El abordaje del proceso de preparación de los estudiantes de la carrera de Licenciatura en Educación, especialidad Ciencias Exactas presupone tener presente su génesis en la formación independiente de profesores de Física, Matemática y Matemática-Computación.
La síntesis realizada en la obra “Bosquejo histórico de la Educación en Cuba” del investigador García Galló (1978), permitió identificar las primeras acciones de la revolución en materia educativa: la promulgación de la ley 680 del 23/12/59 que crea 10000 plazas de maestros, la conversión en escuelas de 69 cuarteles de la tiranía(1960), la nacionalización de las escuelas privadas (1960), el plan masivo de becas (1961), la Campaña de Alfabetización (1961, año que se proclamó como "Año de la Educación") y la Reforma Universitaria. (1962)
Estas revolucionarias medidas creaban una nueva situación al no contar con los maestros suficientes, que se vio agudizada cuando al triunfo revolucionario más del 50% de los maestros titulados abandonaron el país, lo que derivó las primeras medidas en esta dirección: la creación el 20/4/60 del Instituto de Superación Educacional, Plan de formación de maestros primarios Minas –Topes -Tarará (1962), Brigada de maestros de vanguardia “Frank País”, creación de Institutos Pedagógicos en La Habana, Villa Clara y Santiago de Cuba (1964), formación de maestros primarios (1964) y la creación del destacamento pedagógico Manuel Ascunce Domenech (1972), como respuesta a la necesidad de profesores, motivado por el impetuoso crecimiento de los servicios educacionales.
Este destacamento constituyó la cantera principal de la formación del profesorado cubano; los alumnos graduados de la Secundaria Básica se formaron como profesores de este nivel y de Preuniversitario con un plan de estudios de 5 años. Se resolvía así el problema de la escasez del personal docente en los centros de enseñanza media y fundamentalmente, en las secundarías básicas y preuniversitarios en el campo, construidas como parte de la inmensa obra educativa de la Revolución. Durante esta etapa, la formación inicial de maestros se caracterizó por una fuerte vinculación del estudio con el trabajo, aunque la práctica docente no estaba estructurada en un sistema con actividades precisas y no contemplaba formas de culminación de estudios.
En la Educación Superior ocurrió también un proceso de organización en 1976, que produjo una transformación en la formación del personal docente y surgieron los Institutos Superiores Pedagógicos en los que se inicia la Licenciatura en Educación para las distintas especialidades en todas las provincias del país. Un año más tarde el 31 de marzo, se constituye el Instituto Superior Pedagógico de Pinar del Río, hoy “Rafael María de Mendive”, que venía funcionando como una filial del Instituto Superior Pedagógico “Enrique José Varona” y adscripto a la Sede Universitaria de Pinar del Río.
La consulta bibliográfica sobre el tema, (Mined, 1990; Mendoza, 2001; Moltó, 2004; Calzado, 2004) y el análisis de documentos normativos, permite al autor distinguir etapas claves, que caracterizan el proceso de preparación durante la formación inicial de profesores en nuestro país.
En una primera etapa, desde 1977 hasta 1982 se implementa el Plan de Estudios A, con una duración de 4 años. En el contexto de estas transformaciones, se orienta la preparación de los futuros profesores en cuanto al nivel político ideológico, científico teórico y práctico y con ello se unifica una red de centros con una estructura y bajo una dirección única, se precisaron los objetivos a lograr en la formación de profesores, se aplica la vinculación de la teoría con la práctica y del estudio con el trabajo, a través de las diferentes formas de organización de la enseñanza, se trabaja con ciclos comunes para todas las especialidades. (Ciclo político-ideológico, pedagógico y psicológico, de formación general y de la especialidad).
A pesar de estos logros evidentes, en este plan de estudio subsistían deficiencias, tales como: no respondió a un diagnóstico y pronóstico científicos de la enseñanza, no se logró una total integración sistémica entre las actividades docentes y extradocentes, existía un número excesivo de asignaturas por semestres, era deficiente la articulación horizontal y vertical de las asignaturas y no se atendió suficientemente el desarrollo de habilidades profesionales.
Una segunda etapa entre los años 1982 y 1991, se extendió a cinco años la duración del plan de estudios (Plan B) y en él se perfecciona el modelo del especialista de acuerdo con las exigencias de la sociedad, el sistema de formación práctico docente y la actividad científico estudiantil. Existe una mayor interrelación y secuencia de las disciplinas con sus temas y se eleva la formación científica de los futuros profesores. Este plan inicia la relación entre el ciclo psicopedagógico con las metodologías de las enseñanzas y comenzaron entonces las prácticas especializadas.
En este plan aún subsisten deficiencias, pues se prepondera la adquisición de los conocimientos teóricos en el proceso de preparación y no los de carácter práctico para la solución de problemas profesionales, la política investigativa se diseñaba desde la institución donde se formaban los profesionales, no se concibió un modelo del especialista que permitiera modelar el profesional a que se aspiraba según las exigencias sociales de esos momentos, existieron problemas organizativos en la práctica docente, lo cual ocasionó pobre desarrollo de las habilidades pedagógicas e independencia de los estudiantes en la actividad investigativa e insuficiente orientación y desarrollo profesional.
La tercera etapa comprende el período desde 1990 hasta el curso escolar 2002-2003 con el Plan de Estudios C, con el objetivo de formar, desde el período de la formación inicial, un profesional de un amplío perfil. En tal sentido, en este plan se consideran como componentes para la preparación del profesional la actividad académica, investigativa y laboral, lo que facilita el adecuado vínculo entre las actividades docentes, las prácticas pedagógicas y el trabajo investigativo.
Asimismo, se produce un incremento del componente investigativo y se establece como única forma de culminación de estudios el Trabajo de Diploma. Se evidencia dentro de esta etapa, la necesidad de una integración en grandes áreas del conocimiento en la Secundaria Básica y el Preuniversitario respondiendo a las necesidades formativas de estos niveles de enseñanza y que obliga a un redimensionamiento de la preparación de los profesionales en su proceso de formación.
En la apertura del Tercer Seminario Nacional para Educadores en el curso 2003-2004, se proclamaba la universalización pedagógica de los estudios superiores como un objetivo estratégico de la Batalla de Ideas, que implicaba un nuevo modelo de ormación del profesional de la educación (para muchos, la cuarta revolución educacional) e imponía nuevas funciones a la Universidad Pedagógica del siglo XXI.
Se iniciaba de esta manera la formación de profesores para la educación Secundaria Básica, con un único Profesor General Integral, y para el Preuniversitario en las Carreras de Ciencias Naturales, Humanidades y Ciencias Exactas. Este último reordenamiento se concibió con una concepción curricular disciplinar modular, diseñado por áreas de integración que favorecen la atención a problemas profesionales, abordados interdisciplinariamente en el proceso de enseñanza - aprendizaje.
El profesor de Ciencias Exactas para el Preuniversitario debe asumir la dirección del proceso de enseñanza - aprendizaje de las asignaturas de Matemática, Física e Informática y aglutina en su preparación el sistema de conocimientos, habilidades, valores y modos de actuación de las formaciones precedentes, volumen de contenidos que indicó posteriormente la necesidad de especialización en una de las asignaturas, lo que se hace a partir del curso escolar 2007-2008 en los 4to y 5to años de la carrera con una duración de cinco años.
La formación de estos profesionales y su proceso de preparación, inicia con la incorporación a la UCP durante su primer y segundo año de la carrera, para luego, a partir del tercer año, acogerse a las nuevas exigencias de la universalización pedagógica en otros contextos de formación.
El resto de los años se ubica al profesor en formación en su práctica pre-profesional en una escuela (microuniversidad) en su municipio de residencia y frente a un grupo de adolescentes a quienes le imparte las asignaturas de Matemática, Física e Informática e incide junto con el resto del colectivo pedagógico, en su formación integral. Su preparación profesional académica se reduce a varios encuentros presenciales en el mes, con continuidad en las microuniversidades (MU) con la ayuda de los profesores tutores y su bibliografía mayoritariamente en forma digital.
Es en las microuniversidades donde debe concretarse fundamentalmente, la formación del profesor a través de la integración académica, laboral, investigativa y extensionista y su evaluación se concibe a partir de integrar los criterios del profesor tutor, los profesores a tiempo parcial de la sede pedagógica y la dirección de la microuniversidad, en correspondencia con el nivel de desarrollo de las habilidades profesionales.
En todo este período, en el caso particular de los pre-profesionales que son objeto de esta investigación, recae un accionar de asignaturas agrupadas en 5 ciclos: de formación general, de fundamentos metodológicos para la enseñanza, de fundamentos ideológicos de la educación, de fundamentos científicos, pedagógicos y didácticos de la educación y de fundamentos científicos de las disciplinas del área.
En esta dirección es apreciable que el énfasis en el ciclo Formación general recae en la asignatura Matemática Básica, dada su prioridad en todos los niveles de educación y por tanto, su funcionabilidad como vía de nivelación para garantizar los núcleos conceptuales esenciales del área.
En el caso de los Fundamentos ideológicos para la educación y Fundamentos científicos de la educación, estos proporcionan al proceso de preparación de este profesional, las herramientas formativas, psicológicas y pedagógicas que acreditan a un profesional para que sea consecuente con los principios políticos e ideológicos propios del sistema socialista y posibilite la transformación de su contexto educativo inmediato. Es importante destacar que es en estos últimos, y como parte de la asignatura de Psicología, que se aborda el proceso motivacional; pero solo en una clase del programa, sin trascender a su desarrollo en el contexto del desempeño profesional.
En tanto, el ciclo Fundamentos metodológicos para la enseñanza, está constituido por las disciplinas y asignaturas: Matemática y su metodología, Física y su metodología e Informática y su metodología, que abarca los tres primeros años de su carrera y delimitan los contenidos y su contextualización en la escuela media, que expresan los principales conceptos, fenómenos, leyes y teorías y su tratamiento didáctico pertinente a la preparación como profesionales en formación.
Es sobre todo en este ciclo, donde, fundamentalmente, se centra la atención en el proceso de resolución de problemas como parte del contenido que se organiza, desde cada una de las disciplinas y asignaturas correspondientes. Esto posibilita, reconocer en este proceso, su papel preponderante dentro de la preparación del estudiante de la carrera Licenciatura en Educación, especialidad Ciencias Exactas como consecuencia de su implicación en el aprendizaje de las ciencias en la escuela media y singularmente en la Educación Preuniversitaria.
El análisis suscitado en este epígrafe permite sintetizar los contenidos pertinentes de la preparación de estos profesionales, como sigue: contenidos axiológicos y culturales, contenidos generales de las Ciencias de la Educación, contenidos de la profesión y contenidos específicos de las ciencias para las que se forman.
Lo anterior revela que el énfasis fundamental apunta hacia el aprendizaje de conocimientos y habilidades y su proceso de enseñanza, lo que significa que al contenido motivacional, también inherente a su preparación, no se le otorga el lugar que le corresponde en esta dirección.
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