El Estado nipón tiene como objetivo fundamental detener la crisis; dominar y dirigir con rigor el crecimiento económico y amortizar la deuda pública, (la elevada deuda pública junto a la fragilidad del sector financiero implican costos potenciales significativos para el sector público) lo que contribuiría a resolver otros de los problemas pendientes como el desempleo, la desigualdad en la distribución de los ingresos y las diferencias de desarrollo entre regiones.
Estimular la reactivación económica con una estrategia que responda a las condiciones reales del país para un desarrollo estable, demanda una participación activa y compromisos cuantificados de los sectores público y privado.
Por otro lado, si bien los bajos tipos nominales de interés resultantes de la crisis para estimular el crédito y la inversión, contribuyen a la estabilidad financiera, también tienen consecuencias adversas, ya que inciden negativamente sobre la rentabilidad bancaria y obstaculizan la estimación del riesgo de crédito. La estimación de los costos económicos provocados por la deflación y el límite cero de tipos de interés nominales es una tarea difícil, pero con bastante seguridad alcanzan una magnitud significativa.
Finalmente, una apreciación del yende carácter significativo y sostenido supone un elemento de riesgo que puede llegar a ser relevante. En los últimos tiempos, el yen se ha apreciado hasta niveles muy altos, decayendo la actividad económica a causa de la desaceleración de las exportaciones.
En el contexto actual, la apreciación del yen podría limitar el dinamismo de la economía, al afectar de forma negativa la competitividad de las exportaciones, con efectos nocivos sobre la producción industrial y los beneficios empresariales, que finalmente redundarían en una disminución de la rentabilidad de los proyectos de inversión empresarial. La apreciación de la divisa podría llegar a bloquear también la reversión del proceso deflacionario, si bien ello requeriría una pérdida de competitividad bastante significativa. La divisa japonesa con su tendencia alcista amenaza con frenar las exportaciones.
La tan esperada recuperación de la inversión empresarial y del gasto de los consumidores aún no se ha producido totalmente. En sentido general, una recuperación significativa de la economía japonesa está sujeta a que sucedan determinados acontecimientos internos y externos, interrelacionados con algunos factores fundamentales:
Aunque sea muy difícil predecir la evolución de los tipos de cambio en el futuro, todo indica que se mantendrá la apreciación del yen con respecto a las demás monedas, sobre todo de sus principales socios comerciales (China, EEUU y UE). Si la moneda china sigue sin revaluarse, si el Banco Central Europeo interviene para frenar la apreciación del euro y si el dólar estadounidense sigue debilitándose, todo ello influirá fuertemente en la tendencia alcista de la moneda japonesa con efectos negativos para las exportaciones niponas.
La reducción del ahorro privado en Japón y por ende de su superávit por cuenta corriente y los muy bajos tipos de interés prevalecientes en el país que actúan contrarrestando la apreciación del yen, no son suficientes para mitigar el efecto de los elementos externos mencionados previamente.
Se estima que el crecimiento del consumo privado seguirá siendo lento, pues la tasa de desempleo se ha disparado y los salarios nominales continúan bajos. Influye además, la constante deflación que no estimula los salarios, el empleo, ni la inversión, cayendo en un círculo vicioso.
La volatilidad de los precios del petróleo, impacta doblemente sobre la economía nipona. Primero porque Japón, como país de escasos recursos naturales y con una gran dependencia de la energía, tiene altos gastos por importación de petróleo. El segundo efecto, aunque indirecto, tiene que ver con el crecimiento económico del resto del mundo, pues la inestabilidad de precios del petróleo para los demás mercados va en detrimento de su desarrollo económico por los altos costos de importación que limitan a los tres principales mercados de exportación de Japón: Estados Unidos, Unión Europea y China.
Las perspectivas de crecimiento y recuperación de la economía nipona dependen de la situación interna del país, que no es buena, y de la crisis financiera internacional como factor externo agravante. Esta se ha complicado aún más a consecuencia de los eventos naturales ocurridos a principios del 2011.
Este último factor, cambia lo que se esperaba o se pudiera esperar de las reformas. El sismo y posterior tsunami han tenido un impacto negativo sin precedentes. El Banco Mundial estimó los daños en 235 000 millones de dólares, equivalentes a un 2,5% y un 4% del PIB del país en el 2010. La nación nipona podría necesitar hasta cinco años para recuperarse de los efectos desastrosos de dichos fenómenos.
Todos estos factores internos y externos que afectan el desenvolvimiento futuro del país se resumen en el siguiente cuadro:
Cuadro II. Factores internos y externos que deciden el futuro económico de Japón en el corto, mediano y largo plazo
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En el corto plazo |
En el mediano y largo plazo |
Factores
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Factores |
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De todo lo anterior se confirma, que Japón tiene ante sí una situación muy difícil que aunque se agrava en la actualidad por factores coyunturales, data de bastante tiempo y se debe sobre todo a causas internas que no han podido resolver las autoridades del país con las medidas aplicadas hasta el momento. Por todo lo anterior, es evidente que se requiere un cambio en el manejo de su política económica y se hace necesario orientar las medidas hacia objetivos más amplios, como:
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