Milka Elena Escalera Chávez
Existen diversas metodologías y fórmulas para medir el valor, estas difieren según el país donde se establecen y si la empresa incluye o no alguna restricción (Fernández, 2003). Existen diferentes medidas de valor como EVA (Valor Económico Agregado), el CFROI (Retorno de inversión del flujo de efectivo) RION (Rendimiento sobre la inversión operativa Neta), el GEO (Generación Económica Operativa), entre otros.
En administración, algunos autores han examinado y validado la definición de desempeño con base en las medidas utilizadas en las investigaciones empíricas. Una medida exacta y apropiada es el Valor Económico Agregado. Deeds, Decarolis Cooms (1998) sugieren que el valor económico agregado es una medida superior a las medidas de crecimiento en ventas; éstas producen un resultado desfavorable cuando se pretende medir la cantidad de creación de riqueza para los accionistas.
Por el contrario Worthington y West (2004) ha considerado el valor económico agregado útil en la evaluación y compensación de incentivos, y como una opción a las medidas de la contabilidad tradicional como el precio por acción o el ingreso residual que también se utilizan para evaluar la empresa.
Se puede decir que EVA se pude decir, es una medida que tiene ventaja sobre los indicadores tradicionales de contabilidad ya que permite calcular y evaluar la riqueza generada en la empresa, tomando en cuenta el nivel de riesgo, y aporta elementos para que los inversionistas, accionistas y entidades de crédito puedan tomar decisiones con más conocimiento (Sandoval, 1999).
Tradicionalmente se han utilizado una gran cantidad de indicadores para calcular el valor creado por la empresa. Amat (2000) menciona entre otras medidas el beneficio neto, precio de mercado de las acciones, el dividendo, el flujo de caja, el flujo de caja libre, la rentabilidad del activo y la rentabilidad de los fondos propios, todos son claros y fáciles, sin embargo, presentan limitaciones comunes por ejemplo:
1. No son útiles para cada unidad de negocio dentro de una empresa.
2. La mayoría no animan a realizar inversiones que superen el costo de oportunidad de los accionistas.
3. No consideran el costo del dinero, el riesgo, ni las expectativas a futuro.
4. En general son manipulables y pueden perjudicar a la empresa.
El valor económico agregado ha llegado a ser ampliamente aceptado sobre las medidas usuales como valor presente neto (VPN). El valor presente neto mide el valor actual de la empresa; pero no es útil, por ser una medida estática. Posteriormente Stern Stewart formuló una medida de rendimiento actual el valor económico agregado (Ray, 2001).
Sin embargo, Peixoto (2001) manifiesta que las empresas que utilizan EVA como medida de utilidad económica, no presentan ninguna ventaja sobre las medidas tradicionales de contabilidad como el ingreso neto, retorno del capital o retorno de los activos. Ambas proporcionan la misma información para la evaluar proyectos, motivar y compensar al administrador.
Se utilizó el modelo de EVA para el presente trabajo y, con base en este modelo, determinar si las estrategias utilizadas en las empresas pequeñas y medianas están orientadas a generar valor económico.
3.6.4 Componentes vitales para mejorar el EVA
El objetivo de la toma de decisiones financieras en la empresa, cuyo fin es lucrativo, es maximizar el valor de la empresa y de los accionistas (Damodaran, 2002).
Aznarez y Vilaseca (2005) señalan que una de las grandes decisiones que debe tomar los dirigentes de las empresas es la elección de cuánto financiar la operatividad del negocio con deuda y cuánto con recursos propios. El criterio de decisión debería ser seleccionar aquella estructura de capital que minimice el costo de los recursos que utiliza la empresa. La estructura elegida será entonces la estructura óptima de capital.
Modegliani y Merton Millar (MyM) probaron que en un ambiente financiero sin fricciones, donde no hay impuestos, no hay costos de bancarrota, en donde todos los inversionistas tienen la misma información que la gerencia acerca de las futuras oportunidades de inversión en la empresa, el valor de ella no se ve afectado por su estructura de capital (Ross, Westerfield, y Jordan, 2002).
Esto indica que no existe una estructura óptima entre deuda y capital; es decir, que es indiferente financiar la empresa con deuda, con recursos propios o con una combinación de ambos porque el costo promedio del capital (WACC) será el mismo en cualquier alternativa. Sin embargo, en el mundo real hay muchas fricciones que hacen que el dueño o administrador tenga que elegir entre las diferentes fuentes de financiamiento para invertir en la empresa, entonces, las decisiones de inversión y financiamiento se tornan importantes para aumentar o generar valor en ella.
Con base en la teoría financiera corporativa, hay tres caminos para crear valor:
• Establecer mejores decisiones de inversión.
• Usar una estructura correcta de financiamiento.
• Implantar una política óptima de inversión.
Por otro lado, Hall (2000) analizó los elementos principales que han sido considerados indicadores de mayor impacto para optimizar el valor económico agregado y menciona que es importante y útil examinarlos con la intención de hacer conscientes y formales las decisiones de las personas que ayudan a la organización a conseguir las metas de los accionistas.
Además, es primordial entender con profundidad las variables que más impactan por las siguientes dos razones: en primer lugar, no se puede actuar directamente en la generación de valor y en segundo lugar, a través de estos impulsores, la dirección de la empresa puede establecer estrategias que afecten de manera directa en la generación de valor maximizando, con ello, el valor de los accionistas.
Los componentes que generan valor han sido clasificados por (Copeland, Koller y Murrin, 2000) en tres niveles: 1) Valor genérico (inversiones de capital), 2) unidad de negocio (clientes, productividad) y 3) nivel de operación (capacidad utilizada, costo de cancelación acreedores o deudores).
Amat (2000) explica que se tiene que actuar sobre las variables que puedan tener una influencia directa en la generación de valor y describe tres estrategias básicas para incrementar el valor económico agregado. Las variables que explican o contribuyen a generar valor económico agregado son:
Incrementar las utilidades sin incrementar el capital (figura .3.4).
b) Invertir en nuevos proyectos con un retorno excedente al costo del capital, (Figura 3.5 )
c). Reducir el capital sin reducir las utilidades (figura 3.6).
La aplicación práctica de las variables anteriores depende de cada organización: cada empresa muestra sus propios elementos que contribuyen a crear valor económico. La persona que dirige la empresa puede observarlos, identificarlos y revaluarlos de modo que se puedan mejorar las acciones que proporcionan valor. Las decisiones financieras que efectúa el directivo producen un efecto positivo o negativo sobre esos factores que con el tiempo afectan la riqueza de los accionistas o del dueño.