LAS MUJERES BAUTISTAS EN MIAHUATLÁN DE PORFIRIO DÍAZ, OAXACA.

Ángel Christian Luna Alfaro

 

Capítulo VI La Unión Femenil Bautista Misionera Otta G. Walters.

6.1 Preliminares

Antes de entender los aportes y hablar de la Unión Femenil Bautista Misionera Otta G. Walters, nos veremos obligados a indagar sobre los orígenes y fundamentos de la sociedad religiosa bautista, así como mencionar algunos aspectos sobre quién fue ella y sus logros, no sólo como creyente, si no como sujeta histórica. Esto también implica un esfuerzo metodológico para disipar la duda, debido a la carencia de fuentes de investigación que nos puedan plantear confiablemente datos y aspectos del génesis, entre otros testimonios de las y los bautistas, así como de Walters. Este problema se presenta como resultado de la falta de importancia por autoridades de gobierno, religiosas y académicas para rescatar la otra historia, aquella que difiere con lo dictado por las mayorías (lo oficial).

Hasta este apartado procuro incluir y fusionar, tanto implícita como explícitamente, los aportes teórico/referenciales y conceptuales del capítulo I, hasta el número IV, siendo lo expuesto en la quinta sección, el escenario donde se origina esta investigación.

6.2 Las fuentes de estudio

Para el caso de México, existen varios factores que complican las pesquisas en las supuestas sociedades religiosas minoritarias; no podemos negar la influencia aun mayoritaria de un aproximado del 85% de católicos, situación (que va a la baja, con el paso de los años). A esto podemos incluir el hermetismo de las sociedades religiosas para ser estudiadas; este no es un asunto propio de las y los cristianos no católicos, pero si se agudiza en ellos, debido a las persecuciones, intolerancia y violencia que de manera particular experimentan las y los mismos . Este último punto (el metodológico) se resolvió efectuando una serie de entrevistas informales y formales al Pastor de la Iglesia bautista "El Buen pastor", ubicada en Miahuatlán de Porfirio Díaz, Oaxaca, así como otras y otros feligreses de la misma iglesia. Cabe aclarar, que es en esta iglesia donde surge la unión femenil estudiada . Al mismo tiempo, resultó de suma importancia algunos documentos oficiales proporcionados por las y los miembros de la iglesia, libros , folletos, himnarios , la Santa Biblia , revistas , entre otros, fueron los textos y fuentes que me auxiliaron en esta pesquisa.

6.3 Datos, historia y fundamentos de la Iglesia Bautista

El título de bautistas, en un principio, resultó ser un sobrenombre. Primero fueron llamados/as anabaptistas , término que significa "rebautizadores", por el hecho de que, a raíz de la Reforma Protestante en el siglo XVI, hubo algunos disidentes de la Iglesia Católica y de la Iglesia Luterana, especialmente en Suiza, quienes enseñaron el bautismo sólo de creyentes adultos y especialmente por el modo de inmersión. Para sus opositores, la doctrina y la práctica del bautismo fue el aspecto prominente de esa agrupación religiosa. Con el tiempo y hasta el día presente, se les identifica como bautistas, término que ellos han llegado a aceptar como propio, como un distintivo. Sin embargo, no admiten que el bautismo sea su doctrina principal ni exclusiva. Según Henry Vedder (Citado en Anderson, 2004: 11), el vocablo "bautista" como un nombre que describe a un cuerpo de cristianos, se usó por primera vez en idioma inglés en el siglo XVII.

Resulta de interés denotar que el anabaptismo, queda ampliamente estigmatizado, a partir de los sucesos de Münster (Alemania) en 1534. Después del decreto de Carlos V (basado en ley canónica e imperial) basado en la pena capital sin derecho de apelación a las y los anabaptistas y re-bautizados; fue precisamente Münster, el escenario de una persecución concluida en derramamientos de sangre. El hecho provocó que muchos simpatizantes de esta iglesia, prefirieran ser llamados como cristianos.

El mismo Anderson, apoyado de otras fuentes, arguye que se desconoce el origen exacto del nombre "bautista", al menos en su sentido denominacional. Según las fuentes de estudio utilizadas por el mismo autor, el nombre "bautista" aparece primero en Taüfer, Alemania en el siglo XVI, para el siguiente siglo, aparece en Inglaterra, apodo, por cierto, no aceptado dentro de las personas seguidoras de esa fe. Durante el siglo XVIII, el nombre "bautista" adquiere naturalidad entre la feligresía, surgiendo una noción de respetabilidad, entre propios y extraños.

Las y los bautistas se definen a sí mismos como una agrupación numerosa de creyentes cristianos evangélicos (y no protestantes), quienes se han unido voluntariamente en multitud de iglesias locales, reconociendo a Jesucristo como el Salvador del alma y el Señor de la vida. Los bautistas no tienen ninguna organización eclesiástico- jerárquica, ni admiten a ningún individuo como jefe. Afirman que los lazos que les unen son de índole doctrinal, de naturaleza espiritual y de propósito evangelizador y misionero. No reclaman para sí el argumento de la "sucesión apostólica"; tampoco una ininterrumpida y visible continuidad histórica. No se autodenominan una Iglesia Bautista Mundial, con una sede central que imparta directivas, leyes y órdenes. Pueden apoyarse de organismos o convenciones nacionales o internacionales, pero estas no tienen que ser obedecidas, sólo resultan ser un apoyo para ejercer su labor. En nuestros días, nos dice Anderson (2002: 184), los bautistas poseen un fuerte sentido denominacionalista. No aceptan la crítica ecuménica de que el denominacionalismo es el "escándalo del cristianismo; ruinoso, egoísta y pecaminoso". Según los bautistas, la variedad de iglesias producidas por la Reforma, ha traído gran vitalidad, fuerza y progreso al cristianismo. La división ha multiplicado el testimonio y la lucha ha purificado a la verdad . Por otra parte, en virtud del llamado de Cristo a un ministerio mundial (Hechos 1:8), algunos bautistas Norteamericanos siempre han estado activamente involucrados en el ministerio ecuménico tanto a nivel local como en cuerpos tales como el Concilio Nacional de Iglesias de Cristo, el Concilio Mundial de Iglesias y la Alianza Bautista Mundial.

La iglesia bautista, comenzó a asentarse en tierras mexicanas a partir de la década de los sesentas del siglo XIX. Esta labor fue efectuada principalmente por colportores de origen europeo, siendo Diego Thomson uno de los más importantes; él aprovecha hábilmente, mezclar su labor como docente (mediante el método lancasteriano), para vender biblias. Resulta de interés resaltar que las primeras labores de evangelización en México, de parte de la iglesia bautista, estuvieron a cargo mayoritariamente por hombres.

Para 1884, por iniciativa de iglesias del norte de México, se formó la primera asociación bautista mexicana. Al transcurrir esa década, fueron establecidas iglesias en Aguascalientes (1887), Guadalajara (1888), Zacatecas (1888), Orizaba (1892), Toluca (1893), Morelia (1894), Chihuahua (1902) y en otros poblados pequeños. Tanto en Zacatecas (1887) y en Toluca, fueron establecidas escuelas; una para niñas en 1902 y una para niños en 1903 (Scott, 1994: 103).

Como resultado de problemas administrativos y doctrinales, los primeros misioneros extranjeros se ven en la penosa situación de tener que abandonar tierras mexicanas, a este período se lo conoció como el éxodo (1898). Este hecho le trae beneficios los mexicanos, quienes acaban quedando a la cabeza de las iglesias.

A inicios del siglo XX, se comienzan a instaurar planes referentes a implementar obras misioneras en regiones con identificación cultural indígena . Por otra parte, en Toluca, la escuela para niñas (Instituto Anglo-Mexicano) y la escuela para niños (Instituto Central) unieron sus clases en 1903, siendo la primera vez en el sur de México que se realizaban clases unidas de ambos sexos (Scott, 1994: 105).

Tanto en los tiempos de la Revolución Mexicana, como el de la guerra cristera, los bautistas se encuentran en fuego cruzado. La feligresía propia de este credo, se ve obligada a pertenecer, en ocasiones a un bando u al otro, negándose en más de una ocasión, a sucumbir ante lo que moral y éticamente les era impuesto. La problemática se agudiza al presentarse la crisis económica en los Estados Unidos de América, para 1929, aspecto que provoca la disminución de la ayuda monetaria para con las iglesias mexicanas.

Pese a las crisis, la feligresía bautista aumentó, resultado preocupante para el gobierno mexicano. La administración de sacramentos se intentó regular, implementado en el artículo 130 de la Constitución Mexicana, que sólo las personas nacidas en México, podían fungir como ministros, siendo los Estados lo que podían definir el número de los mismos. Para 1934, la iglesia bautista efectúa una reforma muy significativa, instaurando la Convención Nacional, entre otras cosas, la posibilidad de que cualquier miembro de la iglesia tiene el derecho de declarar públicamente sus ideas y expresar conferencias sobre cualquier asunto. De esta manera, todos y todas, nacionales y extranjeros, estaban facultados/as para seguir sus ministerios de predicación y pastoral, siendo el camuflaje perfecto para no ser contabilizados por el gobierno mexicano.

Por si fuera poco, las leyes anti-clericales obligan al cierre de instituciones educativas, demandando, en vez de una educación socialista, en vez e una laica (1926-1934). Fue hasta inicios de la segunda mitad del siglo XX, que las escuelas vuelven a funcionar, siendo importante resaltar que para 1953 esta iglesia, admite mujeres estudiantes en sus seminarios teológicos.

Luís Scott (1994:112) comenta que la Escuela Bíblica Lacy, fue establecida en Oaxaca en 1936. Después de unos años difíciles en que la escuela se mudó a Puebla, después Morelia, posteriormente Guadalajara, regresando finalmente a Oaxaca en 1959. La escuela se convirtió en la punta de lanza para los trabajos de evangelización en zonas indígenas, siendo el territorio oaxaqueño una plaza importante para dicha labor.

Como resultado de diversas luchas de los grupos de poder bautistas, durante la década de los sesenta del pasado siglo, la posición teológica se hace más defensiva y conservadora por parte de esta sociedad religiosa, identificándose doctrinalmente, con los bautistas del sur de Norteamérica. Esta situación de como resultado, entre otras cosas, una pasividad y apatía para los asuntos políticos en México. Precisamente, con esta ideología y postura, llegue Otta Walters.

El trabajo evangelístico efectuad durante las últimas dos décadas del siglo XX da como resultado una considerable presencia en el Estado de Oaxaca. Según el censo INEGI de 2000, cerca de la mitad de las iglesias protestantes históricas son bautistas; su porcentaje es mayor de 10% en 12 municipios. Aunque de las iglesias evangélicas, la más importante es la pentecostal cuya participación es mayor de 42% en Mixistlán de la Reforma, San Sebastián Río Hondo y San Juan Bautista Tlacoatzintepec; en este último caso, más de la mitad de la población profesa dicha doctrina.

6.4 ¿Evangélicos? o ¿protestantes?

A pesar de que la traducción de ambos términos en inglés cuenta con una significación diferente, digamos que no resultan ser una especie de sinónimo, en América Latina se les cita de manera indistinta. En este caso, procuraré referirme a ellos como bien me sugirió el Pastor Carlos Morales, líder de la iglesia que investigué. Él sugiere aplicar el término evangélicos para referirse a los bautistas, ya que ellos no resultan ser una sociedad religiosa heredera directa de la reforma protestante, más bien una disidencia que obra según sus conveniencias en un espacio y tiempo determinado, consolidada para siglo XIX.

6.5 Historia y antropología de las religiones locales

Los primeros pobladores de la Sierra Sur, eran, como el resto de mesoamérica, politeístas. El culto y respeto a la naturaleza fue unas de sus principales características. Como bien se señaló en líneas anteriores, para los zapotecas, el lugar se erigió pensándose como una necrópolis. El culto a la muerte, bien pudo haber sido uno de los principales quehaceres de su vida espiritual y sagrada. Lo que actualmente se conoce sobre la cultura no material de la región (moral, religión, lo sagrado, filosofía, etc.), no es más que meras suposiciones. El lugar no ha sido explorado formalmente y sólo podemos hallar algunos vestigios arqueológicos que nos hace suponer ciertos detalles de lo que fue la vida para los primeros habitantes de la zona. A pesar de que varias personas hablan de tener dentro de sus pertenencias, o haber visto vasijas o figuras y restos de cultura material de antaño, no suelen hacerlo público o reportarlo ante alguna autoridad competente, les da temor que su tierra sea confiscada por el gobierno, por ese motivo. También me comentaron autoridades municipales, que se le ha reportado al INAH para que se hagan las averiguaciones referentes al asunto, pero, a pesar de efectuar una breve revisión de un basamento piramidal ubicada en el barrio del Guexe, la situación no pasó a mayores.

Otro aspectos ya mencionados, tiene que ver con la abundancia de las cuevas o grutas en los alrededores. Desde niños hemos venido a jugar a estas cuevas, y hemos encontrado figuritas y artesanía que tal vez dejaron nuestros antepasados, me comenta Don Luís Gutiérrez, al respecto de sus hallazgos en una de las cuevas circunvecinas a Miahuatlán. La gente, pero sobre todo los viejitos, siguen haciendo sus rituales y cosas allí, dentro de las cuevas, para que les salga bien la cosecha, me dice Elena López, joven preparatoriana miahuateca.

Para el siglo XVI, los españoles inician su empresa formal para evangelizar mesoamérica. Esta labor, en la antigua Antequera, estuvo a cargo de los dominicos, aspectos que se extendió a todo lo que hoy conocemos como el Estado de Oaxaca. Miahuatlán forma parte de la ruta dominica, que se traza, para este caso, de la capital, hasta la costa. A diferencia de la región norte de Oaxaca, las y los pobladores indígenas de la Sierra Sur, no opusieron demasiada resistencia. La conquista espiritual resultó de mayor trascendencia que la bélica. El trabajo de llevar la palabra del Dios cristiano, en su versión católica, no sólo estuvo a cargo de los hombres. Grupos de Monjas de la orden dominica hicieron lo suyo, operando desde la Hacienda de Santa Catalina de Siena y de la Madre de Dios. Las religiosas católicas, han jugado un papel importante en la transmisión de la moral y estilo de vida de la población. Aunque su influencia disminuyó con el paso del tiempo, en la actualidad administran el único colegio privado de la localidad, orgulloso espacio de las familias con más y mejores oportunidades económicas del poblado. Quien tiene a sus hijos e hijas en dicha institución, adquiere un status notable en la ciudad. Uno de los requisitos que se exige para tener a los hijos/as dentro del colegio Miahuatlán, consiste en estar casado por las normas católicas, situación que aspirar a brindar y conservar las buenas formas de la vida miahuateca.

La orden religiosa dominica, no fue la única que incursionó en la región. Para el siglo XIX, las y los jesuitas se enfocaron al terreno de la educación, aspecto un tanto elitista, que desde luego, no tenía acceso toda la población. No existen casos de la presencia de grupos femeninos dominicos, en el poblado, pudiendo hallar en la actualidad, reuniones de mujeres católicas (sin denominaciones aparentes), que se reúnen generalmente para acordar y repartirse labores de limpieza, servicio o de venta en servicios socio-religiosos de la localidad, estando ausente el adoctrinamiento o estudio bíblico.

Asentándose la iglesia principal en la cabecera municipal (Miahuatlán) el resto de los poblados, tomó al lugar como un eje rector de la vida espiritual, religiosa y socioeconómica. Esto, en un principio, e incluso en la actualidad resulta positivo para las y los beneficiados, pero también trajo consecuencias negativas para los bonos católicos. La labor de evangelización católica se descuido en los poblados alejados del eje rector. Esta situación mermó con el pasó del tiempo, provocando un distanciamiento del catolicismo. Los cambios climáticos globales y locales, han aminorado la certidumbre de los ciclos agrícolas que se identificaban desde tiempos del México antiguo. Los cultos que surgieron con estos ciclos, mismos que apoyó y asimiló la iglesia católica, han perdido su importancia y significado ancestral. Los procesos migratorios hacia los Estados Unidos, han agudizado dicha crisis. Las y los migrantes, han adquirido nuevas costumbres y características culturales, entre ellas la religión. Algunos y algunas, se han convertido a otro credo, que les ha resultado más viable para sus circunstancias de vida actuales. En el caso de poblados que se identifican con los usos y costumbres, en el Estado de Oaxaca, algunos ñores se cambian de religión, cuando les toca la cooperación de las fiestas patronales, son mañosos, una vez que se termina el tiempo de la fiesta, se vuelven a lo católico, me comenta Lauro Domínguez, estudiante universitario, quien es oriundo de San Carlos Yautepec, poblado regido por el sistema de usos y costumbres, ubicado a unas 4 horas de Miahuatlán.

La Iglesia Católica hereda varias festividades al poblado, tal es el caso de la celebración de San Andrés Apóstol Mártir, para el 30 de noviembre. San Andrés, fue el primer nombre que los españoles le dieron a la población. Nuestra Señora del Rosario, para el 7 de octubre es otro motivo más para bloquear calles, lanzar cohetes y caminar en procesión por las calles miahuatecas, sin negar manifestación de cierta identificación sincrética ocurrida en el pasado mestizo de la región. En las mismas, se puede apreciar un amplio número de población adulta y senecta, pero brillan por su ausencia las y los jóvenes.

Durante la década de los treintas del siglo XX, las y los evangélicos hacen acto de presencia en la región, iniciando con una médica de origen bautista Otta Gertrudis Walters, nacida en West Virginia (Virginia, Occidental, Estados Unidos de América). Falleció en su lugar natal, casi a los 80 años de edad. Proveniente de un lugar con gran presencia bautista, más de 500 iglesias, a mediados del siglo pasado.

Al arribo del cristianismo no católico, el clima de violencia no se hizo esperar, dando como resultado persecución y en otros casos muerte a las y los seguidores de otro credo. Nos apedreaban la casa, insultaban a mi familia y envenenaban nuestros alimentos, me afirmaba el Pastor de la iglesia Bautista El Buen Pastor, Carlos Morales Mendoza.

Para las fechas mencionadas, comienzan a fundarse escuelas primarias tanto laicas como religiosas en Miahuatlán. También estas décadas se caracterizaron por el inicio de la incursión de grupos cristianos no católicos, como fue el caso de los bautistas, a cargo de la médica Otta G. Walters. Las condiciones de insalubridad, pobreza y marginación de aquellos años (situación que aun no se ha erradicado) provocan el brote de enfermedades epidémicas, escenario que da paso a la llegada de especialistas de la salud, para efectuar su labor en estas tierras. Esta labor efectuada por parte de la médica Walters, la de curar personas, se fusionó con la de predicar el estilo de vida evangélico, en tiempos donde ni los curas querían entrar a evangelizar . Las condiciones precarias en que se encontraban las rutas de acceso terrestre a los poblados de la sierra sur, según comentarios del pastor bautista Morales, provocaban un desinterés por parte de la iglesia católica en mantener a su feligresía. Esto fue bien aprovechado por los bautistas, de tal manera, que para la década de los setentas del siglo XX, la iglesia bautista, el Buen pastor, tiene un crecimiento del 300% .

La Iglesia Bautista, coloca la primera piedra para la incursión de otras sociedades religiosas cristianas no católicas en el poblado. Siendo en segundo término las iglesias pentecostales, las que hacen acto de presencia en la región, para concluir los paracristianismos , como los Testigos de Jehová y Adventistas del séptimo Día.

Las iglesias pentecostales, cuentan con un crecimiento similar al de las de sus similares en el resto del mundo. Se fracturan constantemente para formar más. Son las que cuentan con una mayoría de feligresía en cada uno de sus servicios, formando misiones en diversos hogares, mezclando las reuniones con períodos prolongados de alabanza y adoración, donde grupos musicales interpretan las piezas más comerciales del mundo cristiano evangélico.

El liderazgo, a diferencia de los bautistas, es más carismático, menos preocupado por la enseñanza teológica, pero altamente cargado de dosis emocionalistas, que se manifiestan a lo largo del servicio religioso. Al igual que el resto de sociedades religiosas, cuentan con grupos de mujeres, con funciones más evangelizadoras que de proyección misionera, a diferencia de la madurez en torno a sus conocimientos y argumentos de fe, las mujeres pentecostales siguen, en su mayoría, con un lento crecimiento doctrinal, más presas de preocupaciones de su vida cotidiana, que de poner en acción la teoría y fundamentos aprendidos en sus reuniones.

Las mujeres de iglesias pentecostales son pertenecientes a una clase media baja, donde según mis observaciones, es menor la cantidad de profesionistas. Tanto en los alrededores, como en Miahuatlán, no encontré liderazgos femeninos en las iglesias de este tipo, muy contrario a esto, es normal que se agudiza, según mis informantes, la prédica con una alta carga patriarcal, tradicional y de fomento a la sumisión de la mujer a su esposo.

Para el caso del catolicismo suele ser más plural los tipos de mujeres que asisten, siendo las más comprometidas, las que desarrollan "trabajo doméstico". Los grupos en los que estas últimas se encuentran acostumbradas a laborar, al menos para el caso del poblado citado, se encuentran más encargadas de reproducir lo desarrollado en su vida "privada (hogar)", a niveles sociales, esto se visualiza en las festividades religiosas, donde ellas se encargan de al vendimia, limpieza y orden en las mismas. En general, podemos notar mujeres, que pese a tener largos años de pertenecer a las asociaciones católicas, permanecen con prácticas de lecto/escritura deficiente, con escasas destrezas laborales u oficios desarrollados, así como mínimas nociones de lo escrito en la Biblia.

El censo de INEGI de 2000, nos dice que Miahuatlán contaba con un total de 25 mil católicos/as. Siendo 11, 842 hombres y 13, 158 mujeres.

Es interesante destacar, que las filas de grupos cristianos (católicos y no católicos) son enriquecidos por la presencia de mujeres, las mismas se pueden visualizar en las iglesias y templos, sin su pareja (esposo, concubino, etc.), aunque en ocasiones son acompañadas por sus hijos menores (niños y niñas, desde los recién nacidos, hasta los 10 años aproximadamente), así como adolescentes y jóvenes, preferentemente del sexo femenino.

Esta información no se encuentra actualizada, pese a que si podemos encontrar documentación novedosa del poblado hasta el año 2007, recabada por INEGI. Actualizar estos datos, no ha sido del interés por parte de las autoridades de la región. Las cantidades actuales, a pesar a haber efectuado una pesquisa, siguen siendo difíciles de cuantificar, debido al hermetismo característico de algunas sociedades religiosas de la localidad. A pesar del problema, se llegó a crear una especie de directorio de las sociedades religiosas que cuentan con un espacio físico para efectuar sus cultos o reuniones (iglesias, templos y capillas).

Entre los años 2006 y 2007, pude observar una notoria labor por parte de población joven cristiana evangélica (entre 17 y 25 años, mayoritariamente varones), al organizar conciertos de música pop cristiana. Estos eventos fueron utilizados para evangelizar y atraer a nuevos adeptos, siendo una de las pocas ocasiones en que pude visualizar unión entre jóvenes bautistas y pentecostales, incluso casos aislados de adventistas. Los cantantes que participaron en el citado evento, provenían del D. F.

La iglesia católica no se quedó atrás y para el año 2008 hicieron un evento público similar, justo a un costado de la iglesia principal. Para este caso, la participación de jóvenes era mínima, aunque a esa población estaba dirigido dicho evento. Más bien da la impresión de notar una especie de "acarreo", donde jóvenes de diversas comunidades aledañas asistieron sin noción alguna, resultando una experiencia significativa, pero sin desarrollar un compromiso de carácter religioso-espiritual, a diferencia de los eventos cristianos no católicos.

6.6 Sobre "la femenil"

Las historias y participación de las mujeres bautistas, han sido en la tradición evangélica, una constante. Las mujeres en esta sociedad religiosa, se les permite ser pastoras, además de otros puestos públicos, existiendo varias posibilidades de colaboración, visibilidad y trascendencia, más allá de roles tradicionales tales como madre, esposa, hija, entre otras. Desde finales del siglo XIX, se comienzan a fundar diversas Uniones femeniles bautistas en el país, tal es el caso de la Unión Nacional Femenil Bautista Misionera "Sara Alicia Hale", en tierras regiomontanas. A partir de las primeras décadas del siglo XX, se desata un boom de uniones femeniles bautistas, siendo el norte del país, la región más prolifera al respecto. Desde luego que un factor que provoca dicha fiebre, resulta la influencia norteamericana sobre la cultura del norte de México, así como la mínima influencia católica en tiempos virreinales. La tierra estaba lista, y fácilmente comenzó a propagarse un estilo de vida religiosa que difería con la oficial católica. Las mujeres, en ese sentido comienzan a participar, contagiadas y alentadas por hombres creyentes.

Es en este sentido que pueden figurar mujeres como Otta G. Walters. Ella, médica de profesión y bautista de religión, llega al Estado de Oaxaca, para finales de los años 30 del pasado siglo. Arriba a Puebla en calidad de misionera a principios del siglo XX. "Su carácter y fuerte personalidad hacen difícil su sometimiento ante las autoridades bautistas de los tiempos y lugares donde intentó desarrollar su ministerio", "En ambos lugares tuvo problemas con los superiores, para este caso, eran hombres", me comentó el Pastor Mendoza. En Oaxaca estuvo tanto en capital, como en Ejutla de Crespo (municipio cercano a Miahuatlán de Porfirio Díaz). Es característico de las estructuras verticales, tales como las Iglesias cristianas, que la ausencia de sometimiento a los liderazgos, mayoritariamente masculinos, acarreen problemas y roces con las mujeres que aspiran a iniciativas autónomas.

Acto seguido, llegó a Miahuatlán el día 12 de abril de 1934; tanto el Pastor Mendoza, como su familia, le recuerdan como una mujer incansable, quien fungía con una doble labor, brindar curaciones a las y los enfermos y evangelizar. Los servicios que brindaba Walters, resultaban ser más complejos e integrales, así como menos elitistas, a diferencia de las comunidades de mujeres religiosas católicas. Ella podía reflejar parte de las revoluciones socioculturales ocurridas en los Estados Unidos, una especie de lucha por los espacios de reconocimiento social y/o públicos mayoritariamente presididos por varones, se entretejía en el carácter de la galena, resultando amenazador para los estilos de vida tanto de su espacio natal, como el donde ahora ella fue extranjera.

La educación pública se plantea de manera formal hasta la segunda mitad del siglo XX en Miahuatlán, antes, este aspecto estaba a cargo de una especie de monopolio, comandado por religiosas católicas. Como es de esperarse la educación resultó un privilegio para las familias con más solvencia económica, el resto simplemente quedaba marginado. Este fue un aspecto capitalizado por la médica Walters, quien al mismo tiempo que comunicaba su credo, enseñaba a leer y a escribir, generalmente a mujeres, quienes por afinidad genérica seguían y se identificaban más con la galena.

Esta práctica, la de enseñar a leer y a escribir, se le anexa, una más, la de facilitar ciertos elementos para desarrollar habilidades y destrezas en un oficio. Generalmente estos oficios, ha estado ligados a cuestiones identificadas con el género, en términos tradicionales obviamente. Cocineras, secretarias, afanadoras, enfermeras, entre otros oficios, fueron desarrollados y aprendidos por las mujeres seguidoras de Otta, entre otras bautistas. Aunque los quehaceres ya citados, bien podrían continuar con los roles tradicionales de las mujeres, a los ojos locales, resultaban altamente revolucionarios, así como retadores a las estructuras androcéntricas, donde las mismas, se dedicaban exclusivamente al cuidado de los hijos/as, así como a las labores del hogar y atención del marido.

Cabe aclarar que no todas las mujeres que aprendían un oficio, acababan siendo bautistas. El pastor Mendoza, en torno a lo descrito dice: Mi esposa enseñó a muchas mujeres de Miahuatlán a leer y a escribir, gramática, taquigrafía, inglés, algunas se hicieron de trabajos como secretarias o comerciantes del pueblo, hasta que se casaron. La mayoría no quiso recibir a Jesús como su Salvador, pero siempre nos respetaron y ayudaron a que la cerrazón se las personas cambiara. A la fecha le siguen dando regalos como muestra de su agradecimiento, por lo que ella hizo.

La década de los treintas fue muy agitada en el aspecto laboral y de evangelización para la Dra. Walters y sus simpatizantes. Muchas mujeres colaboran en la coordinación de eventos tales como reuniones de oración y lectura bíblica. Esta labor se comparte con varones: colportores , médicos extranjeros (principalmente de EUA), profesores, líderes religiosos, entre otros.

Según la reseña histórica de la Iglesia Bautista "El Buen Pastor" (s.f.), fue hasta el 14 de abril de 1942, 8 años después del arribo de la Médica Walterss a la región, que se organizó formalmente la Iglesia ya citada, en el documento referenciado, hallamos la siguiente información:

Su primer Pastor fue el Hno. Bulmaro Aranda y sus primeros diáconos: Efrén Arellanes y Gumaro Cruz; la Hna. Guillermina O de García Presidenta de la Femenil, Antonio García superintendente y el joven Faustino Reyes Secretario de la Esc. Dominical.

Al respecto de "la femenil", habrá que aclarar que de esa manera se refieren las y los creyentes de esta iglesia a la Unión femenil Otta G. Walters. La reseña histórica de la iglesia, nos clarifica ciertos aspectos, sobre los primeros años de funcionamiento de la misma en el poblado:

Durante años el crecimiento de la obra fue lento debido a la intolerancia y fanatismo religioso en contra de los hermanos y principalmente contra el Pastor de ese entonces el Hno. Lorenzo Montero Baeza, ex Sacerdote Católico Romano, el templo era frecuentemente apedreado, llegando el Hno. Montero a solicitar un debate público con el sacerdote en turno quién era el que instigaba a sus feligreses en contra del Hno. Este debate sería en presencia de las autoridades municipales para que cesara el hostigamiento, cosa que el sacerdote no aceptó.

La historia de la Iglesia Bautista "El Buen Pastor", estuvo acompañada de sucesos similares al expuesto líneas arriba. Amenazas de muerte, envenenamiento de alimentos, insultos, apedreadas, entre otros aspectos, pavimentaron la sinuosa lucha por las almas por parte de las y los bautistas en Miahuatlán y la región, extendiendo su influencia hasta la costa oaxaqueña. Era de esperarse la reacción violenta por parte de los liderazgos y seguidores/as del catolicismo, la incursión de la iglesia bautista representaba una amenaza al orden y estructura sociocultural de la zona. Es con la llegada de la Iglesia bautista que se comienza a plantear el surgimiento de un campo religioso local, situación que brinda el paso a nuevas propuestas y sociedades religiosas en Miahuatlán.

6.6.1 Las funciones de la Unión Femenil Bautista Misionera Otta G. Walters

La Unión Femenil Bautista Misionera Otta G. Walters, no resulta ser una propuesta original, tanto ésta unión, como la mayoría siguen los lineamientos de la Unión Nacional Femenil bautista Misionera "Sara Alicia Hale", que se organizó para 1919. Poco a poco comenzaron a elaborar y reunir una serie de documentos, guías, folletos y demás fuentes que las utilizarían para plantear su labor de una manera más ordenada y eficaz en su misión de evangelizar al país.

Las uniones femeniles, no son órganos autónomos, al contrario, las mismas dependen de la Iglesia de la cual surgen y a su vez, ellas se encargan de la educación religiosa y moral de niñas, niños y mujeres adolescentes.

Los fundamentos básicos que siguen las uniones femeniles, según la guía para las sociedades femeniles bautistas misioneras (s.f.) son primordialmente cinco: el primero tiene que ver con el fomento a la oración individual y colectiva, en segundo lugar el estudio de la Biblia, mediante programas y revistas, esto se debe hacer a diario. La mayordomía integral resulta ser el tercer aspecto de importancia. Esta la entienden como la necesidad de poner al servicio de Dios los talentos, la vida, el tiempo de cada miembro de la femenil. Al mismo tiempo, en este rubro se enfatiza la importancia de diezmar, y de lo importante que implica transmitir esta actitud a las y los niños. El cuarto punto es la acción misionera. Esto se traduce en lo que ellas denominan como: ganar almas para Cristo, trabajo que se debe compartir con otras mujeres (de diversas edades), niñas y niños. La labor no concluye evangelizando (comunicar lo dicho por Jesús el Cristo), si no también, velar por el crecimiento y adoctrinamiento de las y los creyentes, con la finalidad de que no se desvíen de la fe. En la página 19 de la guía para las sociedades femeniles bautistas misioneras (s.f.) nos clarifica muy bien este rubro: manifestar el compañerismo cristiano, procurando relacionarse con los cristianos indiferentes y que no se han interesado; procurar ayudar a los enfermos y a todas las personas que lo necesiten dentro de la comunidad. Este aspecto citado, resume en gran medida la labor social que desempeña la Unión Femenil Bautista Misionera Otta Walters; el cuidado de las y los enfermos, así como el apoyo moral, social y en ocasiones económico, resulta ser uno de los puntos a favor del trabajo desempeñado por estas mujeres. El quinto aspecto tiene que ver con puntos planteados previamente: Educación misionera de la niñez y la juventud.

6.6.2 Significados y representaciones simbólicas de la Unión Femenil Bautista Misionera Otta G. Walters, en el escenario migratorio regional

Para las mujeres migrantes, o aquellas que se encuentran de paso, son muchos los elementos positivos que brinda o representa el hecho de asistir a la unión femenil Walters. Más que propiciar un cambio religioso, aunque se presenta el mismo, la unión facilita un anclaje social, así como una fuente abundante de identidad y sentimiento de pertenencia ante el impacto y probable incertidumbre que genere un cambio de vida de comunidades con menos de mil habitantes (para algunos casos) a la "gran urbe" de 32 mil personas.

Esto quiere decir que las mujeres no suelen asistir por que quieran o les llame la atención ser bautistas, debido a que los referentes de serlo, son escasos o nulos. Sin negar que muchas lleguen, al menos al servicio religioso general (reunión en el templo), invitadas por algún feligrés (habitualmente mujeres), la identificación con la sociedad religiosa, se adquiere a largo plazo, ya que la aceptación conlleva a múltiples conflictos con la familia, así como las comunidades de las que provienen.

Aceptar ser una mujer bautista, les brinda por una parte estatus social, una especie de distintivo que difiere con el panorama humano inmediato, y por otro, un sentimiento de intolerancia e incomprensión por parte de la familia, amigos, etc., por haber abandonado las tradiciones religiosas que la parentela heredó. Aunque para este último caso, la misma unión proporciona los elementos de cuidado y atención, que auxilian a la creyente, al rasgarse los lazos filiales y afectivos, así como sociales que se presenten.

Las uniones no preparan para emigrar, pero si se encuentran gustosas de recibir a las misioneras de todas partes del mundo. De alguna manera se aplica una especie de metáfora, al considerar que las mujeres que no habían conocido de Jesucristo, andaban "sin pasaporte", "sin nación", "ausente de un propósito en la vida". Ser cristianas bautistas les brinda una nación terrenal, compartida con sus hermanas en Cristo, en todas partes del mundo, les brinda una ciudadanía que tiene validez, aun en "espacios celestiales".

El trabajo de la misión no se plantea, para el caso de esta iglesia, para efectuar labores fuera del país, más bien se centra en las labores de evangelización local o regional. Los alcances son más moderados debido al estado civil de las mujeres que conforman la unión. Debido a que todas deben ser casadas o ser madres (aun sin pareja), difícilmente se pueden considerar largos períodos de ausencia en sus familias.

Las dinámicas laborales desarrolladas al interior de estos subgrupos religiosos, dan a las mujeres ciertas posibilidades de poder desarrollar creatividad, e incluso descubrir habilidades que desconocían de sí mismas. Al mismo tiempo llegan a potenciar ciertas perspectivas que van más allá de los espacios conocidos por ellas mismas, esta convivencia proporciona el intercambio de experiencias de vida que difieren de manera polarizada a lo que ellas creían que era "la vida", e incluso a su idea del funcionamiento del mundo, de las cosas que les rodean, lógica y formas de apropiarse de valores tales como lo verdadero y lo falso.

Por ende, la unión femenil en cuestión, funge como una mezcladora que cataliza las experiencias de vida, de las féminas, no solamente aquellas que tienen que ver con la vida espiritual, si no que con diversos aspectos donde el lugar de proveniencia y los conocimientos adquiridos, toman gran valor en un proceso de educación informal altamente efectivo para las circunstancias de tiempo y lugar.

6.6.3 Etnografía de la reunión

Asistir a los servicios de la Iglesia Bautista "El Buen Pastor" de los días domingos, nunca representó un reto para un servidor. En él pude experimentar apertura y un recibimiento cordial por parte de las y los asistentes. Mi rol de profesor de la única universidad regional, así como mis experiencias previas en el ámbito de temáticas que versaban sobre religión, me facilitó el proceso de digestión institucional. Mis visitas a dicha reunión, se iniciaron de manera esporádica desde el mes de octubre de 2005, agudizándose con el paso del tiempo, la investigación se detuvo hasta mediados de 2008.

En la misma pude observar la participación indistinta por parte de hombres y mujeres, incluso en la manera en que se suelen sentar en las bancas del templo, no se encuentra sexuada. Para el caso de algunas iglesias de corte pentecostal (por poner apenas un ejemplo), se colocan dos hileras de bancas, en una se sientan los hombres y en la otra, las mujeres. En esta iglesia bautista, las dos hileras existen, más otras bancas periféricas, pero no hay conflicto o penalización alguna si hombres y mujeres se sientan en la misma banca.

Al frente, en el estrado, tanto el pastor y su esposa , se colocan en la misma altura. Ambos participan durante los rituales. Inclusive las mujeres participan de manera constante en el servicio religioso. Las intervenciones de ellas consisten en peticiones de oración ante sus necesidades, agradecimientos públicos a su Dios, y la manifestación de sus testimonios de vida, enfatizando las formas en que consideran que Dios les ha auxiliado ante sus necesidades.

A partir del mes de mayo de 2008 , hasta el mes de julio del mismo año, inicié, gracias a la confianza y apertura del pastor Carlos Mendoza, entre otras personalidades de la Iglesia (principalmente mujeres), una visita constante a las reuniones de la Unión Femenil Bautista Misionera Otta G. Walters. La reunión se efectúa todos los días martes, de 6 a 7 p.m. en el segundo piso de la Iglesia.

Ellas suelen llegar tarde a la reunión, la razón suele tener que ver con las labores domésticas que regularmente desempeñan. Es común escuchar comentarios por parte de ellas donde argumentan que se les hace tarde porque no tenían con quien dejar a sus hijos/as, o que debían de darle de comer su marido, entre otras actividades tradicionales de mujeres.

Uno de los requisitos que deben cubrir las asistentes, es que deben estar casadas, o al menos ser mayores de 25 años. Cabe hacer la acotación de que a esta edad, en lugares como Miahuatlán, suele ser muy atípico que una mujer no se encuentre casada o al menos viva en unión libre o concubinato con su pareja. Para el caso de las asistentes, todas a excepción de una, han vivido o viven en compañía de un hombre. Las más jóvenes (entre 25 y 35 años) tienen pareja, la mayoría de las mujeres mayores a la edad señalada, están viudas o separadas (divorciadas). Todas sin excepción, saben leer y escribir; algunas aprendieron el esquema de lecto-escritura como resultado del proceso de evangelización, efectuado principalmente por otra mujer bautista misionera. Son pocas las que cuentan con estudios superiores, así como solvencia económica individual. La mayoría depende del apoyo familiar y de pareja para su subsistencia socioeconómica. Ninguna habla una lengua indígena. Un par de ellas ejercen su profesión y viven del sueldo obtenido de esta dinámica (profesora de preescolar y enfermera). Una buena porción de las asistentes, se dedica a la manufactura y venta de comida (antojitos, comida corrida, etc.). El trabajo domestico, es una actividad que efectúan todas, siendo una porción considerable de mujeres que se dedican al 100% a esta labor. A su vez, la mayoría está involucrada en alguna actividad o servicio de la iglesia, tales como maestra de escuela dominical, limpieza de la iglesia, etc. Al respecto, no reciben una compensación económica por su servicio.

Actualmente son 13 las mujeres que conforman formalmente, a la Unión Femenil Bautista Misionera Otta G. Walters. Ellas se graduaron el 11 de mayo de 2008, en medio de una ceremonia rodeada de un ritual donde se les entregó una especie de cerificado que argumentaba que ellas habían recibido un curso que las capacitaba para ser misioneras. Este es precisamente uno de los objetivos de asistir a la reunión, capacitarse para dar servicio "profesionalizado" a la iglesia. A pesar de existir una comunidad "de planta", existen otras mujeres que asisten regularmente, y otras de manera esporádica.

La reunión tiene secciones determinadas por los fundamentos básicos de las uniones femeniles bautistas misioneras planteados líneas atrás de este escrito. La oración resulta ser el elemento principal de apertura de la reunión. En ese segmento, existe una coordinadora (persona indistinta), quien inicia la oración, pero antes interroga a las presentes, si tienen una petición o necesidad especifica para organizar la oración. Una vez expuestas las peticiones, se encarga a una persona diferente que ore por necesidades de otra. Cuando concluye este segmento, que por lo regular se hace en espacio de unos 10 minutos, se continúa a alabar a Dios, con diversos cánticos incluidos en la literatura de las y los bautistas (himnarios, etc.). Acto seguido, se plantea hablar sobre un tema o aspecto de la vida espiritual cristiana, basado preferentemente en la Biblia. Regularmente, las mujeres que asumen las coordinaciones de cada segmento (oración, lectura de Biblia o alabanza), suelen ser las mismas. A pesar de ser, en ocasiones, más de 10 mujeres que asisten, son las que llevan más tiempo asistiendo, las que más participan y exponen libremente sus ideas e inquietudes.

En cada uno de los momentos o secciones de la reunión, existe una actitud de "presión" por parte de las veteranas, para con las que casi no se animan a participar. En este sentido, habrá que acotar, que ante mi presencia en las reuniones, existe la gran posibilidad de que ellas se hayan sentido cohibidas. A pesar de eso, pude notar, que las tareas que se encomiendan en la reunión, tales como la lectura de la Biblia u otros textos, así como otras tareas, no las suelen hacer. Es aquí cuando las mujeres más comprometidas llaman la atención a las menos involucradas. Considero, que no cuentan con un programa previamente diseñado sobre las lecturas y temas a exponer en la reunión; lo que se puede visualizar es una serie de improvisaciones donde las más experimentadas plantean lo que piensan pertinente.

Mi presencia en las reuniones cambió un poco la dinámica del ritual. En más de una ocasión, me invitaron a compartir temáticas, éstas últimas versaron sobre la situación de las mujeres en el cristianismo; las formas en que se utiliza la Biblia para la opresión femenina, la intolerancia religiosa, el papel de las mujeres cristianas en las sociedades contemporáneas, fueron algunos puntos que se abordaron. El interés y respeto de las presentes no se hizo esperar, hasta que una de ellas manifestó su apatía sobre lo que yo compartía. Ella, una mujer mayor de 40 años, argumentó que sabía lo suficiente sobre los temas y que no le hacía falta escuchar más. Pese a que a más de una estaba interesada en seguir escuchando sobre los temas concernientes a la situación de las mujeres frente al cristianismo, se tuvieron que someter a las mujeres más tradicionales, éstas últimas, no necesariamente mayores de edad, ni de presencia mayoritaria, según me enteré por charlas informales, manifestaron en mi ausencia, su descontento por mi presencia, al igual que su negación por lo que hablaba.

La dinámica de trabajo tuvo que ser interrumpida. Las filas se cerraron y a pesar de que haber brindado mi número telefónico y referencias de mi lugar de trabajo, nadie recurrió a mí. Opté por retirarme de las reuniones y no tocar ni insistir sobre el tema. Esto último me impidió efectuar historias de vida o entrevistas a profundidad. La reacción era de esperarse, me introduje a un espacio de mujeres, donde no solamente se habla o trata aspectos espirituales, si no también "cosas de mujeres". Así que el hecho de que ellas hablen de esos aspectos, en un poblado oaxaqueño, conservador y hermético, frente a un varón foráneo, fue incomodo.

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