En el sistema capitalista de producción, el Estado asume funciones económicas diferenciadas, de tal forma que la economía no puede abdicar de esa figura, en especial, en la gestión de su desempeño económico, a pesar de algunas corrientes de pensamiento económico abogan por un Estado mínimo, exacerbando el papel do mercado.
Esta afirmativa, también nos perfila a las bases keynesianas, colocando al Estado como uno de los componentes de la demanda agregada. Keynes1 mostró que la economía no se encuentra siempre en equilibrio y que el Estado puede estimular la demanda efectiva, usando el déficit público y la tasa de interés, para hacer que la economía crezca y reducir de esta manera el desempleo y la mano de obra.
A partir de estos presupuestos y de acuerdo con los manuales de la economía, asumimos que el Estado, cumple tres funciones económicas en la macroeconomía nacional: locativa, por la producción de bienes y servicios no fornecidos o no disponibles adecuadamente por el sistema de mercado; distributiva, para corregir las imperfecciones del mercado con el fin de brindar una distribución equitativa de la renta y la ultima la estabilizadora, relacionada con la intervención del Estado en la economía, para regular, los precios y el empleo.
Para atender estas funciones el Estado se basa de tres políticas básicas: la fiscal, referente a las rentas y sus gastos; monetaria, manipulando la oferta de la moneda y la tasa de juros, cambia l /comercial, regulando el cambio y el comercio con el exterior.
Ahora, ¿cómo se da la acción del Estado en la economía local, en la contemporánea estructura federada brasilera? Administrativamente, el Estado brasilero se divide en tres esferas: federal, provincial y municipal, cada cual con su actuación definida en la Constitución. En el ámbito local, el Sector Público Municipal es rehén de las determinaciones en instancias administrativas jerárquicas, posibilitando inclusive afirmar categóricamente que, cumple la función de gestor de las cuentas públicas locales, no estando en condiciones de gestar la economía local, ya sea por no disponer de instrumentos para tal efecto, o por inexistencia de la capacidad instalada para, en lo mínimo, conocer técnicamente su economía.
Defendemos que las tres políticas económicas del Estado con respecto a la economía inexistente en la esfera local. La política fiscal es prácticamente inocua, vista la fijación de las rentas por la estructura tributaria nacional y la rigidez de los gastos por la Ley de Responsabilidad Fiscal, que encuadra los gastos e impide el déficit. Así, las políticas fiscales keynesianas para manipular los movimientos de la economía están descartadas.
La utilización del padrón monetario único en el territorio nacional, así como el libre transito, el derecho de ir y venir, o mejor, la inexistencia de cualquier barrera al ingreso y salida de bienes, servicios, rentas, capitales y factores de producción, anulan la posibilidad de acción por medio de políticas cambiarias y comerciales.
De la misma forma, la política monetaria es inviable, ya que la oferta de moneda y la tasa de interés son elementos de manipulación, utilizado por las autoridades monetarias nacionales, sin tener, por parte del Sector Público Municipal cualquier acción en ese sentido.
Aún ante la imposibilidad del Estado local en generar monetariamente su economía, la cuestión de la definición de la oferta de moneda y de la manipulación de las tasas de interés, merece mayor destaque, visto la especificidad de la economía local.
El valor de la moneda en una economía nacional es defendida por las diferentes vertientes del pensamiento económico, siendo una de las cuestiones sin mucha controversia en la literatura económica, hasta porque la existencia de una política monetaria presupone acción y manipulación de la oferta monetaria.
Aún, en la dimensión local, la oferta monetaria se torna endógena o es determinada por el comportamiento de la economía. Kohler 2, a través de simulaciones, defendió la hipótesis de la endogeneidad de la oferta monetaria local, como un resultado del flujo de rentas con el exterior, más específicamente, del desempeño de su balanza de las transacciones corrientes y de la balanza de capitales.
Así, la base monetaria de una economía abierta de esas características se altera a partir de los movimientos económicos con el exterior, en un proceso dinámico de ingreso y salida de papel-moneda y no, por una acción de política monetaria.
Kohler también destaco en su definición de volumen sobre las formas de pago, la imposibilidad, en función del sistema bancario nacional, la garantía de aplicación relativa de la moneda escritural generada por los bancos comerciales, apuntando a que: “los recursos pueden ser captados localmente y aplicados en otras localidades”.
En otro precepto keynesiano, de definición de tasas de interés, como una función de la cantidad de moneda, de forma directa y objetiva, pasamos a asumir la hipótesis de que, por su tamaño, la economía local no tiene capacidad de influenciar la tasa corriente nacional. Esto quiere decir, que los agentes económicos locales se insertan en un contexto más amplio de captación de recursos, sin posibilidad de inferir con mayor propiedad en sentido del proceso.
En el mismo trabajo, Kohler defendió la base keynesiana, sobre la disponibilidad de la moneda y su afectación sobre el desempeño de la parte real de la economía. Esto puesto y deparados con una cuestión central en la determinación del crecimiento económico local y que, contemporáneamente, es huérfano en términos de gestión, la gestión monetaria.
En este contexto, para atender los propósitos de esa investigación, pasamos a involucrar al Sector Público Municipal como un agente económico productor de bienes y servicios, por un lado y por otro, el consumidor e inversor, en los moldes de los conceptos de consumo e inversión definidos anteriormente.
Esto implica que, por conveniencia, no vamos a considerar los gastos municipales con rubrica propia en la demanda agregada, ni en los tributos municipales en la alocución de la renta. Así, los gastos del Sector Público Local serán referenciados como consumo o inversión y los tributos municipales como contrapartida monetaria por servicios prestados. Los tributos y gastos provinciales y federales serán tratados en su flujo de rentas con el exterior, vista las especificidades de la apertura de las economías locales.
1 DILLARD, Dudley. A Teoria Econômica de John Mainard Keynes. 7 ª ed., São Paulo: Pioneira, 1986.
2 KOHLER, Romualdo. Simulações acerca da relação entre oferta de moeda e crescimento de pequenas economias abertas. Santa Cruz do Sul, EDUNISC, 2003.
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