LA DESILUSIÓN SEXENAL

Óscar Antonio Jiménez Morales

Relaciones exteriores

Con sus múltiples desaciertos, garrafales deslices diplomáticos, desencuentros  y apuestas equivocadas, el gobierno de Vicente Fox (2000-2006) echó por tierra buena parte del prestigio e influencia internacional que durante décadas construyó una reconocida política exterior mexicana, era algo de lo positivo que tuvieron los gobiernos priístas. Fox propició una devaluación sin precedente de la política exterior mexicana; la aprobación del muro fronterizo por el Congreso estadounidense reflejó el enorme fracaso de una política exterior que apostó todo a una carta y perdió1.
El gobierno foxista no sólo se fue con las manos vacías sino también con el descrédito de no haber logrado casi nada.
Sus éxitos a lo largo de seis años se dieron a cuenta gotas. El caso del Consejo de Seguridad de la ONU y su rechazo a la acción militar contra Irak, fue más por las presiones de la sociedad mexicana que por convicción propia del gobierno. La reforma migratoria en Estados Unidos la “enchilada completa” por la que iba el gobierno mexicano, se convirtió en un mayor fortalecimiento de las medidas de vigilancia fronteriza, que ya empiezan a reportar un aumento en el número de migrantes muertos en su intento por cruzar al vecino país del norte.
La lista de los yerros en esta materia es particularmente larga, desde el “comes y te vas” recetado por Fox al entonces presidente de Cuba Fidel Castro en la Cumbre para el Desarrollo celebrada en Monterrey, México para que no generara “problemas” con el ex presidente George W. Bush; la fallida candidatura de Luis Ernesto Derbez a la secretaría general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), que perdió ante el chileno José Miguel Insulza; el acceder a que la patrulla fronteriza de los Estados Unidos usara balas de goma para detener a los migrantes; la aceptación de que agentes policíacos estadounidenses operaran en aeropuertos mexicanos como parte de la “lucha antiterrorista”; las tibias o inexistentes respuestas de la cancillería a los múltiples asesinatos de agentes fronterizos en contra de migrantes mexicanos; la disposición de Fox a reunir y conciliar a las dos Coreas, según él.
Por otra parte, el desliz racista y discriminatorio al referirse  al trabajo que hacen los mexicanos en Estados Unidos y que “ni los negros quieren hacer”; el escándalo por la aplicación extraterritorial de leyes extranjeras en el Hotel Sheraton de la ciudad de México cuando varios ciudadanos cubanos fueron expulsados de sus habitaciones; las críticas mutuas con el presidente argentino Nestor Kirchner por sus posturas frente al tema en la Cuarta Cumbre de las Américas en Mar de Plata; y hasta el “agarrón verbal” con el ex futbolista argentino, Diego Armando Maradona en el contexto de esa misma reunión así como el calificativo de “cachorro del imperio”2 lanzado días después por el presidente venezolano Hugo Chávez a Fox por haberse mostrado como el principal motor del proyecto estadounidense del acuerdo de Tratado de Libre Comercio de las Américas (ALCA), y como estos muchos ejemplos más.
Carlos Fazzio3 establece que, la política exterior de México, fue destruida por el foxismo y que caminó sin rumbo. Durante el sexenio anterior, la ausencia de profesionales de la diplomacia en la toma de decisiones internacionales modificó delicados equilibrios y condujeron al país a un aislamiento regional que resultó costoso por la ruptura de alianzas históricas. En sus vínculos con los países del área, Vicente Fox y sus dos cancilleres, Jorge G. Castañeta y Luis Ernesto Derbez “dejaron un tiradero”4. En particular destaca el poco profesionalismo exhibido en los casos de Cuba y Venezuela. 
El deterioro de las instituciones durante la gestión de Fox no sólo fueron las que tuvieron que ver con las relaciones exteriores de México, sino también en el ámbito interno del país, caso concreto son las instituciones electorales como el Instituto Federal Electoral (IFE) y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF).

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