El origen del estudio de la comunicación desde un punto de vista formal y técnico, se deriva principalmente de los problemas surgidos en la organización empresarial privada, de suerte que las técnicas y medios de comunicación adquieren auge en el sector industrial y comercial. Desde el nacimiento de la civilización industrial, los grupos humanos se han multiplicado y sus interrelaciones se han tornado más complejas. El hombre contemporáneo (sujeto de comunicación), vive en una sociedad de contactos y rápidos desplazamientos, es decir, se encuentra enlazado en una permanente movilidad y siente la necesidad de informarse de manera rápida, no sólo acerca de lo que se refiere a la comunidad, sino a otros grupos diversos y más amplios (Antonio, 1970).
El desarrollo del actual mundo social se conjuga con el hecho de que la ciencia y la técnica amplían y superan los organismos sociales, grandes o pequeños, reafirman cada día más su cohesión y trascendencia, utilizando desde los más elementales hasta los más complicados medios de comunicación.
De la especialización y descentralización que caracteriza a la administración moderna, surge la necesidad de intercambiar ideas, informes y conocimientos generales para que los funcionarios jerárquicos mantengan el amplio punto de vista que necesitan las decisiones de política general, de planeación y de gerencia.
La comunicación administrativa no sólo atiende a sus propios procesos, está además entrelazada a la propia administración y en consecuencia, las comunicaciones de ésta no están separadas de otros aspectos trascendentales como la estructura de la organización, condiciones de trabajo (ambientales y humanas), organización y métodos, etc. Es innegable que para la vida los organismos sociales y consecuentemente para el sostén de sus estructuras y funcionamiento, es indispensable la comunicación como lo es el aire para la vida del hombre (Antonio, 1970).
María José Canel (2007) explica que en la institución pública trabaja un conjunto de personas de distinta procedencia laboral y con una organización burocrática que responde a la de la administración pública. La distancia burocrática hace que la información se vaya reduciendo a medida que avanza el proceso: desde que el alto cargo da una orden concreta hasta que ésta llega y es ejecutada por el “último” funcionario, hay muchos niveles intermedios. En cada uno de ellos se aplican unos esquemas de interpretación que pueden ser diferentes; y en cualquier caso, en cada uno de ellos se reduce algo la cantidad de información. Esto, sin considerar ahora las obstrucciones de información que, por intereses personales, pueden ocasionar intencionalmente distintas personas o entidades.
Comunicar la política implica tratar con procedimientos administrativos y jurídicos de gran complejidad. Bien es verdad que los comunicadores políticos, como a los políticos, no se les exige que sean especialistas en todas las materias de las que son responsables; sino que sepan de política y de comunicación, es decir que sepan hacerse con la situación y dar con los mejores técnicos y expertos. Pero esto no ahorra la exigencia de manejar bien los procedimientos (Canel, 2007), por ejemplo saber que significan los términos, “Programa Operativo Anual”, “referendum”, “sesión de cabildo”, “bursatilización”, “ramo 033”, entre otros.
Si bien no es frecuente encontrar inexpertos en política fiscal o en derecho parlamentario que se atrevan a opinar sobre el tema, no sucede lo mismo con la comunicación: aunque no todos saben , todos se ven con derecho a rebatir y opinar sobre lo que dice quien lleva la comunicación. Por eso, el responsable de comunicación puede encontrar pequeñas batallas internas en las reuniones en las que hay que decidir el mensaje que se da a los medios o el calendario de comparecencias públicas. Su propuesta será rebatida por todos, aún incluso por aquellos cuya responsabilidad no tiene nada que ver con la comunicación (Canel, 2007).
El público que tiene una institución pública es mucho más extenso que el de una institución privada. Además, su segmentación y variedad son también mas complejos. Y por último, son también mayores las presiones que estos públicos (partidos políticos, grupos de interés, legisladores, otros gobiernos, etc.) ejercen sobre la institución pública, que la que ejercen los públicos de la institucion privada.
Ésto obliga, como veremos, a que la institución tenga que saber de comunicación a muy diferentes niveles: comunicación intrapersonal, interpersonal, de grupo, organizacional y pública. Obliga también a realizar una cuidadosa investigación para identificar bien los destinatarios del mensaje. Y obliga por último a que los comunicadores de las instituciones públicas tengan que ser personas muy rápidas tanto en escribir información como en proveerla (Canel, 2007).
Enríque Serrano Gómez (Campero, 2007) señala que la información destinada al conjunto de la comunidad es un fenómeno en el que se institucionaliza el tratamiento y el uso de la comunicación pública. Esa institucionalización se logra al crear una organización mas o menos compleja, especializada en esa tarea, a la que se le asignan recursos materiales y humanos.
La comunicación pública es la forma social de comunicación, en la cual la información se produce y distribuye, por el recurso a un sistema de comunicación especializado en el manejo de la información que concierne a la comunidad como un conjunto.
El mismo autor continúa diciendo que para asegurar la selección de unos determinados destinatarios (o lo que es igual, la exclusión de otros posibles) es preciso establecer canales de distribución alternativos. Con este objeto, los emisores que inician el proceso comunicativo no hacen llegar directamente sus mensajes a los receptores finales, sino a otros intermedios, quienes actúan a su vez como emisores respecto al siguiente nivel de comunicantes, y controlan el proceso de difusión.
Campero (2007) afirma que la comunicación pública, aunque sirve prioritariamente a las necesidades de la administración del Estado, termina convirtiendose en un recurso universal para las interacciones expresivas a todos los niveles de la vida social.
Aquí mismo explica; la realidad humana tanto en su prespectiva social como individual nos descubre una relación entre la política y la comunicación. “El mero hecho de la comunicación es una actividad política en su más estricto sentido”. La interrelación que entre ambas existe aparece como jerarquizada. Desde el punto de vista de Yañez Campero, el sistema político sería un subsistema del sistema social de difícil diferenciación respecto al sistema de comunicación.
Para María Martín (Campero, 2007) es la fuente la que determina la comunicación pública y ésta solo puede establecerse sobre la base del poder. Así, aunque la red de fuentes se configure en función del sistema político y del subsistema de los medios, sólo cada poder de la organización y cada uno de sus cuerpos institucionales decide cuál será su política de comunicación y, por tanto, que roles asumirá como fuentes respecto de los medios, cuál será el ámbito de sus informaciones y cuál el de sus secretos.
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