LAS DOCTRINAS POLÍTICAS DEL PARTIDO ACCIÓN NACIONAL: DEL FALANGISMO A LA DEMOCRACIA CRISTIANA
Héctor Gómez Peralta
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Introducción:
La historia oficial de Acción Nacional muestra una imagen del partido como si éste hubiera nacido como una opción política pro-democrática, liberal y para defender las libertades ciudadanas frente al autoritarismo priísta. Sirviendo de caja de resonancia a ese planteamiento, desde la academia se ha vuelto hegemónico el planteamiento de que el PAN, desde su génesis, ha sido una oposición leal. Un partido democrático, fiel y leal a la institucionalidad a pesar de las amargas experiencias producto de las alquimias electorales del PRI, desde su origen hasta los años 80. El presente capítulo plantea un escenario más complejo. Se hace un análisis del contexto político y económico en el cual nace el PAN, que estuvo influenciado por el conflicto internacional en el cual surgieron regímenes corporativos (como el de Franco en España) cuya razón de ser era dar una alternativa frente al liberalismo, tanto político como económico. Rechazaban el principio de democracia liberal donde se representan Estados Federados en el Poder Legislativo, y en su lugar los panistas querían la representación corporativa de la sociedad, donde la Cámara de Representantes fuera ocupada por cuerpos colectivos, como la Iglesia, los sindicatos, las organizaciones patronales y de profesionistas.
Se hace una revisión de fuentes documentales, como son los escritos de los principales líderes fundadores de Acción Nacional, así como sus primeros documentos básicos, tanto de doctrina como de acción política, donde se muestra como el ideario panista de la primera hora distaba mucho de ser una oposición leal. El PAN nace con una convicción anti-sistémica y, al terminar la Segunda Guerra Mundial, cuando se perdieron los referentes internacionales y el contexto nacional hacía inviable el proyecto corporativo e hispanista de Gómez Morin, que tenía muy poco de liberal, el partido adoptó una postura de oposición semi-leal, pero ahora bajo el liderazgo de González Luna. A partir de ese momento, aunque el PAN participó dentro del sistema de partido hegemónico, tuvo una postura de auto-aislamiento y ensimismamiento, producto de una posición ambigua frente a la lucha electoral y la colaboración institucional. Tan fue así que desarrolló vínculos, no carentes de conflictos, con el anti-sistémico movimiento sinarquista. La explicación de ese primer cuerpo doctrinario panista, corporativo, hispanista y anti-liberal, es el tema que abordaremos a continuación.
2.1 Antecedentes del movimiento político católico de Acción Nacional
En 1929 se efectuaron los históricos “arreglos” que terminaron con el movimiento armado de los católicos mexicanos frente al nuevo Estado emanado de la revolución. Se trata de la época en que Pío XI buscaba acuerdos con los Estados nacionales con el objetivo de defender “las libertades” de la Iglesia. Dichos “arreglos” consistieron en un armisticio cupular, sin consultar a las bases católicas, acodado por los arzobispos Pascual Díaz y Barreto y Leopoldo Ruíz y Flores -que desplazaron a los a los sectores de la jerarquía católica más intransigentes- con el gobierno de Portes Gil; el clero se comprometía a reanudar el culto y reabrir los templos sin que se satisficieran las demandas cristeras, que consistían en la modificación constitucional de aquellos artículos que restringían la acción y derechos de la Iglesia católica . Con estos arreglos se inicia lo que algunos estudiosos de las relaciones Iglesia-Estado han llamado modus vivendi, la relación entre el Estado y la Iglesia católica luego de la Cristiada, que consistía en cierto apoyo del clero hacia el nuevo régimen revolucionario, desistir de disputarle el control del sindicalismo obrero, y de oponerse a las reformas modernizadoras del Estado, a cambio de que el gobierno cesara tanto de la persecución religiosa como de la educación socialista, y le permitiera a la Iglesia tener sus propias escuelas para impartir educación religiosa .
La manera en como se dio fin a la guerra cristera determinó el rumbo de la lucha de las diferentes organizaciones católicas en las décadas siguientes. La lucha armada no solamente se presentaba como inviable, sino que la misma jerarquía, siguiendo las directrices pontificias, la desalentaba, pues lo que buscaba era un entendimiento con el gobierno .
Lo anterior se tradujo en la reestructuración del movimiento laico puesto que muchos ex-cristeros y miembros de la Liga Defensora de la Libertad Religiosa -integrada en su mayoría por clases medias y altas- se negaban a aceptar la reconciliación con el Estado posrevolucionario. Algunos incluso llegaron al punto de desobedecer a la Jerarquía y retomaron la vía armada, reactivando un movimiento débil y efímero conocido como La Segunda, luchando hasta morir defendiendo sus ideales católicos .
Una de las organizaciones que integraban la Liga era la Confederación Nacional de Estudiantes Católicos de México (CNECM) creada en 1926. Los líderes laicos de esa organización, como Manuel Ulloa Ortiz, Luis Garay, Jesús Pérez Sandí y Jesús Toral Moreno trabajaron con la Jerarquía de la Iglesia en la Ciudad de México para convertir a la CNECM en la Unión Nacional de Estudiantes Católicos (UNEC) en Febrero de 1931 bajo la dirección de los sacerdotes jesuitas Ramón Martínez Silva, Jaime Castiello, Julio Vértiz y Enrique Toroella . La UNEC fue la principal organizadora de la Confederación Iberoamericana de Estudiantes Católicos y anfitriona del primer Congreso Iberoamericano de la Acción Católica Universitaria en la Ciudad de México el 12 de diciembre de 1931. Todo lo anterior tenía el objetivo, por parte de la Jerarquía latinoamericana, de contraatacar el impacto del pensamiento marxista en las universidades. Además, algunos líderes de la UNEC fueron escogidos para asistir al Congreso de Estudiantes Latinoamericanos en Roma en 1934 donde tuvieron contacto con el movimiento Demócrata Cristiano de Venezuela. La UNEC creyó que el liderazgo de la Confederación Nacional de Estudiantes (CNE) de la Universidad Nacional de México era predominantemente marxista, sin embargo crearon células secretas para infiltrar y conquistar a la CNE .
Como mencioné anteriormente, los dirigentes de la UNEC fueron integrantes de La Liga que lideró la guerra cristera. La reacción que tuvo la Jerarquía frente a los intentos de las diversas organizaciones anti-sistema católicas que se negaban a aceptar la reconciliación entre la Iglesia y el Estado (como era el caso de la UNEC), fue tratar de que dichas organizaciones se pusieran bajo la disciplina de una organización creada expresamente con el fin de someterlas al control de la Iglesia en diciembre de 1931 nombrada Consejo de Acción Nacional cuyo nombre hacía referencia a la Acción Católica .
La Jerarquía tenía una doble práctica: una relación pública y abierta de tolerancia y entendimiento con el Estado, y otra secreta de oposición que podía llegar al enfrentamiento. Los arreglos no significaron que la Iglesia se identificara con el Estado ni que renunciara a poner en práctica su propio proyecto de transformación social, sino que se cancelaba la lucha frontal. Ante esa política, en 1932, Manuel Romo de Alba (ex-cristero y miembro de La Liga, comerciante de San Juan de los Lagos, Jalisco e ingeniero agrónomo de profesión), después de un viaje por Alemania, Italia y Portugal, fundó la organización clandestina que tenía por nombre La Legión, cuyo plan era conducir a los católicos, muy lentamente, a la conquista del poder para implantar en México “un orden social gobernado por Cristo Rey” .
La Legión estaba compuesta por un selecto grupo de católicos devotos, normalmente provenientes de congregaciones marianas, entrenados en los “ejercicios espirituales jesuitas” que tomaron votos de lealtad a la Jerarquía y a La Legión .
La Legión estaba organizada en pequeñas células, los miembros de una célula ignoraban quienes eran los miembros de las demás, quienes sí lo sabían y tenían la dirección era el Supremo Consejo, el cual estaba bajo el control de la Jerarquía . La dirección ideológica fue dada por la publicación de la Encíclica Quadragesimo Anno (1931) del Papa Pío XI, un documento que hacía una reivindicación de los gremios y corporaciones que protegían a los individuos y fueron destruidas por el liberalismo, proponiendo un Estado donde tuvieran representación orgánica “tanto el trabajo como el capital” .
La UNEC y La Legión tenían los mismos objetivos: en primer lugar pelear contra el anticlericalismo, después luchar por obtener reformas sociales, para finalmente tomar el poder político. Sin embargo, la cooperación entre ambas resultó muchas veces infructuosa, sobre todo por el rechazo de los miembros de la UNEC hacia las organizaciones secretas y clandestinas.
En 1934, el Comité Episcopal decidió que La Legión era inefectiva en su estructura celular, y la reorganizó en líneas corporativas, en comunión con las directrices del pensamiento de Quadragesimo Anno . La nueva organización con modelo corporativo fue bautizada con el nombre de La Base, y fue estructurada en agrupaciones gremiales. Emisarios de La Base buscaron en cada sector de la vida nacional, reclutando mexicanos hacia la causa social-cristiana y adoptando la tradición del sindicalismo católico de años atrás, que organizaba círculos de estudio donde a los miembros se les enseñaba el pensamiento social de las Encíclicas papales. Estaban animados por una particular idea de restauración, la de “restaurar todo en Cristo” de Pío X, entendida como el “reinado de Cristo sobre la tierra” .
Una de las funciones de La Base fue contener el descontento y la rabia de gran parte de la militancia católica que se veía tentada a retomar las armas contra el gobierno al ver aumentar el anticlericalismo y la persecución religiosa entre los años 1931-1937 . El papel de La Base era canalizar el descontento en actividades pacíficas como lo eran manifestaciones y procesiones públicas, así como trabajo local enfocado a conseguir cambios graduales para mejorar la calidad de vida de los trabajadores .
El arzobispo de México Luis María Martínez Rodríguez (1937-1956) fue el liderazgo real de La Base, aunque por la situación de intento de reconciliación por parte de la Iglesia para con el Estado revolucionario, se optaba por mantener oculta la existencia misma de dicha organización, y aún más el hecho de que importantes miembros de la Jerarquía lideraban un movimiento que construía un proyecto social y político alternativo al del Partido Nacional Revolucionario (PNR) . La Iglesia fue bastante cuidadosa al evitar mostrar cualquier conexión con La Base y con las dos organizaciones políticas que se formaron a partir de ella: la Unión Nacional Sinarquista (1937) y el Partido Acción Nacional (1939).
Una fuente confiable para verificar el nexo y el linaje en común de La Base, la UNS y el PAN son las entrevistas que de manera directa Donald Mabry realizó a Luis Calderón, Rafael Preciado y Miguel Estrada Iturbide, importantes miembros fundadores de Acción Nacional, ex-líderes de la UNEC y testigos privilegiados de lo ocurrido en esa época en el corazón mismo de las citadas organizaciones católicas . En esas entrevistas, particularmente las realizadas a Calderón Vega que mostró mayor franqueza y apertura para hablar sobre el tema, se declaró que La Base suministró elementos tanto al movimiento Sinarquista como al Partido Acción Nacional, pero el personal con mayor nivel educativo y más progresista formó al PAN, mientras que las masas campesinas y con un catolicismo más conservador y radical formaron la UNS.
Un ejemplo de lo anterior es el hecho de que Miguel Estrada Iturbide y Salvador Abascal fueron líderes de La Base en Morelia, Michoacán. Aunque ambos eran líderes católicos locales, Estrada Iturbide, como intelectual católico, era cercano al pensamiento Demócrata Cristiano internacional y fue profundamente influenciado por teólogos progresistas y humanistas como Jacques Maritain . Abascal, por el contrario, era anti-semita, simpatizaba con las potencias del Eje y su doctrina política se basaba en una idealización de nuestro pasado colonial; era profundamente intransigente a cualquier elemento moderno que a su juicio era heredero de la reforma protestante o de la revolución francesa . Estrada Iturbide fue uno de los fundadores del PAN y Abascal de la UNS.
Pero La Base no era una organización apolítica y con una preocupación exclusivamente social, sino que estaba planeada para algún día llegar a tomar el lugar de los gobiernos revolucionarios, una vez que la población estuviera adoctrinada con su ideología mediante sus organizaciones secretas. Además del rechazo a ese tipo de acción política clandestina para lograr sus objetivos, varios elementos ideológicos de ciertas organizaciones ligadas a La Base, principalmente “los conejos” y “los tecos” , como el antisemitismo y doctrina integrista, provocaron que los miembros de la UNEC rompieran con las organizaciones secretas en 1937 y se encaminaron a la acción política abierta. La lucha entre los conejos y los tecos contra la UNEC, no era solamente un enfrentamiento entre organizaciones estudiantiles, sino que era la lucha entre dos visiones de hacia dónde debía de dirigirse el movimiento social-católico. Mientras los primeros estaban vinculados a una doctrina cercana a los fascismos, los miembros de la UNEC, futuros líderes del Acción Nacional, eran cercanos a los valores del pluralismo político y la lucha institucional .
Por eso afirmo que si bien el PAN y la UNS son “hijos de la misma madre”, y compartían el objetivo de crear un orden social basado en la DSI, eran al mismo tiempo organizaciones hermanas muy diferentes entre sí, tanto en la conformación social y económica de sus militantes, como en la línea política de sus dirigentes.
El frente anti-comunista:
Aunque el anti-clericalismo del gobierno era motivo suficiente para que las organizaciones católicas estuvieran contra el régimen mexicano durante la década de los 30, el más grande motivo para su lucha por acabar con él era el profundo miedo por parte del catolicismo de esa época (y de algunos ex-revolucionarios como Juan Andrew Almazán) a que México, bajo el gobierno de Lázaro Cárdenas, se volviera una nación comunista . Dicha paranoia fue alimentada por la modificación al artículo 3º de la Constitución Federal que establecía en México la educación socialista. La Iglesia interpretó ese hecho como un intento por reestructurar a la sociedad mexicana de acuerdo a los cánones marxistas .
Otras acciones por parte del gobierno fueron interpretadas por parte de la Iglesia como intentos por parte de Cárdenas de tratar de convertir a México al socialismo y otorgarle a la Iglesia un rol mínimo en la vida nacional. Entre ellas, además de reformar el artículo 3º constitucional, estaba la decisión de colectivizar las plantaciones algodoneras en la región de La Laguna en el norte de México y las henequeneras en Yucatán. El programa de redistribución de la tierra fue modificado en favor de la creación de ejidos, al tiempo que sus trabajadores fueron organizados en la Confederación Nacional Campesina (CNC), perteneciente al partido oficial . El marxista Lombardo Toledano fue comisionado por Cárdenas para crear una unión de trabajadores masiva, la Confederación de Trabajadores de México (CTM), la cual también era miembro oficial del partido del gobierno. Aunque la Iglesia apoyó la nacionalización de los ferrocarriles y la industria petrolera, la decisión por parte de Cárdenas de que la administración de esas instituciones estuviera a cargo de los trabajadores atemorizó a muchos católicos y demás sectores conservadores de la sociedad mexicana. La creación del Partido de la Revolución Mexicana (PRM) en 1938 que se sustentaba en las Confederaciones de masas y el apoyo de Cárdenas a las fuerzas republicanas durante la Guerra Civil Española (1936-1939), fueron interpretadas como indicadores de que se estaba preparando una drástica alteración en la vida de México.
La preocupación, en la mayoría de los casos exagerada por su paranoia anticomunista, por parte de las organizaciones católicas mexicanas sobre el curso de los eventos mencionados, estaba exacerbada por lo que ocurría en el escenario internacional. Ellos veían como la sociedad occidental se veía invadida por dos fuerzas ideológicas que consideraban incompatibles con el pensamiento social-cristiano: el marxismo y el capitalismo liberal. De esas dos ideologías, el marxismo (o comunismo) era considerado el mayor de los males, debido a que era totalitario, materialista, colectivista y ateo, pero sobre todo, por su declarada convicción de convertir por medio de la fuerza a todo el mundo de acuerdo a su doctrina . La revolución bolchevique atemorizó a los tradicionalistas del mundo occidental, con los católicos entre ellos, que veían una relación directa entre el bolchevismo y el incremento del anticlericalismo en varios países durante el periodo entre guerras (1919-1938). Por si fuera poco, la guerra civil española (1936-1939) simbolizó a los ojos de varios católicos mexicanos la lucha del comunismo ateo por destruir la herencia del catolicismo español, de la misma manera las fuerzas de La Falange fueron vistas como las defensoras del catolicismo contra los enemigos de la Iglesia .
Con todo lo anterior las organizaciones católicas que hemos mencionado tenían la percepción de que lo ocurrido en México era un reflejo de la lucha que se libraba a nivel internacional.
En la Europa latina florecieron varios regímenes políticos que trataban de conservar elementos del mundo tradicional que el liberalismo y el socialismo atacaban, como era el caso del catolicismo. El primero de esos regímenes fue el fascismo italiano.
El fascismo estaba basado en un modelo corporativo orgánico cuya construcción teórica se inspiró directamente en el pensamiento neo-tomista . Otros regímenes como el de Getulio Vargas en Brasil, Antonio Salazar en Portugal y Francisco Franco en España contaron con el apoyo de las organizaciones católicas mexicanas debido a que esos tres regímenes protegieron y alentaron a una Iglesia católica que estaba temerosa de la amenaza comunista, al tiempo que implantaron reformas sociales inspiradas en la DSI (al menos en el papel).
El autoritarismo de estos regímenes generaba ciertas reticencias en los católicos con posiciones políticas más tolerantes y moderadas, como lo eran los miembros de la UNEC, pero simpatizaban con su espíritu conservador que preservaba los valores centrales del catolicismo y eran enemigos jurados del comunismo.
Además del enfrentamiento ideológico entre católicos, liberales y comunistas, tanto en México como en el ámbito internacional, otro factor de oposición al gobierno de Lázaro Cárdenas fue que, cuando nace el Partido Acción Nacional (1939) y el sexenio cardenista se encontraba prácticamente en el ocaso, México sufría una profunda crisis económica . El poder adquisitivo de los trabajadores declinó durante la administración cardenista y los capitales abandonaron el país. La comunidad empresarial estaba descontenta por un número excesivo de huelgas apoyadas por las políticas laborales del gobierno. La administración de los ferrocarriles nacionales era un desastre y la inflación creció estrepitosamente. Los campesinos que no fueron dotados de tierra por la reforma agraria clamaban por ella, mientras que los que sí la tenían pugnaban por aquellos elementos que les dieran la oportunidad de trabajarla como crédito e irrigación. La colectivización de los ejidos, que no contaban con infraestructura ni financiamiento, provocó que México disminuyera su producción agrícola y se tuvieran que importar productos alimenticios básicos:
1910 Cosecha de 4 millones toneladas de maíz para 14 millones de habitantes;
1940 Cosecha de 1.68 millones de toneladas de maíz para 20 millones de habitantes;
1931 Cosecha de 136 mil toneladas de frijol;
1940 Cosecha de 105 mil toneladas de frijol;
“Si en 1934-1936 México ha sido autosuficiente en cereales, a partir de 1937 tiene que importar maíz, y el precio de la tonelada pasa de $75 en 1935 a $145 en 1941. La inflación galopa al pasar de 318 millones de pesos en circulación en 1935 a 517.810 millones en 1941” .
Lo anterior hizo que nacieran varios grupos opuestos al régimen de la revolución: aquellos cuyas propiedades fueron disminuidas o extinguidas por el reparto agrario, pequeños propietarios que temían que su tierra pasara a ser ejido, empresarios temerosos al ver surgir al sindicalismo, clases medias que consideraban el énfasis cardenista en los obreros y campesinos como la exclusión de sus intereses y representación , tradicionalistas que interpretaron al indigenismo y la educación socialista como la destrucción de la herencia hispánica, y por último pero no menos importante, aquellos que pensaban que el régimen era autoritario y debería de ser más democrático e incluyente .
Este fue el contexto histórico y político en que se encontraba el movimiento católico en México al nacimiento del Partido Acción Nacional. En las siguientes secciones, dedicadas a los proyectos de doctrina y de partido de Manuel Gómez Morin y Efraín González Luna, veremos cómo los planteamientos políticos de éstos ilustres personajes son resultado directo del ambiente político, nacional e internacional, en el que el movimiento católico se encontraba en las décadas de los 30.