laboral en la industria. Por ello, buscan salir de la comarca para, o bien encontrar a sus parejas en sectores económicos menos perjudicados, o bien para formarse como profesionales calificadas; y finalmente, para acceder a las fuentes de empleo.
      El proceso de integración de la mujer en la vida laboral, y su posición estructural, han permitido que sea este grupo, el que con mayor facilidad encuentre trabajo: peor remunerado,  y fuera de la comarca. Sin embargo, les ha permitido acceder a la independencia económica de la familia de origen en unos casos; cuando sus maridos también trabajan les ha permitido mayor independencia respecto de ellos; así como acceder a mejores niveles de vida. En otros caso, son ellas quienes aportan el único ingreso a casa.
      De acuerdo con los planteamientos teóricos de Rybakovsky4 sobre los factores de motivación individual coadyuvantes en las migraciones laborales de los jóvenes nacidos en zonas rurales, <<la mayoría de los emigrantes rurales se compone de gente joven que tiene niveles educativos más altos y orientación de valores diferentes a los de la vieja generación. Los cambios citadinos en la manera de vida se llevan a cabo con mayor facilidad entre aquella gente joven que entre esa vieja generación>> 5
      De esta forma, la migración rural urbana, con motivos laborales, indican un proceso de transformación en las valoraciones que hace la mujer rural de Campoo, sobre su papel social, desestimando el rol social de madre -> ama de casa -> trabajadora agrícola no asalariada, para optar por el acceso a la educación que le permitirá incorporarse como asalariada en empleos remunerados, posibilitándole satisfacer sus expectativas de desarrollo profesional y humano.
      En este caso, la migración laboral diaria de la mujer es también representativa de los procesos de transformación socioculturales que la industrialización y la sociedad de consumo ejercen sobre los sujetos. En donde, la valoración del capital estético del cuerpo femenino, el poder adquisitivo y el status socioeconómico, marcan la pautas de comportamiento en torno a las expectativas de vida de este colectivo.6
      Los datos que se presentan a continuación contribuyen a explicar por qué la mujer joven nacida en las zonas rurales de Campoo opta por buscar salidas educativas y profesionales fuera de la comarca dejando cada vez más el trabajo agrícola y ganadero, en beneficio del urbano, en los servicios y las profesiones técnicas medias.7
      En 1997, casi cinco millones de mujeres españolas viven en zonas rurales. De ellas, un número aproximado de 2 millones trabaja en labores de agricultura y ganadería, sin percibir salarios ni prestaciones, ya que se les considera “colaboradoras de la explotación familiar”. Estas mujeres son esposas e hijas de los titulares  (hombres), de la explotación familiar, por lo que cuando acceden a los beneficios de Seguridad Social, y Pensiones, es en relación al marido, por figurar como cónyuge y por viudedad.8
      Estos hechos se evidencian por las cifras que muestran que, seis de cada diez mujeres que trabajan en la agricultura no cotizan en la Seguridad Social, dependiendo para ello de algún familiar. El 76% de este colectivo no cotiza. Por otra parte, según el último Censo Agrario Español, el 34.6% de los trabajadores del campo son mujeres, mientras que el resto son hombres. Solamente el 23.9% de los titulares de explotaciones agrícolas son mujeres, de las cuales en un 30% de los casos son viudas de edad avanzada, que heredaron la explotación.   El 82% de personas que venden productos agrícolas  en mercados y zonas urbanas no productivas son mujeres que tienen que ver con la explotación familiar.9
      Estos datos vienen a reforzar el planteamiento sobre las valoraciones ideológicas y culturales de los colectivos de jóvenes, especialmente la mujer, en torno de la vida y el trabajo rural. Esto, junto a las características de la coyuntura económica de Campoo, han favorecido el proceso de transformación de la familia tradicional en el sentido ya antes definido, permitiendo la salida de la mujer a trabajar de forma remunerada, aportando así su salario al gasto familiar y accediendo a mayores niveles de independencia económica y afectiva respecto de su marido o progenitores; cumpliendo además las expectativas de valorizarse así mismas desde la lógica del capital estético que su cuerpo y el nuevo status socioeconómico les permiten. Esto, rompe con el esquema de que el hombre sigue siendo el que aporte el principal o único ingreso económico a su núcleo de procreación.
      La mujeres jóvenes que viven en zonas urbanas del grupo entrevistado, comentan que no desean tener hijos ya que su cuerpo sufriría transformaciones que las haría menos atractivas (capital estético de la mujer); a lo cual se añade su reticencia a ser madres debido a que un posible embarazo podría significar la pérdida de su empleo actual, ya que en la mayoría de los casos los empleadores no respetan las condiciones que conlleva el permiso de maternidad.
      Como se puede ver, la movilidad social femenina en Cantabria, y en la comarca de Campoo en concreto, es muy amplia y se ha generalizado tanto a la mujer que habita en zonas rurales y que va a trabajar a núcleos urbanos, como entre mujeres que vive en zonas industriales y se desplaza a trabajar a zonas rurales. Finalmente, el último tipo de movilidad laboral femenina observado, es el que realizan mujeres con mayor preparación académica, que van de zonas urbanas a zonas urbanas a trabajar.
      Esta conformación de la relación familiar es distinta a la que los informantes hombres y mujeres de más de 50 años comentaron como proceso propio. En este último grupo de edad, de 50 y más años, las mujeres no salieron a trabajar remuneradamente fuera de casa, salvo raras excepciones, en las que se empleaban en restaurantes, bares, en labores domésticas, lavanderas, etc., siendo estos trabajos, opciones de última recurrencia. Ello, por la baja valoración social que producían en  quienes los realizaban.
      Por otra parte, se recurría a este tipo de actividad económica de la mujer en aquellos casos en los que el marido no podía seguir aportando el ingreso por algún motivo, en tiempos en los que no había la cobertura social de hoy en día. Así, antes de quedar en la ruina económica, la mujer y los hijos salían a trabajar como último recurso. Uno de los datos etnográficos más relevantes que se recabó a este respecto, tiene que ver con la revalorización de un tipo de actividad rural de la mujer: el que es producto de su capacitación técnica en la Escuela Taller de Reinosa, que le permite acceder a una explotación familiar de tipo microempresa.
      Como se señala en la sección dedicada a la relación de la comarca de Campoo con la Unión Europea, existen una serie de programas de reconversión de actividades agroalimentarias que se han dirigido básicamente a reconformar explotaciones familiares, bajo la lógica de la microempresa capitalista en la que ellas(os) mismas(os), son patrones y empleados.
      Estos programas se han implementado utilizando los fondos FEDER, que apoyan la creación de cursos y de incentivos crediticios para montar las empresas. Además, unidos con el programa LEADER II, de reconversión de espacios rurales desertificados, en zonas que ahora son dedicadas al turismo rural y ecológico, han reactivado formas de vida y trabajo que si bien no tienen nada que ver con la ancestral ganadería especializada en vacuno de trashumancia, sí permiten involucrar a la mujer en la actividad productiva remunerada.
      Esta incorporación de la mujer se logra a través de la discriminación positiva, seguida como línea de acción desde los centros de orientación de políticas sociales de la UE, e implementadas a través de Programas como el NOW, que van enfocados a que sea la mujer la beneficiaria de la capacitación y actora del proceso de reactivación rural. Así, la mayoría de las explotaciones de quesos, de mermeladas,  de mieles, y las casas rurales, han sido creadas y son llevadas por mujeres de las localidades, que han seguido los cursos y han optado por reactivar la economía de su región convirtiéndose en empresarias.

1 Coyuntura Económica: Elementos constitutivos de la situación económica de un sector, una rama de actividad, una región o un      país en un momento dado.

2 Dado que las mujeres de este grupo de edad son quienes menos tuvieron acceso a la formación profesional y técnica, han permanecido tanto en el espacio rural como en el urbano en la esfera de lo privado, sin haber contado con la opción del trabajo profesional remunerado fuera de la casa de labranza.

3 La expresión “muy sufrida” o “muy sufrido”, se aplica al trabajo humano realizado para atender al ganado. En concreto, cuando se habla del trabajo y la atención que se le brinda a la vaca tudanca, se dice que es un animal muy sufrido. Esto quiere decir, que implica grandes sacrificios y mucho trabajo para cuidarla. En otros casos, se dice que un animal muy sufrido es aquel que tiene una gran resistencia a las inclemencias del tiempo, y que resiste sin comer ni beber largos períodos.

4 Rybakovsky, L.L.: “Los procesos de migración social como factor de desarrollo social”, en Urquidi Víctor L. y Morelos José B., (comps.): Tendencias y políticas de población. Informe del Grupo de Trabajo del IX Congreso Mundial de sociología. Uppsala, Suecia, agosto 1978. Editado por el Centro de Estudios Demográficos y de Desarrollo Urbano, El Colegio de México. México 1982.

5 Rybakovsky, L.L.: Óp. Cit. pág. 114.

6 Bourdieu, Pierre: La juventud no es más que una palabra. Entrevista realizada por Anne-Marie Métailié, publicada en Les jeunes et le premier emploi. París, Association des Ages, 1978. pp. 520-530. Entrevista publicada en : Bourdieu, Pierre: Sociología y cultura. Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Ed. Grijalbo, México, 1990. pp.163-173.

7 Los datos que se citarán a continuación provienen de un informe de marzo de 1977, de la Asociación de Mujeres y Familias del Ámbito Rural (AMFAR). Sin editar.

8 Óp. Cit. informe de marzo de 1977, (AMFAR).

9 Óp. Cit. informe de marzo de 1977, (AMFAR).