La estructura de las telecomunicaciones para principios de la década de los ochenta había sido el resultado no sólo de la regulación señalada anteriormente, sino también de un conjunto de políticas que incidieron de manera decisiva. Es necesario recordar que se trataba de una industria integrada verticalmente, pese a que en diversos momentos fue cuestionado el monopolio de AT&T, la aceptación de que ésta incluyera no sólo la prestación de servicios sino también la producción de equipo fomentó la transferencia de recursos de uno a otro segmento y, al mismo tiempo, se generaron condiciones para lograr una de las empresas con mayores capacidades de innovación del país y del mundo.
Durante el periodo previo a la ruptura del monopolio, es necesario recordar que las políticas comerciales estadounidenses se caracterizaban por un discurso aperturista, que correspondían a su amplia capacidad productiva y competitiva, destacando en particular las ramas vinculadas a la electrónica, incluyendo las de telecomunicaciones. Sin embargo, como lo señala J. K. Galbraith (1994), esa política comercial era acompañada por un conjunto de instrumentos –como los aranceles compensatorios o el otorgamiento de subsidios– que buscaban defender a sus empresas de las políticas proteccionistas de otros países.
Para el caso de las telecomunicaciones, las políticas que tuvieron mayor incidencia durante el periodo analizado fueron tanto la de competencia –antitrust con el uso de la Ley Sherman– como las tecnológicas y científicas. En el primer caso, he señalado como a lo largo de la etapa de posguerra fue utilizada para establecer un campo de competencia en los servicios de telecomunicaciones, siendo el acuerdo de 1982 el de mayor relevancia. Sin embargo, también fue utilizada para orientar la difusión e innovación tecnológica , dos son los casos citados más importantes:
a) “En 1949 el Departamento de Justicia de EUA presentó una demanda antritrust contra AT&T. Enfrentando esta amenaza para su existencia, AT&T rechazó desarrollar una nueva línea de negocio con la venta comercial de productos de transistor y queriendo evitar cualquier práctica que pudiera llamar la atención a su poder de mercado –tal como el cargo de precios altos para componentes de transistor o licencia de patente–, en abril de 1952, Bell Labs. impulsó un simposio abierto a todos (25 mil dólares de admisión) que reveló la tecnología del transistor de punto de contacto y explicó el progreso en la manufactura del transistor de función. En 1956, la demanda antitrust era archivada a través de un acuerdo de consentimiento, y AT&T restringió sus actividades comerciales a los servicios y equipo de telecomunicaciones. Este acuerdo condujo a AT&T –poseedor de una posición dominante de patentamiento en tecnología de semiconductores– a licenciar sus patentes de semiconductores a tasas nominales para todos, buscando licencias cruzadas en el intercambio para el acceso a sus patentes. Como un resultado, virtualmente cada desarrollo tecnológico importante en la industria era accesible a AT&T y todo lo de patentes en la industria estaba vinculado con AT&T a través de las licencias cruzadas.” (Mowery y Rosenberg, 1998: 125, Traducción propia);
b) el propio acuerdo de 1982, en el cual se estableció una nueva organización de investigación, derivada de los Bell Laboratories y que sería el proveedor de servicios de planeación de redes, servicios de ingeniería aplicada y de sistemas, investigación aplicada y apoyo de sistemas de información (Baughcum, 1990: 85). De manera particular se destaca como una parte de investigadores será trasladado a esa organización:
“Bell Telephone Laboratories performs technological research for the BOCs relating to local exchange services in the area of new services, switching, transmission, distribution, customer premises interfaces and computer technology. It also evaluates computer processors and hardware for suitability of BOC use and evaluates and demonstrates new computer hardware and software. A communications laboratory will be established in the Central Staff Organization with sufficient equipment and personnel to perform these kinds of functions for the BOCs, along with any similar activities that may be needed in the future. This will include, among other things, research in the areas of switching, transmission, distribution, computer technology and communications techniques.” (Brown, 1982: 73).
Por otro lado, si bien la política científico-tecnológica de EUA durante la posguerra se centró en el apoyo a la investigación básica y en el impulso de la investigación vinculada con sus intereses estratégicos –entre ellos se encontraba su lucha por mantener el predominio militar– (Mitchell, 1997), uno de los sectores que mayores beneficios obtuvo fue precisamente el de las telecomunicaciones; esto fue cuando menos en tres aspectos centrales: contratos para investigación, generación de resultados que posteriormente podrían ser aplicados al sector y formación de recursos humanos.
Efectivamente, el estudio del Sistema Nacional de Innovación de Estados Unidos realizado por Mowery y Rosenberg (1989 y 1998) nos muestra no sólo la manera en que la industria electrónica (que incluye la producción de equipo de telecomunicaciones) fue una de las más beneficiadas de las políticas científicas, tecnológicas y militares, sino que además señalan cómo los Bell Laboratories, filial de investigación y desarrollo de la AT&T, recibió una buena cantidad de contratos y financiamiento para la realización de productos que finalmente impactarán a las telecomunicaciones.
En el cuadro 2.3 se muestran el gasto federal en el GIDE, se puede observar que este gasto tenía un mayor peso en la rama de Equipo de telecomunicaciones y componentes electrónicos, y que a pesar de que hay una tendencia general a disminuir el gasto privado, se eleva la participación del gasto federal en la rama con respecto al total del mismo, pasando del 12.9% al 16.3%, en 1958 y 1986 respectivamente.
Una ilustración de la composición del sistema de innovación en el periodo previo a la ruptura la podemos obtener a partir de las patentes otorgadas. Al respecto, sólo tomando las patentes que tenían como prioridad tecnológica a las telecomunicaciones , en 1969 se habían registrado un total de 653 patentes obtenidas por 80 organizaciones –empresas, universidades y gobierno, así como de inventores individuales. En el cuadro 2.4 se agrupan las organizaciones que obtuvieron el mayor número de patentes. Se puede observar que hacia 1969 el predominio innovativo pertenece a la AT&T y sus famosos Bell Labs., concentran el 22.5% de las patentes otorgadas, siguiéndole la ITT con el 8.9% y las dependencias gubernamentales con el 8.9%, en ésta última se están agrupando las patentes que incluyen a las fuerzas aérea, naval y armada, así como al Departamento de Energía y a la NASA. Las universidades e institutos de investigación académica sólo participan marginalmente.
Sin embargo, la situación cambia para 1979, el número de patentes es de 564 y las organizaciones ascienden a un total de 120, continúan la AT&T y la ITT encabezando la lista, pero se incorpora en el tercer lugar Siemens, disminuyendo la participación del Gobierno al 3.0%; las instituciones académicas elevan su modesta aportación al 1.1%. Esas mismas organizaciones y los inventores individuales ahora aportan sólo el 51.1% del total. Concluyendo:
1) existe una diversificación de las organizaciones innovadoras;
2) hay una caída de la actividad de patentamiento (innovación) en las empresas dominantes;
3) el gobierno tiende a disminuir su participación en la actividad de patentamiento; y
4) inicia una mayor participación de las empresas extranjeras.
En eumed.net: |
1647 - Investigaciones socioambientales, educativas y humanísticas para el medio rural Por: Miguel Ángel Sámano Rentería y Ramón Rivera Espinosa. (Coordinadores) Este libro es producto del trabajo desarrollado por un grupo interdisciplinario de investigadores integrantes del Instituto de Investigaciones Socioambientales, Educativas y Humanísticas para el Medio Rural (IISEHMER). Libro gratis |
15 al 28 de febrero |
|
Desafíos de las empresas del siglo XXI | |
15 al 29 de marzo |
|
La Educación en el siglo XXI |