1.1. Antecedentes
La pequeña y mediana empresa (PYME), constituye un gran número de las unidades económicas que operan en los países desarrollados y también en aquéllos en vías de desarrollo; son reconocidas como altas generadoras de empleo (Meghana, Thorsten y Demerguc-Kunt, 2003) y tienen una importante contribución al producto interno de su país (Chan y Foster, 2001; Analoui y Karami, 2003).
En el caso de México, las PYME han aportado el 67% del total de los empleos generados, y de acuerdo a los resultados del Censo Económico del 2004 publicado por INEGI, también contribuyen con el 42% del Producto Interno Bruto (PIB) del país, medido como el valor agregado de su producción, además de que poseen el 40% del total de los activos fijos.
El Banco Mundial ha considerado importante brindar el apoyo a la PYME dado su papel esencial y estratégico para promover el crecimiento económico, mejorar el nivel de empleo (Meghana, Thorsten y Demerguc-Kunt, 2003; Encinas y Arteaga Melgar, 2007) y contribuir para reducir el nivel de pobreza mediante una mejor distribución de la riqueza. Asimismo, identifica tres consideraciones fundamentales que constituyen la base para el apoyo a las PYME (Thorsten, Demerguc-Kunt y Levine, 2004):
1. Son empresas que elevan el nivel de competencia y el sentido empresarial, beneficiando a la economía mediante eficiencia, innovación y crecimiento de la productividad en general.
2. Son más eficientes y flexibles que otras empresas más grandes, pero la falta de apoyos, entre ellos el financiero, limita su desarrollo.
3. Incrementan la capacidad de generación de empleos muy por encima de las grandes empresas, dado que estas últimas usan el capital generalmente de manera intensiva.
Por otro lado, las PYME son promotoras de las siguientes funciones (Tarka, 2004):
• Productividad
o mediante valor agregado
o creación de riqueza
o incremento de producción
o mejora de calidad.
• Empleo
o más empleos
o mejora de la calidad de los trabajos
o mayor seguridad
o mejores salarios.
• Bienes y servicios
o servicios accesibles
o flexibilidad
o distribución adecuada
• Absorción de trabajo
o desarrollo de habilidades
o creación de oportunidades
o integración con la comunidad
• Beneficios subsidiados
o disminución de la pobreza
o vínculos con la comunidad
o beneficios sociales
Es claro que las PYME tienen una posición estratégica en la economía, por lo que resulta importante identificar cómo llevan a cabo sus procesos de planeación, sobre todo si se toma en cuenta que en algunas investigaciones se ha identificado que aquellas empresas que hacen los ejercicios de planeación estratégica (Armstrong, 1982) tienen mayor probabilidades de subsistir y alcanzar el éxito de acuerdo a los objetivos que se hayan trazado.
Este segmento de empresas es conocido por tener una estructura organizacional muy limitada, en la que el o los dueños son quienes tienen que jugar el papel de director; y por lo mismo, tienen la responsabilidad de hacer el ejercicio de planeación. Varios autores indican al respecto, que la PYME no cuenta con los recursos administrativos ni financieros para elaborar planes estratégicos (Cragg y King, 1988; Watts y Ormsby, 1999).
Soto y Dolan (2004) señalan que la PYME tiene características que le permiten desenvolverse de manera más eficiente que las grandes empresas, éstas son:
• Su elevado grado de flexibilidad
• Su acceso a nuevas formas de distribución
o operar contractualmente con agentes, distibuidores o empresas comerciales
o utilizar asociaciones sectoriales junto con otras empresas
o fomentar alianzas con empresas extranjeras a fin de comercializar en sus mercados
• La motivación e ingenio que son capaces de desarrollar ante la competencia
En el caso de México, las PYME operan bajo la influencia de variables que generan ambientes inciertos, por lo que es poco adecuado pensar que llevan a cabo una planeación estratégica formal. En este ambiente impreciso pueden identificarse varias dimensiones que incluyen dinamismo, complejidad, barreras e incertidumbre (Dress y Beard, 1984). Entiéndase la incertidumbre como la combinación de dinamismo y complejidad (Duncan, 1972).
De acuerdo a la posición de Mintzberg y Waters (1985), la PYME maneja una planeación emergente, que se enriquece con la experiencia y conocimientos de los empresarios. Bajo un ambiente estable o un ambiente cambiante; este activo que poseen los dueños-directores será valorable para el éxito y permanencia de la PYME. La presente investigación está conducida a fin de verificar esta premisa y mostrar que las PYME analizadas aplican este proceso de planeación estratégica emergente y/o adaptativa.
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