En la primera mitad de los años 50, El Estado creó el movimiento por la productividad con ayuda del Gobierno de los Estados Unidos.
Los tres principios del movimiento fueron: cooperación entre el pueblo y el gobierno, cooperación entre empresarios y trabajadores, y distribución de los beneficios derivados del aumento de la productividad.
En agosto de 1952 se creó la Asociación para la Educación Industrial, con el objetivo de estrechar los vínculos entre el capital privado y las comunidades. En junio de 1954 se fundó el Consejo Cooperativo para la Productividad y la industria privada participó de forma activa. En febrero de 1955 se estableció el Centro para la Productividad de Japón (NIHONSEISANSIMONEU), que aún es una institución fundamental. Se creó un Consejo para la Productividad que servía de enlace entre este centro y el gobierno.
En septiembre de 1955 el Sindicato de Empresas Privadas (DOMEI) se integró al movimiento por la productividad. Al año siguiente, NIKKEIREN –la más influyente federación de asociaciones de empresarios de Japón– insistió en la necesidad de mejorar la educación tecnológica y publicó un extenso documento sobre la educación tecnológica para adecuarse a las necesidades de la nueva era.
En diciembre de 1957 el MITI publicó el Libro Blanco sobre la racionalización industrial, en el cual se promovían las actividades concretas para el aumento de la productividad, muy vinculadas con los ingenieros en las empresas privadas. Existía una fuerte interrelación entre las asociaciones de empresarios y el Estado para promover no solo la reconstrucción industrial, sino también la competencia inducida.
En 1957 el Ministerio de Educación de Japón (MINEJ) puso en práctica el plan para incrementar el número de los estudiantes de ciencias y técnicas. Comenzó entonces el boom de las carreras de ciencias e ingenierías. En febrero de 1959 se fundó la Comisión de Ciencia y Tecnología (para investigaciones estratégicas).
Los círculos de control de la calidad, el sistema de consulta mutua y el sistema de ingenieros surgieron en los años 60. En este período hubo una incorporación masiva de ingenieros a las empresas, en estrecha colaboración con los trabajadores de las fábricas y con flujo de información hacia la oficina de investigación y desarrollo.
Durante estos años se promovió intensamente la ingeniería inversa en Japón, con lo cual se lograron mejoras sustanciales sobre la tecnología importada aplicada a los procesos de producción, así como una elevación en la calidad de los productos.
Ya a partir de los años 60, se inició una búsqueda para aplicar estos avances tecnológicos en nuevos productos y procesos por parte de los institutos de investigación y desarrollo.
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