A partir de los fundamentos tratados en los tópicos anteriores, pasamos a discutir los multiplicadores de impacto de la economía, en especial, el coeficiente de impacto en el producto interno y el coeficiente de impacto en la renta interna.
A diferencia de Keynes1 , que se preocupo con las economías nacionales, con destaque en la inversión y al gobierno en la dimensión multiplicadora de la economía, nuestro objetivo de estudio avanza hacia una economía particular, extremamente abierta a los flujos con el exterior, de acuerdo con el presente debate.
Por el contexto, debemos adecuar la discusión teórica de la economía local en lo que concierne a los multiplicadores. Como Keynes, se entiende que el consumo y fusión de una parcela autónoma y de otra variable en función de la renta. La dimensión de la inversión, del ahorro, del gobierno y de los flujos con el exterior, recibirá contornos diferenciados, en especial, en los tres primeros.
Como, en la economía local, las variables de la demanda agregada, consumo, inversión y exportaciones son independientes, se torna lógico identificar sus condicionantes específicos.
El consumo de las familias, como sosteníamos en el ítem 3.2, en el modelo keynesiano que incorporamos, se constituye de una parcela fija, o consumo autónomo de la propensión a consumir, la parcela variable se da en función de la renta. Así mismo, el consumo interno local es dependiente de la renta disponible, como saldo de la demanda interna (descontado la inversión), que, a su vez, se delimita por las remesas enviadas al exterior, ya sea por importaciones de bienes y servicios para consumo (mc) o por rentas enviadas (re), asumiendo el multiplicador del consumo (kc) las siguientes dimensiones:
Kc = 1 / (1 – (Cpc * (1 – mc) * (1 – re)) (24)
Así, la función (24) indica que cuanto mayor sea la propensión a consumir y menor el coeficiente de importaciones para el consumo y el coeficiente de rentas enviadas, mayor será el consumo interno de la economía local. El multiplicador del consumo, por lo tanto, dimensiona esos movimientos para realizar el cálculo del consumo total en simulaciones con alteraciones en el consumo autónomo, en la propensión a consumir, en la inversión, en las exportaciones y en las rentas enviadas y recibidas.
En condiciones más favorables, con la introducción del análisis de las variables de las inversiones y exportaciones, con sus respectivas importaciones, podemos también utilizar coeficientes de impacto para medir las repercusiones en las cuentas del producto y de la renta de la economía local, a partir de variaciones en la demanda interna y en los flujos comerciales con el exterior.
La cuenta de renta representa la oferta de la moneda, en la dimensión interna, para atender la demanda por moneda de los agentes de la demanda agregada, o en la dimensión municipal, que indica la disponibilidad total de la moneda, a partir de la lógica de inclusión del balance de rentas.
Para lograr estos objetivos, debemos relacionar todas las variables con el producto interno, de tal forma que los coeficientes sean una proporción de este. Así, un multiplicador genérico de renta (Kr) se obtiene dividiendo la renta (R), por el producto interno (PI):
Kr = R / PI (25)
Como el producto interno es igual a la demanda interna (DI = C + I) mas las exportaciones líquidas de las importaciones (X - M) y siendo estos expresamente proporcional al producto interno, el resultado será siempre la unidad. Así, el multiplicador se resume en la renta, teniendo en cuenta que esta dividida por la unidad:
DI + (X – M) = 1 (26)
Kr = R / 1 = R (27)
De esta forma, el coeficiente de impacto en la renta municipal (krm), siendo expreso por la renta, en la proporción del producto, se da por la siguiente deducción, a partir de la función (15):
c = C / PI (28)
sp = Sp / PI (29)
sf = Sf / PI (30)
Krm = c + sp + sf (31)
La ecuación (31) indica el coeficiente de impacto de la renta municipal como función directa de los coeficientes de consumo y del ahorro productivo e financiero: cuanto mayor es el consumo, el ahorro productivo o financiero, mayor será la renta municipal.
De otra forma, el coeficiente (Krm) señala la relación entre el producto interno y la renta municipal. Cuando es menor que 1 indica que PI > RM, por comportamiento deficitario en el balance de rentas, así como, cuando es mayor que 1, PI < RM, apunta a un balance de rentas con superávit. Lógicamente, cuando el coeficiente fuere unitario las dos grandezas se equivalen, o PI = RM.
También indica que, cualquier alteración en la demanda, ya sea en la demanda interna por consumo e inversión, o en las transacciones corrientes con el exterior, por exportaciones líquidas de importaciones o por movimientos en el balance de rentas, producirá movimientos en la renta municipal en magnitud de su coeficiente de impacto (Krm). Este se dimensiona de acuerdo con el evento realizado, en función al comportamiento particular de las variables macroeconómicas de cada economía local.
También y del mismo modo, podemos mensurar el coeficiente de impacto en la renta interna, o coeficiente de impacto en el producto interno, que por la identidad entre renta y producto es determinado a partir de la función (12):
RI = PI = RM – Br (32)
br = Br / PI (33)
Kpi = c + sp + sf - br (34)
Como el producto y la renta internos tienen identidad, la ecuación (34) sirve para medir el impacto en el producto interno por alteración de la demanda, ya sea en la demanda interna por consumo o inversión, o en las transacciones corrientes con el exterior, por exportaciones líquidas o por movimientos en el balance de rentas.
Del mismo modo que en el coeficiente de impacto de la renta municipal, las alteraciones verificadas en el producto interno varían conforme la estructura macroeconómica particular y se traducen en movimientos detectados por la magnitud de su coeficiente de impacto (Kpi).
Así, las alteraciones por movimientos reales de bienes y servicios de no factores y factores de producción son mensurables por los movimientos monetarios de las rentas y expresos por su respectivo coeficiente de impacto.
1 MIGLIOLI, Jorge. Acumulação de Capital e Demanda Efetiva. São Paulo: BBCS, 1993.
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