Ulises Castro Álvarez
A pesar de que existen diversas posturas respecto de lo que es el turismo desde una perspectiva científica, éste puede entenderse desde dos planos: a) Como una actividad humana que se refleja en la ausencia pasajera del domicilio habitual por causa psico-físicas, y, b) El equipamiento técnico-económico para facilitar dicha actividad, (Krapf, 1953, p. 25).
Desde estas dos dimensiones, se identifica al turismo tanto en su contexto subjetivo como en su contexto objetivo. La subjetividad determinada por los motivos de los viajes que obedecen a razones que van desde el descanso, la obtención de conocimiento, la búsqueda de la verdad, cuestiones, deportivas religiosas o de salud, las cuales encierran una connotación cultural de donde se desprende el carácter social del fenómeno.
La objetividad involucra los aspectos relacionados con la transportación, el hospedaje, la alimentación y todo lo relacionado con los aspectos físicos tangibles de los viajes, necesarios para poder cumplir con el propósito de alcanzar la estancia temporal en lugares diferentes al domicilio habitual, de esta dimensión del turismo se desprende el carácter económico del fenómeno, (Krapf, 1953).
Muñoz de Escalona, asume el concepto de turismo como el fenómeno donde se involucra el desplazamiento circular que implica el vencimiento de la distancia para llegar de un lugar a otro, situación que produce las relaciones entre los sectores y actividades para satisfacer las necesidades de los individuos que se movilizan, (Muñoz de Escalona, 2004).
Vera y cols. (1997), precisan aspectos que son básicos en el análisis territorial del turismo y que es importante retomar. Primeramente, las características del sistema de producción del turismo que se diferencia de los sistemas productivos de otras actividades económicas, principalmente porque su naturaleza implica la producción y el consumo de bienes y servicio en el lugar donde se desarrolla la actividad, a diferencia por ejemplo de las actividades primarias y la industria que sus principales consumidores se encuentran distantes de donde se producen los bienes que tienen que ser transportados a los mercados de consumo, en el turismo es la demanda la que se traslada a donde se produce el producto turístico, esta característica involucra al turismo en la construcción o modificación de espacios y le otorga particularidades muy especiales desde el punto de vista económico y social.
El análisis económico del fenómeno turístico tradicionalmente se lleva a cabo desde un enfoque de demanda, tomando en consideración los diversos requerimientos de los turistas y que tienen que ver con gran cantidad de sectores y actividades de la estructura económica, su repercusión en la economía es muy importante razón por la que los gobiernos de diversos países han decidido fomentar el turismo como estrategia para el crecimiento económico.
El avance tecnológico en los medios de transporte, las modificaciones sociales que favorecen la existencia de tiempo libre y ocio así como las condiciones políticas que se traducen en acuerdos sobre la movilidad de las personas y del capital, han hecho que el turismo cobre relevancia mundial. En 2004 los ingresos por turismo fueron del orden de los 622 mil millones de dólares estadounidenses, estimándose que la actividad soporta alrededor del 10% del empleo mundial y 10.7% del P.I.B. universal, (OMT, 2005).
Los elementos analizados con anterioridad sugieren que el turismo es un fenómeno de origen social con gran impacto en la economía, en lo político y el medio ambiente, requiere de una base material que le otorga su viabilidad. Esta base material son los excedentes productivos de la sociedad que son apropiados por clases sociales que históricamente de acuerdo a los estadios de desarrollo han sido diferenciadas en estructuras donde las relaciones sociales de producción determinan las formas de apropiación y acumulación.
En suma se puede apreciar que el turismo como fenómeno complejo, tiene su origen en gran medida en aspectos sociales pero con gran repercusión en los económicos, políticos, culturales y ambientales, por lo que su influencia en la creación, modificación o destrucción de estructuras es muy importante produciendo emergencias que a la postre le otorgan características especiales a las regiones y naciones.
Por tanto, estudiar las estructuras donde se observa influencia del turismo, requiere de una visión sistémica y de conjunto que haga posible la observación, análisis y predicción de situaciones derivadas de este fenómeno tan complejo.
4.3. Globalización y Turismo.
El turismo es la actividad económica que ha tenido mayor dinamismo en los últimos tiempos a nivel mundial, se ha convertido en punta de lanza del capitalismo global, significa un vehículo muy eficaz para la globalización financiera y el movimiento mundial de capitales, (César y Arnaiz, 2002).
De acuerdo a la Organización Mundial del Turismo (OMT), la actividad turística ha crecido a tasas promedio anual de hasta 7.2%, superando en 2002 las visitas turísticas la cantidad de 700 millones, la OMT pronostica que para el año 2020 las visitas turísticas serán de alrededor de 1560 millones por año (OMT, 2005). El desarrollo de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación vendrá a fortalecer aún más el crecimiento de las actividades turísticas, estas cifras permiten inferir que el fenómeno turístico de creciente importancia a nivel mundial tendrá cada vez mayor relevancia y que el fenómeno de la globalización lo potenciará aún más.
El turismo se ha convertido en una de las industrias más centralizadas y competitivas del mundo, y casi ningún otro sector económico ilustra tan claramente el alcance mundial de las empresas transnacionales. En los últimos años, la industria presionó a gobiernos de todo el mundo para que liberalizaran el comercio y la inversión en los servicios, y probablemente obtendrá enormes beneficios del Acuerdo General sobre Comercio de Servicios, un pacto multilateral en el marco de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
El turismo se convierte en un modelo dentro del capitalismo global, tal como lo manifiestan César y Arnaiz (2006) y por tanto, reproduce todas sus externalidades. El modelo es de carácter inmobiliario, produce espacios y territorios con grandes influencias y modificaciones de las estructuras económicas, sociales, políticas, culturales y ambientales.
Los capitales determinan sus movimientos y se trasladan desde áreas distantes a los espacios turísticos que construyen, obedeciendo siempre la lógica del mercado, en muchos casos provocando altos costos sociales asumidos por los grupos receptores, se convierten en sociedades controladas por desarrolladores y empresarios turísticos, (César y Arnaiz, 2006).
Este comportamiento económico del turismo lo pone en rango del gran negocio que lo traduce en un modelo de promoción del sistema capitalista, con grandes repercusiones producto de la naturaleza del propio sistema de relaciones de producción.