En el período 1945 - 1990, se llevaron a cabo en la economía japonesa algunos cambios estructurales que tuvieron como resultado un gran desarrollo económico. Una de las características más relevantes del modelo era la estrecha coordinación que existía entre el gobierno, la empresa privada y los trabajadores, que permitió crear un sistema que elevó la productividad y el crecimiento de las empresas. El gobierno había trabajado estrechamente con el sector privado para financiar y dirigir las industrias prioritarias para el desarrollo. En otras palabras, el Estado jugaba un papel protagónico en la economía y esta funcionaba eficientemente.
La política económica aplicada por el gobierno japonés en los años inmediatos a la Segunda Guerra Mundial aunque estuvo subordinada en muchos sentidos a EEUU, logró en lo fundamental mantener su autenticidad y aprovechar las ventajas de la idiosincrasia japonesa, obteniendo resultados impresionantes. El modelo se basó en políticas ¨Keynesianas¨, adaptadas a sus condiciones.
Sin embargo, a fines de los 80 el modelo de posguerra dio muestras de fragilidad debido a factores internos y externos. En lo externo, la política económica nipona continuó subordinada en lo fundamental a los intereses de Estados Unidos. Así, en 1985 se firmó el Acuerdo Plaza que aceleró la formación de una burbuja financiera, pues Japón se vio obligado a mantener la política expansiva que conllevó a una gran especulación financiera con consecuencias desastrosas.
El Acuerdo Plaza en 1985 impactó la economía de exportación de Japón, una vez que se apreció el yen con relación al dólar americano, iniciándose ya desde esta etapa una crisis estructural en la economía nipona que respondió con la formación de una burbuja financiera.
Las consecuencias del yen fuerte no se hicieron esperar:
La estructura económica japonesa tuvo que transformarse de una economía basada en las exportaciones hacia otra basada en la demanda interna. Y al mismo tiempo se vio obligada a desarrollar aún más las cadenas productivas internacionales mediante la inversión directa en el exterior. Sin embargo, todo esto preparó el terreno para el surgimiento de la economía de burbuja y posteriormente al advenimiento de la década perdida japonesa, cuyos rezagos aún no han sido resueltos con las reformas económicas implantadas en el período estudiado.
El traslado de parte de los eslabones de las cadenas productivas japonesas al exterior para producir en monedas mas débiles que el yen tuvo efectos positivos para la economía nipona ya que se lograba una disminución del costo de la mano de obra y en la producción, pero al mismo tiempo este fenómeno llamado también vaciamiento industrial tuvo efectos muy negativos para el interior de Japón, provocando desempleo y otros fenómenos sociales en este país.
Puede decirse entonces que aunque no se hubiera firmado el Acuerdo Plaza, estaban creadas las condiciones para que se desarrollara el fenómeno especulativo debido al afán de obtener ganancias fáciles y rápidas.
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