1.1 Principales manifestaciones histórico-teóricas en la conformación de la estética de la libertad
1.1.1 El objeto de la estética
En su trayectoria histórico-teórica, una de las tareas fundamentales de la Estética como ciencia ha sido precisar el contenido de sus categorías; su objeto de estudio situado en la categoría de lo bello, ha motivado diversas reflexiones estéticas en la cultura occidental en la trayectoria de su desarrollo. A partir de esta relación peculiar entre el sujeto y el objeto, el tratamiento de “lo bello” ha estado marcado por posiciones que han oscilado entre el objetivismo y el subjetivismo, en la medida en que se haya privilegiado uno de los componentes de la anterior relación.
Teniendo en cuenta el cambio que se manifiesta a partir de la Modernidad en la concepción de lo bello, las tendencias de los estudios estéticos contemporáneos sitúan el origen de la modernidad estética a partir de la obra de Charles Baudelaire y de su teoría del arte, desplegado más tarde en los movimientos de vanguardia, especialmente por el surrealismo. En la Modernidad, algunos enjuiciamientos sobre el concepto tradicional de lo bello han desplazado la concepción del objeto tradicional de la estética hacia la categoría de “lo estético” , de ahí que Guillaume Apollinaire exclamara en su estudio sobre el Cubismo, “la belleza, ese monstruo, no es eterno.”
Adolfo Sánchez Vázquez en su Invitación a la estética (1992) reflexiona sobre el desplazamiento, en su opinión, del objeto de estudio de la estética como ciencia: “Si la Estética no puede dejar de tener presente la historia real y si otros valores estéticos desplazan al de lo bello, no puede hacer de este su objeto central […]. La Estética no puede definirse como la ciencia de lo bello.” En coincidencia con esta tesis, muchos teóricos de la Estética la conciben, en su evolución universal e histórica, como la teoría general de lo estético; concepción que es considerada como una conquista de la sensibilidad estética contemporánea, al retomar determinados presupuestos estéticos formulados en el siglo XX, en especial las propuestas de Jan Mukařovský sobre el significado de lo estético, de Mijail Bajtin por el carácter dialógico de la recepción artística y de Umberto Eco por su concepto de “obra abierta”, entre otros teóricos.
Se asume así la tesis sobre la Estética que no la identifica exclusivamente con su enfoque tradicional como teoría de lo bello, ni por lo artístico escindido de lo estético ; sino, asumido en toda su complejidad y totalidad, como estética abierta , al interrelacionarse lo estético con lo extraestético, lo artístico con lo extrartístico, ya que las funciones extraestéticas constituyen fuentes para la creación, y se encuentran presentes de manera indisoluble en el producto artístico dado su complejo entramado, si se acepta que el arte no se agota en lo estético, ni lo estético en el arte, por su enfoque transdisciplinar y complejo.
La Estética, como totalidad, al ocuparse teóricamente del arte, de sus manifestaciones y de las experiencias del hombre en su relación con éste, tiene la misión, en esta reflexión
sobre la creación, del esclarecimiento de los conceptos implicados en los juicios críticos. Resulta pertinente la opinión de Natividad N. Medero en su estudio sobre la reconstrucción del objeto de la Estética cuando expresa en el texto “Teoría estética y arte, una polémica axiológica contemporánea”:
Todo parece indicar que han caducado determinados conceptos y nociones desbordados por la propia evolución de la praxis humana, y de lo que se trata es de redefinir y refuncionalizar los marcos de reflexión. Asumir el desarrollo de nuevas direcciones valorativas en el terreno artístico, de que estas incorporen dimensiones axiológicas otrora marginadas por la égida de lo bello, permitirán un acercamiento más versado al hombre real y a sus experiencias vivenciales. Para encontrar el verdadero sentido a lo estético y a lo artístico.
En consecuencia con el anterior presupuesto, la libertad en sus relaciones y manifestaciones con lo estético, puede expresarse a través de “una estética de la libertad, la cual presupone una libertad estética.” En la trayectoria del pensamiento estético occidental, algunos pensadores valoran la importancia y la eficacia de la estética por las relaciones que se establecen entre el arte y la libertad en su significado estético, y en las formas de revelarse a través de las funciones del arte. Esta ciencia, en su concepción sobre la libertad, ha evolucionado en correspondencia con las épocas y sociedades concretas, paralela al progreso que ha alcanzado la conciencia de la libertad en el hombre, sobre la cultura y el arte.
A partir de la Modernidad, en el pensamiento clásico alemán la reflexión antropológica sobre la libertad ocupa el centro de los estudios epistemológicos y estéticos de filósofos
como I. Kant, F. Schiller, J.G.F. Hegel y F.W.J. Schelling, entre los fundamentales. I. Kant expresó que el hombre, en la medida en que se acerca a la perfección, se hace más libre; F. Schiller identificó la libertad con la belleza en la propuesta de un hombre y de un Estado estéticos; Hegel reflexionó en todos sus textos sobre la libertad, y al respecto expresó: “Pensar es no comportarse como un yo abstracto. En el pensamiento yo soy libre, porque no soy en otro, sino que permanezco en mi mismo” ; en su Fenomenología del espíritu (1804), expone como idea central la relación de la libertad con el conocimiento en su carácter liberador, y en su obra póstuma publicada por sus discípulos, Lecciones de Estética (1835), reconoce la creación artística como un producto de la libertad, la cual se eleva en la búsqueda de la verdad, en la “búsqueda de dios”, de los más hondos intereses de la naturaleza humana en su actividad reflexiva al concebir la libertad como supremo destino del espíritu.
F.W.J. Schelling, en 1809 dedica un texto al estudio de las relaciones de la libertad con la necesidad como esencia humana, Investigaciones sobre la esencia de la libertad y los objetos a ella relacionados ; para Schelling la libertad surge de una necesidad interior de ser libre, no de una obligación, libertad que en lo simbólico se identifica con la luz, y en lo ético con el bien.
Es por ello que para muchos de los pensadores estudiados, la conciencia de la libertad y la conciencia estética se identifican. Por su contenido ideoestético, estas tesis se expresan como una tendencia en el pensamiento estético de algunos teóricos en la estética de la libertad, como un constructo de la Modernidad en el plano de “lo estético”, donde la categoría libertad presupone una concepción estética en su totalidad ―en el arte, en la naturaleza, en la técnica, en la industria, en la vida diaria―, la cual estimula las transformaciones del individuo y su pensamiento emancipatorio.
Constituye un esencial presupuesto teórico-metodológico para esta categoría, la relación entre la estética y la libertad por sus implicaciones en el proceso de la creación artística, como necesidad y posibilidad de elección en la creación; primero, en sus relaciones histórico-culturales, y segundo por los vínculos específicos de la libertad de creación con la necesidad de expresión, y sus manifestaciones en la praxis creativa.
Carlos Marx y algunos estudiosos de su pensamiento estético, valoran la esencia de estas relaciones a partir de la creación de una nueva realidad en la obra artística y de su objetivación, por ser esta una actividad de un carácter eminentemente libre, expresión de las necesidades del artista que no ignora el compromiso social. Las tesis expuestas por Marx y por Engels en sus textos filosóficos, y en sus cartas generaron múltiples interpretaciones en relación con la libertad y la creación, en sus diferentes maneras de manifestarse, no sólo entre los marxistas denominados ortodoxos o los heterodoxos, sino entre pensadores de diversas tendencias filosóficas contemporáneas.
La selección de la categoría estética de la libertad, en este estudio, se expresa como tendencia en algunos pensadores a partir del contenido estético enunciado anteriormente sobre la categoría libertad; como principio de creación a partir de la Modernidad, al asumir la libertad como objetivación artística y manifestación de la vida social del hombre, de su realización humana en su sentido reflexivo sobre el arte y la creación de valores estéticos y de su polifuncionalidad, cuyo antecedente se encuentra en la conocida poiesis griega.
El término estética de la libertad, como se explicó en la Introducción, es empleado por el reconocido esteta francés Raymond Bayer en su clásico texto Historia de la Estética,(1965), al calificar la estética de F. Schiller como “estética de la libertad” , porque en él la libertad no se concreta solo a la elección personal y libre en la creación, sino porque la libertad se expresa como tendencia del pensamiento estético y ético, para la realización y el mejoramiento humano como temática principal; también alude a ella para explicar las tendencias estéticas del pensamiento de autores como el inglés del siglo XVIII, Anthony Ashley Cooper (Conde Shaftesbury) , y sobre el escritor francés símbolo del romanticismo, Víctor Hugo.
En el plano teórico se destacan en el siglo XIX las tesis estética propuesta por
Hegel sobre las relaciones de la creación artística con la libertad, las que
constituyen un paradigma teórico de inestimable valor al situar la esencia del
arte en la libertad, además de la significación que le otorga a esta temática la
estética marxista y otras estéticas contemporáneas.
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