La concepción ética, según Escobar (2003:43) y por tanto la moral, está entrañablemente unida a otra disciplina filosófica denominada axiología o teoría de los valores. La axiología (de axios, valor y logos, estudio o tratado) se ocupa de estudiar los valores. La ética no puede prescindir de la noción de valor, toda vez que las normas que conforman el mundo moral implican valoraciones o apreciaciones que permiten formular el concepto de lo que es bueno o malo. La ética es, pues, una disciplina axiológica.
Nacer es venir a un mundo cultural; durante los primeros años no se puede hacer nada frente a los valores que rigen en ese mundo, solamente asimilarlos, apropiarse de ellos; luego, a medida que se va creciendo se puede reaccionar personalmente aceptando y personalizando esos valores del grupo, en la cultura o pueden rechazarse y no tenerlos en cuenta. Pero, no se podrían ignorar si no se está instalado en un mundo cultural. Por eso, los valores son determinadas maneras de apreciar ciertas cosas importantes de la vida por parte de individuos que pertenecen a un determinado grupo social o cultural.
Se debe considerar también que la realidad no es estática, sino dinámica contiene un potencial de valores latentes que solo la creatividad humana puede ir descubriendo. De ahí se aprecia que la creatividad humana forma parte del proceso educativo de la sociedad, es decir, a través de la educación se despierta, se incentiva.
En este sentido, cobra importancia la aseveración del Presidente Castro (2002), citado por Fuxá, (2006:15) cuando asevera “Educar es todo. Educar es sembrar valores, desarrollar una ética y una actitud ante la vida, Educar es sembrar sentimientos. Educar es buscar todo lo bueno que puede estar en el alma de un ser humano”.
Arana y Batista (2000:23), sostienen que los valores no son el resultado de una comprensión y, mucho menos de una información pasiva, ni tampoco de actitudes conducidas, sin significación propia para el sujeto. Es algo más complejo y multilateral; pues, se trata de la relación entre la realidad objetiva y los componentes de la personalidad, lo que se expresa a través de conductas y comportamientos, por lo tanto, sólo se puede educar en valores a través de conocimientos, habilidades de valoración, reflexión en la actividad práctica con un significado asumido, ejemplo de vida, diálogo. Se trata de alcanzar comportamientos como resultado de aprendizajes conscientes y significativos en lo racional y lo emocional.
Considera el autor, en función de lo expresado, que nadie puede dar lo que no tiene, un docente desarraigado de valores éticos, se convierte en una amenaza latente para la sociedad, pues sus fines responden a propósitos deleznables. De allí que el modelo propuesto se afinca en una praxis educativa activa y reflexiva cuyo objetivo más trascedente es transformar el mundo, como dice Freire (2000:95), “con el reconocimiento de nuestra propia humanidad y la humanidad de los otros, como situación y compromiso de un ser concientizado desde la educación, al entenderla como práctica de libertad.”
Los estudiantes del PNFE deben ser referencia ética-moral en cada uno de sus actos, bien dentro o fuera de la institución, pues los valores se tienen y por tanto se practican, o sencillamente, no se tienen
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1647 - Investigaciones socioambientales, educativas y humanísticas para el medio rural Por: Miguel Ángel Sámano Rentería y Ramón Rivera Espinosa. (Coordinadores) Este libro es producto del trabajo desarrollado por un grupo interdisciplinario de investigadores integrantes del Instituto de Investigaciones Socioambientales, Educativas y Humanísticas para el Medio Rural (IISEHMER). Libro gratis |
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