Ulises Castro Álvarez
El factor relacionado a la salud de la población representa otro elemento clave en la conformación de la estructura social para el desarrollo. Para el análisis de esta variable en la región en cuestión, se consideran como indicadores el índice de cobertura de servicios del sector salud, el número de unidades médicas en servicio y el número de médicos existentes.
Tomando como fuentes de información a los anuarios estadísticos formulados por el INEGI durante los años de 1996, 2001 y 2006 así como el censo general de población y vivienda de 2000 y lo conteos de población de 1995 y 2005, el índice de cobertura de los servicios de salud promovidos por el sector público calculado como el porcentaje de población derechohabiente con respecto del total de la población en la región, alcanzó el 38.5% en 1995 para incrementarse en un periodo de 10 años al 52.9%, lo que indica que en el año 2005, un 47.1% de la población regional no contaba con acceso a servicios de salud ofertados por alguna institución pública, proporción muy significativa que representa alta vulnerabilidad para la sociedad ya que en caso de enfermedad pone en riesgo parte importante de su ingreso y de su patrimonio.
A pesar de lo anterior, la cobertura de los servicios de salud para la población se ha incrementado de manera importante en los 10 años mencionados, calculándose que este incremento ha sido del 82.2% mucho muy superior al incremento que ha registrado en el mismo periodo la cobertura a nivel estatal que se estima en 24.4%.
Igualmente se observa que la velocidad a la que se ha incrementado la cobertura regional de los servicios públicos de salud, es muy significativa en comparación a la velocidad de crecimiento a nivel del estado ya que a nivel regional ha crecido a una tasa media anual del 6.9%, mientras que a nivel estatal lo ha hecho solamente al 2.5% promedio anual. Esto refleja el esfuerzo del sector público por aumentar los servicios de salud en la región costa sur, sin embargo, también refleja que estos esfuerzos son insuficientes en función del incremento de la población que emigra de otros estados del país y de diversos municipios de Nayarit hacia la región. (Cuadro y gráfica número 40 y 24 respectivamente).
Fuente: Elaboración propia con datos del Censo General de Población y Vivienda de 2000, los Conteos de Población de 1995 y 2005 y de los Anuarios Estadísticos de 1996, 2001 y 2006 del INEGI.
En relación a la tendencia de la creación de las unidades médicas como infraestructura básica para el otorgamiento de los servicios de salud, tomando como fuente de información los anuarios estadísticos del INEGI de 1994 a 2006, se observa que en 15 años el número de estas unidades se ha incrementado en 73.3% al pasar en 1994 de un total de 30 unidades médicas a 52 en el año de 2006, crecimiento realizado a un ritmo que corresponde a una tasa media de anual del 4.7%, lo que corrobora una vez más el esfuerzo realizado por el sector público en la región en esta materia, ya que a nivel estatal el incremento de las unidades médicas ha sido del 59.9% a una tasa media de crecimiento anual del 4.0%. (Cuadro y gráfica números 41 y 25).
El complemento de la capacidad de la infraestructura para el otorgamiento de los servicios de salud es el personal médico, el cual durante el periodo comprendido de 1994 a 2006 en la región costa sur de Nayarit tuvo un comportamiento similar al de las unidades médicas, mostrando un incremento muy significativo del 119.2% muy superior al 65.6% registrado a nivel estatal, con una tasa media de crecimiento anual en la región del 6.8% y del 4.3% a nivel estatal. (Cuadro y Gráficas números 42 y 26).
Con estos elementos puede mencionarse que en materia de salud, el cambio estructural en la región no ha beneficiado el mejoramiento de las condiciones para la población a pesar de que la política de desarrollo social del sector público la ha tomado como prioridad, el fenómeno de crecimiento poblacional causado por la inmigración motivada por la actividad turística y particularmente en las zonas urbanas, se ha convertido en una presión sobre este tipo de servicios rebasando las capacidades existente lo que a la postre, genera estructuras sociales caracterizadas por fuertes disparidades en los niveles de bienestar de la sociedad regional.
3.4. Vivienda.
La vivienda como elemento fundamental en la estructura social para el desarrollo, refleja de manera directa las condiciones de bienestar de la población, es por ello que su análisis es primordial para caracterizar a esta estructura y observar si el cambio de modelo económico ha favorecido efectivamente el desarrollo regional.
Durante el periodo comprendido del año 1970 al año 2000, la tendencia del número total de viviendas en la región costa sur muestra un crecimiento importante y sostenido, particularmente en la última década del periodo. En términos absolutos el número total de viviendas pasó de 10283 en 1970 a un total de 30371 en el año 2000, lo que significa un incremento total del 195.4% que resulta muy por encima del crecimiento de la vivienda total en el estado de Nayarit que para el mismo periodo fue solamente del 128.2%.
La velocidad de crecimiento de la vivienda en la región fue a una tasa media anual de 3.7% durante los 30 años que incluye el periodo de análisis, en tanto que a nivel estatal el crecimiento fue a una tasa media anual del 2.8% durante el mismo periodo. En el comportamiento del crecimiento de la vivienda en la región se refleja muy claramente la influencia de la actividad turística ya que de 1980 a 1990 la velocidad fue a una tasa media de crecimiento anual del 3.2%, y más aún de 1990 a 2000 cuando el turismo ha alcanzado la mayor dinámica en la región, la vivienda creció a una tasa media anual del 4.1%. (Cuadro y Gráfica números 43 y 27).
El crecimiento absoluto del número viviendas en la región pudiera llevar a sugerir un mejoramiento claro del nivel de bienestar en la población, sin embargo, es conveniente revisar algunos factores que permitan observar realmente las condiciones en las que vive la población. En este sentido, al revisar el comportamiento de las viviendas que cuentan solamente con 1 cuarto como distribución, es posible tener un acercamiento a la realidad dado que este indicador manifiesta el grado de hacinamiento y condiciones de vida en la morada de la población, problema que a su vez genera otro tipo de dificultades tales como insalubridad, promiscuidad, etc., que finalmente se traducen en bajos niveles de bienestar.
Durante el periodo de 1970 a 2000 y de acuerdo a los datos censales, se puede verificar que en el estado de Nayarit las viviendas con 1 solo cuarto se redujeron en un -3.3% al pasar de 50266 en 1970 a un total de 48622 en el año 2000, mientras que en la región costa sur ocurrió todo lo contrario, en 1970 se contaba con un total de 5446 viviendas con 1 solo cuarto para llegar a 8270 en el año 2000; representando un incremento del 51.9%, situación indicativa de que una proporción muy importante de la población regional vive en condiciones de hacinamiento. La disminución promedio anual de las viviendas de 1 cuarto en el estado durante los 30 años del periodo en cuestión se registró a una tasa del -0.1% que tampoco es muy significativo pero finalmente es una disminución en contraste con el comportamiento regional en donde el número de viviendas con estas características se vio aumentado a una velocidad representada por una tasa media anual del 1.4%. Esto manifiesta nuevamente la presión existente originada por el incremento explosivo de la población producto del aumento en la actividad turística, misma que como ya se mencionó, durante la década de los 90’s ha tenido uno de sus mayores auges, siendo precisamente en esta década cuando el incremento de las viviendas con 1 solo cuarto fue del 286.3% a una tasa media anual de crecimiento del 16.2%. (Cuadro y gráfica números 44 y 28 respectivamente).
Los datos anteriores llevan a pensar que la fuerte inmigración obliga a la población a establecerse de manera urgente utilizando espacios inadecuados como vivienda.
Al incorporar en el análisis el índice de ocupación de las viviendas, entendido éste como el número de habitantes promedio por cada vivienda, el acercamiento a las condiciones de vida de la población es mayor. Durante el periodo de 1970 a 2000 en la región costa sur, este indicador se mostró favorable al reducirse de 5.72 habitantes por vivienda a 4.11 lo que representa una reducción de densidad de población en cada vivienda, el fenómeno ocurrió en la misma dirección en el nivel estatal donde el índice de ocupación sufrió una reducción similar al pasar de 5.64 habitantes por vivienda en 1970 a 4.14 en el año 2000.
Durante la década de 1970 a 1980, el índice de ocupación de vivienda se redujo en 0.3 habitantes por vivienda, de 1980 a 1990 la reducción fue de 0.6 y de 1990 a 2000 fue de 0.7, situación que muestra el crecimiento de la vivienda en la última década que coincide con el crecimiento de la dinámica turística.
Sin duda, la reducción del índice de ocupación de las viviendas se debe al incremento del número de éstas que inclusive proporcionalmente fue mayor que el incremento del número de ocupantes durante el periodo de análisis, sin embargo, al integrar esta información a la presentada sobre viviendas con un solo cuarto, es posible fortalecer la aseveración de que una proporción muy importante de la población regional vivía en condiciones de hacinamiento, según los datos, puede decirse que la población que habitaba en casi la tercera parte de las viviendas de la región existentes en el año 2000, vivía en condiciones de hacinamiento. Con base al número de viviendas de 1 solo cuarto en ese año, que ascendía a 8270 y el índice de ocupación promedio de 4.1 habitantes por vivienda, puede estimarse que 33907 personas que representaban el 27% de la población total regional vivían en condiciones de hacinamiento. (Cuadro y Gráfica números 45 y 29).
Una característica importante en la vivienda que refleja el nivel de bienestar se encuentra en los materiales de construcción de la misma, al analizar el número de viviendas que durante el periodo en cuestión tenían piso de tierra, se complementan los elementos para determinar si el cambio estructural en la región costa sur de Nayarit ha sido favorable al desarrollo social.
El piso de tierra en la vivienda es un foco de insalubridad en las condiciones de vida de la población y por lo tanto refleja niveles bajos de bienestar. Visto como un problema a resolver en la sociedad, puede decirse que ha habido abatimiento del mismo durante el periodo de 1970 a 2000.
A nivel estatal, se observa que en 1970 el 53.79%, es decir, más de la mitad de las viviendas tenía piso de tierra, para el año 2000 esta proporción bajó al 12.49%, en tanto en la región costa sur; la reducción de la proporción de viviendas con piso de tierra se redujo más radicalmente al pasar del 63.39% en 1970 al 9.27% en el año 2000, observándose que durante las décadas de los 80’s y 90’s (auge del turismo), la reducción del problema ha sido más significativa. (Cuadro y Gráfica números 46 y 30).
De esta manera, puede decirse que el cambio estructural de la región costa sur de Nayarit, se ha manifestado en dos sentidos en las condiciones de la vivienda para la población. El primero representado por un incremento importante del número de viviendas con una menor proporción de éstas con piso de tierra, lo que significa un mejoramiento relativo de las condiciones de vida de la población, sin embargo, el segundo sentido es que el incremento favorable ha sido insuficiente en la medida que el número de viviendas con 1 solo cuarto es muy representativo ya que equivale a casi la tercera parte (27.2%) de las viviendas totales de la región existentes en el año 2000, al igual que el número de viviendas que contaban con piso de tierra (9.3%) lo que sugiere que una proporción relevante de la población vivía en condiciones inadecuadas, representando esto disparidades importantes en la estructura social regional transformada por la dinámica del turismo.