Milka Elena Escalera Chávez
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Es innegable que en los últimos veinte años, se ha prestado considerable atención a las pequeñas y medianas empresas por ser detonadores del desarrollo económico tanto en Japón, Alemania, Estados Unidos, así como en América Latina, y México no ha sido la excepción (Equia, 2000).
El entorno globalizado que ha permitido la entrada de nuevos competidores, así como las graves crisis económicas por las que atravesó nuestro país, han puesto en riesgo la existencia de las PyMES por la falta de factores indispensables para el buen funcionamiento de la organización, que se consideran necesarios para evitar la pérdida de mercados internos, y necesarios para acceder a mercados externos. Leva (2004) sostiene que la capacidad para operar de forma global tiene que ser producida, al igual que la capacidad de coordinación y de control que implican las nuevas tecnologías de la información Efectivamente, la liberalización y los efectos de la competitividad internacional perjudicaron en mayor medida a las pequeñas empresas, mostrando una indudable rentabilidad baja o bien en el cierre de ellas.
La competitividad de un país está ligada primordialmente a la eficacia de los sectores privados. El aumento de los niveles de rentabilidad de la empresa es una forma de desarrollar la capacidad competitiva, pero el empresario mexicano atribuye al gobierno, al sistema financiero y a factores económicos el que su empresa no goce de un alto rendimiento; sin embargo, los elementos organizacionales e individuales representan un papel importante, e incluso fundamental, en la productividad y competitividad de la empresa (Pacheco, 1993).
Rubio y Aragón (2002), en su estudio sobre los factores de éxito en las PyMES ponen de manifiesto que los factores explicativos del éxito competitivo de las PyMES industriales y de servicios de la región de Murcia son: la posición tecnológica de la empresa, la innovación, la calidad del producto o servicio y la capacitación del personal. Con relación a la capacitación del personal mencionan que el fomento de planes de formación para lograr un personal calificado es uno de los factores determinantes del éxito de las PyMES. Además, señalan que el tamaño no es un factor que explique el éxito competitivo de las PyMES.
A partir del conocimiento empírico moderno, los mecanismos evidentes y específicos del éxito o fracaso de las pequeñas y medianas empresas, han sido estudiados desde una variedad de enfoques; se han considerado fundamentalmente dos aspectos referentes al éxito y fracaso de la empresa: los factores organizacional e individual (Duchesneau y Gartner, 1990).
En México, las investigaciones empíricas han reconocido que son múltiples los factores que influyen en el éxito y fracaso de las PyMES. Algunos de los factores capaces de promover estas condiciones incluyen inversiones no productivas, un crecimiento mayor de lo sostenible, problemas de mentalidad empresarial, financiamiento y tamaño de la empresa (Maza, 1993).
Referente al tamaño de la empresa, Coronado (2002), señala que definitivamente es un factor relacionado con la supervivencia de las organizaciones. No obstante, Sanginés (2002) ha estudiado la permanencia de las pequeñas y medianas empresas en México y ha demostrado que persisten porque satisfacen segmentos de mercado y necesidades diferentes a las cubiertas por las grandes empresas.
Ante la globalización que se está viviendo en nuestros tiempos, las empresas tienen que sobrevivir en un mercado muy competido. Para lograr mantenerse, es indispensable contar con tecnologías iguales o mejores que las de la competencia Hamasaki (2002), señala que el uso de la tecnología vino a ser factor clave y fundamental de las estructuras empresariales, convirtiéndose en un actor de mayor influencia sobre las PyMES para su éxito.
Para crecer y tener futuro claro, es necesario que las pequeñas y medianas empresas mantengan la competitividad. De la O Burrola (2002), ha señalado como los principales factores determinantes competitivos que llevan al éxito a la empresa, al sector en el que se ubica, a sus recursos y a su capacidad estratégica. Los resultados del estudio de Fundes México (2003), donde se aplicaron encuestas a ejecutivos de empresas, bancos y dependencias de gobierno, muestran que los factores que contribuyen al éxito o fracaso de las empresas pequeñas y medianas son: la ausencia total de un sistema administrativo, el incumplimiento de los requisitos para obtener financiamiento, la ignorancia del tema fiscal y el manejo inadecuado de recursos.
Con respecto a las variables individuales, Buitrón (1999), evidenció en su estudio sobre las PyMES en México que los dueños y administradores muestran una educación alta y experiencia previa y algunos de ellos han permanecido mucho tiempo en su puesto de trabajo. Con base en las referencias anteriores, surge la primera inquietud para desarrollar en esta investigación misma que trata de identificar los principales factores de éxito percibidos por los dueños o administradores de las pequeñas y medianas empresas en San Luís Potosí.
La apertura económica, empero, también favoreció la aparición de nuevas actitudes. Así, los dueños y administradores han tenido que enfrentar estos nuevos desafíos con creatividad y disciplina empresarial para evitar problemas de permanencia, estabilidad y conservación de la empresa. Como el éxito de una empresa está en función de quien la dirige, se les considera a - propietarios y administradores- personas que desempeñan un papel fundamental en el desarrollo de las unidades económicas. Recientes investigaciones (Frucot y Shearon, 1999, Boone, De Brabander y Hellemans, 2000), han indicado que la variable de personalidad, locus de control, impacta en el desempeño de los dueños y administradores y han comprobado que el comportamiento es fundamental para el logro de dicho desarrollo.
De hecho, la manera y disposición de administrar la pequeña empresa está muy influenciada por la psicología de la persona que la dirige - su personalidad, creencias y actitudes - la cual opera en una relación muy cercana con su entorno y su mercado, a los cuales afecta y al mismo tiempo es afectado por ellos. Por otro lado, ciertos autores hacen mención a una diferencia en el comportamiento de su trabajo entre el dueño o administrador y lo relacionan con su locus de control interno y externo. Rotter (1966) describe el término control interno como la creencia que tienen las personas de que su comportamiento determina aquello que le sucede; por otro lado, el control externo es definido como la creencia de las personas de que los acontecimientos que transcurren en su vida y de los cuales las personas participan, resultan de fuerzas externas.
Por su parte Spector (1982) ha particularizado la teoría anterior y la ha enfocado al trabajo, para diferenciar al dueño del administrador. Define la teoría como la percepción que un individuo posee para ejercer el control con respecto al medio ambiente de su trabajo. Si un individuo cree que los resultados y las recompensas se obtienen por sus propias acciones practicadas en el lugar de trabajo, la persona manifiesta un locus de control interno, sin embargo; cuando las personas creen que los resultados y las recompensas se obtienen por fuerzas externas al medio ambiente del trabajo, el individuo presenta un locus de control externo.
En estudios realizados en relación al locus de control del trabajo, Buitrón (1999) demostró, que entre los dueños y administradores de la pequeña y mediana empresa manufacturera en México no hay evidentemente una diferencia en relación a su locus de control. Con fundamento en esta teoría se buscará identificar el tipo de locus de control que poseen los dueños o administradores de la PyMES de SLP y, además conocer si existe diferencia en su comportamiento en el trabajo derivado de su locus de control y su efecto en las decisiones financieras.
Del mismo modo, la apertura económica de nuestro país cambió fundamentalmente los escenarios, frenó a los dueños y administradores, y el mercado se hizo más competitivo March (1999) menciona que la toma de decisiones financieras apropiadas facilita la puesta en marcha de la empresa y aumenta el nivel de confianza y competitividad, dando como resultado que la toma de decisiones se convirtiera en un factor primordial de ventaja de estas unidades básicas de producción.
No solamente la toma de decisiones relacionadas con la planificación de actividades y el control son un factor de ventaja, sino también las decisiones de inversiones y la selección de las fuentes de financiamiento. En ese mismo sentido, Gallo y Vilaseca (1996) señalan que los recursos financieros de los que disponga la empresa determinarán cuales son los recursos físicos utilizados. Sin embargo, la aversión del dirigente a la pérdida de control hace que estas empresas sean renuentes al financiamiento externo, en consecuencia, tienen menos acceso a obtener recursos financieros, lo que dificulta el crecimiento empresarial.
Así, estas firmas están más inclinadas a desarrollar su actividad en sectores tradicionales que no resulte necesario disponer de gran cantidad de fondos para adquirir recursos específicos y el tamaño de la empresa no juegue un papel fundamental a la hora de competir (Leach, 1999).
También los recursos intangibles, generan ventajas competitivas en la organización (Wernerfelt, 1984); sin embargo, un obstáculo para realizar los cambios que permitan el desarrollo y continuidad de la empresa, es la fuerte autoridad que tiene la figura del dueño o administrador y el largo período que lleva dirigiendo la empresa (Leach, 1999).
En este mismo sentido Hambrick y Mason (1984), Thomas, Clark y Gioia (1993), señalan que la percepción del ejecutivo afecta las decisiones económicas que realiza e indican que las acciones con relación a las estrategias, estructura, desempeño, creación de valor de la empresa cambian de acuerdo a la percepción que tiene el dirigente (Millar, 1987, Miller1990, Daft, Sormunen y Parks, 1998, Dollinger, 1984 citados por Waller y Huber, 1995). Por ello, se ha considerado de suma importancia conocer si en las pequeñas y medianas empresas de San Luís Potosí hay diferencia en la percepción del dirigente para tomar decisiones financieras.
Además, la creación de valor -uno de los principales objetivos de las empresas lucrativas- involucra la toma de decisiones financieras. Para adoptar un pensamiento orientado a crear valor, los gerentes deben de concentrar sus esfuerzos en la toma de decisiones referente al aspecto financiero con el fin de garantizar decisiones financieras adecuadas que favorezcan el logro de dicho objetivo, para garantizar la permanencia de la organización en el competitivo mundo de los negocios y facilitar la gestión de los recursos requeridos para su crecimiento.
Ochoa (2002) señala que la capacidad de generar valor no es un asunto exclusivamente financiero, sino que encuentra sus raíces en la antropología como es sus principios, hábitos, costumbres, valores, así como su disposición al compromiso de la persona que dirige la empresa.
Una compañía con alto porcentaje de creación de valor puede crecer más rápido, pues tiene mejor acceso al mercado de capitales. Del mismo modo obtiene más beneficios porque la compañía es capaz de atraer capital de bajo costo. Este capital, puede entonces ser invertido en actividades que mejoren la creación de valor como brindar mejor servicio al cliente, servicios o productos de mejor calidad y menor costo, entre otros (Spivey Mc Millian, 1999).
Existen diferentes modelos para medir la creación de valor. En esta investigación se utilizó el modelo Valor Económico Agregado (EVA), para identificar las estrategias que generan valor. Las investigaciones empíricas sobre las técnicas de análisis basadas en la creación de valor como EVA, se han enfocado a diversos aspectos: en la toma de decisiones, como indicador de productividad y compensación a los ejecutivos o bien como indicador de desempeño financiero que determine si la empresa está creando valor (Evans, 2000, Biddle, Bowen y Wallacec, 1999).
Sin embargo, son pocas las investigaciones que han relacionado las principales variables que afectan la creación de valor económico agregado (Hall, 2000) y estas investigaciones se han realizado especialmente en empresas que cotizan en bolsas de valores (Calva, 2002).
No obstante, sin importar el tamaño de cualquier organización, la creación de riqueza para el dueño o accionistas es igual de trascendental para todas las empresas cuyo fin principal sea lucrativo. La creación de valor ocurre dentro de la empresa y le permite ser más competitiva, y estar más consolidada para ser un motor de desarrollo económico. En México (Ortega y Villegas, 2004) han definido las principales acciones que afectan la creación de valor con el propósito de deducir si las PyMES están realmente generando dicho valor.
En un país, la competitividad está ligada, primordialmente, a la eficacia de los sectores privados (PyMES). El aumento de los niveles de rentabilidad de la empresa es una forma de desarrollar la capacidad competitiva; pero el empresario mexicano atribuye al gobierno, al sistema financiero y a factores económicos el que su empresa no goce de un alto rendimiento.
En una economía abierta, ocurre que el tamaño del mercado es sustancialmente mayor y las entidades productivas deben especializarse en aquellas áreas con ventajas competitivas. Frente a este contexto, es necesario que las empresas descubran sus prerrogativas respecto de sus competidores y dispongan, desde una perspectiva interna operaciones que mejoren la situación global de la empresa y revelen si la empresa está creando o destruyendo valor para la misma, y del mismo modo desalentar acciones en las áreas que no contribuyan a su crecimiento. (Gutiérrez, 1992; Weston y Brigham, 1994; Copeland, Koller y Murrin, 2000, Brealey y Myers, 2005).
San Luís Potosí, tiene con una economía con un amplio potencial de crecimiento, sus programas están enfocados a integrar a las pequeñas y medianas empresa. La Secretaría de Economía, en coordinación con gobiernos estatales y municipales, banca de desarrollo, banca múltiple, intermediarios financieros especializados y otros organismos, instrumentan la estrategia de acercamiento entre demanda y oferta financiera, con el fin de generar una nueva cultura financiera y lograr el acceso al financiamiento para las PyMEs, en mejores condiciones y con productos competitivos (Romero, 2003).
El sector comercio del estado de San Luís Potosí registró un importante crecimiento, en infraestructura comercial y en el empleo. Según información del Instituto Mexicano del Seguro Social, se registraron un total de 6 mil 203 nuevos empleos en el sector comercio entre Octubre del 2003 y Agosto del presente año, mientras que la cifra anualizada, al cierre de Agosto asciende a 4 mil 613 nuevos derechohabientes en el sector. Ello ha permitido que esta actividad sea el segundo sector productivo más importante, con una participación estimada del 18.3 por ciento en el PIB estatal (Censos Económicos. 2004).
Como señala Colón (2006) se piensa que las PyMES de San Luís Potosí esta en su apogeo y pleno desarrollo porque San Luís Potosí cuenta con diversos proyectos de financiamiento gubernamentales para las PyMES, y ha desarrollado un importante esfuerzo, mediante seminarios especializados en los diferentes sectores empresariales. Sin embargo, este no es el escenario que coexiste, a pesar de que hay muchas empresas beneficiadas por estos programas, la gran mayoría no los conoce o no confían en que sean reales. Al igual que en otros estados de la Republica, la micro pequeña y mediana empresa de este estado presenta muchos problemas para su desarrollo y permanencia, pero todas tienen una sola causa, la falta de una cultura empresarial, la cual incluye una adecuada profesionalización de la administración financiera de estas empresas.
Del análisis de las evidencias teóricas y empíricas, se busca contestar las preguntas de investigación planteadas en la siguiente sección.