LA FORMACIÓN DE HABILIDADES LÓGICAS A TRAVÉS DEL PROCESO DOCENTE-EDUCATIVO
Lizette de la Concepción Pérez Martínez
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En el proceso de formación del hombre, la educación desempeña un papel fundamental, en cada nivel del proceso de enseñanza-aprendizaje, el profesor se apoya en los contenidos ya establecidos, tratando de lograr un proceso dinámico, al considerar al alumno sujeto de la educación.
El convencimiento en profesores y estudiantes de que lo más importante en cualquier disciplina, no es disponer de los contenidos de forma acabada, sino poseer instrumentos para resolver los problemas que se presentan en su vida como profesional debe estar presente, lo que queda sentado cuando expresamos que el mayor efecto está en enseñar a pensar.
Una condición y a la vez un resultado importante del proceso de enseñanza-aprendizaje, mencionado por Febles (21) es la independencia cognoscitiva, sobre esto plantea:
"El desarrollo de la independencia cognoscitiva de los alumnos responde a una necesidad real del mundo moderno. Ningún sistema educativo puede aspirar a proporcionar en las diversas ocupaciones, especialidades o profesiones, los conocimientos acumulados por la humanidad, menos aún, frente a cambios y progresos de la ciencia y la técnica actual. Sólo cabe al futuro graduado con las capacidades, conocimientos y habilidades, esenciales a su trabajo y especialmente enseñarlo a aprender por cuenta propia."
Esto indica la necesidad de la activación del pensamiento en pos del desarrollo de una actividad creadora e independiente, ha de reconocerse entonces, la indisoluble unión de las actividades cognitiva y la afectiva, esta última regula las motivaciones, intereses condicionando al estudiante para una asimilación adecuada de los contenidos, así como las expectativas respecto a éstos en un futuro.
El discurso pedagógico enfocado al aspecto afectivo nos parece más propio de la enseñanza primaria y media en general, pensando, quizás, que los estudiantes de niveles superiores son jóvenes, con mayor grado de independencia y comienzan a rechazar las imposiciones educativas. Enfatizamos la importancia del mismo en la enseñanza universitaria ligada a la correcta formación de la personalidad y el refuerzo de las motivaciones profesionales; claro está, la relación entre las actividades cognitiva y afectiva tiene otro matiz, que debe estar implícito desde el propio diseño del currículo, programas de disciplinas, métodos de clases, medios y la propia evaluación del proceso.
En la Educación Superior, esta línea de pensamiento cobra mayor atención si tenemos en cuenta que es ésta, la última etapa de enseñanza concebida, de forma sistemática en los jóvenes y, por lo tanto la encargada de llevar a feliz término el papel de la educación, como institución, en la conformación final de la personalidad del futuro profesional.
Es común, en este nivel, las exigencias y preocupaciones del claustro por el dominio del sistema de contenidos de las diferentes ramas del saber; enfocadas a lograr niveles altos de profesionalidad, dígase, dominio de los métodos propios de la actuación profesional. Sin embargo, no se incorporan a las exigencias, los análisis de cómo va transcurriendo la formación de la personalidad en su integridad, sobre la base de que las actividades cognoscitiva y afectiva conforman una unidad.
Es la correcta dirección de la actividad afectiva a través del desarrollo del proceso enseñanza-aprendizaje el objeto de nuestra siguiente reflexión.
El hombre interacciona con el mundo exterior en función de satisfacer sus necesidades, pero no queda exento de sus influencias; el sujeto refleja los aspectos de la realidad, sus relaciones con los elementos que los rodean, afectando éstos finalmente su actividad, este proceso es cíclico.
Esto fue expresado por Rubinstein (22) de la manera siguiente:
"Los procesos afectivos surgen en virtud de que los fenómenos y objetos reflejados por el individuo afectan a las necesidades e intereses de este último y expresan su actitud respecto a dichos objetos y fenómenos. A su vez, los fenómenos psíquicos afectivos se subdividen en 1) tendencias, inclinaciones, deseos y 2) emociones y sentimientos. En la regulación inductora, los procesos afectivos participan globalmente, tanto en el primero como en el segundo de sus aspectos".
La educación no sólo contribuye a la formación de las capacidades cognoscitivas, sino que, además y como sustento de la primera contribuye al desarrollo de la actividad afectiva de la personalidad, involucrando las motivaciones y vivencias. Estos aspectos que señalamos deben ser más tratados por el claustro de profesores de la educación superior.
Partimos del criterio de que el estudiante que ingresa a la universidad, por lo general, es un individuo que manifiesta una fuerte necesidad de realización personal, se motiva por actividades diversas, en el marco de su centro de estudio, es así que la institución debe propiciarle esa posibilidad en función de satisfacer tales expectativas.
Consideramos que la motivación profesional es un aspecto que debe estar presente en ese momento, y le corresponde a la institución reforzarlo a lo largo de su estancia en la Universidad; por supuesto es necesario un análisis del nivel de partida de los intereses de los estudiantes. Resaltamos el criterio de la psicóloga Clara Suárez, (23) cuando expresa: "... la motivación profesional no es una característica que el estudiante universitario trae formada al ingresar a la Universidad, sino que es una cualidad que se debe ir formando a lo largo de toda su preparación como futuro profesional".
Siendo así, la labor de los docentes y, en general del colectivo pedagógico, es aún más relevante, de manera que deba concebirse una estrategia a lo largo de la carrera que garantice el fortalecimiento de este aspecto, que pudiera estar plasmado en el modelo del profesional desde el diseño del proceso formativo y sustentado en actividades curriculares y extracurriculares; centrando la atención en las actividades de carácter académico y en la comunicación profesor - estudiante.
Es la relación profesor - estudiante, a nuestro modo de ver, el eje central, alrededor del cual deben concebirse las incidencias, la creación o reforzamiento de las motivaciones profesionales, promoviendo la actividad afectiva en el quehacer académico.
La actividad afectiva, no se da desligada de la cognoscitiva, no obstante, insistimos generalmente en esta última, sin tener en cuentas, que es posible lograr un aprendizaje óptimo, más significativo, si propiciamos y evidenciamos el vínculo entre ellas.
Por ello, desde las propias disciplinas básicas, que inician la carrera, pudiéramos comenzar a concebir estrategias de vínculos con la labor profesional, en el plano vertical o, analizar como sería la inserción en el plano horizontal con la disciplina principal integradora del año; pensamos que estos vínculos refuerzan el amor a la profesión y las relaciones afectivas hacia los contenidos tratados, que pudieran verse actualmente en un plano muy alejado de la labor profesional. Es importante reconocer la posición de cada disciplina o asignatura en el plano vertical y su tributo a la disciplina principal integradora del año.
Si cada disciplina principal integradora en el año tiene diseñado el problema que resuelve, las disciplinas en este nivel pudieran involucrarse, tratando de resaltar, sin romper la lógica interna de sus contenidos, los elementos que aborda y contribuyen al desarrollo, solución y comprensión del problema profesional que rige la labor profesional en esta etapa.
Los elementos afectivos que señalamos están vinculados con las propias relaciones entre alumnos, alumno - profesor y el alumno con los contenidos.
Pensamos que las relaciones alumno - profesor están bien abordadas por la doctora Clara Suárez, consideramos importante resaltar la necesidad de la comprensión de los fundamentos básicos que se plantean en el artículo mencionado.
La relación alumno - contenido subyace en la relación alumno -profesor (figura 1.4.1). Es evidente que para lograr que el contenido a exponer sea de interés y resulte significativo a nuestros estudiantes, la comunicación juega un papel esencial.
En la comunicación el profesor debe resaltar el vínculo con la profesión, revelar la necesidad de abordar el contenido planteado, la trascendencia para su vida profesional. Han de revelarse vivencias afectivas que pudieran estar relacionadas, emociones y estados de ánimo. Estas vivencias al ser resaltadas logran regular la actuación del sujeto, objeto de aprendizaje en una dirección que tributa a su vida social en general.
ESCUELA
MOTIVACIONES NECESIDADES
INTERESES INCLINACIONES
DESEOS EMOCIONES
VIDA SOCIAL
Esto requiere de lo que pudiéramos retomar como la maestría pedagógica del docente, si bien muchos de nuestros docentes no están formados según concepciones pedagógicas, deben estar impuestos de la necesidad del desarrollo del aspecto afectivo en nuestros estudiantes.
El mismo comienza desde la propia planificación del proceso (Fig. 1.4.2), con la concepción de la interrelación entre las disciplinas y la selección de los contenidos que deben ser objeto de asimilación por parte de los estudiantes; y lo que es más importante, cómo desarrollar los contenidos de manera que logren activar las relaciones entre necesidades y motivaciones, o intereses e inclinaciones. Para ello sugerimos los métodos de enseñanza problémica, los cuales serán tratados en próximos epígrafes.
Estas concepciones se corresponden con las ideas de Ausubel (24), donde el aprendizaje significativo se presenta opuesto al aprendizaje repetitivo o al aprendizaje mecánico.
Sobre esto Cesar Coll plantea:"La idea clave del aprendizaje significativo es que un aprendizaje es significativo cuando lo que se aprende se pone en relación con elementos que yo ya tengo en mi estructura cognoscitiva y se pone en relación de una forma sustantiva y no arbitraria."(25)
De igual manera se refieren a las condiciones de un aprendizaje significativo, planteándose dos condiciones: que el contenido tenga coherencia y estructura interna, esto evidencia el aspecto lógico, y segundo que el estudiante que lo reciba tenga estructuras cognitivas adecuadas de manera que relacione el nuevo contenido con los ya asimilados, este último punto de vista es psicológico.
Si bien estas concepciones constructivitas han sido muy trabajadas en la enseñanza primaria y la media por los autores citados, sus fundamentos resultan evidentemente de gran utilidad para lograr un eficiente proceso de asimilación de los contenidos en los estudiantes de la Educación Superior.
El aprendizaje mecánico o repetitivo no modifica la estructura cognoscitiva del que aprende, sólo se añaden nuevos elementos.
Según investigaciones relacionadas con el desarrollo de habilidades lógicas en la Educación Superior (6) los estudiantes que ingresan a la Educación Superior no tienen formadas las habilidades lógicas como estructuras cognitivas necesarias para su desarrollo en este nivel, se hace imprescindible trabajar en los programas de las disciplinas y planes de estudio, aquellas habilidades o procedimientos lógicos que más se avienen al contenido que se trata, el objetivo sería crearlas o desarrollarlas, esto indiscutiblemente es un paso de avance en la mentalidad de nuestros estudiantes, que los potenciaría para su posterior aplicación dentro de la carrera o una vez graduado.
Los métodos de enseñanza problémica están siendo abordados en nuestro nivel de enseñanza, una variante en este sentido la hemos llamado métodos problémicos diferenciados dirigidos al desarrollo de capacidades cognoscitivas en estudiantes de diferentes desarrollo intelectual que reciben clases en un mismo grupo (6), recomendamos su análisis para su aplicación en clases prácticas o laboratorios.
Un último aspecto que consideramos factor esencial para llevar a vías de hecho, cualquier estrategia concebida dentro de este proceso, es la labor personal del docente, que si bien parte del necesario dominio del contenido propio de la rama del saber que se imparte, esto no sólo garantiza clases de calidad, debe estar impuesto además, de los requerimientos para llevar a cabo un proceso de asimilación eficiente en los estudiantes, el conocimiento del trabajo de dirección del grupo estudiantil, las características personales de cada uno de sus miembros, la superación permanente dirigida a buscar las mejores vías y contenidos que resulten motivantes para despertar el interés de sus estudiantes y propiciar al final el desarrollo de las capacidades cognoscitivas de éstos.
La labor individual del docente debemos verla dentro o enlazada al trabajo en conjunto del claustro de profesores, o sea, la junta de año; debe concebir estrategias educativas que en conjunto sean desarrolladas por los docentes y estudiantes. Pudiéramos entonces, fundamentar un trabajo colectivo bajo la dirección de la junta de año.
La junta de año es la célula que garantiza la formación de valores necesarios a este nivel, valores ligados al contenido propio de las asignaturas, a su formación como miembros de una sociedad, rasgos de honestidad, apreciar al trabajo en colectivo, la ayuda solidaria, la comprensión, el reconocimiento de la labor educativa, así como el desarrollo de su autoestima, lo que pudiera impulsarlos a lograr metas superiores en el orden personal enfocadas a la satisfacción social.
Aquí se localiza la dinámica en la dirección de la formación profesional, se propicia la interacción entre estudiantes, estudiantes y profesores y entre profesores; se discuten los problemas relacionados con el desarrollo del proceso, problemas que inciden en estudiantes problemáticos, estudiantes guías o ejemplos, lo que permite la concepción de una estrategia conjunta, con el conocimiento de particularidades que lleven al desarrollo exitoso del proceso, con el compromiso e interés de todos los involucrados.