Para cuantificar los impactos en la salud humana ocasionados por la exposición de contaminantes se utilizan las funciones Concentración – Respuesta o también conocido como funciones Dosis- Respuesta. Existen diferentes tipos de estudios que correlacionan los cambios en los niveles de concentración de contaminantes con los efectos en la salud de la población que está expuesta.
Estudios de Toxicológicos Experimentales (Chamber studies): Son estudios que se llevan a cabo bajo ambientes y condiciones controladas, se pueden estimar los efectos agudos en la salud, aunque este tipo de estudio tiene la limitante de que son muy específicos y aplicables a la población de estudio, siendo esta también de tamaño limitado. Además hay que tomar en cuenta que estos estudios toman en cuenta patrones de conducta muy específicos y no se pueden representar los cambios de concentración que verdaderamente ocurren a lo largo de un día o de varios días. (EPA 2003, 1999), (Ballester et al, 1999).
Estudios epidemiológicos: Se basan en análisis estadístico que relaciona la exposición a ciertas concentraciones ambientales y los efectos en salud. Considera una población más grande que los de cámara, incluyen más o varios parámetros de conducta, así como se pueden representar los cambios temporales y espaciales de las concentraciones diarias. Los estudios epidemiológicos se dividen en estudios de cohorte y en estudios ecológicos. (EPA 2003, 1999), (Ballester et al, 1999).
Los estudios de cohorte son estudios epidemiológicos en los cuales se define un grupo de individuos sanos basados en la presencia o ausencia de una exposición a un factor de riesgo supuesto, posteriormente se monitorea durante un tiempo para evaluar la ocurrencia de la enfermedad en 25 cuestión. Los estudios cohorte pueden ser retrospectivos, es decir cuando se trabaja con datos históricos de niveles de contaminantes a lo largo de varios años e incluye exposiciones y resultados que ya pasaron y los prospectivos cuando se trabaja con condiciones actuales y se pronostica un cambio de concentración específico y se observan exposiciones que todavía no han sucedido. Estos estudios utilizan información específica del sujeto o individuo acerca de variables como su estatus de fumador u ocupación.
Los estudios ecológicos, a su vez, se subdividen en dos tipos, los llamados series de tiempo y los de corte seccional (cross sectional). Los de series de tiempo correlacionan cambios en la exposición en un periodo de tiempo, con cambios en los resultados o efectos en salud. Los estudios más comunes correlacionan variaciones diarias en la contaminación del aire con variaciones en la mortalidad diaria en una ciudad determinada, principalmente mide los efectos de la exposición aguda a la contaminación del aire. La ventaja de estos estudios es que no requieren control de un gran número de factores o variables confusoras ya que las características de la población se mantienen básicamente sin cambios (edad, fumadores, exposición ocupacional, hábitos de salud). Se han llevado a cabo un gran número de este tipo de estudios alrededor del mundo, quizá porque resulten ser más económicos y se obtienen resultados más rápidamente que en el estudio cohorte. (EPA, 2003, 1999), (Ballester et al, 1999), (Mishra, 2003).
Los estudios cohorte y los de corte seccional (cross sectional) se utilizan para estimar el daño a exposiciones a largo plazo, mayores de un año. Mientras que los de series de tiempo se utilizan para efectos agudos, es decir exposiciones de uno o varios días.
Relaciones Concentración-Respuesta El incremento en la contaminación del aire es atribuible al uso de combustibles fósiles, y aquellos formados subsecuentemente cuando las emisiones interactúan con el ambiente externo. Tanto los niveles de fondo como los incrementos en la contaminación varían en tiempo y espacio; el incremento en la contaminación también varía por la tecnología y la fuente de combustible. Dada esta complejidad, no es sorprendente que no existan estudios apropiados del incremento en los efectos sobre la salud por la exposición a estas mezclas de contaminantes específicos. El trabajo de Ostro, Krupnick y colegas en un estudio en los Estados Unidos (Lee et al, 1994), la estrategia ha sido considerar los cuatro principales contaminantes: partículas, NOx, SO2, y ozono. Para cada uno de éstos se tiene identificado, donde aplique, las relaciones dosis-respuesta que describen los cambios en los efectos o impactos en la salud asociados con cambios unitarios en la concentración del contaminante en cuestión. Todas las relaciones dosis-respuesta propuestas están basadas en estudios epidemiológicos de contaminantes atmosféricos en general; estudios experimentales (humanos o animales) son utilizados para proporcionar información contextual únicamente. Efectos Agudos y Crónicos Es necesario distinguir los efectos agudos que ocurren en el mismo día por el incremento en la contaminación, o inmediatamente después, de los efectos crónicos o efectos retardados de posibles exposiciones por largos periodos. Como se describe abajo, los efectos agudos de diferentes contaminantes a través de un rango de indicadores de salud están bien identificados. Existe especulación informada pero, sin embargo, ninguna sobre el conocimiento establecido de los mecanismos por los cuales estos efectos ocurren.
Es más difícil establecer relaciones confiables en los estudios de efectos crónicos, y por tanto existen menos funciones dosis-respuesta potencialmente utilizables. Esto bien puede ser que en términos de impactos en la salud pública y su evaluación económica, los efectos crónicos son más importantes.
Estudios recientes han mostrado asociaciones entre efectos crónicos en salud y niveles ambientales de partículas, aun cuando la adecuación del ajuste para los factores o variables confusoras continúa siendo debate. La cuantificación de los efectos crónicos es complicado y posiblemente comprometido por utilizar únicamente los niveles de contaminación recientes, en lugar de los niveles históricos más altos que pueden ser biológicamente relevantes para la mortalidad y morbilidad crónicas (utilizar solo los niveles recientes sobrestimará el riesgo por unidad de exposición en un alcance desconocido).
La evidencia de un efecto crónico en la mortalidad está dado por Dockery et al (1993), Pope et al (1995) y Abbey et al, 1999. Estos dos primeros estudios cohorte fundamentan claramente las relaciones con las partículas finas (PM2.5) y con los sulfatos. Los riesgos estimados de Pope et al.
(1995), trasladando de PM2.5 a PM10, se utilizan como el mejor estimado disponible de la mortalidad crónica. Ellos muestran que los efectos de la mortalidad crónica puede tener un impacto general sobre la evaluación total. Sin embargo, existe un convenio general en el presente que los estimados cuantificados de la mortalidad crónica pueden ser poco confiables.
Los estudios de Dockery et al. (1993) y Pope et al, (1995) recientemente fueron analizados por un grupo de investigadores para verificar la validez de sus conclusiones (krewski, et al 2000). El primer estudio hace un análisis con más de 8.000 adultos blancos de seis ciudades del este medio de los EUA con edades de 15 a 17 años. Se midieron concentraciones tanto de material particulado como de contaminantes gaseosos con estaciones de monitoreo localizadas centralmente en cada una de las comunidades. Después del control de factores externos (confounders) como fumar, obesidad, educación y exposición ocupacional; los investigadores encontraron una relación estadísticamente significativa con las tasas de mortalidad y las mediciones de las tres diferentes tipos de partículas (PM10, PM2.5 y sulfatos).
Por cada 1µg/m3 que se incrementara la concentración promedio anual de PM2.5, las tasas de mortalidad incrementaban en aproximadamente 1.3%.
El riesgo relativo para mortalidad cardiovascular (que contribuye con el 54% de todas las muertes) fue levemente mayor que para la mortalidad total, con ninguna significancia estadística para los efectos de cáncer de pulmón y pequeñas evidencias de impactos sobre otras causas de muerte. Las limitaciones de este estudio son el número relativamente pequeño de las ciudades estudiadas, el grupo limitado de variables “confounders” analizadas y la suposición de que las concentraciones medidas durante el periodo de estudio reflejan una exposición crónica.
El estudio de Pope se consideró un número mayor de individuos (552,138) y abarcó un área geográfica mayor (151 áreas metropolitanas de 50 estados americanos). Este estudio incluyó personas de al menos 30 años de edad y consideró variables confounders como consumo de alcohol, fumadores pasivos y también consideró todas las causas de muerte y muertes específicas (cáncer de pulmón y muertes cardiovasculares). Para estimar las concentraciones a las cuales estaban expuestas las personas, la localización de las personas fueron correlacionadas con una base de datos de monitores ambientales. Las concentraciones de exposición fueron estimadas de las concentraciones al inicio del estudio (1979 a 1983 PM10 y 1980 a 1981 para sulfatos). Para PM2.5 el estimado central para la mortalidad fue la mitad del que se estimó en Dockery, con grandes diferencias para los sulfatos.
Por cada 1µg/m3 que se incrementara la concentración promedio anual de PM2.5, las tasas de mortalidad incrementaban en aproximadamente 0.5%.
Las principales críticas son que este estudio se realizó con individuos con más edad y mayor nivel de estudios y menos fumadores que el promedio de los Estados Unidos y además que las variables como migración y vida sedentaria fueron omitidas como confounders.
Finalmente, el estudio de Abbey et al (1999) estudió a 6,338 no fumadores residentes de California quienes eran de la religión del Séptimo Día cuyas características es que no fuman, no consumen alcohol ni drogas. El estudio estuvo enfocado a determinar el riesgo relativo de mortalidad prematura cuando un número de días relativo se exceden las concentraciones de una mezcla de contaminantes.
Los resultados obtenidos no podrían ser aplicados, ya que la población en general es heterogénea.
I.7. Valoración Económica Métodos de Valoración.
Los métodos de valoración económica son necesarios para estimar el cambio en el bienestar ante el consumo de bienes o servicios que no tienen un valor monetario expresado en el mercado de bienes y servicio, como es el caso de los bienes públicos; que se caracterizan por la no exclusión, lo que indica que el bien en cuestión se ofrece para una persona, se ofrece para todas, no puede excluirse a nadie del disfrute, aunque no pague nada por ello; la otra característica es la no rivalidad en el consumo, cuando alguien consume un bien, lo disfruta no reduce el consumo potencial de los demás. (Externe, 2005).
Generalmente los métodos de valoración de bienes que no tienen un mercado son clasificados de acuerdo al origen de la fuente de datos, los datos sobre el uso del flujo de servicios ambientales pueden obtenerse a través de la observación de las acciones de los individuos en un conjunto de actividades o también pueden provenir de respuestas de preguntas hipotéticas que reflejan las preferencias de los individuos. Los métodos basados en la observación de individuos son llamados métodos de preferencia revelada, mientras que los que provienen de mercados hipotéticos son los métodos de preferencias declaradas.
Utilizando los métodos de revelación de preferencias, también conocido como métodos del comportamiento, los investigadores observan el comportamiento individual de un bien de mercado que tiene conexión con el bien o servicio que se esta investigando, asumiendo que el comportamiento refleja la maximización de la utilidad sujeta a un restricción presupuestaria, desde este análisis del comportamiento, se deduce el valor individual que tiene el bien o servicio que no tiene mercado y el cual es el objeto de estudio. Por ejemplo, el análisis del comportamiento de mercado inmobiliario para estimar el valor de cambios en la calidad del aire, el cual es un atributo en ese mercado.
Las técnicas de preferencias reveladas pueden dividirse en métodos directos e indirectos.
Descripción de los Métodos.
Métodos Directos Los métodos directos incluyendo precios de mercado y costos de sustitución, son utilizados cuando hay impactos físicos, en el caso de los efectos en la salud, los impactos físicos se estiman a través de las funciones dosis- respuesta. En este caso el impacto físico es multiplicado por el precio de mercado de el bien afectado para estimar el valor de uso de un bien que no tiene mercado. Un ejemplo, puede ser el impacto de la contaminación del aire proveniente de la generación de una planta generadora de energía eléctrica o del transporte que afecta a las cosechas. En el caso de que el daño ocasiona cambios en los consumidores y productores se tendría que contabilizar; entonces la reducción en la producción de la cosecha puede ser multiplicado por el precio de mercado para estimar el impacto de la contaminación del aire sobre las cosechas. La ventaja de este método es la obtención de la valoración a través del uso de precios de mercado en lugar de deducir la valoración como en el caso de los métodos indirectos.
Costos de Sustitución El método de costos de sustitución o restauración asume que el costo económico de un bien que no tiene mercado puede ser estimado por el precio de mercado de un bien sustituto del mercado de bienes que pueda remplazar o restaurar la cantidad y la calidad original del bien en estudio. Este método se ha aplicado para estimar el daño económico de un suelo erosionado utilizando los precios de mercado para tierra y los fertilizantes, para calcular si se puede el costo de sustitución del suelo, también para calcular la función de pérdida del ecosistema; aunque se puede estimar la disposición a pagar por la reforestación del ambiente; sin embargo la ventaja de este método es la utilización de precios de mercado.
Métodos Indirectos Estos métodos utilizan las relaciones entre bienes que tienen mercado y bienes que no lo tienen y que son objeto de estudio, asumiendo que hay algún tipo de relación de sustitución o complementariedad entre ambos bienes. Ejemplo de estos es la aproximación de una función de producción familiar con la cual se observa los cambios en el consumo de commodities que son sustitutos o complementarios de bienes de no mercado. Otros métodos indirectos son el método de costo de viaje, el de costos evitados y el de precios hedónicos.
Costos de Viaje.
Harold Hotelling esboza los postulados básicos de lo que sería el modelo de costos de viaje. El modelo se fundamenta en los costos en que tiene que incurrir el visitante por disfrutar de servicios recreativos ofrecidos en un lugar específico. Se busca estimar la variación en la demanda del bien ambiental, traducida por el número de visitas, ante cambios en los costos de viaje. Este modelo de comportamiento se basa en la hipótesis de maximización de la utilidad sujeta a una restricción presupuestaria (Hueth y Strong, 1984) y es extensible a otros bienes.
Freeman (1993) menciona que desde el punto de vista económico los servicios recreativos proporcionados por sistemas de recursos naturales tales como lagos, ríos, cursos de agua y bosques, entre otros, poseen dos características importantes: 29 Las condiciones y la calidad de los recursos naturales son fundamentales para la determinación del valor económico de los servicios recreativos.
El acceso a los recursos que ofrecen alternativas de recreación no puede ser asignado a través de mercados.
El método de costo de viaje estima el valor de uso recreacional a través del análisis gastos incurridos en el viaje por el consumidor para disfrutar de las actividades de recreación. Los costos del viaje, la tasa de participación, los atributos de los visitantes y la información de sitios sustitutos pueden ser utilizados para deducir la demanda de recreación y la oferta de consumidores como las medidas de bienestar asociadas con los cambios en los atributos ambientales del sitio de recreación.
El método de costo de viaje se aplica a la valoración de áreas naturales que cumplen con una función de recreación en la función de producción de utilidad familiar; que las personas visitan para su esparcimiento.
Aunque en general el disfrute de los parques naturales es gratuito, el visitante incurre en unos gastos para poder disfrutar de ellos, un costo de viaje. Se trata, por tanto, de intentar estimar cómo varía su demanda del bien ambiental (el número de visitas, por ejemplo), ante cambios en este costo de disfrutarlo. Con ello se tendría que estimar la curva de demanda del bien y se podría analizar los cambios en el excedente del consumidor que una modificación en el mismo produciría; es necesario entonces obtener datos sobre la utilización real del entorno natural objeto de análisis.
En segundo, comparar esta utilización con el costo pagado por ello. (Azqueta, 1994).
Costos Evitados.
Existen bienes ambientales que están relacionados con bienes que sí tienen mercado. Se presenta el caso del bien ambiental forma parte de la función de producción del bien o servicio intercambiable en el mercado, como un insumo. Otra situación es cuando el bien ambiental entra a formar parte, junto con otros bienes privados, de la función de producción de utilidad de una persona o familia (Azqueta, 1994).
El método de costos evitados o inducidos ha sido aplicado para cuantificar el impacto de un cambio ambiental sobre distintos medios receptores. Este método intenta medir la disminución de costos en caso de evitar o reducir cierta actividad, por medio del conocimiento de las funciones dosis-respuesta correspondientes, y midiendo los niveles de daño en la zona de estudio. Se estiman los impactos que tiene la medida propuesta sobre las distintas actividades productivas afectadas, a partir de las características del entorno analizado.
Otra propuesta es estimar la función de producción de la explotación o actividad afectada, en la que el bien ambiental se combina con el resto de los factores de producción, se analiza el comportamiento maximizador de beneficios, ante cambios en la calidad ambiental y se trata de monetizar el valor de los cambios en el bienestar.
Precios Hedónicos.
El modelo de precios hedónicos para valorar externalidades ambientales y bienes no intercambiables en el mercado fue impulsado por Sherwin Rosen. Él utiliza la justificación teórica entre la relación de los precios de mercado y las características de los bienes. Triplett (1990) refiere la existencia práctica de índices de precios hedónicos como una aproximación para la verdadera medida de bienestar
El modelo desglosa el precio de un bien de mercado en función de varias características. Éstas tienen un precio implícito cuya suma determina el precio del mercado en cuestión. Así, el precio de una vivienda puede determinarse por la agregación de los precios implícitos en sus características y las del entorno en que se ubica. Por procedimientos econométricos se calcula el peso de las variables que determinan el precio final de la vivienda (por ejemplo: superficie de la casa, número de habitaciones, distancia al centro de la ciudad, nivel de contaminación atmosférica) y, bajo determinados supuestos, se estiman los precios de dichas características. En otras palabras, dos casas idénticas, pero ubicadas en zonas con distinto nivel de contaminación ambiental tienen precios distintos. La diferencia en el precio de la vivienda se considera el precio implícito de la variación en los niveles de contaminación atmosférica (Riera, 1994).
La interpretación del método de precios hedónicos es difícil en situaciones reales donde hay un número específico de bienes que los consumidores no optimizan en cierto modo sobre las características de cada bien. Lo interesante es identificar las circunstancias especiales bajo las cuales los índices de precios hedónicos proveen una exacta medida del bienestar, de tal manera que el efecto del cambio en la calidad pueda ser inferido (Feenstra, 1995).
Preferencia Declaradas Preferencias Declaradas, es el término genérico utilizado para una variedad de técnicas que incluyen el método de valoración contingente, y la selección de experimentos tal como el ranking contingente y análisis conjunto. En el estado de preferencia los investigadores proponen contingentes o hipotéticas preguntas, obteniendo respuestas del intercambio de mejoramiento del bien o servicio publico por dinero, de esas respuestas, se pueden deducir las preferencias para los bienes hipotéticos o el valor del cambio en la provisión de ese bien hipotético. La naturaleza hipotética de las preguntas es al mismo tiempo una gran ventaja en relación con otras aproximaciones, esto permite estimar el valor de no uso o el valor de existencia y por lo tanto estimar el valor económico total de un bien o servicio.
Transferencia de Beneficios La transferencia de beneficios es definida como la adaptación y uso de la información econométrica existente derivada de un sitio específico bajo ciertos recursos y condiciones hacia nuevos contextos o sitios con similares recursos o condiciones, también se define como la técnica donde los resultados de estudios de valoración económica (ambiental o salud) estimado a través de las técnicas de valoración son aplicados a un nuevo contexto, algunos autores prefieren el término “valor transferido”, en muchos caso también los daños estimados pueden ser transferido de previos estudios hacia nuevos contextos. (Rosenberger and Loomis, 2001), (Ready et al, 2004) Cuando se necesita la valoración de un bien o servicio y no se cuenta con los recursos para desarrollar nuevos estudios, las medidas estimadas en contextos o sitios similares pueden proveer una aproximación para las estimaciones necesarias en la toma de decisiones. En otras palabras la transferencia de beneficios es una alternativa para cubrir la brecha en la disponibilidad de información sobre las preferencias de los individuos en un país o región. La aplicación de resultados de investigaciones previas puede ser una alternativa para ahorrar tiempo y recursos.
Valoración Contingente El método de Valoración Contingente (VC), constituye una de las técnicas que se utilizan para estimar el valor de los bienes (productos y servicios) para los que no existe mercado. Se caracteriza por crear un mercado hipotético, en el que los individuos declaran sus preferencias, expresando su disposición a pagar una cantidad de dinero por la provisión de un bien a través de una encuesta o entrevista a los consumidores. El método intenta medir los cambios en el nivel de bienestar de las personas debido a un incremento o disminución de la cantidad y/o calidad de un bien. Esta medida, en unidades monetarias, suele expresarse en términos de la cantidad máxima que una persona pagaría por un bien. (Carson, 2000), (Mitchell y Carson, 1989).
Desde los trabajos realizados por Bishop and Herberlein (1979) un número creciente de estudios de VC han utilizado el formato dicotómico. En el formato binario se ofrece al entrevistado dos alternativas, una es la continuación del estado actual con todos los costos que implica esa decisión, la otra alternativa es aquella que se obtendría de llevarse acabo un proyecto o una política. Aquí los entrevistados declaran si están a favor o en contra con respecto al proyecto alternativo y se formula una pregunta binaria de la disposición a pagar (DAP) con la que el entrevistado responde “sí o no” a un precio determinado (Hanemann, 1984), Cameron (1988). Este formato es atractivo porque genera un escenario para el consumidor similar al que enfrenta diariamente en el mercado de bienes transables.
En las últimas décadas, se ha incrementado la utilización de este método, existe una larga lista de bienes los cuales tienden a ser valorados usando el método de valoración contingente, incluyendo estudios de cambios en la provisión de calidad de agua, aire, todo tipo de recreación, contaminación de ríos, deforestación, ecoturismo, un ambiente menos ruidoso, la reducción de la contaminación, la reducción del riesgo accidentes, etc. (Johansson P., 1987). El uso del método de Valoración contingente ha generado un gran debate entre los que apoyan su aplicación y los críticos. Algunos autores (Diamond, 1996; Kanhemann y Knesch, 1992; entre otros ) sostienen que VC no es capaz de captar con exactitud y confiabilidad la valoración que los individuos poseen respecto de un bien, el método se ha usado en forma extensiva debido a la carencia de otras alternativas para obtener valores de no uso. Esta supuesta capacidad de VC también es cuestionada por Cummings y Harrison (1995), quienes señalan que no es posible conocer las intensiones de los individuos respecto del valor de un determinado recurso, en otras palabras no se puede descomponer el valor entre clasificaciones de uso y no uso.
Otras críticas están relacionadas, con la naturaleza hipotética de las preguntas generando que los entrevistados no respondan en forma seria y responsable, y con el problema de revelación de preferencias, los individuos tendrían incentivo de no revelar su verdadera disposición a pagar, siendo las respuestas posiblemente sesgadas (Niklitschek 1991). Existe literatura referente a los sesgos, siendo el sesgo estratégico y el sesgo hipotético, los más discutidos y analizados. En diferentes estudios, se han aplicado y experimentado con diferentes formatos de pago que van desde el formato abierto, formato cerrado, doble bondad, triple bondad, encadenado, etc., para evitar el sesgo de punto de partida y estimar el verdadero valor que los individuos le dan al bien en cuestión.
Dadas estas críticas, VC se convirtió en el tema central de discusión a partir del derrame de petrolero causado por la compañía Exxon Valdéz en Alaska en el año 1989. el derrame motivó la estimación de medidas monetarias de bienestar que permitieran compensar a los individuos por sus pérdidas 32 asociadas a valores de no uso de espacio naturales y especies silvestres. Dadas las irreconciliables diferencias entre las parte involucradas en la valoración (el Estado de Alaska y la compañía petrolera), respecto a la validez de VC para obtener los montos de compensación requerida, la Administración Nacional Atmosférica y Oceanográfica (NOAA, por sus siglas en inglés) citó a un panel de expertos para que discutieran las bondades y restricciones del método (Arrow et al, 1993). El informe emitido establece requisitos teóricos y prácticos que debe cumplir un estudio de VC, para que pueda ser aceptado como válido por las cortes en Estados Unidos para imputar los costos ambientales.
Entre las principales recomendaciones del informe, se destaca el uso del formato binario, el uso de entrevistas personales, preguntar por la DAP y recordar a los entrevistados su restricción de presupuesto y la existencia de sustitutos para el bien en cuestión. (Loomis et al, 1994) Por otro lado, se tiene que la estimación de la medida de bienestar asociadas a este método se obtienen a través de la estimación de la media y mediana de la DAP, estimación que está sujeta a la forma funcional de las funciones de utilidad indirecta subyacentes o de las funciones de gasto, a las variables explicativas y a los supuestos sobre la distribución de los errores. Una especificación errónea de estos supuestos da como resultado una estimación incorrecta de las medidas de bienestar, dificultando el proceso de valoración. Con el fin de superar esta dificultad, se propone la utilización de metodologías de valoración no paramétrica, las cuales no requieren ninguna especificación previa sobre estos supuestos, y entregan estimaciones con valores muy cercanos a los de una estimación paramétrica.
La metodología no paramétrica de valoración puede presentarse de dos maneras. La primera propuesta por Haab y Mc Connell en 1995 y consiste en la construcción de una función de densidad de la DAP como la diferencia de la proporción de respuestas negativas con respecto al total, al ofrecer el vector de cantidades. Para garantizar que la función de densidad sea monótonamente creciente sugieren aplicar el algoritmo de Turnbull. La metodología permite el cálculo del límite inferior de la media de la DAP. Kriström (1990) propone la construcción de una función de sobrevivencia de la DAP resultante de la diferencia entre las proporciones de respuestas afirmativas con respecto al total, la cual debe ser monótonamente decreciente. La media representa el área bajo la curva.
Valoración de los Impactos de Salud derivados de la Contaminación del aire Mortalidad.
El objetivo es la estimar el impacto de un cambio en la calidad del aire en unidades monetarias sobre la esperanza de vida de una población afectada, en la literatura se puede encontrar la utilización de métodos empíricos para estimar el Valor Estadístico de la Vida (VSL, por sus siglas en inglés).
Valor Estadístico de la Vida Tradicionalmente la metodología utilizada en la evaluación de políticas o proyectos es el Análisis Costo – Beneficio (ACB). En el ACB se considera que un proyecto o alternativa es rentable si los beneficios superan a los costos, para llevar acabo este análisis es necesario tener todos en unidades monetarias 33 Bajo este contexto de ACB dedicado a la evaluación de proyectos dirigidos a la prevención y corrección de riesgos de muerte o enfermedad, la obtención de la cuantificación monetaria de todos los beneficios y costes resulta una premisa fundamental. Aunque esto significa la existencia de dificultades adicionales en comparación con la evaluación proyectos privados, como es el caso de la identificación de costos y beneficios e incluso de los precios cuando se trata de bienes públicos, es por ello que la aplicación del ACB en proyectos de regulación ambiental, en la salud, en la seguridad ha tenido varias críticas, como las que realiza Kelman (1981) en cuanto a la monetarización de los costos y beneficios de bienes que por su naturaleza no tienen precio en el mercado utilizando métodos valoración económica.
Los trabajos pioneros en los que se ha dado un valor monetario a la salud no proceden del campo de la economía de la salud sino de la economía del transporte y de la economía del trabajo. Se trata de estudios en los que se obtiene el “valor estadístico de la vida humana”. Dichos valores se han usado, tradicionalmente, para realizar análisis costo- beneficio de diversas medidas regulatorias cuyo objetivo es reducir riesgos para la vida y la salud. Posteriormente, a partir de dichas estimaciones, se ha intentado asignar valores monetarios a los años de vida y a los años de vida ajustados por la calidad. (Pinto, 2001) Los estudios que obtienen el valor monetario a la vida parten de la observación de que dicho valor se muestra a través de diversas decisiones que la sociedad toma con el objetivo de reducir el riesgo de muerte, producido por las diversas actividades humanas. Habitualmente, se estudian situaciones en las que el individuo tiene que elegir entre diversas opciones y, una o varias de ellas, están caracterizadas por la presencia de un cierto riesgo (normalmente muy pequeño) de muerte. En la medida que la persona está dispuesta (o no) a gastarse una cierta cantidad de dinero en reducir o eliminar dicho riesgo, está manifestando valor de la vida (Hammit, 2000).
El valor Estadístico de la Vida (VEV) refleja la disposición a pagar por disminuir la probabilidad de muerte -y con ellas el número de muertes- en una comunidad determinada en un cierto período.
Para efectuar la cuantificación monetaria del Valor Estadístico de la Vida se han desarrollado paralelamente estudios empíricos de medición de valores concretos de VEV con diferentes métodos para distintas situaciones siguiendo tres enfoques: (a) estudios de compensación de salarios, (b) estudios de comportamiento del consumidor y (3) estudios de valoración contingente (Alberinie 2004).
El método de compensación de salarios o también conocido como el de salarios hedónicos utiliza datos del mercado laboral para inferir en cuanto deberían compensarse a los trabajadores para aceptar trabajos riesgosos o cuanto de su ingreso deberían sacrificar para contar con un lugar de trabajo más seguro. La idea parte, si los trabajadores están dispuestos a recibir un salario mayor por un trabajo que tiene las mismas características que otro pero con mayor riesgo de muerte, esa diferencia puede tomarse como variación. Para deducirla se estima econométricamente una función “hedónica” en la que el salario es una función de una serie de atributos. Utilizando micro datos de los salarios y las características de los trabajos correspondientes, se calcula dicha función y se obtiene la variación del salario según los niveles de riesgo de muerte asociados a cada trabajo. La principal dificultad que enfrenta este método, además de los problemas de estimación como formas funcionales, etc., tiene que ver con poder aislar las características de riesgo de los otros aspectos que determinan el salario, y eso depende fuertemente de disponer de una base de datos lo suficientemente completa.
Bowland (1998).
Viscussi y Aldy (2003) documentan aproximadamente 60 estudios de compensación de salarios conducido en 100 países, en donde Estados Unidos es el país que más estudios ha producido para estimar el VEV dentro de un rango de $4 a 9 millones de dólares Los estudios del comportamiento del consumidor observan el intercambio entre el tiempo y el riesgo, o dinero y riesgo, para dar lugar al valor sobre la reducción de riesgo de mortalidad. Uno de los primeros estudios (Blomquist, 1979) observó que algunas personas usaban y otros no su cinturón de seguridad cuando conducían un automóvil. El VEV fue calculado como el valor del tiempo requerido para abrocharse el cinturón divido entre la reducción de riesgo de morir en un accidente de tráfico que ofrece por la utilización de los cinturones de seguridad. Atkinson and Halvorsen (1990) obtienen una estimación del VEV a partir de los elevados precios de los automóviles con equipos de seguridad más sofisticados.
Dentro del enfoque de preferencias declaradas, el método de valoración contingente se ha expandido en las últimos tres décadas. En este método se utiliza como instrumento la encuesta, en donde se pregunta al encuestado por la máxima cantidad de dinero que está dispuesto a pagar (DAP) por una reducción de muerte. En Melinek (1974) se menciona que la mejor manera para calcular el VEV es preguntar en forma directa a los individuos su DAP para reducir riesgos. Asimismo, Schelling (1968) sostiene que a partir del principio de la soberanía del consumidor que el mejor criterio para valorar una vida lo dan los individuos mismos, de tal manera que si se pretende evitar una muerte en cierto grupo de gente, debemos preguntarle a sus miembros cuánto estarían dispuestos a pagar evitar una muerte dentro de su comunidad durante el siguiente año Un individuo al responder sobre su DAP, ésta debería reflejar los costos evitados de incurrir en un tratamiento médico, así como la pérdida de ingresos a causa de la enfermedad y los costos implícitos en el sufrimiento de estar enfermo (Hammit, 2000). El VEV se calcularía como el cociente entre la disposición a pagar y la reducción del riesgo específico de muerte (Jones –Lee, 1989).
Este concepto de “disponibilidad a pagar” por disminuir el riesgo de muerte fue sugerido por Schelling (1968), pero fue formalmente introducido en 1974 con un trabajo de Jones-Lee (1974). El resultado teórico más importante de dicha investigación es que, basándose en un modelo estático de utilidad esperada, el VEV equivale al promedio poblacional de las tasas marginales de sustitución entre ingreso y riesgo de muerte. Posteriores avances teóricos han llevado a la construcción de modelos dinámicos de ciclo de vida a partir de los cuales se estudia como varía el VEV según la edad del individuo.
Hammitt y Gram. (1999), han advertido que la validez de los valores estadístico de vida debería juzgarse, sobre la base de la “sensibilidad” de la DAP al tamaño de la reducción del riesgo propuesto.
En esta regla se requiere en primer lugar, que la DAP debe aumentar conforme lo haga la magnitud de la reducción (scope test); y en segundo lugar, dicho aumento debería ser proporcional a la magnitud de la variación propuesta (proportionality test).
Los resultados obtenidos en la mayoría de los estudios de VEV indican que la DAP no observa una adecuada sensibilidad a las variaciones de los niveles de riesgo. Esta insensibilidad pone en duda la validez de los valores obtenidos mediante la aplicación del método de valoración contingente (Beattie et al (1998), Hammitt y Gram. (1999)).
Alternativamente, otro camino para estimar el VEV es transferir valores de estudios ya existentes y realizados en algún otro lugar. Esto se debe principalmente a que el uso de los métodos descritos anteriormente requiere contar con una cantidad de información y experiencia en la materia. El VEV obtenido desde los precios hedónicos o estudios del comportamiento del consumidor son algunas veces transferidos en el contexto de políticas ambientales, asumiendo que las preferencias individuales por ingreso y riesgo no varían con este contexto. La elección de esta alternativa lleva a valores que pueden llegar a estar muy lejanos de la realidad local. Otro problema del método de transferencia es que no suelen tener en cuenta el tipo de riesgo de muerte en cuestión. Por lo tanto, transferir valores de salarios hedónicos para valorar los beneficios de proyectos de reducción de riesgos de muerte por contaminación constituye un error.
La utilidad de cada uno de los métodos dependerá del tipo de riesgo bajo análisis, así como de la finalidad asociada al estudio en cuestión. A priori, no se puede decir que un método es más apropiado que otro.
Morbilidad Para la estimación de la valoración de la morbilidad, se han identificado los componentes que generan cambios en el bienestar, estos componentes deberían sumarse para obtener el cambio total en el bienestar, asumiendo que no hay solapamiento entre las categorías. Los tres componentes incluyen: i) Costos del Tratamiento, que incluye costos médicos pagados por el servicio de salud o la cobertura del seguro, y algunos otros gastos realizados por el individuo o por la familia.
ii) Costo de Oportunidad, son los costos en términos de pérdida de productividad, días de trabajo perdido o de baja laboral y en términos de costos de actividad restringida, días que no se encuentra lo suficientemente mal como acudir al ambulatorio o al hospital para ser tratado, pero su rendimiento no es el habitual.
iii) Desutilidad, otro costo económico y social incluye algunas restricciones sobre la reducción del disfrute o deseo de actividades de ocio, las inconformidades o inconvenientes como son el dolor o sufrimiento, la ansiedad acerca del futuro y los inconvenientes concernientes a todos los miembros de la familia.
Los cambios en bienestar del punto i) y ii) pueden aproximarse utilizando precios de mercado que existentes. La tercera medida que refleja la pérdida de utilidad, puede estimarse utilizando la valoración de la DAP o la disposición a aceptar (DAA) para evitar o compensar por esa pérdida de bienestar asociada con la enfermedad.
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1647 - Investigaciones socioambientales, educativas y humanísticas para el medio rural Por: Miguel Ángel Sámano Rentería y Ramón Rivera Espinosa. (Coordinadores) Este libro es producto del trabajo desarrollado por un grupo interdisciplinario de investigadores integrantes del Instituto de Investigaciones Socioambientales, Educativas y Humanísticas para el Medio Rural (IISEHMER). Libro gratis |
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