Como se ha señalado, la tercer oleada de innovación tiene como fundamento los desarrollos de dos tecnologías, la digital en la conmutación y la utilización de la luz y las fibras ópticas en la transmisión, ambas podrían ser consideradas como producto de lo que F. Kodama (1991) llama la fusión tecnológica; obviamente existen diversas tecnologías interrelacionadas que también evolucionarán y adquirirán una fuerte presencia o que se convertirán en fundamentales –p. e. las tecnologías inalámbricas y las de satélite–, sin embargo, la digital y la comunicación por fibra óptica sientan las bases para conformar las telecomunicaciones actuales y posibilitan lo que será la convergencia entre distintas tecnologías. A continuación se hace una breve revisión de esas dos tecnologías, con la finalidad de mostrar como se transforman las telecomunicaciones y, al mismo tiempo, lo que será su sistema de innovación. Se inicia con la tecnología de conmutación digital, por ser el eje sobre el cual se reorganizará el sector y posteriormente se verá el caso de la fibra óptica, para concluir con el desarrollo de las tecnologías de gestión de red.
2.1. Los cambios tecnológicos en la conmutación y en el equipo terminal
Hasta la década de los setenta la tecnología analógica era la que predominaba en la función de conexión (conmutación), denominada así a causa de que las señales que se utilizaban tenían una correspondencia directa con los valores de los parámetros acústicos de la voz humana (frecuencia, timbre, etc.), siendo cambiada la energía de ésta a energía eléctrica; por lo cual se dice que existe una "analogía" (Carmona, 1986), además se caracterizaban por su conmutación "espacial", es decir que se lleva a cabo uniendo polos conductores con otros a través de selectores o relevadores. Las centrales (locales, suburbanas y de larga distancia) son automáticas en el sentido de que la conmutación se hace sin la intervención de la operadora; la conmutación analógica era utilizada por distintos tipos de centrales.
El orden que se presenta en el Cuadro 1.1 es a su vez el desarrollo de la tecnología en la conmutación, que tiende a ser cada vez más rápida, menos costosa y con menor interferencia. En términos gráficos se pueden ver más claramente los periodos de desarrollo o lo que podría ser el ciclo de vida de las tecnologías de las centrales telefónicas en el caso de Estados Unidos a partir de 1940, en el gráfico 1.3 se dibujan también las posibles innovaciones con las tecnologías de banda ancha electrónicas y fotónicas, en una prospectiva optimista realizada a principios de la década de los noventa del siglo pasado.
Ahora bien, la primera central electrónica fue instalada en 1965 (siete años antes había comenzado a funcionar la primera central totalmente electrónica, las ESS de la AT&T ) y será hasta mediados de la década siguiente cuando se haga la difusión de las nuevas tecnologías digitales en los países desarrollados, por ejemplo en Estados Unidos el primer sistema de conmutación digital (el ESS No. 4) fue puesto en servicio en 1976, mientras que en Japón será hasta 1982. Como se mencionó, estos sistemas sintetizaban los avances tecnológicos en microelectrónica, computación y física, en particular:
a) la modulación por impulsos codificados (MIC o PCM), desarrollada en el laboratorio parisino de la ITT por A.H. Reeves en 1937 y patentada un año después, sin embargo sólo fue utilizada prácticamente hasta la década de los 60s. con la invención del transistor (Morgan, 1986);
b) el transistor, que fuera inventado en 1948 en los Bell Telephone Laboratories por Bardeen y Brattain; y
c) el sistema por programa almacenado.
De esta manera se puede definir que las centrales digitales o de conmutación temporal son equipos automáticos que llevan a cabo el control así como la conexión a través de circuitos integrados y cuya supervisión y gestión es por medios computarizados. Las ventajas que ofrecen las centrales digitales son muy variadas y amplias: mayores facilidades de operación y mantenimiento, menores tiempos de instalación, ocupan menor espacio, mayores servicios, gestión y control centralizado, menor consumo de energía por línea. La evolución de estas centrales seguirá el camino de profundizar estas ventajas.
Un ejemplo de lo anterior se puede observar con la evolución del sistema AXE de Ericsson, que en 1978 instaló su primer central digital, su desarrollo posterior incluyó la utilización de circuitos integrados de aplicación específica (ASIC, por sus siglas en inglés), en la década de los noventa introdujeron cambios en el hardware y en el software para incrementar la capacidad del procesador central y modificaciones de los procesadores regionales, así como en su arquitectura, la utilización de microprocesadores con mayor potencia y de alto desempeño permitieron una aceleración de la velocidad de procesamiento de datos y comunicación. En esta perspectiva, Ericsson se ha concentrado en el desarrollo de microprocesadores especializados, tratando de utilizar a los proveedores comerciales en aquellos que pueden tener un uso más amplio. De esta forma, el tamaño del hardware se ha reducido entre un 70 y 90%, el cableado de conexión en un 90% y el consumo de electricidad en un 75%, que para los operadores implicarán reducciones en inversión y tiempo de instalación en un 75% (Hägg y Lundqvist, 1997). A través de la apertura de red y del sistema, se busca la interacción con otros nodos o redes y la posibilita para incluir componentes estándares.
Siguiendo con el ejemplo del sistema AXE, dada la diversificación de servicios e infraestructura –que se verá posteriormente– se requieren sistemas que puedan interconectarse con tecnologías y sistemas diferentes, es en este sentido que los nuevos equipos y sistemas de interconexión a finales de los ochenta y principios de los noventa introdujeron la modularidad y la estratificación. Este concepto implica la utilización de interfases, de software específico y que es desarrollado por los productores de equipo, en este caso Ericsson; lo cual ha demandado nuevo hardware, por ejemplo se puede citar el caso del nodo del sistema AXE, que se basa en el desarrollo del concepto GEM Generic Ericsson Magazine, que es un subrack que busca alta capacidad, flexibilidad, escalabilidad, de tal forma que a finales de los noventa se estaba introduciendo el modelo GS890, que sustituía al GS12 (Enderin et al, 2001).
Paralelo a estos desarrollos se avanzaba en la transformación del equipo terminal: aparatos telefónicos y conmutadores privados. Desde la invención del disco de marcar en 1896 hasta el aparato electrónico con teclado en 1963, se dan varios pasos que incluyen la diversificación de los modelos de aparatos (desde los antiquísimos con manivela, pasando por el viejo y pesado aparato negro y llegando hasta los novedosos aparatos actuales, que se combinan con tecnologías inalámbricas y de informática) y el cambio de sus componentes electromecánicos a simples tarjetas microelectrónicas, con integración de funciones cada vez más complejas: memorias, capacidad de rellamada, etc.
Lo mismo sucede con los conmutadores privados, que en 30 años han pasado por cuatro generaciones, siendo uno de los equipos con mayor innovación incremental. Las características de esas generaciones son (Minoli, 1991):
* primera: conexiones electromecánicas, con desarrollo en los años 30-50s;
* segunda: controlados por computadora, conexiones programables, que ofrecen sustancialmente más funciones pero con capacidad limitada debida a la naturaleza de "bloques" de sus dispositivos; sus últimos modelos logran integrar voz y datos por agregación; su ciclo de vida es durante las décadas de los 60-70s.;
* tercera: su arquitectura de "no bloques" le permite completar un sistema digital, integrando voces y datos por diseño y no por agregación; de 1975 a 1983;
* cuarta: integra los productos de los sistemas de cable y de redes locales de acceso en el conmutador, tomando ventaja tanto de las tecnologías de redes como de las de conmutadores privados; esta generación de conmutadores es un conmutador configurado de red digital de servicios integrados; su desarrollo es de 1983 al presente.
El desarrollo de estas tecnologías se ha traducido en productos con mayor capacidad, menor tamaño, gran velocidad, diversidad de funciones, menor costo y mejor manejo. Esto ha permitido que exista una gran diferenciación del producto y de los servicios que se pueden proporcionar.
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