Lucrecia Soledad Wagner
Respecto al “hacer política”, si bien los Vecinos Autoconvocados de San Carlos, a diferencia de otros grupos, no se han caracterizado por las discusiones políticas en su interior, con el paso del tiempo reflexionan: “…al ver los trasfondos políticos que tiene todo esto, en cierta manera en San Carlos se hace política, porque estamos oponiéndonos políticamente, fuimos descubriendo otras problemáticas sociales, y otras luchas…”. Reconocen la importancia del debate político, desde la tolerancia. Quienes se han acercado a un espacio político partidario, participan de las reuniones como vecinos, no desde su bandera política. “…Estamos haciendo política porque nos estamos oponiendo a una política de Estado, que seguro sabemos que viene desde los `90, y ha seguido siendo política de Estado la minería, los hechos lo demuestran (…) Se trata de intereses encontrados, los intereses de las multinacionales con los intereses del pueblo (…) Estamos defendiendo nuestra fuente de vida…”, argumentan los autoconvocados de San Carlos.
Por su parte, los Autoconvocados de Tunuyán, como ya fue mencionado, sí reconocieron, desde el inicio, la importancia de la discusión política, y la percepción de que la megaminería era un “conflicto emblemático” del significado del desarrollo para los gobernantes, del modelo que querían imponerle a la sociedad.
El surgimiento de nuevos espacios de participación y el involucramiento de diversas personas en ellos es uno de los resultados más ricos de la movilización que rechazó la megaminería. “…También como en todos los procesos, el tema de la lucha contra la minería fue causa y efecto (…) ha sido efecto de que muchos se conviertan en más activos participantes de la vida social, darse cuenta que uno es un potencial militante, y además de eso, dentro de lo que fue San Carlos, vencimos el escepticismo, de decir ¨no, el poder económico y el poder político manejan todo y no podemos hacer nada¨, acá nos dimos cuenta de que unirse daba resultados, de que una lucha con un ideal de dignidad y de vida se podía llevar adelante..” afirma una autoconvocada. Se venció así, el escepticismo y el individualismo en el que se vive actualmente: “…Ese escepticismo es un poco lo que se trasmite: dejá que todo siga como está porque no se puede cambiar nada. Fue un gran bombazo de optimismo, de pensar que las cosas se pueden cambiar…” añade otro sancarlino, que agrega: “…El primer obstáculo a vencer fue el escepticismo de la gente, la indiferencia, la apatía, la no credibilidad, el descrédito…”.
La toma de conocimiento de otras realidades y otras luchas también es destacada por los autoconvocados, quienes consideran que “…fue un proceso que salió bien, dentro de lo que puede significar, es un granito de arena (…) es entender que cualquier acción individual se iba a sumar a miles de acciones individuales que estaban en toda Latinoamérica y que a lo mejor porque no las conociéramos o no las viéramos no quiere decir que no existían (…) Eso lo convirtió en una gran fuerza...”.
Antes de profundizar en las acciones que organizaron conjuntamente pobladores de diferentes departamentos provinciales y de otras provincias del país, describiremos la gestación de los conflictos en torno a la megaminería en el sur de la provincia. Por un lado, el conflicto existente en el departamento de San Rafael, que tiene una problemática diferente al resto de la provincia: la posible reapertura de “Sierra Pintada”, una mina de uranio. Por el otro, el conflicto iniciado en el distrito sanrafaelino de Punta del Agua, ante la etapa de exploración de proyectos mineros metalíferos, que encontró eco en la población del departamento de General Alvear y en otros distritos sanrafaelinos.