LA DESILUSIÓN SEXENAL

Óscar Antonio Jiménez Morales

Cananea

Por si fueran pocos los casos de Pasta de Conchos y Michoacán, y ya en el contexto del gobierno de Calderón, el día 11 de enero de 2008 elementos del Ejército y Policías Federales y estatales desalojaron violentamente a trabajadores de la mina de Cananea, en Sonora después de que la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje declaró inexistente, por segunda ocasión, la huelga que las secciones 17, 65, y 201 del sindicato minero mantienen desde el 30 de julio de 2007 en yacimientos de Guerrero, Sonora y Zacatecas.
Con el desalojo de esta mina, la actual administración da continuidad a la cadena de acoso judicial e injerencias que la administración de Vicente Fox, en contubernio con los empresarios mineros, emprendió en contra de la administración sindical del ramo, y prácticamente, cancela el panorama de una posible negociación entre el gremio y la autoridad laboral.
A lo que puede verse, el gobierno federal ha optado por sumar el uso de la fuerza pública a una secuencia de intentos de toda índole por reventar una huelga respaldada por demandas legítimas, como la exigencia de condiciones dignas de trabajo. Tal decisión reviste gran irresponsabilidad, sobre todo si se toma en cuenta que el conflicto minero es sólo un elemento sintomático de lo que ocurre en muchos otros sectores industriales del país.

Ahora bien, dentro de la tesitura de la represión y del atropello de los derechos humanos, el caso de Oaxaca y la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, es un asunto que se inscribe aparte, pues además de esta situación, es interesante analizar un movimiento que, por si solo y de manera muy particular, contiene prácticas democráticas, no de forma vertical, sino horizontal que se traducen en el ejercicio de una democracia directa.

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