Según Addine (2006:1) se reconoce, entre los rasgos esenciales del modo de actuación, el sistema y la secuencia de acciones de una actividad generalizadora. Un sistema, a criterio del investigador, es un conjunto de elementos que actúan interrelacionada, e incluso interdependientemente entre sí. Esto es, que cualquier alteración en uno de los elementos constitutivos del sistema, conlleva a una alteración en otros; lo cual se refleja en el resultado esperado. Siendo así, los modos de actuación profesionales actúan sistémicamente. Vale decir, integralmente. De allí que responden a una visión holística. En ese proceso unas acciones van primero y otras después; ergo se verifica una secuencia de acciones.
La sistematización, en base a Jara (1994:2S) es aquella interpretación crítica de una o varias experiencias, que a partir de su ordenamiento y reconstrucción descubre o explica la lógica del proceso vivido; los factores que han intervenido en dicho proceso; como se han interrelacionado entre sí y porque lo han hecho de ese modo. Cabe señalar que a toda sistematización le antecede una práctica. Sin que exista la vivencia de una experiencia no es posible realizar una sistematización.
De allí, que Addine y Col, ya citados, afirmen que la sistematización que se realice revela que la actividad generalizada del maestro es la dirección científica del proceso docente educativo. Más aún, indican que esa actividad se organiza siguiendo acciones relacionadas con el análisis de la práctica, y de los resultados de investigaciones de la formación de docente, teniendo en cuenta los atributos del modo de actuación, y los siguientes aspectos: a) delimitación precisa de cada uno de sus componentes: el objeto como parte de la realidad hacia el cual se orienta la acción, el objetivo que se persigue; los contenidos, los métodos o procedimientos; los medios para su realización; las condiciones en que se realiza b) precisión de las funciones, tareas terminales, habilidades, capacidades y competencias c) logro de un adecuado equilibrio entre todas las funciones d) análisis de los contenidos relativos a pregrado y postgrado, en un análisis interactivo e) valoración de las vías para el autoperfeccionamiento profesional y f) vías utilizadas en el proceso de producción de nuevos conocimientos: la práctica profesional, el método científico y los diferentes niveles de participación
Por otra parte, Pla y colaboradores (2005:25) sostienen que para lograr la misión o encargo social de educar, el docente desarrolla la actividad pedagógica que se expresa en cinco direcciones en las cuales se concreta su desempeño:
- Actividad de estudio, que se compagina con una función cognoscitiva, por parte del docente en su preparación sistemática.
- Actividad de planificación, como la función que permite transferir el contenido de la cultura al contenido de aprendizaje de los alumnos.
- Actividad de perfeccionamiento del proceso pedagógico, a través de la función de investigación.
- Actividad de conducción del proceso pedagógico, es decir como estructura el docente las relaciones que debe tener con sus alumnos y con los demás agentes del proceso pedagógico.
- Actividad de interacción social con los contextos, esto es, como, de que manera el docente “ambienta” su relación con su entorno.
Los señalamientos anteriores muestran como los autores citados definen intelectualmente la sistematización de su hacer educativo. Educar, es una misión muy compleja y exige por parte del docente una constante preparación y competencias actualizadas para sistematizar su acción pedagógica.
Para De Souza (1998:10) el interés por la sistematización surge en la práctica de la educación popular, en un hacer intelectual y axiológico que actúa como una modalidad de apropiación, por los seres humanos, de su propia experiencia a través de la identificación y construcción del sentido de su hacer. Esa experiencia o vivencia va adquiriendo sentido personal y colectivo a través de la construcción voluntariamente planeada y ejecutada como forma de ampliar y profundizar su trascendencia histórica.
En consecuencia, la sistematización se revela como un instrumento didáctico que puede ayudar a descubrir la capacidad de invención, creación, cultivo de inteligencia crítica, revolucionar las relaciones sociales privilegiando la dignidad del ser humano, como referencia fundamental de vida. El agente de todo este proceso es el maestro o docente, la materia fundamental: su práctica docente.
Vera (2008:2), asevera que la organización de los conocimientos para ser científica tiene que ser sistemática, pero para que exista un sistema de conocimientos se requiere una cierta estructuración y jerarquización de los mismos. La ciencia, en su núcleo mínimo, requiere que haya al menos un discurrir de principios a consecuencias o viceversa; donde no haya un mínimo de sistematicidad y de rigor, no es posible el conocimiento científico, no es posible hacer ciencia.
La sistematización, para el investigador, responde a la pregunta ¿cómo construir nuevos conocimientos, a partir de la práctica docente? En este sentido, lo esencial es registrar, organizar, estructurar con visión de conjunto, socializar una discusión fructífera, en torno a las actividades que se libran en la práctica y las interrelaciones de tales actividades. Hacerse preguntas cuestionadoras de la situación actual y como puede ser mejorada o transformada.
Lo mencionado anteriormente, supone, entonces, que el estudiante del PNFE, debe planificar y organizar su trabajo docente, en función del diseño curricular. El aula al igual que la escuela no pueden ser considerados como parcelas aisladas del mundo, antes por el contrario, constituyen una muestra representativa de ese mundo en el cual ocurre el discurrir vital, y en consecuencia se hace menester una preparación emocional y didáctica para asumir el reto que supone enfrentarse a una diversidad compleja de caracteres. ¿Qué deja la sistematización? A criterio del investigador, deja la certeza de haber contribuido a que el alumno intervenga en la creación del conocimiento, que se sienta copartícipe del proceso educativo y no simple expectador u oidor. Al hacerlo, todos aprenden y el estudiante del PNFE fortalece su modo de actuación profesional.
Ahora bien, la dirección científica del proceso educativo también obedece a un orden secuencial de acciones. Al respecto, De Zubiría (2006:51) afirma que la secuencia es un aspecto en general bastante desconocido por el docente y al cual dedica, en la mayoría de las veces, reducidos espacio y reflexión. La pregunta sobre cuando enseñar esto o aquello, viene aparentemente resuelta en el currículo y, salvo ajustes marginales, un alto porcentaje de docentes conserva la secuenciación presentada en el texto oficial. El problema no sólo consiste en la baja reflexión sobre la secuenciación, sino en la percepción generalizada de que no se puede secuenciar de otra manera.
De manera, insiste el autor, que existen diversas formas de organizar y secuenciar los contenidos. La secuenciación cronológica parte de los primeros hechos y acontecimientos y reproduce la secuencia de la aparición de los fenómenos hasta nuestros días. La secuencia retrospectiva invierte la presentación anterior, convirtiendo la situación actual en el punto de partida. En la secuenciación empirista, por el contrario, este papel lo cumple lo concreto y lo próximo. Por su parte, la secuenciación instruccional presupone, que el conocimiento “b” no puede impartirse sin antes haber abordado el conocimiento “a, y que aquellos se convierten en un requisito del conocimiento “c”.
Todo modelo pedagógico, observa De Zubiría, ya citado, debe dar primacía a alguna de las secuencias anteriores. La escuela tradicional privilegia secuencias cronológicas, instruccionales, acumulativas y lineales, en tanto la escuela activa centra su atención hacia una secuencia empirista y los constructivistas lo hacen con secuencias lógicas que le dan interés a la organización de las ciencias.
Por tanto, el estudiante del PNFE, debe desarrollar su actividad pedagógica, en correspondencia con los preceptos de sistemacidad y secuencia, ya explicados, al hacerlo, su modo de actuación conserva una lógica al accionar en la actividad pedagógica y por tal razón, dentro de los componentes estructurales del modo de actuación profesional se encuentran las invariantes de habilidades profesionales y las estrategias generales que son utilizadas por el sujeto para aprender y educar.
El modelo propuesto tiene la característica fundamental de ser sistémico-secuencial, se aborda el proceso docente educativo desde una perspectiva integral, basado en un conjunto de elementos que conforman sus dimensiones y que se interrelacionan entre sí; de tal manera que un funcionamiento exitoso del mismo supone una conjugación válida de tales elementos. Asimismo, existe un orden secuencial en esas acciones que debe ser respetado; Es decir, unas acciones van primero y otras después, según el tipo de secuencia empleada.
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